¿Desaparece el servicio secreto alemán?
El ministro alemán del Interior propuso crear un
registro central de neonazis; la de Justicia, reestructurar el servicio
secreto; y el presidente del Sindicato Alemán de Policías, analizar si
se justifica su existencia. Una decisión de estado, analizado por la
Deutsche Welle, de Alemania.
por Deutsche Welle
|
Desde el 12 de
noviembre, cuando salió a la luz la vinculación entre un grupo de
neonazis y la muerte de nueve pequeños empresarios de origen extranjero,
asesinados en distintas partes de Alemania entre 2000 y 2007, los
medios no han dejado de discutir sobre los posibles errores de las
autoridades encargadas de vigilar a los extremistas de derecha, la
relativa indiferencia del Estado frente a la violencia racista y
xenófoba en el país, y la viabilidad de ilegalizar al Partido
Nacionaldemócrata de Alemania (NPD).
“¿Y si hubieran sido islamistas y no neonazis?”
Al ser entrevistada por Südwestrundfunk (SWR), la televisora y radioemisora pública de los Estados federados de Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado, la ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, puso en duda la efectividad de concebir un registro central con las señas de los neonazis más peligrosos, como lo sugirió este martes (15.11.2011) el ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich. “¿No existe ya una base de datos como esa?”, preguntó extrañada la política liberal.
Friedrich propuso crear una lista de extremistas de derecha similar a la que los servicios de inteligencia utilizan desde hace años para seguir los movimientos y actividades de islamistas potencialmente violentos. Un planteamiento que deja en evidencia la percepción que prevalece en Alemania de los grupos políticamente radicalizados y de su peligrosidad: muchos critican que la actuación de los neonazis sea monitoreada con menor exhaustividad que la de los extremistas musulmanes y la de los de izquierda.
Recientemente, el presidente de Los Verdes, Cem Özdemir, preguntaba retóricamente en qué estado de conmoción se hallaría la clase política si hubieran sido islamistas quienes asesinaron sistemáticamente a empresarios alemanes durante años. Özdemir llamó la atención hacia la tendencia de las fuerzas de seguridad a desestimar los atentados terroristas de la extrema derecha como si fueran actos de violencia aislados, con todo y que el terrorismo neonazi no es un fenómeno nuevo.
Sugieren reestructurar o desmontar el servicio de inteligencia
Leutheusser-Schnarrenberger ha insistido más bien en la necesidad de reestructurar la Oficina Federal para la Protección de la Ley Fundamental de Alemania (BfV), la entidad adscrita a la cartera del Interior cuyos agentes secretos se han infiltrado en la escena neonazi con el propósito de vigilar sus actividades. A su juicio, los ministros de Interiores deberían prescindir de este servicio de informantes para que se pueda comenzar un proceso judicial con miras a prohibir al partido de ultraderecha NPD.
El presidente del Sindicato Alemán de Policías, Rainer Wendt, fue aún más lejos este miércoles (16.11.2011). A sus ojos, el Estado deberá analizar si se justifica la existencia de la BfV, que “emplea métodos dudosos para generar información aún más dudosa”. Datos que ni siquiera comparte, acotó Wendt, reprochándole a las distintas dependencias de la BfV –cada uno de los dieciséis Estados federados tiene su propio servicio de inteligencia– el hecho de reservarse la información que recaban.
Por un lado, Wendt apoya la idea del ministro del Interior de centralizar la información sobre los extremistas de derecha, sus actividades, desplazamientos y delitos, siempre y cuando la policía tenga acceso ilimitado a ella, cosa que no estuvo garantizada en el pasado. Pero, por otro, lamentó que la iniciativa llegue tan tarde, enfatizando que el Sindicato Alemán de Policías y otros organismos del Estado venían exigiendo la implementación de esa base de datos desde principios de los noventa.
Evidencias apuntan a que los terroristas tuvieron cómplices
Tras descubrirse por casualidad que el grupo Clandestinidad Nacionalsocialista llevaba casi una década asesinando a inmigrantes –casos que siguen estando irresueltos– y que sus integrantes pueden ser los autores de otros atentados xenófobos no esclarecidos hasta ahora, la policía ha decidido revisar de nuevo todos los casos que, a partir de 1998, involucren ataques con un posible motivo racista y no se hayan cerrado por falta de evidencias. También los agentes del Estado infiltrados en la escena de ultraderecha están en la mira.
Este 15 de noviembre, las fuerzas de seguridad alemanas se vieron comprometidas en el escándalo de la “célula neonazi de Zwickau”, cuando se confirmó que un miembro del servicio secreto de Hesse estuvo presente en el lugar donde se cometieron seis de los diez asesinatos atribuidos a Clandestinidad Nacionalsocialista. El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung reveló que la policía identificó al agente encubierto porque fue el único testigo de los crímenes que no se presentó a declarar.
El periódico Bild apunta hacia otra inquietante coincidencia: cuando el infiltrado en cuestión fue suspendido en 2007, la ola de asesinatos llegó a su fin. Una comisión independiente realizará averiguaciones en el seno de la BfV durante los próximos tres meses. Mientras tanto, las dos personas arrestadas por su relación con Clandestinidad Nacionalsocialista siguen siendo interrogadas por las autoridades pertinentes. “Hay pruebas de que hubo otros cómplices. No quiero decir más”, declaró este miércoles (15.11.2011) el diputado socialdemócrata que encabeza el gremio parlamentario para el control de la Inteligencia, Thomas Oppermann.
Fuente: MDZ Online
“¿Y si hubieran sido islamistas y no neonazis?”
Al ser entrevistada por Südwestrundfunk (SWR), la televisora y radioemisora pública de los Estados federados de Baden-Wurtemberg y Renania-Palatinado, la ministra de Justicia, Sabine Leutheusser-Schnarrenberger, puso en duda la efectividad de concebir un registro central con las señas de los neonazis más peligrosos, como lo sugirió este martes (15.11.2011) el ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich. “¿No existe ya una base de datos como esa?”, preguntó extrañada la política liberal.
Friedrich propuso crear una lista de extremistas de derecha similar a la que los servicios de inteligencia utilizan desde hace años para seguir los movimientos y actividades de islamistas potencialmente violentos. Un planteamiento que deja en evidencia la percepción que prevalece en Alemania de los grupos políticamente radicalizados y de su peligrosidad: muchos critican que la actuación de los neonazis sea monitoreada con menor exhaustividad que la de los extremistas musulmanes y la de los de izquierda.
Recientemente, el presidente de Los Verdes, Cem Özdemir, preguntaba retóricamente en qué estado de conmoción se hallaría la clase política si hubieran sido islamistas quienes asesinaron sistemáticamente a empresarios alemanes durante años. Özdemir llamó la atención hacia la tendencia de las fuerzas de seguridad a desestimar los atentados terroristas de la extrema derecha como si fueran actos de violencia aislados, con todo y que el terrorismo neonazi no es un fenómeno nuevo.
Sugieren reestructurar o desmontar el servicio de inteligencia
Leutheusser-Schnarrenberger ha insistido más bien en la necesidad de reestructurar la Oficina Federal para la Protección de la Ley Fundamental de Alemania (BfV), la entidad adscrita a la cartera del Interior cuyos agentes secretos se han infiltrado en la escena neonazi con el propósito de vigilar sus actividades. A su juicio, los ministros de Interiores deberían prescindir de este servicio de informantes para que se pueda comenzar un proceso judicial con miras a prohibir al partido de ultraderecha NPD.
El presidente del Sindicato Alemán de Policías, Rainer Wendt, fue aún más lejos este miércoles (16.11.2011). A sus ojos, el Estado deberá analizar si se justifica la existencia de la BfV, que “emplea métodos dudosos para generar información aún más dudosa”. Datos que ni siquiera comparte, acotó Wendt, reprochándole a las distintas dependencias de la BfV –cada uno de los dieciséis Estados federados tiene su propio servicio de inteligencia– el hecho de reservarse la información que recaban.
Por un lado, Wendt apoya la idea del ministro del Interior de centralizar la información sobre los extremistas de derecha, sus actividades, desplazamientos y delitos, siempre y cuando la policía tenga acceso ilimitado a ella, cosa que no estuvo garantizada en el pasado. Pero, por otro, lamentó que la iniciativa llegue tan tarde, enfatizando que el Sindicato Alemán de Policías y otros organismos del Estado venían exigiendo la implementación de esa base de datos desde principios de los noventa.
Evidencias apuntan a que los terroristas tuvieron cómplices
Tras descubrirse por casualidad que el grupo Clandestinidad Nacionalsocialista llevaba casi una década asesinando a inmigrantes –casos que siguen estando irresueltos– y que sus integrantes pueden ser los autores de otros atentados xenófobos no esclarecidos hasta ahora, la policía ha decidido revisar de nuevo todos los casos que, a partir de 1998, involucren ataques con un posible motivo racista y no se hayan cerrado por falta de evidencias. También los agentes del Estado infiltrados en la escena de ultraderecha están en la mira.
Este 15 de noviembre, las fuerzas de seguridad alemanas se vieron comprometidas en el escándalo de la “célula neonazi de Zwickau”, cuando se confirmó que un miembro del servicio secreto de Hesse estuvo presente en el lugar donde se cometieron seis de los diez asesinatos atribuidos a Clandestinidad Nacionalsocialista. El diario Frankfurter Allgemeine Zeitung reveló que la policía identificó al agente encubierto porque fue el único testigo de los crímenes que no se presentó a declarar.
El periódico Bild apunta hacia otra inquietante coincidencia: cuando el infiltrado en cuestión fue suspendido en 2007, la ola de asesinatos llegó a su fin. Una comisión independiente realizará averiguaciones en el seno de la BfV durante los próximos tres meses. Mientras tanto, las dos personas arrestadas por su relación con Clandestinidad Nacionalsocialista siguen siendo interrogadas por las autoridades pertinentes. “Hay pruebas de que hubo otros cómplices. No quiero decir más”, declaró este miércoles (15.11.2011) el diputado socialdemócrata que encabeza el gremio parlamentario para el control de la Inteligencia, Thomas Oppermann.
Fuente: MDZ Online


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