Editorial
La escasez de nieve y el agua de riego
Los datos no son alentadores respecto del actual año hídrico. Los expertos señalan que la nieve acumulada no es importante y que, de no producirse nuevas tormentas en la alta cordillera, podría escasear el agua para riego. Es por ello que las autoridades deben actuar desde ahora para generar conciencia en la población para que no derroche agua potable y no lesione así a la economía y a la producción de la provincia.
viernes, 14 de agosto de 2009
En una provincia de clima semi desértico como Mendoza, con escasa precipitación pluvial a lo largo del año, el agua de los deshielos cordilleranos es esencial para el sostenimiento de su economía de base agraria. No fue casualidad que las poblaciones se instalaran a los costados de los ríos, conformando así los tres grandes oasis productivos con que cuenta la provincia y se habla ya de un cuarto, en el Sur, a partir del trasvase del río Grande al Atuel.
La utilización del agua proveniente de los ríos, a partir de una legislación que ha sido tomada como ejemplo en el mundo, que contempla la independencia del Departamento General de Irrigación de la gestión política, ha determinado que la provincia se convierta en líder en esta zona del país en la actividad agrícola, ubicándose como principal productora de vinos; la segunda en el mundo en la producción de ajos y con producciones importantes, tanto en frutas como en hortalizas.
De todos modos, la frontera productiva de Mendoza es reducida, por cuanto los tres oasis actuales representan aproximadamente el 3 por ciento del total del territorio, con un retroceso importante, en razón de que a principios del siglo XX se alcanzaron las 360 mil hectáreas cultivadas; al inicio de los 90 cayó a 291.570 y para 2002 se había reducido esta última cifra en 20 mil hectáreas.
De acuerdo con las estimaciones, esa reducción en la cantidad de hectáreas cultivadas tuvo como causa principal el crecimiento importante de las áreas urbanas que, por falta de una adecuada planificación, alcanzaron también a tierras de la primera zona vitivinícola.
Éste es un aspecto que llevó a las actuales autoridades a reconocer que es necesario diseñar una política de Estado orientada a recuperar tierras productivas abandonadas y ampliar la frontera en producción a través de un sistema hídrico sustentable, en la convicción de que el agua es un recurso escaso y generador de vida.
Dentro del esquema señalado, no deja de preocupar la información conocida hace unos días, que indica que si no se producen nevadas fuertes en la alta cordillera, durante la segunda quincena de agosto y la primera de setiembre, habrá un año pobre hidrológico, lo que puede llegar a provocar que exista una carencia de agua para riego.
El problema se plantea esencialmente en la zona irrigada por el río Mendoza -que concentra la mayor cantidad de población de la provincia- y surgió del informe dado a conocer por la inspección de cauce del arroyo Las Mulas, en Potrerillos y de la Asociación de Riego de Alta Montaña.
La primera declaró el alerta rojo, debido al escaso escurrimiento y a la baja acumulación nívea en las alturas vecinas.
Los expertos ratificaron que no habrá una disponibilidad de agua similar a la de 2008 y destacaron que la cantidad de nieve caída a la fecha está por debajo del promedio anual. De todos modos, aclararon que recién en los primeros días de octubre, cuando pasen las posibilidades de nuevas tormentas de nieve en la alta montaña, podrá establecerse un cuadro de situación con mayor exactitud.
Frente a ese panorama, las autoridades deben actuar en consecuencia. Debe insistirse en una tarea dirigida hacia la población urbana, destinada a generar conciencia sobre necesario cuidado en el consumo de agua potable, a la vez que se deben profundizar los controles y la aplicación de las multas correspondientes a quienes derrochen el líquido con el lavado de automóviles o el riego de veredas.
Esta acción no sería necesaria si se pusiera en marcha el pago por consumo, con el funcionamiento de los medidores que ya están instalados en gran parte de la población, pero que no son utilizados porque se sigue cobrando un monto por zona de residencia y no por cantidad de agua utilizada.
De no lograrse ese objetivo, mientras siga el derroche de agua potable por parte de la población -que tiene prioridad en la utilización del líquido- y de ratificarse la posibilidad de que el año hídrico sea inferior al del año pasado, es muy factible que la economía de Mendoza se resienta como consecuencia de los problemas a que deberán enfrentarse los productores para mantener sus producciones agrícolas.
Fuente: Los Andes Online
No hay comentarios:
Publicar un comentario