"Expulsaré a los narcos del país con unidades de elite del ejército"
El general Pérez Molina, favorito en el ballottage, reclama mano dura contra el crimen organizado
Militar
curtido en las tácticas de la contrainsurgencia durante la guerra civil
que devastó Guatemala, el general Otto Pérez Molina (61 años),
candidato del derechista Partido Patriota (PP), se perfila como el
próximo presidente del país centroamericano.
Acusado de haber participado en las masacres perpetradas
por el ejército durante el conflicto armado, Pérez Molina rechaza las
imputaciones y se presenta como el hombre que llevó la paz a un país que
hoy vive azotado por la inseguridad, la pobreza y el control de amplias
zonas del país por los carteles del crimen organizado.
Las encuestas le otorgan una holgada victoria (58%)
frente al empresario Manuel Baldizón, del partido Líder, en la segunda
vuelta de las elecciones que se celebrarán pasado mañana.
En un diálogo telefónico con LA NACION, el general
retirado asegura que expulsará del país a los carteles gracias al
despliegue de unidades de elite del ejército y a la reestructuración de
los servicios de inteligencia.
En un país donde sólo se investiga el 2% de los crímenes y
en el que la tasa de homicidios supera en seis veces el promedio
mundial, la receta del candidato conservador pasa por aplicar la "mano
dura" contra los delincuentes.
Si resulta vencedor pasado mañana, Guatemala no sólo
cambiaría de signo político (el presidente saliente, Alvaro Colom, es
socialdemócrata), sino que tendría a un militar en la cúpula del Estado
por primera vez desde mediados de los años 80.
-Varios grupos de derechos humanos lo han acusado de
participar en las masacres cometidas por el ejército en Nebaj, en el
departamento de Quiché, adonde usted estuvo asignado en 1982 y 1983.
¿Qué tiene que decir al respecto?
-Esas denuncias no tienen ningún sustento. La prueba es
que en la primera vuelta gané en Quiché y le sacamos más de 50.000 votos
de diferencia al segundo candidato. Eso es el reflejo de que hicimos
las cosas bien cuando estuvimos allá en los años 80. Yo llegué a luchar
por la paz y a defender a la población, pero todavía quedan rezagos de
extrema izquierda, de los grupos guerrilleros, que quieren inventar
historias. Quieren levantar el fantasma de mi participación en actos
violentos pero no tienen argumentos sólidos; me retiré del ejército hace
diez años y nunca fui señalado por esa cuestión. Muy al contrario,
quiero recordar que yo fui quien firmó los Acuerdos de Paz en 1996 [que
pusieron fin a 36 años de guerra], y creo que ésa es la mejor prueba de
mi vocación democrática.
-La principal preocupación de los guatemaltecos es la
inseguridad, según las encuestas. Hay zonas del país, como el Petén,
Alta Verapaz o Izabal, donde el cartel de Los Zetas ordena y manda. Si
es elegido presidente, ¿cómo piensa afrontar ese desafío del
narcotráfico?
-Guatemala no es un destino final de la droga. A
diferencia de México, nosotros tenemos un problema con las rutas, es un
problema de tránsito, de almacenamiento de la droga para su transporte
al Norte. Nuestro reto es reducir la presencia del narcotráfico en el
país. Y para lograrlo crearé fuerzas de tarea, compuestas por policías
civiles y unidades del ejército, que patrullarán en las zonas
controladas por esos grupos.
-El presidente Calderón también afrontó la lucha
contra el crimen organizado desplegando al ejército y el resultado fue
desastroso.
-Nosotros no vamos a desplegar a miles de soldados, como
hizo Calderón en México. Vamos a enviar unidades de elite del ejército
en esas zonas donde operan Los Zetas y otros grupos del narcotráfico. En
concreto, hay dos unidades que deben participar en esas operaciones:
los paracaidistas y los kaibiles [tropas especiales formadas desde los
años 70 para luchar contra la guerrilla]. Son unidades que dispondrán de
la última tecnología para lograr nuestro objetivo: expulsar a los
narcos de Guatemala.
-¿Por qué se llegó a esta situación en Guatemala,
donde tanto los carteles como las maras (pandillas de delincuentes)
siembran el terror a gran escala?
-El gobierno de [Alvaro] Colom ha dejado de hacer muchas
cosas. No aplicó la ley contra el crimen organizado. Con esa ley se
podrían hacer seguimientos de personas con escuchas telefónicas, como
sucede en otros países. Para nosotros será vital aplicar esa ley y
fortalecer los cuerpos de inteligencia del país, algo que tampoco quiso
hacer Colom. Hay que profesionalizar esos cuerpos para que sean
efectivos en la lucha contra la delincuencia organizada.
-La mitad de los guatemaltecos vive bajo el umbral de
la pobreza en un país donde casi nadie paga impuestos. ¿Tiene algún
plan para revertir esa situación?
-El crecimiento económico es la base para reducir la
pobreza. Una de mis prioridades será atraer inversiones extranjeras. Al
mismo tiempo, fomentaremos el desarrollo rural y la creación de
microempresas, que son las que generan empleo. Para contar con más
ingresos, hemos propuesto un nuevo pacto fiscal.
Fuente: lanacion.com.ar
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