Basura electrónica
La Argentina desecha 120.000 toneladas de
residuos tecnológicos al año, pero sólo se recicla el 5 por ciento. Todo
lo que tenés que saber sobre el descarte adecuado de baterías y equipos
que ya no sirven
En
la Argentina se tiran 120.000 toneladas de basura electrónica por año,
según estimaciones del sector. En la ciudad de Buenos Aires el número
ronda los 7 kilos per cápita (el doble que en el resto del país), debido
sobre todo a la gran cantidad de empresas que tienen oficinas aquí.
Esto incluye los casi 10 millones de móviles que se dejaron de usar el
último año, sumados a un millón de computadoras y otro tanto de
impresoras, y que en el peor de los casos terminan contaminando un
basural.
Desde hace unos años, junto con la creciente presencia de
dispositivos electrónicos en el hogar y las empresas ha surgido un
problema: la disposición de esos desechos electrónicos.
"Mientras una batería o un celular están en uso no
contaminan. Pero si se los tira a un basural común y se rompen pueden
liberar ácidos o materiales tóxicos como mercurio, cromo o berilio, que
pueden afectar el agua y el suelo del relleno sanitario donde están. Ese
es el problema en un basural, no los restos de comida", alerta Gustavo
Fernández Protomastro, de Gestión Ambiental (www.escrap.com.ar), una de las cinco empresas nacionales que cuentan con una planta de
reciclado de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE).
La disposición de los residuos tecnológicos es un
problema mundial y tiene varias aristas. Por un lado, la contaminación
que producen esos desechos en el mundo: los 1600 millones de celulares
que se vendieron en 2010 según Gartner, por ejemplo, sumados a
computadoras, portátiles, tablets, reproductores multimedia, GPS,
etcétera.
Por otro, la presión que ponen sobre los recursos no
renovables del planeta: en un dispositivo de este tipo es posible
encontrar elementos relativamente abundantes (hierro, aluminio, bronce,
oro, silicio), pero también minerales poco comunes (las llamadas tierras
raras); un móvil puede tener hasta 50 materiales diferentes, sin contar
el plástico. Y el litio que puede sacarse de una batería vieja es más
puro que el que se obtiene de una mina como las que hay en Salta, Jujuy o
Chile.
Lo mismo para el oro o el cobre; recuperarlos no sólo
evita impactar aún más sobre el medio ambiente, sino que permite
reutilizar esos materiales, y a un costo menor al que tiene extraerlos
de la tierra. Además, buena parte de la materia prima usada en la
electrónica está en tierras chinas; ese país se niega a exportarla sin
procesarla (es decir, sólo sale como producto terminado), por lo que el
reciclado permite mantener vivas fábricas en el resto del mundo, y hoy
es un negocio que da ganancias.
"En un celular se puede reciclar el 90% de los
materiales, pero para eso hay que evitar que vaya a un basural común
-explica Fernández Protomastro-. En el mundo hay lugares (centros
verdes) donde la gente puede ir a tirar estos equipos; acá, Rafaela está
implementando algo así. La alternativa son los cartoneros, que levantan
estas cosas de la calle, y las empresas, que contratan servicios como
el nuestro para hacer la recuperación. En la Argentina hoy sólo se
recupera el 5% de la basura electrónica."
Una vez que la empresa de reciclado de RAEE la tiene en
su predio se hace un proceso de desarmado de los equipos; separan y
clasifican las piezas según su tratamiento posterior: las baterías, las
carcasas, los cables, las pantallas, las plaquetas, los transformadores y
demás.
El 80% de los componentes se recicla en el país, mientras
que un 10% debe enviarse al exterior para su procesamiento. El 10%
restante son los elementos que no pueden recuperarse (transformadores,
algunos plásticos y gomas) que se catalogan como residuos peligrosos. En
la Argentina, por ejemplo, Siderar compra hierro recuperado, y Aluar
hace lo propio con el aluminio; los cables se trituran para separar el
cobre del plástico que los recubre.
Según Fernández Protomastro, el plástico se mezcla con
otro no reciclado para hacer postes de luz, carcasas de medidores de
corriente y otros elementos. En Gales, Reino Unido, se inauguró
recientemente un puente hecho de plástico reciclado.
En la Argentina, sin embargo, no existe todavía una
planta capaz de procesar y recuperar los metales y minerales usados en
una plaqueta (un motherboard, típicamente) o una batería; estos
componentes se envían a Europa o China para su reciclado.
El límite legal
El jueves último, el Senado bonaerense convirtió en ley
un proyecto que prohíbe tirar a la basura lámparas, pilas, celulares,
computadoras ni electrodomésticos en general, para evitar la acumulación
de las 50.000 toneladas de RAEE que se descartan por año en la
provincia de Buenos Aires. La nueva legislación estipula la creación de
un registro provincial de gestores de basura electrónica, y la puesta en
marcha de centros de recepción de desechos.
Todavía falta, sin embargo, una ley nacional que regule
en forma unificada esta actividad y que promueva la disposición ordenada
de la basura electrónica por parte de los usuarios finales, y su
recolección y posterior procesamiento. Existe, no obstante, "un proyecto
de ley de presupuestos mínimos, que ya tiene media sanción en el
Senado. El proyecto propone regular la gestión de los residuos para
promover la reutilización y el reciclado de la basura electrónica",
explica Yanina Rullo, de Greenpeace Argentina, asociación que está
apoyando este proyecto (www.greenpeace.org/argentina/es/campanas/contaminacion/basura-electronica/ ).
"Lo que buscamos es que se cree una infraestructura de
gestión, que cree un marco legal para esta actividad y que permita
regular la actividad del reciclado y la formación de una industria
local; en el resto del mundo es una actividad rentable y aquí puede
serlo también. Aunque se están haciendo cosas en el país hay trabas,
porque al no tener una ley parte de esta basura se clasifica como
residuo peligroso y eso complica su procesamiento", afirma.
En Greenpeace apuntan a lograr que los diputados sesionen
en comisión antes del 20 de este mes para lograr que el proyecto de ley
progrese y no quede postergado para las sesiones de 2012.
En esto coincide el presidente de la Agencia de
Protección Ambiental porteña (APRA), Javier Corcuera: "Actualmente
existen dos obstáculos que dificultan la gestión de la basura
electrónica: la ausencia de una industria de reciclado con capacidad
suficiente para abarcar la totalidad de RAEE que se generan y las
prohibiciones jurisdiccionales de ingreso a territorios provinciales. Es
indispensable la sanción de una ley nacional que fije presupuestos
mínimos para la adecuada gestión de estos residuos. Y debe aplicarse el
principio de responsabilidad extendida del productor".
Este principio supone que el fabricante o el vendedor del
equipo deben hacerse cargo de su reciclado, sea disponiendo de lugares
de acopio y procesamiento o aceptando equipos viejos como parte de pago
de los nuevos.
De hecho, en 2008 la APRA y los fabricantes Duracell y
Energizer firmaron un acuerdo para la recolección de pilas en la Ciudad
avalado por la Secretaría de Ambiente nacional, que terminó con 10
toneladas de pilas en manos del gobierno porteño, que esperan una
autorización de la Aduana para poder ser exportadas a Europa.
En Suecia, Bélgica y Alemania hay plantas con hornos que
procesan las pilas y las plaquetas, y permiten recuperar los metales y
otros materiales; lo que no se puede reciclar se usa, por ejemplo, como
escoria para cemento.
Dónde llevar las baterías
Según los expertos, las pilas alcalinas pueden ir a la basura común, aunque es preferible reciclarlas.
El programa de recolección de pilas recargables que la Agencia de Protección Ambiental implementó sigue vigente. En www.agenciaambiental.gob.ar/areas/med_ambiente/apra/des_sust/res_esp/empresa_recoleccion.php?menu_id=32341
es posible acceder a un listado con los 110 puntos de recolección. Las
empresas que participan en el programa son Duracell, Energizer, Kodak,
HP, Nextel, Probattery, Rayovac, Sony, Nokia junto con Claro, Personal,
IBM, Lenovo, Philips, Motorola y Panasonic.
Movistar tiene buzones en sus oficinas comerciales para
recibir baterías, y lleva procesados en la última década 2,5 millones de
baterías y 1,5 millones de kilogramos de residuos. Personal también
tiene urnas en sus oficinas comerciales; en www.personal.com.ar/concienciacelular/popup_conciencia.html es posible consultar un listado.
Sony, por su parte, tiene un plan de recolección de pilas
recargables y baterías agotadas, que recibe en sus locales Sony Style
(en www.sony.com.ar/gestionambiental/ hay una lista de puntos de recepción).
Mientras, Epson está asociada con Silkers (www.silkers.com.ar) desde 2006 para el procesamiento de basura electrónica de esa firma.
BGH también usa ese reciclador, contando con urnas para recibir pilas en
varias de sus oficinas.
En el caso de los teléfonos celulares, además, varios
fabricantes (como Motorola, Nokia o Samsung) han presentado en los
últimos años móviles hechos enteramente de material reciclado, como una
forma de reducir la basura electrónica en el planeta.
Fuente: lanacion.com.ar


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