domingo, 31 de octubre de 2010

Tragedia aérea

Hace 45 años se perdía el "avión de los cadetes"

La desaparición del TC 48, con 68 ocupantes, sigue siendo uno de los grandes enigmas de la aviación mundial. La Aeronáutica realizó, este año, otro rastreo de la zona. 

domingo, 31 de octubre de 2010

Hace 45 años se perdía el "avión de los cadetes"
Cadetes y tripulacion del avión Douglas TC 48, antes de iniciar el viaje de instrucción, el 1 de noviembre de 1965. (Archivo / Los Andes)

El miércoles se cumplirán 45 años de la desaparición del avión Douglas DC 4 TC 48 de la Fuerza Aérea Argentina, mientras volaba de Panamá a San Salvador, en cumplimiento de un viaje de instrucción final, que debía concluir en Estados Unidos. Llevaba 68 personas a bordo, 54 cadetes de la 31ª Promoción de la Escuela de Aviación Militar (EAM), con sede en Córdoba; 9 tripulantes y 5 jefes superiores de la EAM.

La aeronave reportó daños en dos de sus motores y luego de tomar contacto con una torre de control y con el comandante de un avión comercial que volaba a Miami (EEUU), se perdió para siempre en territorio de Costa Rica. En otro avión gemelo, el T 43, viajaba el resto de la promoción.

Pese a los contactos radiales, a los relatos de lugareños dando cuenta del paso de un avión humeante sobre la selva, y a los diferentes intentos de localización de cuatro décadas, el cuatrimotor nunca apareció y su pasaje quedó insepulto.

La Fuerza Aérea cerró la búsqueda varios meses después del siniestro, señalando que el avión había caído en el mar. Pero las pruebas que aportó fueron refutadas y desde entonces los familiares de las víctimas han buscado, sin resultados, en la impenetrable espesura costarricense.

Durante los años siguientes a la tragedia, diversos padres de los jóvenes cadetes, quienes ahora tendrían entre 64 y 66 años, realizaron expediciones particulares. Varios de esos progenitores -Juan Tolmichenko, Orlando Bravino, Roberto Stangalino, Rubén García- ya fallecieron, al igual que Ricardo Becerra, quien iba detrás de su hermano Héctor Becerra. Clyde Pereira, cordobesa, hoy de 78 años, quien fue por unas semanas a Costa Rica en 1966 a encontrar a su esposo, el comandante Mario Nello Zurro, y se quedó un año y medio en ese país sin lograr el objetivo.

La hija del capitán

Pero, en los últimos años la actitud de la Fuerza Aérea varió. Cecilia Viberti (54), incansable y crítica luchadora de la verdad en este caso, hija de uno de los pilotos de la máquina, capitán Esteban Viberti, sostuvo: "Ahora hay una búsqueda oficial, seria y entusiasta, con empleo de la última tecnología disponible. Además, con el vigente compromiso de los familiares y la colaboración de los gobiernos de Costa Rica y Estados Unidos, y de la NASA".

Cecilia, quien vive en Siena (Italia), dijo que desde hace cuatro años la Aeronáutica está mandando al Caribe a oficiales altamente entrenados para buscar en tierra la aeronave. Son los operativos de rastreo llamados Esperanza, hechos con el auxilio de personas del medio. Ya se han concretado cinco y en la próxima temporada "seca"costarricense se desarrollará el sexto.

"El Gobierno nacional -amplía- no brinda fondos especiales para estas comisiones, sino que la Fuerza Aérea los toma de su propio presupuesto anual", agregó. También expresó una opinión favorable a la realidad actual Regina Zurro, hija del comandante Zurro, quien iba como pasajero en la máquina siniestrada. Esta cordobesa, de 53 años, creó la Asociación Civil Familiares de Desaparecidos en el Avión TC 48, entidad que pidió a la Presidencia de la Nación que reabriera el caso.

Cómo se busca ahora

Sobre las acciones del Esperanza V se explayaron el capitán Mariano Mohaupt y el primer teniente José María Damsky, quienes pasaron 11 días en la selva y las montañas de Talamanca, al sur de la provincia de Limón (Costa Rica). Pertenecen al Grupo de Operaciones Especiales (GOE) de la Fuerza Aérea.

"Ahora -señaló el oficial de mayor graduación- disponemos del apoyo de la Fuerza Aérea norteamericana, que brindó imágenes de radar proporcionadas por un avión de la NASA. Esas imágenes fueron analizadas por especialistas de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae), quienes detectaron anomalías en el terreno y de ahí surgieron 15 puntos de búsqueda.

Dada la densidad de la vegetación costarricense, se exploraron cinco puntos". Uno, en las nacientes del río Estrella, a 1.800 metros de elevación; el segundo, en el fondo de la laguna Sacabico; el tercero y el quinto, sobre la fila Lleskila, y el restante al norte del lago Dabagri.

Los dos expedicionarios se movieron en terrenos muy difíciles, que exigen una intensa preparación. El área que se revisa está en el centro de la República de Costa Rica.

Contaron que sobrevivir en sitios inhóspitos, abriéndose paso a machete, expuestos al intenso calor, tiempo lluvioso y alimañas, se hizo más llevadero gracias a la ayuda de un policía local y del baqueano Germán.

Loaisa (60) está muy comprometido con el caso: buscó en los años '60 y todavía lo sigue haciendo, ahora como parte en todas las misiones Esperanza.

Desde Fuerza Aérea se anunció la realización de la sexta expedición, con fecha probable en marzo-abril o noviembre-diciembre.

-¿En qué estado se está frente a operativos que aparentemente no dan resultado?, se consultó al capitán Mohaupt.

De alguna manera estamos teniendo éxito, pues se van descartando zonas probables y reduciendo considerablemente la zona de inspección. El avión en algún lugar se encuentra, de eso estamos seguros. Miguel Títiro - mtitiro@losandes.com.ar 

El recuerdo de un hijo


En crónicas contemporáneas del accidente del TC 48 siempre se mencionó que los desaparecidos mendocinos eran únicamente tres cadetes: Juan D. Alguacil, Juan J. García y Enrique Miguel Páez. Pero, desde hace un tiempo, se supo que había un cuarto cuyano en el pasaje del trágico vuelo de instrucción.

Se trata del capitán Jorge Horta, de la especialidad mecánica, nacido en la capital mendocina, quien al caer la máquina tenía 41 años. Su hijo Hernán, agente inmobiliario de Buenos Aires, contó que su padre vivió hasta los 20 años en la ciudad de Mendoza, y se mudó luego a la Capital Federal, donde estudió en la Fuerza Aérea Argentina. A poco de egresar, se capacitó en los Estados Unidos. En 1954, se casó con la santafesina Nelly Gil Mellado y tuvo dos hijos (David y Hernán).

Hasta antes del siniestro, el destino de Jorge Horta era la base El Palomar (provincia de Buenos Aires), con el grado de capitán. Poco antes de ser asignado al viaje del TC 48, le habían ofrecido un traslado al sur del país, que desestimó. "Eso fue en el '63, antes de mi nacimiento", rememora Hernán.

En cuanto al hecho en sí, Hernán sostiene: "Mi madre compró la versión oficial. No la juzgo, era la manera de poder mirar hacia adelante. Ese maldito 3 de noviembre de 1965 llegaron a mi casa oficiales de la Aeronáutica y le informaron que el avión había tenido un accidente y que se iba a realizar una búsqueda, que no escuchara radio ni leyera los diarios".

"Mi madre se cerró al mundo. Tras 15 días, los mandos le informaron que la aeronave había caído al mar. Mamá se aferró a esa explicación". Hernán relata que la "historia oficial" también entró en su vida, hasta que conoció a otros familiares. 

Fuente: Los Andes Online

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