miércoles, 29 de enero de 2025

¿Qué es el Techno-Orientalismo?
El concepto de Techno-Orientalismo es fundamental para entender cómo Occidente construye y perpetúa una imagen distorsionada de Asia, especialmente de China, como una especie de amenaza tecnológica al mundo occidental. 
por Gonzalo Fiore Viani




Este fenómeno, que combina el Orientalismo tradicional con una visión moderna del avance tecnológico, no solo refleja un temor irracional hacia los logros tecnológicos del Este, sino que también está vinculado a temores históricos más profundos sobre el poder de las naciones asiáticas y su capacidad para subvertir el orden global.

El término Techno-Orientalismo fue introducido por académicos asiáticos como David Roh, Greta Niu y Betsy Huang, quienes lo vieron como la modernización del concepto clásico de Orientalismo. Este último, un término desarrollado por Edward Said, se refiere a la forma en que Occidente ha representado históricamente al "Oriente" como una región exótica, primitiva e irracional, lo que justifica su colonización y explotación. En el caso del Techno-Orientalismo, esta representación no solo se limita a las características raciales y culturales, sino que se extiende a una visión del Oriente como un peligro tecnológico, especialmente en el contexto de China.

China, en particular, se ha convertido en el centro de este fenómeno en la medida en que su ascenso como superpotencia tecnológica es visto con escepticismo y temor por muchas naciones occidentales. Según el periodista George Yang, en un artículo en Wired Magazine, este concepto está basado en la lógica occidental que percibe a Asia como un lugar que, a través de su tecnología, representa una amenaza para el orden mundial, especialmente en cuanto a los valores democráticos y los derechos humanos. La rápida expansión tecnológica de China, incluida su tecnología de vigilancia masiva y el sistema de crédito social, alimenta estos miedos.

La forma en que los medios de comunicación occidentales cubren el ascenso tecnológico de China es un claro ejemplo de cómo el Techno-Orientalismo se materializa. Artículos de publicaciones de renombre, como The Atlantic o The New York Post, muchas veces emplean metáforas de distopías tecnológicas y regímenes opresivos para ilustrar el auge de la tecnología china.

Por ejemplo, en un artículo titulado “China’s dystopian tech could be contagious” (La tecnología distópica de China podría ser contagiosa), la palabra "contagiosa" no solo refleja una sensación de alarma, sino que también insinúa que la tecnología de China es algo "enfermo" o "peligroso", una enfermedad que se podría expandir a nivel global, jugando a su vez con las narrativas post covid-19.

Esta metáfora del contagio evoca imágenes negativas, como si la tecnología de China fuera una plaga que se propaga rápidamente y que, por lo tanto, debe ser contenida. Similarmente, otras publicaciones, como The American Conservative, han comparado el sistema de crédito social de China con una distopía orwelliana, sugiriendo que la sociedad china está al borde de convertirse en un régimen totalitario basado en la vigilancia y el control de la conducta individual.

Una de las consecuencias más problemáticas del Techno-Orientalismo es la deshumanización de las personas de China. En lugar de ver a los ciudadanos chinos como individuos con derechos, deseos y complejidades, los medios a menudo los representan como víctimas pasivas de un sistema opresivo. Esta narrativa reduce a los ciudadanos chinos a una especie de "robots" o "autómatas", despojados de su humanidad y reducidos a instrumentos de un Estado tecnológico que controla cada aspecto de su vida.

Este tipo de representación deshumaniza a toda una nación y alimenta prejuicios raciales. Por ejemplo, en artículos que critican el sistema de crédito social, los chinos son descritos no solo como sujetos de control, sino también como una masa amorfa, incapaz de resistir o cuestionar el sistema, lo que refuerza estereotipos raciales sobre la pasividad de los asiáticos y su supuesta falta de individualidad.

La forma en que los medios occidentales retratan a China no solo es deshumanizante, sino que también perpetúa un ciclo de desinformación que refuerza los prejuicios y la xenofobia. Este ciclo se agrava porque los artículos se citan entre sí, creando una retroalimentación que amplifica las ideas preconcebidas. En muchos casos, los artículos sobre China basan sus conclusiones en informes o narrativas previas, sin cuestionar o contextualizar las fuentes de información.

Esta forma de cobertura refuerza la Sinofobia (temor irracional o prejuicio hacia los chinos), especialmente cuando se presenta a China como un enemigo tecnológico. En lugar de ofrecer un análisis equilibrado sobre el papel de China en la tecnología global, los medios tienden a enfocarse en aspectos negativos o distópicos, lo que limita una discusión más matizada sobre los beneficios y riesgos de estas tecnologías.

Este tipo de cobertura en los medios también deslegitima cualquier intento de colaboración o diálogo entre China y Occidente. La representación de China como un enemigo tecnológico impide una discusión abierta y cooperativa sobre temas cruciales, como la seguridad cibernética, la privacidad o las políticas de inteligencia artificial, áreas en las que la cooperación internacional podría ser beneficiosa.

Para contrarrestar el Techno-Orientalismo, se hace necesario que los medios de comunicación ofrezcan una narrativa alternativa. En lugar de seguir alimentando el miedo y la desinformación, los periodistas y los expertos en medios podrían centrarse en contextualizar las políticas tecnológicas de China, explicando los motivos detrás de las decisiones políticas en lugar de simplemente describirlas como "distópicas".

Por ejemplo, las políticas de vigilancia y control social en China no deben reducirse solo a una narrativa de opresión, sino que deben examinarse en el contexto de las preocupaciones de seguridad interna del país y su enfoque hacia la estabilidad social.

Organizaciones como el Qiao Collective, que busca ofrecer una perspectiva más humanizada sobre China, son un ejemplo de cómo se puede presentar una visión alternativa, más matizada y menos cargada de estereotipos. Estos esfuerzos pueden ayudar a desmantelar las percepciones erróneas sobre China y, al mismo tiempo, proporcionar una voz más auténtica para las personas que viven en el país.

El Techno-Orientalismo no solo es un fenómeno intelectual o académico, sino que tiene repercusiones reales en las relaciones internacionales y en la forma en que las personas en Occidente perciben a los chinos y a China como nación. La cobertura mediática que presenta a China como una amenaza tecnológica no solo amplifica el miedo, sino que también limita una comprensión más profunda y matizada de los avances tecnológicos y su contexto cultural, político y social.

Es esencial que los medios de comunicación y los periodistas sean conscientes de cómo sus elecciones lingüísticas y sus enfoques narrativos pueden contribuir a la perpetuación de estereotipos y prejuicios. La autocrítica y un enfoque más equilibrado son necesarios para proporcionar una representación más justa y precisa de China, que permita fomentar una comprensión mutua y una relación más colaborativa entre Occidente y el Este.



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