domingo, 13 de marzo de 2011

Crece el número de muertos y se agrava el riesgo nuclear

El servicio telefónico y la electricidad todavía siguen interrumpidos en varias zonas. La búsqueda de alimentos, especialmente agua envasada, es la prioridad de los sobrevivientes. Los comentarios del día después.

domingo, 13 de marzo de 2011

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Agencias AFP y AP

A varios kilómetros de la costa, los sobrevivientes de Sendai recorrieron las calles llenas de árboles abatidos, vehículos destrozados e incluso avionetas.

El sábado, un día después que el tsunami barriera la ciudad, los residentes examinaron la devastación que arrasó zonas enteras de este puerto de un millón de habitantes situado a 120 kilómetros (80 millas) del epicentro del sismo, de magnitud 8,9.
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Los equipos de rescate recorrieron la aguas enfangadas en medio de restos que flotaban por doquier, mientras los rescoldos de un gran incendio seguían humeando. El servicio telefónico y de electricidad sigue interrumpido y la ciudad continúa padeciendo poderosas sacudidas secundarias.

Los operarios ferroviarios perdieron el contacto con cuatro trenes que el viernes circulaban por las vías costeras y no los habían localizado para el sábado por la tarde, dijo la agencia noticiosa Kyodo. La empresa ferroviaria East Japan Railway Co. dijo desconocer cuántas personas iban a bordo.

El primer ministro, Naoto Kan, anunció que 50.000 soldados se unirán a los equipos de rescate y tareas de recuperación, ya que para el sábado por la noche no han sido registradas todavía algunas de las zonas más afectadas, unas 30 horas después del sismo.

Centenares de personas hicieron fila ante los pocos supermercados que seguían abiertos en Sendai, para adquirir bebidas y fideos, a sabiendas de que pasará mucho tiempo antes de que la vida vuelva a la normalidad. (ver aparte) Algunos recordaron cómo escaparon con vida cuando olas gigantescas penetraron hasta 10 kilómetros de la costa.

En un comercio situado a cinco kilómetros de la costa, el propietario abrió el negocio, aunque sin electricidad y con el piso cubierto por una espesa capa de lodo.
 
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"La inundación vino por la parte trasera de la tienda y envolvió ambos costados", dijo el propietario del establecimiento, Wakio Fushima. "Vi pasar varios coches que flotaban en mitad de la corriente".

Pero el panorama general era sombrío. En el puerto de Rikuzentakata, totalmente arrasado por el tsunami, se encontraron entre 300 y 400 cadáveres, un día después de que apareciesen entre 200 y 300 cuerpos sin vida en la ciudad de Sendai.
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Mientras los socorrista buscaban bajo los escombros y rescataban a las personas bloqueadas sobre los tejados de innumerables casas casi sumergidas por los aguas, el primer ministro japonés, Naoto Kan, enfatizó la importancia de este primer día de búsqueda de supervivientes. “Zonas residenciales fueron completamente arrasadas”, explicó.

La noche al aire libre

Muchos residentes de Sendai pasaron la noche al aire libre o recorriendo las calles cubiertas de escombros, imposibilitados de regresar a sus casas dañadas o demolidas por el sismo o el tsunami. Los que encontraron un techo para refugiarse esa noche se despertaron rodeados de destrozos por doquier.

El distrito municipal de Wakabayashi, que se extiende directamente hacia el mar, estaba cubierto por agua marrón que llegaba hasta la cintura. La mayoría de las casas quedaron totalmente demolidas, como si hubiesen sido barridas por una topadora gigante.

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Satako Yusawa, de 69 años, dijo haber sentido en su vida muchos sismos, pero ninguno como el del viernes por la tarde. 

“Estaba tomando té en casa de una amiga cuando ocurrió el sismo. Intentamos desesperadamente sujetar los muebles, pero el temblor fue tan violento que nos entró el pánico”, contó la mujer.

Agregó que su hijo acababa de recibir un crédito importante para construir una casa y que la familia se trasladó al nuevo hogar el 11 de febrero. Afortunadamente, se encontraban fuera de la ciudad cuando ocurrió el sismo y el tsunami, pero el sábado no pudieron encontrar la vivienda, ni siquiera el solar que ocupaba. En una tienda de productos electrónicos de la ciudad los empleados regalaron pilas, linternas y cargadores de teléfonos celulares. Varias decenas de personas hicieron fila frente al establecimiento. 

El argentino que conmovió al país se reunió con su familia


Adrián Della Rosa, el argentino residente en Japón que tras horas de desconcierto por la catástrofe localizó el viernes a su esposa y dos hijos, logró encontrarse ayer con sus familiares.

La mujer y los niños estaban en un refugio en la zona norte de ese país, la más afectada por el sismo de 8,9 grados y Della Rosa recorrió más de siete provincias para poder llegar a reunirse y ver bien a su mujer y sus hijos, según informó La Nación on line.

Adrián Della Rosa, quien al momento del terremoto se encontraba por razones laborales en la ciudad de Kobe, a 1.000 kilómetros de su esposa, Alejandra Sato, y de sus hijos Angelina, de 9 años, y Valentino, de 6, dijo que "estaban en un refugio de la ciudad en la que vivimos".

El SMS

Della Rosa había relatado por la mañana del viernes a los canales C5N y TN: "Mi esposa me mandó un mensaje de texto y me dijo hay un terremoto tremendo, se cae todo. Te amo".

El hombre dialogó con la prensa mientras regresaba por vía terrestre al norte del país para buscar a su familia, sobre la que desconocía el paradero tras el mensaje de texto enviado por su esposa.

"Por razones laborales estaba viviendo desde hace una semana en Kobe. Me llamó el gerente general de mi trabajo y me dijo que volviera porque había habido un terremoto muy grande", reveló Adrián.

La zona donde reside la familia Della Rosa está ubicada entre montañas, donde en los últimos días había caído una fuerte nevada, a 18 kilómetros de la ciudad de Sendai, una de las más afectadas por el terremoto.

"Esto parece una guerra, es algo ilógico. He visto puentes derribados, incendios, autos volcados. Es una cosa ilógica, es un campo de batalla y el enemigo es la naturaleza", señalaba Adrián el viernes cuando transitaba por las carreteras en busca de su familia, y agregaba: "He visto fábricas incendiadas, mucho fuego, muchos incendios, casas caídas. Es tremendo, asusta".

Fuente: Los Andes Online

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