domingo, 24 de enero de 2010

A 25 años del terremoto

El día que la tierra se enfureció con Mendoza

A la 0.08 del 26 de enero del 85 un sismo que duró 40 segundos alteró la noche. Marcó 5,9° escala de Richter. El epicentro fue en Godoy Cruz. Murieron 6 personas y 400 quedaron heridas. Se derrumbaron 20.000 casas. Hubo 34 réplicas. Los evacuados durmieron en más de 2.000 carpas. El 40% de las viviendas eran de adobe.

domingo, 24 de enero de 2010

El día que la tierra se enfureció con Mendoza
El martes se cumplirá un cuarto de siglo de aquel terremoto en Mendoza, que dejó un saldo de 6 muertos, 400 heridos y unas 20 mil casas -la mayoría de adobe- inutilizadas. Fotos: Archivo / Los Andes

Hacía 8 minutos que las agujas del reloj habían pasado las 12 de la noche e indicaban que había comenzado el 26 de enero de 1985. En ese momento, otras agujas, las del sismógrafo ubicado en la Estación Sismológica de Mendoza volaban por el aire, luego de marcar el grado 5,9 en la escala de Richter.

El fuerte sismo que se registró ese día destruyó cerca de 20.000 viviendas y dejó sin techo a unas 130.000 personas, produjo 6 muertes y obligó a hospitalizar a más de 400 heridos. También afectó buena parte del hospital El Carmen y algunas zonas del edificio en el que funciona la Legislatura.

Gente durmiendo en las calles y otros en carpas, robos, falta de agua y luz; fueron otros inconvenientes que produjo el movimiento telúrico que quedó grabado con fuerza en la memoria de los mendocinos y que luego de 25 años todavía se nos viene a la cabeza su recuerdo; más en estos días en los que la tierra tirita fuerte en distintos lugares del país y del mundo. El departamento más afectado fue Godoy Cruz.

Concretamente los distritos de Villa Marini y Villa Hipódromo. Y el epicentro se marcó en Barrancas, Maipú. También registraron importantes daños la Cuarta Sección de Capital, algunas zonas de Las Heras, Guaymallén y Luján.

A dormir a las plazas

El miedo era fácilmente perceptible entre la población, es que luego del sismo más intenso que duró 40 segundos, se produjeron 34 réplicas en las siguientes 18 horas. Funcionó bien el sistema ideado por el agrimensor francés Julio Balloffet -luego del terremoto del 19 de marzo de 1861 que alcanzó el grado 10 en la escala Mercalli modificada, destruyó la ciudad y dejó a 5.000 personas muertas- que consistía en instalar una gran plaza central (actual Independencia) rodeada de cuatro satelitales (España, Italia, Chile y San Martín) para que la gente se refugiara en esos sitios cuando hubiera otro terremoto.

Muchos mendocinos que vivían en edificios comenzaron a pasar la noche en esos lugares públicos y otros miles se iban al parque General San Martín. También otros sacaban sillas e improvisadas camas en la puerta de sus viviendas y dormían en las calles junto a otros vecinos por temor a que se produjera otro terremoto y los atrapara en el interior de sus viviendas.

Los mendocinos recuerdan bien cómo se veían las distintas zonas del Gran Mendoza por esos días. En las zonas más castigadas de Godoy Cruz, carpas y módulos servían de viviendas para las personas cuyas casas se las había llevado el terremoto. Pero a ese paisaje desolador se sumaban imágenes de viviendas destruidas parcialmente, otras con enormes grietas y varias apuntaladas con palos. En esa época en Mendoza, más de 40% de la población vivía en casa de adobe.

Asistencia

Los 2.000 evacuados que se habían contabilizado en las primeras horas fueron trasladados a la Escuela Hogar, a la Colonia 20 de Junio, a diferentes gimnasios municipales y escuelas, y a distintas instalaciones del Ejército. En esos lugares se les daba ropa y comida a las personas que iban llegando.

El gobierno decidió que los hospitales Ferroviario, Central, Lagomaggiore y Militar, recibieran a los heridos y ahí también fueron trasladados los enfermos internados en el hospital El Carmen, debido a que las réplicas del terremoto comenzaban a derrumbar algunas de sus paredes.

Por su parte, la Cruz Roja Internacional envió a 400 voluntarios para trabajar en las tareas de asistencia y rescate. Más de 2.000 carpas se habían repartido pasadas las dos semanas del terremoto.

Asimismo, la empresa Cogasco que construyó el gasoducto centro-oeste, cedió 120 trailers en los que podían alojar 1.000 personas. Por su parte, autoridades del Ferrocarril Belgrano y San Martín, entregaron vagones en desuso para que se alojara a las familias. También llegaron 430 carpas desde Estados Unidos.

Ocupas y pillaje

La tragedia castigó a la personas y también permitió que muchos no respetaran el dolor y aprovecharan el estado de confusión general para robar en viviendas en las que no se podía ingresar por precaución. También se llevaban bolsones de comidas destinada para las víctimas.
Al día siguiente del sismo comenzaron a registrarse ocupaciones masivas de viviendas del Instituto Provincial de la Vivienda o del Banco Hipotecario que estaban por ser terminadas y estaban adjudicadas a otras personas.

Pero un caso particular se registró en el barrio Panquehua de Las Heras. Desde el gobierno desconfiaban y el entonces gobernador Felipe Llaver decía: “En algunos casos la toma de viviendas se está realizando en masa y por lo tanto no se sabe si el hecho tiene una motivación o una concertación, ya que da la coincidencia de que en uno de los barrios de Las Heras, en forma simultánea, se produjo una verdadera invasión ocupándose prácticamente 120 departamentos en una actitud de comando que estamos seguros no responde a gente que por estado de necesidad se ha visto precisada a buscar el refugio de una casa porque perdió la suya. Entonces, en este caso ya hemos dado cuenta a la Policía y al juez”. El gobierno hizo saber que los que ocupaban las viviendas estaban cometiendo un delito.

Mientras tanto, a un grupo de 200 uniformados de San Juan, San Luis y La Rioja, pertenecientes a la Policía Federal, se les encomendó custodiar nueve barrios de los catorce que estaban próximos a ser adjudicados para evitar que fueran ocupados.

La especulación

No sólo hubo robos en casas, también se produjeron otro tipo de abusos en los días posteriores al terremoto. Las denuncias sobre el aumento de los alquileres, así como el de materiales de construcción no tardaron en hacerse llegar. Tuvo que salir el entonces titular de la Unión Comercial de Mendoza (UCIM), Pablo Verzini, a condenar la actitud de “los mal llamados empresarios que se están aprovechando de las necesidades del pueblo de Mendoza”.

Asimismo desde el gobierno se preocupaban porque advertían incrementos de 50% en el alquiler de las viviendas.

Otros abusos

También había quejas contra comercios que tapaban las grietas que tenían sus negocios, para no cerrar y dejar de vender sus mercaderías poniendo en riesgo así a todas las personas que ingresaban a sus establecimientos.

“Estos casos deben ser denunciados”, decía por esos días un funcionario municipal que se había resistido a hablar con la prensa y que se desempeñaba como director de Obras Públicas e Higiene, su nombre era Roberto Iglesias. Además, se denunciaron a personas que se hacían pasar por inspectores municipales y cobraban por revisar el estado de las edificaciones que tenían problemas.

Por su parte, desde el Arzobispado informaron que no estaban realizando ningún pedido de dinero. La aclaración fue necesaria debido a que había gente que había comenzado a recolectar plata invocando una campaña iniciada por la Iglesia Católica.

Donaciones

Pero, si bien hubo algunos que buscaron beneficiarse con la catástrofe, otros prefirieron ayudar. Así fue como desde la Subsecretaría de Promoción Social y Vivienda informaron el detalles de las donaciones recibidas por la sociedad mendocina: 16.368 chapas de zinc, 2.800 carpas, 3.400 bolsas de cemento, 1.795 ladrillones, 2.000 pares de calzados, 2.620 pañales descartables, 1.272 rollos de nylon, 36.913 kilos de leche en polvo, 1.069 kilos de leche maternizada, 8.503 kilos de azúcar, 9.350 kilos de harina, 8.449 de arroz, 9.814 de fideos y 2.203 de yerba, entre otras cosas.

Estas donaciones fueron fruto de diferentes campañas, obras culturales y espectáculos musicales que se desarrollaron, además de la ayuda voluntaria de las personas que debían entregarle su donación al Gobierno. Así fue como el terremoto mostró diferentes facetas de la sociedad. Gaston Bustelo - gbustelo@losandes.com.ar

Sin Fiesta de la Vendimia

A los tres días de producido el terremoto desde el Gobierno provincial comenzaron a analizar la posibilidad de suspender la Fiesta Nacional de la Vendimia, es que faltaban 35 días para su realización y, obviamente, las prioridades eran otras.

Resolvieron entonces que si los días pasaban y se continuaba trabajando en la asistencia, la Fiesta no se realizaría. Finalmente, el gobernador Felipe Llaver anunció su suspensión. Días antes, los turistas asustados por el sismo, habían comenzado a abandonar la provincia.

No fue un sismo, fue "algo que cayó del cielo"

El gobierno salió rápido a desmentir la versión publicada por el diario nacional Tiempo Argentino, en una nota titulada: "Mendoza, sismo o algo que cayó del cielo". El artículo del diario porteño deslizaba la posibilidad de que el fuerte movimiento hubiera sido causado "por algo que cayó del cielo" en las inmediaciones de Papagallos o detrás del hospital El Carmen, dejando marcas, cráteres y fisuras.

El entonces jefe de la Estación Sismológica de Mendoza, Víctor Luraghi, descartó que "un supuesto artefacto o satélite hubiese provocado el terremoto del 26 de enero pasado al caer desde el aire". Agregó que "todas las características que estamos estudiando determinan rotundamente que se trata de un movimiento telúrico de magnitud".

El artículo del diario porteño apareció firmado por su corresponsal en Mendoza, Jorge Sosa, quien al ser consultado en esos días por Los Andes negó haber escrito el informe.

Misiles y las predicciones de Bernardo Razquin

Misiles y las predicciones de Bernardo Razquin
El famoso pronosticador, Razquin.

Un equipo de psicólogos, psiquiatras, psicopedagogos y asistentes sociales se ocupó de la salud mental de las víctimas del terremoto.

La patología que más detectaron fue "trauma por el sismo que generó algunas neurosis. La angustia invadió a muchos al ver sus casas destrozadas", explicaba Nilda Astorga, coordinadora de la comisión asesora. Indicaba también otro problema que habían manifestado varias personas:

"Debíamos situarlos en la realidad y sacarlos de las fantasías comunes que se detectaron. Algunos decían que la culpa del fenómeno la tenían los misiles. Unos decían que eran rusos y otros norteamericanos; también se anunciaban fantasiosamente nuevos terremotos atribuidos a la versión de Bernardo Razquin o a la erupción de un volcán situado en Papagallos. Sobre todo la población trataba de atribuir la culpa a elementos humanos más que a la naturaleza, porque podían ser errores modificables en tanto que la naturaleza es impredecible y entonces se siente más impotencia. Esta forma de tomar la situación también es una forma de descargar la rabia".

Fuente: Los Andes Online

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