Internet y la otra cara de su consumo de electricidad
Por Rodrigo Herrera Vegas
para lanacion.com
La semana pasada vimos la "huella de carbono" generada por Internet. Calcular la cantidad de dióxido de carbono (CO2) realmente emitida por la generación de electricidad necesaria para alimentar la web no es tarea fácil. Un estudio realizado en el año 2002 la calculó en 76 millones de toneladas y se estima que tan solo el spam o correo indeseado produce 17 millones de toneladas de CO2. Sin embargo, no caben dudas que Internet tiene numerosos aspectos positivos para el medio ambiente, entre los cuales se encuentran la información, el comercio electrónico y la comunicación, los cuales trataremos de cuantificar.
En primer lugar, la información digital puede ser considerada una gran fuente de ahorro de emisiones de CO2. Si bien parte del papel del diario es reciclado, a menudo se debe incorporar nueva materia prima, ya que el proceso de reciclado achica las fibras y permite que se realice el proceso de reciclado hasta un máximo de 7 veces. Por lo tanto, en cierta medida, al leer el diario online se contribuye con el medio ambiente al impedir la tala de nuevos árboles.
Según la cadena hotelera Marriott, cada diario emite en promedio 227 gramos de CO2 y decidió suspender la entrega de diarios en papel a sus huéspedes. Si se toma en cuenta el transporte de la materia prima, el proceso de fabricación del papel, la tinta necesaria, así como el transporte del producto final, el número mencionado parece ser un valor razonable. A su vez, la publicación inglesa "The Daily Mirror" calculó un valor algo menor, de 174 gramos y lo desglosó en las distintas partes del proceso según el siguiente gráfico:
Carbon footprints in the Supply chain, traducción sustentator.org. Foto: sustentator.org
En segundo lugar, el comercio electrónico permite visualizar, seleccionar, y pagar productos desde la computadora para luego recibirlos a través de distintos sistemas de entrega. Existe una enorme variedad de productos que se pueden comprar de esta manera. Los más vendidos online son: libros, dispositivos electrónicos (incluyendo computadoras), CDs, DVDs, juguetes, y software.
Si bien el proceso de fabricación de un producto es independiente de su forma de venta, su mecanismo de entrega varía según sea una venta online o através de una tienda. Las grandes cadenas de Internet como amazon.com centralizan los productos en grandes depósitos para luego ser enviados directamente al consumidor final. En cambio, en la compra tradicional, los productos deben ser enviados a las tiendas desde sus fábricas o depósitos, para luego volver a ser desplazados por su comprador hasta su destino final.
Según un informe de la empresa suiza leshop, cada vez que se compra de manera electrónica en vez de desplazarse con el automóvil, se ahorran 3.5kg de CO2.
Un estudio realizado por la Heriot Watt University explica la complejidad de establecer un veredicto en términos de emisiones totales de CO2 generadas al realizar compras online respecto de adquirirlas en un shopping. Concluye que en promedio, la entrega de un producto comprado vía Internet emite 181g de CO2. A su vez, desplazarse hasta un centro comercial en automóvil implica 4,274g de CO2 y 1,265g de CO2 si se fuera en colectivo. Por lo tanto, se logra una ventaja yendo al shopping solamente al comprar más de 24 productos.
Adicionalmente, gracias a la existencia de los sitios de subasta como Mercado Libre o eBay, existe un amplio mercado de artículos usados. Esto logra alargar la vida útil de diversos productos y evitar que productos perfectamente útiles terminen en los basurales simplemente porque pasaron de moda o salió una nueva versión con mejores características. Por ejemplo, Mercado Libre ha facilitado la compra de más de 1000 millones de dólares en artículos usados desde el año 2000, contribuyendo así el famoso concepto ecológico de las 3Rs, Reducir, Reusar, Reciclar.
Una vista de los depósitos de la tienda de amazon.com. Foto: amazon.com
Aunque sin contar con datos concretos, podemos decir que si nos limitamos únicamente a la telefonía, Internet no contaría con ventaja alguna, dada la cantidad de equipos que deben ser alimentados para que nuestra llamada llegue a destino. En cambio, los nuevos sistemas de videoconferencia llegan a competir nada menos que con la industria de la aviación, una de las industrias más contaminantes por ser exclusivamente dependiente de la quema de combustibles fósiles. Hacemos alusión aquí a las modernas soluciones de videoconferencia o también llamadas de telepresencia que permiten realizar reuniones mirando a los ojos de los demás integrantes como si realmente estuvieran a nuestro lado.
Se calcula que en 1990 la aviación emitió 1400 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera y se estiman 4000 millones de toneladas para el año 2050. Grandes empresas como Ikea y TNT han implementado soluciones de videoconferencia y con ello evitar emitir toneladas de CO2 en viajes de negocios. A medida que las empresas adopten estas tecnologías, se reducirán los viajes de negocios posicionando a la Internet como una gran reductora de emisiones.
Otro punto importante a considerar es el denominado teletrabajo o trabajo desde casa, que se hace factible en numerosos trabajos que requieren principalmente el uso de computadoras. Según un estudio de The Climate Group , se podría ahorrar de esta manera la emisión de 260 millones de toneladas de CO2 anuales para el año 2020.
Es difícil a través de estos datos declarar de manera científica y contundente que Internet es una fuente de ahorro de emisiones de carbono, pero queda claro que tiene un amplio potencial de serlo. Contrariamente a otras industrias, Internet funciona exclusivamente con energía eléctrica. Hoy existe la tecnología para alimentarla a través de energías renovables como la solar y eólica. Solo nos queda implementarla.
Rodrigo Herrera Vegas es co-fundador de sustentator.org
Fuente: lanacion.com
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