sábado, 25 de octubre de 2025

Competencia espacial: el gobierno argentino quedó en la mira por "paralizar" un multimillonario proyecto con China

Competencia espacial: el gobierno argentino quedó en la mira por "paralizar" un multimillonario proyecto con China
En San Juan, vecinos, académicos y científicos alertan sobre el proyecto CART, el radiotelescopio construido en conjunto desde 2016 y que está casi finalizado. Quedó en suspenso por una "omisión" del Conicet y una resolución que desliza la presión de Estados Unidos en el marco de la puja por el Atlántico sur.
por Cecilia Degl'Innocenti


Informe sobre proyecto CART. | Cedoc

En el corazón de los Andes sanjuaninos, una gigantesca antena blanca mira al cielo. Es el CART, el Complejo Argentino-Chino de Radioastronomía, un proyecto concebido hace casi una década como símbolo de cooperación científica entre Buenos Aires y Beijing, y que hoy se encuentra en el centro de una tormenta diplomática. Lo que alguna vez fue celebrado como un hito tecnológico —y una política de Estado que superó la grieta—, se transformó en un nuevo campo de disputa en la competencia entre China y Estados Unidos, con Argentina, una vez más, en el incómodo lugar de rehén de esa rivalidad.

El CART comenzó a construirse en 2016, impulsado por la Universidad Nacional de San Juan, el Conicet, el gobierno provincial y la Academia China de Ciencias. El esquema fue claro: China aportaba la tecnología —unos 20 millones de dólares, según datos oficiales—, San Juan ofrecía la infraestructura —caminos, energía, red de datos y agua—, y el Conicet contribuía con el conocimiento científico. El acuerdo establecía un uso compartido: sesenta por ciento del tiempo de observación para China, veinte por ciento para Argentina y el restante para la comunidad internacional. La elección del sitio tampoco fue casual. Desde los años ‘50, universidades estadounidenses como Yale y Columbia ya observaban los cielos diáfanos de San Juan, por su baja humedad y la estabilidad atmosférica. El CART coronaba esa tradición, pero también marcaba un punto de inflexión: por primera vez, una infraestructura espacial china se instalaba en el hemisferio sur.

Durante años, el proyecto fue presentado como un ejemplo de cooperación Sur-Sur y de diplomacia científica, proyectando a Argentina como un actor "privilegiado" en el campo de la investigación espacial. La imagen de una antena gigante en los Andes de 40 metros de diámetro condensaba una narrativa de cooperación, de apertura al conocimiento de la potencia asiática pionera en la materia a través del FAST. Conocido como el "ojo de China", el radiotelescopio más grande del mundo fue inaugurado en 2016. El país, en tanto, buscó posicionarse como socio confiable en la exploración del universo, una de las áreas que terminaron definiendo la competencia estratégica entre Estados Unidos y China.



La iniciativa, además, se convirtió en una política de estado que sobrevivió a la propia grieta: avanzó con Mauricio Macri, quien además estrechó lazos con Xi Jinping en suelo chino; y con Alberto Fernández, que lo consideró un "ícono de la cooperación científica internacional". Sin embargo, comenzó a resquebrajarse con el cambio de signo político y el nuevo rumbo de la Casa Rosada a partir de la llegada del binomio Milei.

La "omisión" del Gobierno y denuncias de abandono

El presidente Javier Milei, en su alineamiento explícito con Washington, reactivó el cuestionamiento a las inversiones chinas en el país. En el marco de su visita a la Casa Blanca, donde viajó para sellar el alcance del "rescate financiero", la agenda bilateral quedó sellada. Como parte de la alianza norte-sur, Argentina debía dejar afuera la colaboración en materia no solo de tierras raras o minerales crÍticos, sino de puertos, bases militares e "infraestructura observacional". El CART, que al finalizarse se convertirá en el primer radiotelescopio con tecnología china en el Hemisferio sur, estaba implícitamente en esa lista.

El primer indicio fue la demora para renovar el acuerdo firmado en 2015 a falta de la firma de una de las tres integrantes del proyecto: el Conicet. A partir de entonces, los trámites administrativos se congelaron. Un pedido de importación de piezas fundamentales se demoró más de tres meses, los sensores quedaron varados en Shanghái, y varios paneles solares se dañaron mientras aguardaban autorización en la Aduana argentina. La cláusula de renovación del acuerdo bilateral venció en junio y nadie en el Gobierno la prorrogó. “La injerencia es muy fuerte y muy evidente. No dejaron nada por escrito, simplemente lo dejaron caer”, contó a PERFIL la ingeniera química María Verónica Benavente, una de las referentes del proyecto y exministra de Ciencia y Tecnología de San Juan.

Según Benavente, el primer indicio del viraje fue la demora de la papeleta ROECyT, el documento que autoriza la importación libre de impuestos para equipos científicos. "Se presentó en febrero y recién se aprobó en mayo. En el medio, los equipos se deterioraron y el proyecto quedó en pausa”, detalló. Hoy, los paneles siguen varados en la Aduana y los sensores, en Shanghái. “Se va a convertir en chatarra, como pasó en Rusia”, advierte con resignación.



Sospechas por un avión estadounidense en San Juan

El 26 de septiembre en el pueblo sanjuanino de Barreal Blanco, a 12 kilómetros de donde se levanta la estructura, vecinos denunciaron la inusual maniobra de un avión y dieron aviso a personal de Gendarmería. La aeronave que sobrevolaba el área comprendida entre el pueblo de 9.000m habitantes y la zona astronómica donde se ubica el CART era un Beechcraft B-200 "Hurón" de la Fuerza Aérea de EE. UU.

"La aeronave realizaba una inspección rutinaria, programada y autorizada, de una zona de aterrizaje utilizada para visitas oficiales. Si bien se pospuso una reunión prevista originalmente en San Juan para ese día, la inspección se llevó a cabo como parte de los procedimientos estándar de seguridad aérea", explicó un vocero de la embajada de Estados Unidos en Argentina, ante la consulta de PERFIL.

En aquel entonces, la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) y el gobierno de San Juan aclararon que el avión estaba autorizado para circular y aterrizar, los rumores se multiplicaron al igual que la lectura política particularmente desde la oposición al oficialismo nacional. Dado que, en paralelo, las principales figuras del gabinete, como Luis Caputo y el entonces canciller Gerardo Werthein, ultimaban los detalles del acuerdo con el gobierno de Donald Trump desde Washington, presionados por el termómetro electoral y los escándalos que socavaron la imagen del gobierno libertario.


El avión que vieron los vecinos de la localidad de Barreal Blanco, en San Juan.

El hecho volvió a poner bajo la lupa la terminación del radiotelescopio que, a diez años de haber comenzado, está al 90% de terminación según indicaron desde la UNSJ. Desde sectores militares, una fuente que conoce de cerca el caso confió a PERFIL que "la orden fue dejar morir el proyecto en silencio". El clima de sospecha no tardó en filtrarse a las comunidades científicas, que ven en este caso el síntoma más visible de un cambio de paradigma: la ciencia subordinada a la lógica no solo partidaria sino geopolítica.

La resolución que puso en duda el futuro de CART

Pero el punto de inflexión llegó con la Resolución 151/2025, firmada el 17 de octubre por el jefe de Gabinete Guillermo Francos, que establece que "toda instalación de radares, observatorios o sistemas aeroespaciales deberá contar con la autorización previa del Ministerio de Defensa". En los hechos, el decreto militariza la supervisión científica y pone bajo tela de juicio proyectos con participación de otros países.

"Que la evolución tecnológica y las nuevas formas de concebir los conflictos impone la necesidad de reforzar la soberanía en el ámbito del ciberespacio, el espectro electromagnético y el espacio exterior, cuando pudieran afectar intereses estratégicos", reza la resolución-

Sin embargo, este medio accedió a una opinión consultiva de 2016, cuando el propio Ministerio de Defensa, junto a Cancillería y la CONAE, había evaluado y aprobado el funcionamiento del proyecto científico y público CART, concluyendo que “no existía riesgo alguno para la soberanía nacional”. A diferencia de lo que ocurrió, por ejemplo, con el radar de Ushuaia, de naturaleza privada y comercial, actualmente frenado por una cautelar. Aquella auditoría —avalada en su momento por la entonces Subsecretaría de Asuntos Internacionales para la Defensa— había sido solicitada por Cancillería, en función de los procedimientos administrativos necesarios en torno a sectores estratégicos.



El exnúmero dos del Ministerio de Defensa, Francisco Cafiero, interpretó la situación como un síntoma de algo mayor. “El problema de fondo es político. Esto manifiesta otra vez los cambios erráticos en las políticas estratégicas. No sólo afecta la cooperación con China, sino con otros Estados", puntualizó en diálogo con PERFIL. Y agregó: “Esto perjudica a la comunidad científica argentina, especialmente la de San Juan, que había encontrado en el CART un espacio de investigación único. Nunca vimos, al menos desde la vuelta de la democracia, un grado de dependencia tan alto con Estados Unidos”.

La mirada desde China

La Embajada china en Buenos Aires, por su parte, evitó referirse al tema. “No hay comentarios por ahora”, respondieron ante la consulta de PERFIL. Según fuentes cercanas a la representación diplomática, el embajador Wang Wei regresará en noviembre, justo cuando el Partido Comunista Chino presente su nuevo plan quinquenal, con directrices en materia de cooperación científica y tecnológica.

Sin embargo, varias voces, incluidos legisladores nacionales y la comunidad académica sanjuanina, presionaron al Gobierno para que habilite la finalización del proyecto. Por su parte, el exembajador argentino en China, Sabino Vaca Narvaja, explicó que "el CART era una política de Estado".

"Representaba la cooperación científica internacional en su mejor expresión. Les molesta a los estadounidenses porque están en una carrera espacial. Este tipo de radiotelescopios puede determinar la existencia de vida exterior, y ellos no tienen uno en el hemisferio sur. Los chinos fueron más rápidos, instalaron otro en Canadá, y nosotros éramos parte de esa agenda estratégica”, agregó, en diálogo con este medio.

Desde Defensa, en cambio, justifican la medida: aseguran que la resolución busca “ordenar el espacio aéreo y prevenir riesgos potenciales”. Pero admiten que “los proyectos con participación extranjera serán revisados caso por caso”, lo que en la práctica equivale a un congelamiento. Mientras tanto en la región sanjuanina de Calingasta, la antena blanca sigue ahí. Imponente, silenciosa, pero inmóvil, a la espera del 5 de noviembre, el momento en que las autoridades científicas tendrán una audiencia para destrabar la importación de los insumos y evitar que la estructura estratégica termine de deteriorarse.



Qué es la "defensa revisionista", una propuesta para recuperar las Islas Malvinas

Qué es la "defensa revisionista", una propuesta para recuperar las Islas Malvinas
La inversión en Defensa para "elevar el costo" al Reino Unido es una condición necesaria para recuperar la soberanía efectiva de nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.
por Ezequiel Magnani (*)


Imagen de las Islas Malvinas captadas por la NASA | Instagram @NASA

(10-06-2025)

El 10 de junio es el día de la ‘Afirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas, Islas del Atlántico Sur y Sector Antártico’, producto del aniversario de la creación de la Comandancia Política y Militar de las Islas Malvinas y adyacentes al Cabo de Hornos, que tuvo lugar el 10 de junio de 1829. Actualmente, la soberanía efectiva de la Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur se ve vulnerada por la ocupación militar y colonial británica, que abarca un 25% de nuestro territorio nacional.

El argumento central de este artículo es el diseño e implementación de una política de defensa revisionista, una condición fundamental y necesaria para recuperar la soberanía efectiva de nuestras Islas del Atlántico Sur. El corazón de esta propuesta radica en la necesidad de revisar el status quo en el Atlántico Sur vía el aumento de los costos que tienen los británicos para sostener su posición colonial y militar.

En tal sentido, para lograr este propósito, resulta clave la instrumentalización de la defensa nacional en la medida que es la única área gubernamental con la capacidad de generar preocupación y presión real en la potencia colonial que ocupa, nuevamente, el 25% de nuestro territorio.

Cómo recuperar las Malvinas: la defensa revisionista frente a la mirada "economicista"

Desde 1982 hasta la actualidad, la discusión sobre el rol de la política de defensa en la estrategia nacional para recuperar las Islas Malvinas ha estado esencialmente ausente en el debate político y público argentino. De hecho, cuando se intenta plantear la discusión sobre la recuperación de nuestras Islas del Atlántico Sur, se evade el debate con cuestiones asociadas a la necesidad de crecer económicamente, persuadir a los kelpers para que “voten con los pies” y otras diversas cuestiones económicas que permiten, con parcial elegancia y falsa racionalidad, patear la discusión hacia un futuro que le incumba a otros. Dicho de otra manera, estas aproximaciones permiten no hacerse cargo del desafío histórico e inmediato que tenemos por delante: el de recuperar las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

El crecimiento económico y la estabilidad son componentes centrales de cualquier estrategia que tenga como objetivo central recuperar nuestras islas. Esto es una obviedad. No obstante, no son suficientes en sí mismos, ya que no inciden directamente sobre los fundamentos de la ocupación militar británica de manera contundente.

Argentina ya tuvo ciclos económicos muy exitosos reclamando el fin de la ocupación británica y aún así la potencia se mostró diplomáticamente inflexible (1880-1930). Nuestro país tuvo estándares de vida nada despreciables cuando los kelpers aún vivían en pésimas condiciones (hecho que comenzó a cambiar con los Acuerdos de Comunicaciones de 1971) y aún así la población implantada en Malvinas siguió funcionando como actor político de veto en las negociaciones entre Argentina y la potencia colonial (1966-1982).

La ocupación británica del 25% de nuestro territorio es esencialmente militar y esto, obviamente, repercute económicamente en Argentina. Pero una perspectiva economicista poco tiene para decir sobre posibles estrategias de recuperación. Para pensar una estrategia seria que tenga como objetivo volver a ejercer la soberanía efectiva sobre nuestras Islas Malvinas, es necesario examinar y analizar los fundamentos de esta ocupación militar y colonial.



Los fundamentos militares de la ocupación

En la Constitución Nacional de 1994 los argentinos nos propusimos como objetivo permanente e irrenunciable la recuperación de nuestros territorios vía el derecho internacional, lo que presupone el acuerdo con la potencia agresiva, ambiciosa y belicista que ocupa el 25% de nuestro territorio. A pesar de todos los desafíos que supone llegar a un punto de acuerdo con una potencia colonial de estas características, el principal obstáculo radica en que dicho actor no quiere sentarse en la mesa de negociación con la Argentina para ponerle fin a la situación colonial en el Atlántico Sur conforme a las disposiciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

En otras palabras, esta potencia colonial quiere sostener un statu quo contrario al derecho internacional que, a su vez, se fundamenta en una estrategia político-militar asociada a lo que la Dra. Mariana Altieri conceptualiza como “aislamiento artificial”. Es decir, el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte (RUGBIN) puede separar materialmente el territorio usurpado de cualquier tipo de vínculo fáctico con la Argentina. Esto implica que la potencia es capaz de sostener su posición militar en el Atlántico Sur sin requerir que la Argentina contribuya al desarrollo económico de las islas.

Ante este escenario, cualquier estrategia nacional que busque contribuir al cumplimiento del derecho internacional, de las disposiciones de la ONU y a ponerle fin al colonialismo en el siglo XXI, debe poder responder las siguientes preguntas: ¿Cómo hacemos para que el RUGBIN se siente a negociar con nosotros? ¿Cómo rompemos con el aislamiento artificial de nuestras Islas del Atlántico Sur?

El debate político argentino

De forma implícita, esta pregunta ha tenido diversas respuestas que fueron reflejadas en variopintas políticas gubernamentales. A modo de síntesis, podemos distinguir dos líneas de pensamiento dentro de las cuales, por supuesto, podemos encontrar matices y diferencias.

En primer lugar, aquella que sugiere que la Argentina debe ser deferente y cooperar militar y económicamente, bajo un esquema de paraguas de soberanía, con la potencia colonial que ocupa 25% de nuestro territorio. La premisa es que el RUGBIN recién va a acceder a negociar con la Argentina cuando ambos países sean socios estrechos y la Argentina sea un país desarrollado. Es decir, va a llegar un momento en el que ambos países vamos a ser tan ‘amigos’ que los usurpadores van a tener la buena voluntad de ponerle fin a la situación colonial y devolvernos la soberanía efectiva de las Islas del Atlántico Sur. Las administraciones de Menem, Macri y –sobre todo– Milei son las asociadas a esta línea de pensamiento, ligadas a una forma constructivista, benigna e idealista de ver las Relaciones Internacionales.

En segundo lugar, la posición que sostiene que cualquier cooperación militar y económica con la potencia ambiciosa, belicista y agresiva que ocupa 25% del propio territorio refuerza el statu quo favorable a dicho actor. La premisa de esta postura es que el RUGBIN va a sentarse en la mesa de negociación cuando los costos que tienen en sostener militarmente el statu quo sean superiores a los beneficios. Dicho de otra forma, la potencia colonial va a tener voluntad para ponerle fin a la situación colonial cuando los costos de no negociar superen los beneficios de mantener el statu quo territorial asociado a una postura diplomática no negociadora. En definitiva, esta línea de pensamiento es una forma realista de ver las Relaciones Internacionales, por lo que busca trabajar sobre el poder y los incentivos materiales que tienen los actores de la política internacional.



Defensa revisionista: siguiendo la línea de los costos

Dado que primero hay que aumentarle los costos a la potencia colonial, esta última línea de pensamiento necesariamente ve a la recuperación de las islas conforme al derecho internacional como la frutilla del postre. Es decir, esta se va a dar como parte final de un proceso político de mediano-largo plazo en donde la Argentina le eleve incremental y sostenidamente los costos a la potencia colonial. Ahora bien, ¿cómo le elevamos los costos al RUGBIN de forma tal que estos superen los beneficios que obtienen en mantener el statu quo militar y colonial? La única política capaz de liderar los esfuerzos nacionales hacia el logro de este objetivo es la defensa revisionista.

Dicho de otro modo, llevar adelante esta política es una condición necesaria para recuperar la soberanía efectiva de las Islas del Atlántico Sur dado que es la única que puede generar costos altos y dignos de atención de la potencia colonial. Esto es así en la medida que afecta directamente su capacidad de disuasión militar y le incrementa el riesgo que tiene a la hora de llevar adelante las actividades económicas ilegales que sostienen el aislamiento artificial de las islas.

La defensa revisionista busca organizar y diseñar el instrumento militar con el objetivo de modificar el statu quo territorial que se caracteriza por la ocupación militar británica de territorio argentino. Busca colocar a la defensa nacional como eje estructurante de su gran estrategia frente a la usurpación colonial del RUGBIN. Esto implica orientar los medios materiales, la infraestructura, los recursos humanos, la inteligencia, la logística, el adiestramiento, la doctrina y la organización del sistema de defensa hacia el Atlántico Sur.

La defensa revisionista: algunos interrogantes

¿La preponderancia de la defensa revisionista sugiere que la Argentina debe tener como objetivo recuperar militarmente las Islas del Atlántico Sur? No. De nuevo, el objetivo nacional es la revisión del statu quo en el Atlántico Sur vía el aumento de los costos que tienen los británicos para sostener su posición colonial y militar. Para lograr este propósito, resulta clave la instrumentalización de la defensa nacional en la medida que es la única área gubernamental con la capacidad de generar preocupación y presión real en la potencia colonial.

Este fundamento revisionista debe ser complementado con otras áreas importantes de gobierno –como la diplomática, la energética, la vinculada a la explotación de recursos naturales, la comercial/financiera, etc.–, pero es la defensa nacional la que debe estructurar la estrategia frente a la ocupación militar del RUGBIN. Como menciona el Profesor Juan Gabriel Tokatlián, la estrategia de la Argentina para recuperar las Islas del Atlántico Sur debe ser amplia e incluir lo que en 2014 denominó como “las cuatro D para Malvinas”.

¿Esto implica colocar al RUGBIN como rival y tener un vínculo confrontativo con dicho actor? Sí. Es una potencia colonial que ocupa ilegal e ilegítimamente nuestro territorio y que sostiene su posición militarmente. La Argentina es un Estado cuya soberanía es lesionada por una potencia colonial y eso es algo que nuestro país no eligió. La Argentina es un país defensivo-posicionalista, por lo que sus intereses en materia de seguridad internacional son su integridad territorial, su autodeterminación, su soberanía e independencia. Cualquiera que vulnere estos intereses va a ser considerado un como un rival. Los intereses de la Argentina son permanentes y claros, mientras que el surgimiento de rivales y aliados no constituyen una elección del país, surgen a partir de cómo cada actor del sistema internacional se vincula con estos intereses defensivos-posicionalistas.

Ahora bien, el fundamento revisionista supone un fuerte aumento de recursos públicos destinados a la defensa y un claro direccionamiento de la mayoría de estos recursos hacia la Patagonia Argentina. En este punto, el presupuesto destinado al Ministerio de Defensa debe elevarse y colocarse como mínimo entre el 1,5% y el 2% del Producto Bruto Interno (PBI). Esto es fundamental, ya que no es posible utilizar la defensa nacional para aumentar los costos de mantenimiento de la posición militar que tiene la potencia colonial en el Atlántico Sur si se destina menos de este porcentaje del PBI a la política de defensa.

En este punto, si se toma como base –poco ambiciosa para un país como la Argentina– un PBI de U$D600.000.000.000 millones, la inversión en defensa nacional se encontraría entre los U$D9.000.000.000 y los U$D12.000.000.000. Dos cosas deben mencionarse. Por un lado, asignar magnitudes en estos recursos implica aumentar radicalmente el nivel de inversión que la Argentina le otorga a la defensa. Por el otro, esto implica no solo una mayor atención política de la dirigencia a los temas de defensa, sino que también sugiere una ponderación de la defensa como una herramienta esencial para recuperar la soberanía efectiva en las Islas del Atlántico Sur y un claro acompañamiento de la ciudadanía.

En paralelo al fuerte aumento de recursos públicos destinados a la defensa, se debe fortalecer la presencia del instrumento militar en la Patagonia Argentina vía la creación y modernización de instalaciones militares y la adquisición de sistemas de armas núcleo. El objetivo ligado a este esfuerzo debe ser el de aumentar el peso geopolítico de la Argentina en el Atlántico Sur y cambiar la gravitación política de dicho escenario estratégico hacia una posición favorable al país austral.

Dadas las características geopolíticas, estratégicas y operacionales del mencionado escenario, resulta clave darle prioridad a la conjuntes y al equipamiento de la Armada de la República Argentina (ARA). Esto es así en la medida que la ARA es la piedra angular del instrumento militar en el Atlántico Sur y su objetivo debe incluir capacidades asociadas a la defensa de las costas patagónicas, la denegación del mar, el control del mar y la proyección de poder para presionar al RUGBIN por su ocupación colonial de territorio argentino.

En esta línea, se debe continuar con el financiamiento de las acciones que ya se vienen llevando adelante para fortalecer la presencia del país en el Atlántico Sur. Por ejemplo, la creación de la X Brigada Aérea en Río Gallegos, la creación de la Guarnición Militar Conjunta en Tolhuin Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, la colocación del radar RPA-240 en Santo Domingo y del radar MTPS-43 en Trelew, el financiamiento y la construcción de la Base Naval Integrada en Ushuaia y la reconstrucción de la Base Petrel para posicionarla como una base permanente de la Argentina en la Antártida.

En esta dirección se debe profundizar la política de defensa. En tal sentido, las adquisiciones de sistemas de armas núcleo utilizados para guerras convencionales también deben priorizar su orientación al Atlántico Sur. Entre otras cosas, deben colocarse en Río Gallegos aviones de combate polivalentes, debe recuperarse con urgencia la capacidad submarina y los medios aeronavales junto con el fortalecimiento de la flota de mar en todos sus aspectos. Los blindados del ejército deben adquirirse y se debe reforzar la presencia del Ejército Argentino en la Patagonia.

En definitiva, llevar adelante una política de defensa revisionista es una condición necesaria para recuperar nuestras Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur. Los objetivos revisionistas de la Argentina están fundamentados en el hecho de que nuestros intereses defensivos-posicionalistas se ven vulnerados por la ocupación militar de una potencia que nada tienen que hacer en nuestro territorio y perímetro de seguridad. La defensa revisionista es una política necesaria frente a un statu quo impuesto por la fuerza militar de una potencia colonial que, en la violación del derecho internacional, encuentra el fundamento para dominar a otros países y maximizar su poder.

(*) Ezequiel Magnani es internacionalista por la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT). Profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Nacional de San Martín, la UTDT y la Universidad Austral. Senior Fellow de la Fundación Meridiano de Estudios Internacionales y Política Exterior.

Nota del autor: "Esta línea de investigación es financiada por el CONICET, organismo fundamental para incentivar, con recursos públicos, investigaciones y perspectivas que promuevan los intereses de la Argentina".



Fuente: perfil.com

miércoles, 22 de octubre de 2025

El Ministerio de Defensa deberá aprobar los proyectos espaciales y se sospecha un freno al radiotelescopio chino en San Juan

El Ministerio de Defensa deberá aprobar los proyectos espaciales y se sospecha un freno al radiotelescopio chino en San Juan
La resolución, firmada por Francos, se da en medio de las quejas por demoras en la importación de piezas enviadas desde el gigante asiático.
por Camila Dolabjian


La Estación Astronómica Cesco que depende de la Universidad de San Juan; al lado de sus instalaciones se está instando el Radiotelescopio Chino-Argentino (CART) [Hernan Zenteno - La Nacion]

(21/10/25) Una resolución firmada hoy por el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, estableció que el Ministerio de Defensa deberá intervenir de manera obligatoria en todas las autorizaciones o permisos relacionados con instalaciones terrestres de radares, observatorios aeroespaciales y sistemas análogos en el país. La medida, publicada este martes en el Boletín Oficial, introduce un nuevo filtro en la evaluación de proyectos vinculados a infraestructura científica o tecnológica con potencial uso estratégico en un momento clave para el Radiotelescopio Chino-Argentino (CART), que se encuentra en su fase final de construcción, en El Leoncito, San Juan.

El texto instruye a “todas las jurisdicciones con competencia en el otorgamiento de autorizaciones” a remitir sus expedientes al Ministerio de Defensa, antes de emitir cualquier dictamen. Ese organismo deberá analizar “la eventual afectación de potenciales riesgos o amenazas en materia de Defensa Nacional”. Desde la repartición comentaron a este medio que la decisión tomada responde a criterios geopolíticos vinculados a la presencia china en el país y que se buscará que el proyecto CART pase por estos nuevos filtros.

De acuerdo con fuentes gubernamentales, existen actualmente cuatro propuestas en evaluación: dos impulsadas por China, una de Estados Unidos y otra de la Unión Europea. La resolución no menciona proyectos en curso, pero su alcance genera incertidumbre sobre instalaciones ya avanzadas, como el CART, que se encuentra en fase final de construcción en Barreal, provincia de San Juan. De acuerdo con conocedores del proyecto, el CART ya tenía todos los permisos correspondientes.


Construcción del radiotelescopio chino-argentino en Barreal, San Juan. La estructura que sostendrá el plato de la antena está en proceso de armado. En la obra trabajan técnicos chinos junto a algunos locales. [Marcelo Aguilar Lopez]

Quienes están involucrados en su construcción consideran que este nuevo filtro tiene como fin evitar que el proyecto se termine. La Universidad de San Juan (UNSJ) denunció que desde hace más de un mes y medio que tienen piezas frenadas en la Aduana sin explicación aparente para que no les den despacho.

El contexto de cercanía con Estados Unidos no escapa a las especulaciones del por qué no les permiten hacer los trámites. La Casa Blanca autorizó un auxilio financiero para la Argentina y tanto el presidente Donald Trump como el secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent, fueron claros en mostrar su disconformidad con el avance de proyectos chinos en áreas estratégicas de la Argentina.

El cargamento más reciente del radiotelescopio −paneles, chapas y pintura− llegó al puerto de Buenos Aires el 3 de septiembre, pero permanece retenido en la aduana sin autorización de despacho. “Ya se inspeccionó todo, pero no nos habilitan la liberación. Pedimos una reunión con el director de Aduana; la audiencia está fijada para el 5 de noviembre”, detallaron fuentes de la UNSJ.

LA NACION consultó a fuentes de Aduana y ARCA al respecto, pero no recibió respuestas.

El CART es una iniciativa conjunta entre la UNSJ, el Conicet, el Gobierno de San Juan y la Academia China de Ciencias. Consiste en un radiotelescopio de 40 metros de diámetro y unas mil toneladas de peso total, destinado al estudio astronómico mediante ondas de radio. El proyecto cuenta con la cooperación científica de más de tres décadas entre el Observatorio Astronómico Félix Aguilar (OAFA) y la contraparte china.

Fuentes indicaron que las demoras comenzaron meses atrás, cuando el equipo universitario gestionó el certificado que permite la importación libre de impuestos de instrumentos científicos, un procedimiento habitual en este tipo de proyectos. El pedido lo presentaron en febrero; normalmente se aprueba en 15 días hábiles, pero salió recién entre mayo y junio. Recién entonces se mandaron los papeles a China para que despacharan la carga, que salió en agosto.

Según la UNSJ, los materiales retenidos no incluyen equipamiento electrónico −la parte más sensible del proyecto−, sino componentes estructurales. “Los próximos envíos sí contendrán la parte electrónica, que es lo realmente útil”, agregó la fuente. Ven con malos ojos que se aprueben esas autorizaciones.

En paralelo, el convenio original firmado en 2015 entre China, la UNSJ, el Conicet y el gobierno provincial caducó en junio pasado, lo que dejó al proyecto en una situación de indefinición jurídica. Pese a eso, la universidad había mantenido gestiones para completar la instalación y retomar el trabajo conjunto con la Academia China de Ciencias. El Conicet, por su parte, no firmó la renovación.

Ante las versiones sobre un posible freno al proyecto, la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ publicó la semana pasada un comunicado reafirmando el carácter “estrictamente científico” del CART. En el texto, la institución recordó que la iniciativa fue aprobada oficialmente por el Estado argentino en 2016 y defendió su valor académico y tecnológico.

“El desarrollo de la ciencia no tiene fronteras y debe predominar una visión cosmopolita, por encima de las especulaciones coyunturales, cualquiera sea su índole”, expresó la Facultad, que pidió “garantizar de inmediato la continuidad” del radiotelescopio.

La UNSJ también enfatizó su trayectoria de cooperación con universidades y centros científicos de Estados Unidos, Europa y América Latina, además de China, como prueba de que el proyecto responde a un enfoque de colaboración internacional.

La instalación del CART avanza en una coyuntura más sensible que la de sus orígenes. En los últimos años, la infraestructura tecnológica china en el país −en especial la estación espacial de Neuquén− despertó recelos en sectores diplomáticos de Estados Unidos, que advirtieron sobre el posible uso estratégico de esas instalaciones.

Hasta ahora, ni el gobierno nacional ni la provincia de San Juan manifestaron objeciones concretas al proyecto. Sin embargo, la resolución firmada por Francos introduce un nuevo requisito legal que podría implicar la revisión de su situación actual y la de otros acuerdos en curso.

En la Universidad de San Juan reconocen que “los rumores están” y que el contexto cambió. “Antes no necesitábamos contacto con el gobierno nacional porque el proyecto ya estaba en marcha. Hoy hay una bajada de línea diferente. Mientras tanto, la estructura está ahí, inmóvil; ya no se puede mover”, lamentó la fuente consultada.

En tanto, la embajada china no intervino formalmente en el asunto, a la espera de una comunicación oficial del gobierno argentino.



lunes, 20 de octubre de 2025

“La aeronave chocó con un objeto”: los investigadores siguen desconcertados por el “objeto misterioso” que impactó el avión y causó heridas leves

“La aeronave chocó con un objeto”: los investigadores siguen desconcertados por el “objeto misterioso” que impactó el avión y causó heridas leves
por Micah Hanks


Boeing 737-8 MAX de United Airlines (Crédito de la imagen: Acroterion/Wikimedia/CC 4.0)

Los investigadores dicen que el origen de un objeto que supuestamente chocó con un avión de United Airlines la semana pasada, causando daños a su parabrisas y heridas leves a un piloto, sigue siendo desconocido.

El terrible incidente ocurrió la semana pasada, el jueves 16 de octubre de 2025, aproximadamente a las 6:44 a. m. MDT. El avión, un Boeing 737 MAX 8, viajaba de Denver a Los Ángeles cuando miembros de la tripulación informaron haber escuchado un fuerte estruendo cuando un objeto aparentemente impactó la parte delantera del avión.

Se observaron daños rápidamente en el lado derecho del parabrisas del avión, lo que provocó un desvío a Salt Lake City, donde el avión aterrizó de manera segura aproximadamente 50 minutos después.

"Desafortunadamente tenemos malas noticias", se escuchó decir a uno de los pilotos por el intercomunicador del avión, según Heather Ramsey, una pasajera a bordo del vuelo en el momento del incidente.

“El avión ha chocado con un objeto”, dijo el piloto a los pasajeros durante el anuncio.

Ramsey, quien compartió su relato con Fox 11 Los Ángeles, dijo que escuchó a uno de los asistentes de vuelo advertir a otros miembros de la tripulación que se movieran a la parte trasera del avión y detuvieran inmediatamente el servicio a bordo.

“Fue realmente aterrador”, dijo Ramsey, y agregó que ella y otros pasajeros “contuvieron la respiración hasta el final”.

Los 134 pasajeros a bordo del vuelo fueron trasladados a otra aeronave una vez que llegaron a Salt Lake City, que los trasladó a su destino en Los Ángeles.

Poco después del incidente, la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte (NTSB) emitió un comunicado diciendo que el avión había llegado sano y salvo a Salt Lake City y que estaba recopilando información sobre el incidente.

“La NTSB está investigando la rotura del parabrisas de un Boeing 737-8 durante un vuelo de crucero cerca de Moab, Utah, el jueves”, decía un fragmento del comunicado. “Operando como el vuelo 1093 de United de Denver a Los Ángeles, el avión se desvió sin problemas a Salt Lake City”.

La NTSB también dijo que el parabrisas dañado había sido enviado a un laboratorio donde sería examinado para tratar de determinar qué pudo haber sido el objeto que golpeó la aeronave, mientras surgen especulaciones sobre si podrían haber estado involucrados restos del reingreso de una nave espacial o incluso un posible impacto de un meteorito.

“La gente está empezando a discutir qué pudo haber sido esto, y la idea de 'desechos espaciales' (lo que sea que terminen siendo) definitivamente no se descarta como una posibilidad”, escribió el usuario JonNYC en una publicación sobre el incidente en X.

Sin embargo, Jonathan McDowell, astrónomo del Centro de Astrofísica Harvard-Smithsonian, dijo a The Debrief en un correo electrónico que "no se conocían coincidencias de reingreso" que vinculen el incidente con alguna nave espacial que cayera a la Tierra en ese momento.

En una actualización en su sitio web, McDowell señaló que hubo tres objetos que fueron rastreados con éxito durante el reingreso el jueves pasado, involucrando un satélite Starlink y un par de cargas útiles chinas.

"Todos están descartados", escribió McDowell, confirmando que ninguno de estos tres objetos había estado cerca del lugar donde el objeto impactó el vuelo de United Airlines la semana pasada.

Si bien por ahora parece que se ha descartado la posibilidad de desechos espaciales en relación con el incidente de United Airlines de la semana pasada, McDowell ha expresado su preocupación por el aumento de las reentradas del satélite Starlink, que según él ocurren a diario.

En una declaración proporcionada a The Debrief a principios de este mes, McDowell dijo que "considerando también los reingresos que no son de Starlink, existe un riesgo de reingreso de escombros con el que no me siento cómodo", y agregó que cree que "deberíamos avanzar hacia la prohibición del reingreso no controlado de objetos espaciales grandes (de más de una tonelada)".

El Dr. Siamak Hesar, experto en reingresos de desechos espaciales y director ejecutivo de Kayhan Space, dijo de manera similar a The Debrief que, si bien es poco común que el reingreso de desechos espaciales alcance altitudes de vuelo, tales eventos no son desconocidos, aunque se requiere que los desechos sean bastante grandes.

“La composición del material también juega un papel crucial, ya que los objetos fabricados con materiales resistentes al calor tienen una probabilidad mucho mayor de sobrevivir parcialmente a la reentrada”, declaró Hesar a The Debrief. “Los fragmentos más pequeños o los componentes fabricados con materiales más ligeros suelen desintegrarse por completo en la atmósfera superior antes de alcanzar altitudes de tráfico aéreo”.

Hesar añadió que las probabilidades de que ocurran tales incidentes “están aumentando gradualmente debido al creciente número de satélites y naves espaciales que se lanzan a la órbita”.

“Tanto operadores comerciales como gubernamentales están aumentando esta población, y la mayoría de estos objetos eventualmente reingresarán a la atmósfera terrestre”, declaró Hesar a The Debrief. “Como resultado, podemos esperar ver un aumento en el número de eventos de reingreso en los próximos años”.

Si bien no se conoce ningún evento de reentrada que se crea que haya coincidido con el preocupante incidente de la semana pasada, esto no descarta la posibilidad de que un meteorito haya causado los daños a la aeronave. Sin embargo, los investigadores no han revelado ninguna evidencia que respalde esta posible fuente, ni ninguna otra posible conexión con objetos que caen del espacio en este momento.

Tras el incidente, circularon en internet imágenes que aparentemente mostraban el brazo de uno de los pilotos en la cabina poco después de la colisión con el objeto, revelando varias laceraciones provocadas por los cristales del parabrisas roto.

Según un comunicado emitido por United Airlines, el avión aterrizó de manera segura “sin que se reportaran lesiones mayores entre los pasajeros o la tripulación”, lo que aparentemente confirmó la posibilidad de que se hubieran producido lesiones menores durante el incidente.

La información disponible en un informe de incidente en el sitio web de Aviation Safety Network reveló que la “estructura laminada del parabrisas del avión quedó severamente destrozada” y que el panel de instrumentos y las superficies de control dentro de la cabina “estaban contaminadas con finas partículas de vidrio”.

“Se observaron daños visibles por el impacto en la superficie externa de la nariz del avión”, agregó el informe.

Afortunadamente, el parabrisas multicapa del avión está diseñado para seguir funcionando incluso en caso de que se produzcan daños en una o más de sus capas.

Actualmente, mientras la investigación sigue en curso, la situación se ha complicado aún más por el cierre continuo del gobierno de Estados Unidos, que ha dejado a muchos empleados de la NTSB, así como a aquellos empleados por la Administración Federal de Aviación, suspendidos.

La NTSB dice que está “recopilando datos de radar, meteorológicos [y] de registradores de vuelo” en su investigación en curso, pero no se han proporcionado detalles adicionales sobre el incidente en este momento.



domingo, 19 de octubre de 2025

La eficacia de los mentirosos

La eficacia de los mentirosos
Frente a una mentira hay algunos que creen, otros que sospechan y quienes deschavan la verdad. ¿Por qué confiamos más en la narrativa de alguien que en la evidencia?
Por Claudia Piñeiro



Tu vida siempre ha sido una mentira
Una vulgar y estúpida mentiiiiraaaaa…

Autor: Buddy Richard (pero necesito que leas con la voz de Valeria Lynch)

En la película Don´t look up, los científicos (Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence) descubren que un cometa que tiene la dimensión del Everest caerá sobre la Tierra y la destruirá. Sin embargo, la presidenta (Meryl Streep) y su jefe de gabinete (Jonah Hill), alertados de la dramática situación, deciden negar la evidencia para no afectar los resultados en las encuestas. Claro que por más que lo nieguen, ese cuerpo celeste seguirá su irremediable avance. Con sólo levantar la cabeza y mirar al cielo, cualquiera puede comprobar que allí está. Sin embargo, los creyentes seguidores de la presidenta, para poder seguir aferrados a la mentira, acatan la orden y abrazan el lema impuesto, que gritan hasta el último minuto: “Don´t look up!” (¡No miren arriba!)

Por cuestiones de público conocimiento, que se renuevan cada día, vengo pensando mucho acerca de la construcción de la mentira y de la incomprensible eficacia de los mentirosos. No es que no se haya mentido en la esfera política antes, siempre, pero la impudicia con que hoy se falta a la verdad es escandalosa. Y no me cuesta tanto entender por qué (o con qué cara) alguien miente, sino cómo puede ser que haya tanta gente que les crea a los mentirosos, que quiera creerles a toda costa, aunque el engaño sea evidente.

Personas a las que parece no importarles nada de lo que se les aporta para desmentir la falsedad, que defienden al embustero a capa y espada, que se ofenden con quienes no le creen. Incluso, cuando el mentiroso acepta el engaño pero intenta justificarlo con otra mentira, ellos, consecuentes y leales, pasan de una a otra –como quien en un arroyo salta de piedra en piedra para cruzarlo– y siguen creyendo. Hemos visto un ejemplo de mentiras impúdicas en estos días, en vivo y en directo, trasmitido en continuado por canales de televisión, emisoras de radio o streaming.

Al protagonista lo llamo desde hace tiempo el diputado “quiero tetas”, porque así pretendo nunca olvidar algo que vi en un video que circula por las redes, filmado la noche en que ganó las elecciones que lo llevaron al cargo del que ahora pidió licencia, en el que, mirando a cámara, dice exaltado: “Ahora que tengo fueros, quiero tetas”. Y yo sigo sin entender cómo aquello no fue suficiente escándalo para advertirnos acerca de sus disvalores. O su muletilla repetida hasta el cansancio como slogan: “Cárcel o bala”, en un país donde no existe la pena de muerte y por lo tanto nos proponía como opción un asesinato. Por otra parte, parece que los fueros no los quería sólo para las tetas, sino para algunas otras trapisondas.

El personaje era, hasta hace poco, nada menos que quien encabezaba la lista de diputados del gobierno por la provincia de Buenos Aires, para las elecciones de este 26 de octubre. Es más, es quien verán en la foto los que decidan poner una cruz en la lista del partido que gobierna nuestro país.

Su mentira, me refiero a ésta en particular, a la última, hizo un recorrido que nos puede servir de ejemplo para el análisis. Al principio, cuando aparecieron las primeras denuncias periodísticas y de opositores acerca de sus vínculos con un acusado de narcotráfico, desde el gobierno trataron de restarle importancia calificándolas de “chimentos de peluquería”. Luego, frente a la evidencia –una foto que los mostraba juntos delante del avión que los trasladó a Viedma “a presentar mi libro”–, el ex candidato juró y perjuró que eso sucedió sólo esa vez.

Muchos siguieron creyendo; algunos prefirieron matar al mensajero. Entonces, cuando al poco tiempo se supo que nuestro protagonista había realizado 35 vuelos en aviones del acusado y que en algunos cuantos de esos vuelos habían viajado –otra vez– juntos, el mentiroso tuvo que reconocer que sí, que efectivamente había estado en varias oportunidades con el sospechado de narcotraficante, que sí, que efectivamente había hecho muchos vuelos en su avión privado, pero que no, que él no se iba a rebajar a dar explicaciones sobre una simple anotación contable que le adjudicaba 200.000 dólares en un cuaderno poco confiable, y que no, que no tenía por qué responder a la pregunta de si los cobró, porque esa injuria que manchaba su apellido no se trataba más que de una operación de sus enemigos políticos (en su fuerza política suelen llamar “enemigos” a sus opositores).

Nuestro presidente en persona lo sostuvo y dijo confiar en su palabra. Y si el presidente le creía, por propiedad transitiva, los que le creen a él también creyeron. En cambio, algunos y algunas más experimentados –en la política y en el arte de la mentira– le fueron soltando la mano, incluso dentro del propio gobierno. Quizás porque lo conocían lo suficiente, quizás porque ya sabían del comprobante bancario que confirmaba el pago de esos 200.000 dólares. Incluso le soltó la mano el propio acusado de narcotráfico, quien dijo que el error del ex candidato fue negarlo –muchas más veces que las tres en que Pedro negó a Jesús antes de que cantara el gallo–.

No sólo eso, en un twist plot digno del mejor guionista, al allanar la casa del sospechado de narcotraficante, encontraron un contrato con la firma de los dos, por un millón de dólares, que llamativamente había quedado a mano de cualquier oficial de justicia. Por fin, hasta los periodistas más aliados al oficialismo pidieron la renuncia a la candidatura de quien ya no tenía más mentiras a las que recurrir.

El mentiroso lloró, ya veremos que la emoción es clave en la construcción de la mentira, pero su llanto no alcanzó y aunque entre lágrimas dijo que no renunciaría, a las pocas horas lo hizo. Parecía que estábamos frente al final de esta mentira, sin embargo y aunque resulte incomprensible, incluso después de que el mentiroso rodeado de evidencias en su contra renunció a su candidatura, a la presidencia de la Comisión de Presupuesto y pidió licencia a su banca, siguió habiendo fieles que creían en él. Uno de los que se manifestó al respecto fue, otra vez, nuestro presidente, quien sostuvo: “No tengo dudas sobre la honorabilidad del Profe”, “el kirchnerismo es especialista en montar este tipo de operaciones”, y pidió que diéramos vuelta la página y fuéramos “para adelante”. Aquí, junto a “para adelante”, deberían imaginarse el meme de Heidi empujando a Clara por el barranco.

¿Por qué le creemos a los mentirosos?

Lo que hacen aquellos que en Don´t look up no quieren mirar al cielo es lo que se conoce como “disonancia colectiva cognitiva”: no importa lo que los ojos ven sino la narrativa del líder. Y si el ejemplo que tomamos para ilustrar la mentira en nuestro país no fuera tan extremo como el de la película –ocultar que un cometa está por aniquilarnos– y después del evento siguiéramos vivos, el engaño político recurriría a una operación complementaria: la manipulación de la memoria.

Es lo que pasa en Rebelión en la granja de George Orwell. Los cerdos, luego de expulsar a los humanos y asumir su liderazgo, quieren sumar privilegios, por lo que cambian las reglas que habían definido en un principio y que todos aceptaron. Los demás animales poco a poco se convencen de que siempre fue así. Una noche descubren que, a diferencia de ellos, los cerdos están durmiendo en las camas de la casa, lo que estaba prohibido en el punto 4 de sus siete Mandamientos originales. Cuando van a buscar la fuente, se revela que alguien la alteró agregando dos palabras: “Nadie dormirá en las camas con sábanas”.

Uno de los animales se queja, dice que él recuerda perfectamente que antes no decía eso, pero los cerdos aseguran que sí, que así decía siempre, y la mayoría de los animales les cree porque, a fuerza de repetir lo contrario, han logrado manipular su memoria. Hechos similares continúan sucediendo, hasta que el mandamiento “ningún animal matará a otro” es modificado por “ningún animal matará a otro sin motivo”, y pasado ese límite ya es tarde para volver atrás. Cárcel o bala.

La mentira no necesita convencer sino repetirse hasta que la memoria se acomoda; los cerdos en la granja de Orwell no sólo mintieron, sino que lograron reescribir la memoria colectiva. Los líderes que prometían liberar a sus compañeros de granja de la opresión de los humanos ahora exigen obediencia y sus seguidores dicen que está todo bien, que eso fue justo lo que quisieron decir desde la primera hora. Cualquier parecido con la frase local “es exactamente lo que voté”, no es más que producto de la casualidad.

Pero, ¿puede sólo la repetición ser tan efectiva? El mecanismo arranca por ahí, y aunque hace lo suyo, y mucho, la mentira eficaz no se sostiene sólo porque se diga infinidad de veces ni porque se manipule la memoria, sino porque responde a una necesidad emocional o identitaria en quien la escucha. Enojo, odio, recelo, desesperanza, hartazgo, desazón, o la que sea. Revisemos lo que dicen Daniel Kahneman y George Lakoff, ambos especialistas en comportamiento humano, desde campos distintos. Podemos decir que Kaheman nos explica cómo pensamos y Lakoff cómo nos hacen pensar.

Kahneman (1934-2024), que si bien era psicólogo ganó un premio Nobel de Economía en 2002, sostiene que las personas no procesamos la información principalmente de forma racional, sino narrativa y afectiva. Y señalaba dos sistemas de pensamiento, el Sistema 1: rápido, automático, emocional, intuitivo, y el Sistema 2: lento, deliberado, lógico, analítico. Kahneman sostenía que la mayoría de las decisiones, incluso las políticas y morales, se toman con el sistema 1; luego el 2 inventa una justificación racional.

Decía además que, al tomar esas decisiones, estamos influidos por distintos sesgos: de confirmación (le creemos a aquel que dice lo que suponemos a priori), de disponibilidad (consideramos que algo es más frecuente si lo recordamos más fácil), de anclaje (nos agarramos de lo primero que escuchamos), de ilusión de validez (confiamos demasiado en la intuición o en la autoridad), de optimismo irracional (sostenemos la creencia incluso ante la evidencia del engaño porque buscamos consistencia emocional más que verdad). Para que una mentira sea exitosa debe simplificar la realidad, reforzar lo que ya creemos o tememos y ofrecer un enemigo claro y una solución sencilla. Sin embargo, las mentiras más resistentes serían aquellas que satisfacen una emoción preexistente más que las que desafían la lógica.

George Lakoff, por su parte, es un lingüista cognitivo que nació en 1941 y trabaja sobre el lenguaje como molde del pensamiento. Su texto más famoso es “No pienses en un elefante”. Todos quienes expuestos a esa frase lo intentamos hemos fracasado. Lakoff se ocupa de ver cómo los marcos mentales (frames) y las metáforas conceptuales dan forma a nuestra visión del mundo. Dice que no pensamos en hechos sino en marcos. Un ejemplo clásico sería: si alguien dice “Impuestos”, un liberal puede asociar la palabra a “robo” y un progresista a “inversión redistributiva”. De este modo, en política quien controla el lenguaje controla la percepción de la realidad. Y, lamentablemente, da la sensación de que una verdad sin marco emocional no podría competir con una mentira bien enmarcada.

Dado que la “verdad” sería un instrumento moldeado por la emoción, la cultura y el lenguaje, para desmontar una mentira no nos alcanzan los datos: hay que ofrecer otro relato donde la verdad también conmueva.

Cuando un discurso político activa miedo, orgullo, pertenencia, u odio, la evidencia contraria pierde fuerza. Pasó con el famoso lema de que “el ajuste lo paga la casta” o con “las políticas de género adoctrinan en contra de los hombres”. Es evidente que el ajuste no lo pagó la casta, sino jubilados, discapacitados, la salud pública, las universidades. Es evidente que la políticas de género sólo tratan de proteger a las mujeres de injusticias y violencias, mientras que el discurso contrario esgrimido por este gobierno y algunos de sus referentes más encumbrados no hace más que alimentar el odio de varones hacia las mujeres y las violencias que de ello se derraman, como vimos en el doble feminicidio de Córdoba de unos días atrás.

Esas mentiras no triunfan porque engañen, sino porque organizan las emociones preexistentes de un grupo de personas, de un modo que la verdad, lamentablemente, no logra igualar. Por lo tanto, la verdad, así, a secas, no alcanza. Cuando escucho la frase “hay que explicarle a los jóvenes que votan a la ultraderecha todo lo que está en peligro”, o “fallamos por no contarles nuestra historia lo suficiente”, siento que tenemos buenas intenciones, pero vamos por el camino errado, o al menos uno no suficiente.

La tarea no es sólo desmontar la mentira sino re-encantar la verdad, devolverle su potencia emocional. Ahí es donde, creo, estamos fallando, en no poder ofrecer verdades que encanten, que ilusionen, que generen deseo. Verdades que estén allí, en la calle, a mano, no abstracciones incomprobables. Quién va a mirar al cielo para concluir que nos está por reventar un gigante cuerpo celeste, si no hay una ruta de escape posible.

Permítanme algo más antes de cerrar esta nota. Alerta: viene spoiler de Don´t look up. Tras fracasar en todos los intentos de desviar o destruir el cometa que se dirige a la tierra, Di Caprio, Lawrence y Chalamet se reúnen en casa a compartir una cena, hablan de cosas cotidianas, se toman de las manos y agradecen la vida que tuvieron. Unos segundos después, el cometa destruye la tierra. Parece ser el clásico “The end”, pero post créditos vemos que para algunos la historia continúa: los millonarios logran escapar y, años luz mediante, aterrizan en otro planeta. ¿Sorprendidos?

Nosotros no tenemos hoy un cometa sobre la cabeza, pero sea cual sea la desgracia que nos pese, seguramente los más poderosos se verán librados de ella. Eso sí, un poco después de este segundo final de Don´t look up, los guionistas nos dejan ese detalle para encantar del que hablábamos: a Meryl Streep, la presidenta, que también escapa con los millonarios, se la come un monstruo alienígena. Lo que se llama, verdadera justicia poética.



viernes, 17 de octubre de 2025

Argentina integra el primer receptor GPS espacial de fabricación nacional al satélite SABIA-Mar

Argentina integra el primer receptor GPS espacial de fabricación nacional al satélite SABIA-Mar



La Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE) completó la integración del AGR-T (Austral GNSS Receiver – Technological), el primer receptor GPS 100 % argentino diseñado para aplicaciones espaciales, al satélite SABIA-Mar, consolidando un nuevo avance en la autonomía tecnológica del país.

El AGR-T, desarrollado por el grupo SENyT de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), constituye un instrumento crítico para la navegación y el posicionamiento preciso del satélite en órbita. Hasta ahora, este tipo de equipos debía ser importado, por lo que su desarrollo marca un hito en la consolidación de capacidades locales en electrónica de alta complejidad para el sector espacial.

Un salto en soberanía tecnológica

El secretario de Innovación, Ciencia y Tecnología, Darío Genua, destacó que “este desarrollo no es solo un logro técnico, sino una demostración concreta de lo que podemos hacer cuando articulamos ciencia, tecnología e industria”.


Fuente: CONAE.

Por su parte, Raúl Kulichevsky, director ejecutivo y técnico de la CONAE, subrayó que “todas las misiones satelitales de la agencia se han caracterizado por impulsar el desarrollo tecnológico nacional” y señaló que el AGR-T “es una muestra más del impulso que queremos seguir dando al crecimiento sostenible del país”.

El proceso de diseño y fabricación del AGR-T implicó desafíos técnicos de alta precisión, entre ellos la calificación de componentes electrónicos, la soldadura especializada y el desarrollo del software de navegación. El desempeño del sistema se evaluará en órbita, donde sus datos se contrastarán con los del GPS principal para validar su fiabilidad y precisión.



Integración en el SABIA-Mar

El receptor se integró recientemente a la plataforma de vuelo del satélite SABIA-Mar, actualmente en construcción en los laboratorios de INVAP (Bariloche) bajo contratación de la CONAE. El proyecto se encuentra en la fase final de integración del modelo de vuelo, mientras que el modelo de ingeniería ya está completo.

Durante la misión, el SABIA-Mar — destinado a la observación del océano y las costas sudamericanas— permitirá validar el AGR-T como una tecnología espacial de origen nacional, abriendo el camino para su uso en futuras misiones argentinas y regionales.



jueves, 16 de octubre de 2025

Peligra la continuidad de un ambicioso proyecto astronómico

Peligra la continuidad de un ambicioso proyecto astronómico
El Radiotelescopio Chino Argentino (CART), que se construye en San Juan, iba a ser único en Sudamérica; el convenio debía renovarse en junio, pero desde las autoridades nacionales solo hay silencio.
por Nora Bär




Ubicado en la estación astronómica Carlos Cesco, en el Barreal, Calingasta, a 240 kilómetros de la capital de San Juan y a 2348 metros de altura sobre el nivel del mar, el Radiotelescopio Chino-Argentino (CART, por sus siglas en inglés), un proyecto único en Sudamérica para detectar la tenue radiación electromagnética de objetos celestes distantes, debía comenzar sus primeras pruebas a fines de este año y encontrarse completamente operativo en 2026. Al menos, en los planes. Pero desde junio, cuando caducó el convenio vigente, firmado en 2015 por diez años y que debía ser renovado, la Universidad Nacional de San Juan (UNSJ), que tiene a su cargo la participación argentina, no logra que ninguna autoridad nacional habilite continuar con la construcción (ya muy avanzada) de esa mole con una antena parabólica de 40 metros de diámetro, 60 metros de altura y 1300 toneladas. Y no es porque “no hay plata”: casi la totalidad de los fondos los aporta China.

“La universidad, en uso de su autonomía, firmó un acuerdo bilateral, pero no es ni parecido ni puede reemplazar al que caducó en junio último –cuenta Jorge Castro, nuevo decano de la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales de la UNSJ–. De ninguna manera equipara al original, que nosotros quisiéramos renovar en un formato similar. Cualquier universidad argentina tiene la posibilidad de hacer convenios de forma bilateral, porque así lo establece la Ley de Educación Superior. Pero dada la entidad del proyecto, que es faraónico, ‘cierra’ si está el Conicet adentro, si está la Nación”.


Reconstrucción artística del telescopio chino-argentino.

La demora ya venía preocupando a la comunidad astronómica local, pero esa inquietud se acrecentó cuando empezaron a llegar las últimas declaraciones de funcionarios norteamericanos manifestando que el problema con China no es el SWAP, sino las estaciones observacionales que hay en territorio argentino. Sin embargo, Castro subraya que el predio está absolutamente abierto a todo aquel que quiera visitarlo, tomar fotos y observar lo que se está haciendo. “No hay nada que ocultar –afirma–. Pero a nosotros no nos importa lo que puedan pensar, creer o estimar funcionarios de la Casa Blanca, lo que nos preocupa es la actitud del gobierno argentino; esperamos fervientemente que actúe con la mayor soberanía, dignidad, libertad y autonomía, en función de la ciencia argentina, porque este es un proyecto muy ambicioso, que pone al país en un lugar de privilegio en el área de estudio a la que se destinará este radiotelescopio”.

“El CART es un instrumento de gran importancia diseñado para obtener datos únicos con aplicación en dos campos distintos –explica la radioastrónoma Gloria Dubner, miembro de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (Ancefn)–. Fue ideado para operar en conjunto con antenas similares de otros sitios del mundo y está pensado para realizar estudios de geodesia (como la orientación y posición de la Tierra en el espacio) y georreferenciación (aplicada a técnicas de posicionamiento espacial). Permite realizar estudios geodinámicos de la corteza terrestre, movimiento de placas tectónicas, determinación de los parámetros de orientación del planeta, entre otros usos. También, obtener datos de alta sensibilidad para investigaciones en astrofísica. En este último campo, contar en el país con una antena de 40 metros de diámetro y receptores de última generación permitiría explorar diversas ‘radiofuentes’, desde los restos de explosiones de supernovas y regiones interestelares modificadas por la acción de estrellas muy calientes, hasta misteriosas estrellas binarias emisoras de rayos X y galaxias activas muy distantes en el universo”.

San Juan fue elegida por la calidad de su cielo y por la historia del complejo astronómico El Leoncito, de altísimo prestigio. Tal como sucede con China, en la actualidad la UNSJ tiene vigentes otros tres convenios internacionales: uno con Rusia, otro con Francia y otro con la Universidad de Texas de los Estados Unidos. “Y conviven, porque la ciencia no tiene fronteras”, desliza Castro.

Que el proyecto se frustre o no depende de las señales que den las autoridades nacionales. Y ese es el problema, porque no dan ninguna. Cuando cayó el acuerdo, desde la universidad se comunicaron con la presidencia del Conicet, que derivó el tema a la Secretaría de Políticas Universitarias, que a su vez lo derivó a la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología de la Nación.



“Cuando insistimos en la necesidad de renovar el convenio, desde ahí nos dijeron que la última palabra la tenía Cancillería –detalla el decano–. Cuando pedimos que nos dieran el nombre del funcionario o el área de esa repartición con el que debíamos hablar… silencio de radio. Nosotros hubiéramos ido a trabajar con ellos para avanzar en la continuidad, pero más allá de los trascendidos, solo recibimos silencio. Hace dos o tres semanas, un medio de comunicación de Buenos Aires daba por hecho que la Nación ya había dado de baja el proyecto, pero nunca recibimos ninguna comunicación oficial”.

En julio, el titular de la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología, Darío Genua, hizo un viaje relámpago a la provincia. “Fue la única oportunidad en la que tuve la posibilidad de hablar con él –recuerda Castro–. Hizo alguna objeción a los tiempos de observación asignados a cada parte, nos pidió información, antecedentes… En fin, se hizo todo lo que pidió y a partir de ahí, ya no recibimos más señales”.

A este vacío preocupante, se le suma que el 3 de septiembre llegó un cargamento de piezas para el acople del instrumento y la aduana todavía no le informa a la universidad si puede retirarla para seguir trabajando.

“La antena propiamente dicha, ya está armada –destaca Castro–, ahora tiene que venir una grúa muy especial para levantar la pluma y que quede debidamente instalado todo el instrumento. Todas estas dilaciones hacen que uno no pueda tener idea clara de cuándo podremos avanzar, porque así es imposible continuar. Es un panorama muy incierto que nos deprime, porque uno pone la vida en esto, que es para lo que trabajamos. Además, nosotros no tendríamos cómo encarar un proyecto de esta naturaleza, no tenemos forma de hacerlo. Y que China haya elegido al país, y en particular a San Juan, es todo un orgullo. No sé si vamos a tener otra oportunidad de esta naturaleza, porque tal como ocurre con las inversiones, si no se cumple con lo pactado, estamos estableciendo un mal precedente. Nadie va a querer venir a invertir para hacer ciencia acá”.


La antena del Instituto Argentino de Radioastronomía, que fue pionero en esta rama de la ciencia

El CART se desarrolla en el marco de colaboraciones iniciadas en 2004, que concluyeron en 2015 con la firma del convenio que estableció los términos y condiciones de la colaboración entre los National Astronomical Observatories of the Chinese Academy of Science (NAOC) de China, el Conicet, el gobierno de la Provincia de San Juan y la UNSJ. Lo singular de este proyecto es que recibió luz verde en 2016, precisamente durante un gobierno ideológicamente afín al actual, el de Mauricio Macri.

Según la Asociación Argentina de Astronomía, la concreción de CART representa un gran hito mediante el cual Argentina se convertirá en sede de una de las pocas estaciones geodésicas del hemisferio Sur. Será un instrumento de referencia para la astrofísica en el continente, en un área históricamente limitada por la falta de radiotelescopios de gran porte. Generará beneficios geodésicos al mejorar la precisión con que se determinan los parámetros astro-geodésicos en el hemisferio sur, lo que es vital para la navegación satelital (GPS), la determinación de órbitas de satélites (incluyendo el rastreo de misiones espaciales argentinas) y la mejora de la red geodésica nacional. Esta capacidad ayuda a revertir la actual asimetría norte-sur en la precisión de mediciones terrestres y celestes, avanzando en la comprensión de la dinámica de nuestro planeta.

“Es triste lo que está pasando –insiste Castro–. Sería un cientificidio que esto se cayera, por las razones que fueran. No tiene sentido. Yo francamente no entiendo la lógica. De todos modos, no lo digo con ironía, esperamos que quienes tienen que tomar las decisiones necesarias puedan recapacitar, que sigan apoyando el proyecto, y si es así voy a ser el primero en aplaudir, porque ni a mí ni a ninguno de mis colegas nos mueve un interés ideológico ni partidista en contra del gobierno. Los chinos tienen una paciencia muy especial, pero todo tiene un límite. Ellos nos dicen que en China la instalación de un instrumento de esta magnitud tarda aproximadamente 11 meses. Nosotros llevamos 10 años”.

Y concluye Dubner: “La posibilidad de contar con un radiotelescopio de estas características en el país no sólo permite a los científicos argentinos liderar y participar en investigaciones de gran interés en astrofísica, sino también contar con un instrumento ideal para entrenar recursos humanos tanto en ciencia como en tecnología. Más aún, en el futuro el CART podría operar en conjunto con la antena argentino-brasileña LLAMA que se está instalando en la puna salteña, lo que lo convertiría en un instrumento único para hacer ciencia de frontera en frecuencias de radio, alcanzando resoluciones hoy inéditas. Nuestro país lleva invertidos 1,5 millones de dólares provistos por el ex Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, mientras la inversión china supera los 36 millones de dólares. El gobierno de San Juan y la Universidad de San Juan proveyeron estudios de impacto ambiental, terrenos, caminos, energía eléctrica y conectividad, construcción de infraestructura, etc. Además el Conicet contribuyó con recursos humanos que se están especializando en esta tecnología. A esta altura, con la construcción MUY AVANZADA, no se puede detener su desarrollo, y menos aún sin comprender que su utilidad es exclusivamente científica”.



martes, 7 de octubre de 2025

Es mendocino y tiene una función clave: prueba trajes que usarán astronautas en Marte y la luna

Es mendocino y tiene una función clave: prueba trajes que usarán astronautas en Marte y la Luna
El ingeniero mendocino Marcos Bruno participa de su cuarta misión análoga. Simula expediciones al espacio y prueba trajes de astronautas.
Por Ignacio de la Rosa


Quién es el mendocino que prueba trajes de la NASA y que usarán astronautas en Marte, la luna y el espacio. Foto: Gentileza: Marcos Bruno

El ingeniero mecatrónico mendocino Marcos Bruno (30) es uno de los tres sudamericanos -y único argentino- que se encuentra participando de una misión análoga en un centro financiado por la NASA en Dakota del Norte (Estados Unidos). Entre otras misiones, Bruno es parte de una simulación en la que, nada más y nada menos, están probando los trajes espaciales desarrollados para expediciones a la Luna y a Marte.

"Estamos probando varios elementos con miras a entender los desafíos que encontrarán astronautas en otros ambientes, como la Luna, Marte y el espacio en general. Entre otras cosas, estamos probando, dentro de esos mismos trajes, un sistema de taladro que está acoplado en el brazo, que se aplicará en futuras misiones y que fue diseñado en Córdoba", describe Bruno a Los Andes, desde el centro de la NASA.


Gentileza: Marcos Bruno

Las respuestas del emprendedor y empresario mendocino llegan vía mail, porque Marcos aprovecha los pocos momentos de conexión de los que dispone. Y es que, como parte de la simulación, la idea es abstraerse un poco del mundo exterior, lo que incluye desconectarse lo máximo posible.

"Dentro de los trajes espaciales, las manos son uno de los sectores más reforzados. Y es que son una de las partes que más interactúa con el exterior, por lo que tiene que ser más grueso y, en consecuencia, más voluminosa. Esto complica mucho tener motricidad fina", describe Bruno.

Ante esta situación y las limitaciones para mover detalladamente los dedos, el mecanismo para activar el taladro en la mano (se encuentra en la extremidad del traje) consiste en apretar una abrazadera con la palma de la mano desde el interior, como si se tratarse del manubrio de una bicicleta.


Gentileza Marcos Bruno

El mendocino que más sabe de la NASA

La misión actual en Dakota del Norte es la cuarta que Marcos Bruno tiene en su haber. El responsable de la empresa mendocina Merovingian Data ya ha tenido protagonismo en misiones de 2016, 2019 y 2021.

Junto con el peruano Luis Díaz y el colombiano Andrés Reina, son los tres sudamericanos que integran la tripulación representando a América del Sur de esta misión análoga. El centro de estudios espaciales donde se encuentran, en tanto está dirigido por el argentino Pablo De León.

"(De León) es una eminencia en el diseño de trajes espaciales, ¡y es argentino! Parece mentira que en el país sepamos hasta quién es el 10 de Laferrere, pero no quién es Pablo", piensa en voz alta el mendocino.

Además de probar trajes espaciales para astronautas y pensados para expediciones espaciales, las otras misiones que están cumpliendo Bruno y compañía son variadas. Por ejemplo, una de las que tiene al ingeniero mendocino como protagonista incluye un experimento para medir la curva de funcionamiento de raíces activas y vinculadas a la optimización del uso del agua y el riego eficiente.


Gentileza Marcos Bruno

"Estamos con varios experimentos para entender mejor los desafíos que van a tener los futuros astronautas, con el objetivo de seguir sumando credenciales para el sueño personal de toda la vida: ser astronauta, que por suerte está encaminado nuevamente", describió, ilusionado, Marcos Bruno.

La misión actual comenzó el 1 de octubre y se extenderá hasta el próximo domingo, 12 de octubre. Para poder participar, Bruno contó con ayuda y financiamiento, tanto del sector público (entre ellos, del Ministerio de Producción de Mendoza) como del privado (como Fernando Mirotti).

Objetivo final: ser astronauta

Desde la primera misión análoga que completó en 2016 y con 21 años, el ingeniero mecatrónico Marcos Bruno tiene un solo y fundamental objetivo: convertirse en astronauta.

"Siempre fui un fanático de la ciencia, la tecnología y el espacio. Hace casi diez años estoy en el mundo de misiones análogas, que son aquellas donde se busca simular de forma fiel que estamos en un entorno lunar, marciano o espacial para probar cosas que tienen que hacerse en el espacio. Y la idea es hacerlo de la forma más fiel posible, teniendo en cuenta que no hay lugar para fallas en el espacio", describe Bruno.


Gentileza Marcos Bruno

Dentro de estos centros de entrenamiento, hay algunos que se sitúan en el medio de la nada -como es el caso del MDRS, ubicado en pleno desierto de Utah y aislado de la civilización- y que, incluso, visualmente es una réplica del ambiente marciano.

En tanto, el centro de Dakota del Norte donde está Bruno actualmente, también se encuentra aislado, aunque no está en el medio de la nada. Según palabras del mendocino, es como una mini base espacial y conectada por túneles, sin contacto con el mundo exterior.

"Pude participar de otras iniciativas también, como -por ejemplo- enviar un equipo al espacio de la mano de Satellogic y Space X para recopilar datos de temperatura. Me genera mucho orgullo que eso se vea, por la noche, en órbita y brillando como una estrella", agrega Bruno, quien jamás olvidará la fecha del día en que lo pusieron precisamente en órbita: el 25 de mayo de 2022.


Gentileza Marcos Bruno

El regreso a esta misión en Dakota del Norte encuentra al ingeniero mendocino en un momento especial. Porque hace unos meses falleció su mamá y como consecuencia de una difícil y duradera enfermedad terminal.

"Durante mi primera misión análoga, en 2016, falleció mi papá. Eso fue medio una piña, pero pude salir adelante. Y hace un par de años, diagnosticaron a mi mamá de un cáncer terminal. Eso me llevó a dejar todo de lado por unos años, para pasar con ella el máximo tiempo posible, y así fue hasta que falleció. Y ahora regresé con todo", concluye.