Estados Unidos despliega fuerzas especiales en África Central
World Socialist Web Site
| Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos |
El presidente
estadounidense Barack Obama ha desplegado en África Central a unos cien
soldados de las fuerzas especiales como parte de una ofensiva que tiene
por objetivo los dirigentes del Ejército de Resistencia del Señor
(Lord’s Resistance Army, LRA). El LRA es un grupo rebelde que durante
más de dos décadas ha llevado a cabo una feroz batalla contra gobierno
de Uganda.
En una carta dirigida al Congreso estadounidense Obama
anunciaba la llegada a Uganda a partir del pasado miércoles de un
pequeño equipo de asesores “equipados para el combate”. La carta de
Obama al Congreso afirma que el objetivo del despliegue de soldados
estadounidenses es “ayudar a las fuerzas africanas a eliminar del campo
de batalla a [el dirigente del LRA] Joseph Kony y a los demás
dirigentes”.
Obama añadía que“el LRA sigue cometiendo atrocidades
por toda la República Centroafricana, la República Democrática de Congo
y Sudán del Sur que tienen un impacto desproporcionado en la seguridad
de la zona. […] Así, hasta el momento los esfuerzos regionales militares
no han logrado eliminar del campo de batalla al dirigente del LRA
Joseph Kony o a sus altos mandos”.
Los soldados estadounidenses
permanecerán en la región el mes que viene, desplegados también en los
países vecinos, incluyendo Sudán del Sur, la república Centroafricana y
Congo. El Pentágono confirmó que la mayoría de los cien soldados
desplegados son soldados de las Fuerzas Especiales.
Una
vez más se pone en evidencia la sumisión ciega del presidente de Uganda
Yoweri Museveni al imperialismo estadounidense ya que apoya el
despliegue estadounidense y coopera con él. El portavoz del ejército de
Uganda Felix Kulaigye declaró a Reuters: “Nosotros no pedimos esta
ayuda, pero ahora que viene le damos la bienvenida. Kony es una amenaza
para la seguridad de la región y cuando antes acabemos con él, mejor”.
Tanto
Obama como Museveni trataron de restar importancia al significado del
despliegue. Obama afirmó que estaba “limitado” a unos pocos meses.
Reuters comentó: “Parece que el objetivo de los términos limitados del
compromiso es asegurar a los [ciudadanos] estadounidenses cansados de la
guerra que Obama no tienen planes de involucrar directamente a las
fuerzas estadounidenses en otro conflicto cuando éstas ya están
implicadas en las guerras de Afganistán e Iraq, y están desempeñando un
papel de apoyo en la campaña aérea dirigida por la OTAN en Libia”.
Cínicamente,
Museveni puso objeciones a denominar a los soldados estadounidenses
desplegados en Uganda “tropas” en un intento de desactivar la oposición a
un despliegue estadounidense en Uganda. Afirmó: “Mejor llamarlo
personal estadounidense, no tropas. Cuando se les llama tropas se está
diciendo que vienen a luchar en nuestro nombre. Nunca tendremos tropas
que vengan a luchar por nosotros. No puedo aceptar que vengan tropas
extranjeras a luchar por mí. Tenemos capacidad para luchar nuestras
propias guerras”.
Estos comentarios no hacen sino poner de
relieve el hecho de que hay una oposición popular generalizada en África
y en Estados Unidos a que se extienda la violencia militar
estadounidense en África, algo que se está planeando ahora.
Estados
Unidos ya está operando en la importante base militar de Camp Lemonier
en Djibuti, que coordina los aviones de combate y de vigilancia
estadounidenses que vuelan sobre Yemen y Somalia, y más ampliamente las
operaciones militares estadounidenses en África Oriental y Central. Esto
forma parte de unas series recientes de agresiones estadounidenses (o
respaldadas por occidente) en África, incluyendo la guerra en Libia
dirigida por Estados Unidos y el derrocamiento, dirigido por Francia,
del presidente de Costa de Marfil Laurent Gbagbo el pasado mes de abril.
Esta
operación también continúa con la política del gobierno estadounidense
de asesinatos extrajudiciales de personas a las que Washington considera
terroristas, fuera de la jurisdicción de cualquier tribunal o ley.
Forma parte del actual repudio de las formas democráticas de gobierno
por parte de la burguesía estadounidense durante la “guerra contra el
terrorismo”.
Estados Unidos lleva años amenazando al LRA, desde
que lo calificó de organización terrorista en 2001. Desde 2008 el
gobierno estadounidense define al LRA como un grupo “terrorista global
especialmente designado”. En mayo de 2010 el gobierno Obama firmó la
“Ley para el desarme del LRA y de recuperación de Uganda del norte”.
Como señalaba The Economist, esta ley convierte en
política interna estadounidense el “matar o capturar a Joseph Kony y
aplastar su rebelión de una vez por todas”. La ley fue aprobada
unánimemente por el Congreso estadounidense, lo que pone de relieve el
apoyo de los dos partidos de la clase dirigente estadounidense a esta
política.
El LRA es una milicia religiosa sectaria dirigida por
Joseph Kony, que afirma ser el “portavoz” de Dios. Inspirado por una
combinación de misticismo y retórica cristiana, se le ha acusado de
llevar a cabo gran cantidad de atrocidades a lo largo de los últimos
veinticinco años, incluyendo el secuestro de niños para que luchen en la
milicia, el hecho de tener esclavas sexuales, la violación de mujeres y
la muerte de miles de personas.
La intervención de Washington no
está motivada por la preocupación por estas atrocidades, muchas de las
cuales las cometen las propias fuerzas estadounidenses en países que
están ocupados por Estados Unidos o las fuerzas a las que respalda este
país por toda África. Su objetivo fundamental es asentar los intereses
imperialistas estadounidenses en África y contrarrestar la influencia
cada vez mayor de otras potencias importantes en la región,
particularmente China.
A Washington le preocupan especialmente
los crecientes conflictos en el vecino Sudán tras las partición del
país. Sudán del Sur, que declaró su independencia de Jartum el 9 de
julio tras un referéndum, tiene unas vastas reservas de petróleo y goza
del respaldo estadounidense. Sudán es uno de los principales
suministradores internacionales de petróleo (Véase: Partition of Sudan prepares way for further conflicts).
La
semana pasada el ministro del Interior de Sudán del Sur Alison Manani
Magaya afirmó que Sudán del Norte está proporcionando al LRA apoyo y
campos de adiestramiento para preparar ataques fronterizos contra Sudán
del Sur desde Uganda. “Tienen un campo de adiestramiento en la frontera
entre Western Bahr el Ghazal y Darfur, donde han sido adiestrados y
aprovisionados”, declaró Magaya. Añadió que se “reforzarán” 27 puntos de
entrada a lo largo de la frontera entre Uganda y Sudán del Sur para
hacer frente a la amenaza del LRA.
Los comentarios de Magaya se
hacían eco de las observaciones hechas por Hilde Johnson (representante
especial del Secretario General de la ONU y el más alto funcionario de
la ONU en Sudán del Sur), quien afirmó que el LRA se está desplazando
hacia la frontera entre Darfur (Sudán del Norte) y Western Bahr en
Ghazal (ahora en Sudán del Sur).
La intervención estadounidense
también está dictada por la creciente preocupación acerca de las
lealtades del gobierno de Uganda. Según un cable estadounidense filtrado
por WikiLeaks, Washington sigue de cerca la creciente influencia
económica de China en Uganda. Un cable, fechado el 17 de febrero de
2010, ilustra esta preocupación: “Se siguen acelerando en todos los
frentes las relaciones económicas de China con Uganda, lo que convierte a
China en uno de los principales inversores extranjeros en el país […].
Un mayor asesoramiento e inversiones chinas en Uganda ha generado un
cierto resentimiento debido a la percepción local de que las inversiones
chinas favorecen sus propios negocios”.
Uganda también tienen
unas cada vez mayores relaciones económicas con Irán. Irán y Uganda han
continuado estrechando sus relaciones con el acuerdo por parte de Irán
de financiar el sector petrolífero de Uganda. En una reunión celebrada
en Teherán en mayo de 2009 el presidente Museveni y el presidente iraní
Ahmadinejad se reunieron con altos cargos comerciales iraníes para
negociar un acuerdo de incrementar la cooperación económica bilateral.
El acuerdo incluía provisiones para la construcción de una refinería de
petróleo en Uganda y medidas que permiten que altos cargos ugandeses del
petróleo formarse en la Universidad Tecnológica del Petróleo de
Teherán.
Fuente: Rebelion.org


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