sábado, 27 de marzo de 2010

Por qué ahora tiembla mucho en Mendoza

Según el especialista local Víctor Luraghi, el gran sismo de febrero en Chile creó o activó una línea de falla de 1.200km que ocasiona movimientos en Cuyo y el Noroeste argentino.

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El mapa refleja el epicentro del temblor de la madrugada del sábado en el norte de Mendoza. Fue de 4,8º Ritcher.

Víctor Luraghi, jefe de la Estación Sismológica de Mendoza, está convencido de que el terremoto producido el 27 de febrero en Chile creó o activó una línea de falla que corre de sur a norte, tiene unos 1.200 kilómetros de longitud y una profundidad promedio de 35 kilómetros.

De esa forma, el especialista explica la “hiperactividad sísmica” que se percibe en Mendoza, el resto de Cuyo y sectores del Noreste argentino desde la fatal madrugada en que la región trasandina del Maule fue azotada por un movimiento de destructiva intensidad (8,8° de Richter).

De hecho, en casi un mes –desde el 29 de febrero hasta el 25 de marzo– en Argentina se han sentido 31 sismos, según publica el Instituto Nacional de Prevención Sísmica (INPRES). Todos estos temblores tuvieron epicentro en el mismo territorio nacional y la gran mayoría en zonas urbanas o aledañas, por lo que no pasaron desapercibidos para los habitantes. Alguno alcanzó una magnitud (energía liberada) de 6,1°, otro una intensidad (efectos producidos) de V.

Si bien la provincia más sacudida de marzo fue Salta, donde se sintió casi la mitad de los remezones (incluso el mismo día del terremoto en Chile, con una víctima fatal), los mendocinos también percibieron buena parte de las sacudidas: entre el 28 de febrero y ayer fueron nueve temblores, con intensidades de hasta IV grados en la escala de Mercalli y magnitudes de entre 3° y casi 5° (escala de Richter), aunque sin víctimas ni daños materiales.

Una nota publicada por UNO el lunes 16 de marzo del año pasado daba cuenta de que en lo que iba del 2009 habían sido 18 los temblores sentidos y con epicentro en el país. La otra gran diferencia con esta temporada es que solamente tres de esos movimientos se habían producido en el subsuelo mendocino; en esos dos primeros meses y medio del año pasado hubo siete temblores que tuvieron sede en San Juan y se hicieron sentir en el Gran Mendoza.

Los dos primeros sismos locales de estos últimos 30 días alteraron bastante a la población. Quizás no fueron tanto la magnitud ni la intensidad como el momento: se produjeron a primera hora del domingo 28 de febrero, un día después del sacudón de 8,8° de intensidad que destruyó medio Chile y que se sintió con fuerza en la madrugada del sábado 27 en Mendoza (ver infografía).

“El terremoto (de Chile) originó una línea de falla, como una canaleta, que quedó inestable y que se va equilibrando por el asentamiento gravitatorio a lo largo de toda la falla –explicó Luraghi– . Por eso, cada vez que se asienta libera energía y toma las zonas próximas a la longitud de falla”. En otros términos, la falla no libera energía en el lugar del epicentro del terremoto inicial, sino en diversos sitios donde se van reacomodando las rocas, lo que produce los temblores locales que se vienen sintiendo y que, por ese motivo, no son réplicas del gran movimiento de finales de febrero en el Maule.

Para sostener esta postura, el jefe de la Estación Sismológica de Mendoza sostuvo: “Me baso en la observación de todos los movimientos sísmicos sentidos luego del terremoto a lo largo de la dirección norte-sur, con una profundidad promedio de 35 kilómetros”.

Y advirtió de que los sismos, resultados de este proceso de reacomodamiento en la extensa línea de falla, “se van a seguir produciendo y pueden perdurar varios meses y también años”.

A un mes de la gran tragedia

Un sismo de 6,2° Richter sacudió ayer el norte de Chile, pero no dejó víctimas o daños materiales, mientras que la Marina descartó emitir una alerta de tsunami.

El epicentro se situó a 76km al sur de la ciudad de Copiapó (800km al norte de Santiago). “No reúne las condiciones para generar un tsunami en las costas de Chile”, informó el Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Marina (SHOA).

El movimiento –a un mes del terremoto del 27 de la región del Maule– impulsó a muchos a evacuar oficinas y colegios. Se activaron algunas alarmas de autos y empresas. Padres de familia acudieron a los colegios a buscar a sus niños y en el puerto de Caldera las autoridades iniciaron un plan de evacuación ante los temores de tsunami.

Fuente: diariouno.com.ar

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