domingo, 16 de febrero de 2025

¿Por qué ya se puede hablar de "tripolaridad emergente" en el escenario global que se está delineando?
por Gonzalo Fiore Viani



¿Por qué ya se puede hablar de "tripolaridad emergente" en el escenario global que se está delineando? Va hilo sobre los tres jugadores más importantes del tablero internacional de hoy y del mundo que viene:

El concepto de tripolaridad emergente tiene que ver con una nueva configuración de poder global en la que tres actores principales -Rusia, China y Estados Unidos- juegan roles clave en la dinámica geopolítica mundial, desplazando el predominio unipolar y bipolar que existió en décadas pasadas. Ahora son tres las grandes potencias, cada una con sus propios intereses y visiones del mundo, que interactúan en una compleja red de alianzas, rivalidades y competencia.

Estados Unidos sigue siendo una superpotencia económica, militar y cultural, con una influencia significativa en los organismos internacionales, las alianzas militares (como la OTAN) y la economía global. Sin embargo, su hegemonía ha sido desafiada, sobre todo por el ascenso de China.

China ha experimentado un crecimiento económico extraordinario en las últimas décadas, convirtiéndose en una potencia económica global de primer orden. Además, está expandiendo su influencia geopolítica, no solo en Asia sino también a través de iniciativas como la Franja y la Ruta (Belt and Road Initiative), y aumentando su capacidad militar.

Rusia, aunque no posee el mismo poder económico que China o Estados Unidos, sigue siendo un actor crucial debido a su capacidad militar, especialmente su arsenal nuclear. Además, mantiene una influencia geopolítica significativa en Europa del Este, el Medio Oriente y otras partes del mundo. La intervención rusa en Ucrania y su relación con otras potencias como China son ejemplos de su posición en este nuevo orden.

Este contexto multipolar obliga a una reevaluación constante de las alianzas y estrategias internacionales. China y Rusia, por ejemplo, han formado un frente más unido, especialmente en lo que respecta a la resistencia a la influencia occidental. La relación entre estos dos países, aunque basada en intereses comunes, también tiene complejidades y desafíos.

La competencia por la supremacía global podría llevar a tensiones y confrontaciones indirectas entre estas tres potencias, especialmente en zonas de disputa como el Ártico, el mar de China Meridional o Europa del Este.

El ascenso de China como potencia económica, junto con el papel de Rusia como proveedor de recursos energéticos, desafía el sistema económico occidental liderado por Estados Unidos. Esto podría promover un reequilibrio en las instituciones financieras globales, como el FMI o el Banco Mundial, y abrir el camino a nuevas instituciones lideradas por estas potencias emergentes.

La diplomacia, la negociación y la competencia en tecnología, innovación y recursos estratégicos (como el control de semiconductores, inteligencia artificial, y energía) serán temas clave en las interacciones entre estas tres naciones.

El mundo ya no está definido únicamente por la influencia estadounidense, sino que está dando paso a una competencia más compleja y matizada entre tres grandes actores: Estados Unidos, China y Rusia, por supuesto, con muchos otros jugadores de segundo y tercer orden disputando sus propios intereses. Este equilibrio puede llevar a nuevas formas de cooperación, pero también a mayores tensiones y posibles conflictos, lo que va a redefinir las estructuras del poder global en el siglo XXI.



No hay comentarios:

Publicar un comentario