lunes, 20 de noviembre de 2023

Una doctora de paliativos relata qué suelen decir las personas justo antes de morir
"Cuando me dicen que han visto a un ser querido fallecido, sé que sólo les quedan horas o días", dice la médica.


Imagen de archivo de una cama de hospital. Europa Press - Archivo


La muerte es uno de los fenómenos que más cuestiones genera a los científicos, desde hace años. Nadie ha vuelto de ella para contarnos lo que ocurre, así que sólo tenemos unas pocas certezas de lo que ocurre en el momento cuando se extingue una vida.

Pero los médicos de paliativos conviven a diario con la muerte y saben muy bien, al menos, qué pasa por las cabezas de los que van a morir justo antes de ese definitivo momento.

La doctora Sarah Wells es una médica de paliativos en Reino Unido, que ha atendido a 2.000 pacientes con enfermedades terminales. Wells ha escrito un artículo para The Telegraph, donde cuenta su experiencia de 20 años mirando cara a cara a la muerte.

Wells dirige un equipo de 10 médicos en el Marie Curie Hospice en la localidad de Solihull, y atiende de 12 a 20 pacientes a la vez, cada uno con diagnósticos terminales de demencia, enfermedades cardíacas, insuficiencia orgánica, enfermedades de las neuronas motoras y cáncer avanzado, a todos ellos con solo unas semanas de vida.

La doctora dice que muchas de las personas a las que cuida tienen miedo de lo desconocido, especialmente si han sido testigos de los últimos momentos dolorosos de un ser querido. Wells recordó el caso de una mujer con insuficiencia cardíaca que estaba aterrorizada por lo que vendría después, tras ver a su padre sucumbir a la misma afección.

"Le aseguramos que morir es generalmente un proceso pacífico, durante el cual las personas se vuelven más somnolientas a medida que sus órganos se ralentizan y caen en la inconsciencia, siendo capaces de oír y sentir el toque de una mano, aunque no puedan comunicarse", dijo.

Además de obtener una perspectiva diferente sobre el acontecimiento de la vida que más teme la gente, la doctora Wells dice que su trabajo le ha abierto la mente a ámbitos fuera de los vivos.

"No soy nada religiosa, pero mi creencia espiritual en una vida futura se ha visto fortalecida por mi trabajo. Los pacientes no me hablan tanto de Dios, sino de los familiares fallecidos que ven acercarse a ellos", dice.

Wells dijo que una señal en particular siempre le alerta de que a sus pacientes no les queda mucho tiempo. "Cuando me dicen que han visto a su madre, a un niño perdido o incluso a una mascota (ya sea como espíritus o imágenes en sus mentes, depende de su sistema de creencias, pero siempre lo encuentran tranquilizador), sé que sólo les quedan horas o días", dijo.

Wells también explica que pierde el temor a los cuerpos fallecidos. "Hablamos con los fallecidos como lo haríamos cuando estaban vivos", añadió. "Las enfermeras realizan los últimos oficios y lavamos y vestimos al fallecido con el apoyo de sus familiares. Es un ritual hermoso y digno; mi tristeza va acompañada de un sentimiento de orgullo por haber podido desempeñar un pequeño papel en sus vidas", dice.

Así le cambia la vida

Como pasa gran parte del día contemplando la muerte, Wells dijo que ya no se preocupa por las pequeñas cosas de la vida, como los "embotellamientos de tráfico" o las "declaraciones de impuestos".

También ha aprendido a cuidar de sí misma y de su salud. "A los 52 años, hago ejercicio y como bien para mantenerme lo más saludable posible, pero no me preocupa enfermarme", escribió la facultativa.

"Aprecio más a la familia y a los amigos y me concentro en el ahora, en lugar de en lo que podría suceder en el futuro", dice. La doctora les dice a sus pacientes que aunque sólo les quede un día, "cada día es precioso", y ahora también mantiene esa creencia. Ella misma no tiene miedo de morir, escribió, porque comprende lo que sucederá.



Fuente: 20minutos.es

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