Las protestas contra el régimen del rey Abdalá se
suceden desde hace un año; la precariedad y ausencia de democracia han
sacado a la calle a los jordanos
Jordania vive su primavera árabe
Las últimas
protestas en Jordania han forzado al rey Abdalá a cambiar, el 17 de
octubre, al primer ministro, a su Gobierno y al jefe de los servicios de
inteligencia por segunda vez este año. Awn Al-Khasawneh, exjuez de la
Corte Internacional de Justicia, sustituyó a Marouf Al- Bakhit, que
durante su breve mandato de diez meses se ha enfrentado al descontento
social.
Las manifestaciones han sido constantes en Jordania desde enero, siguiendo la estela de Egipto o Túnez. Muchas protestas han sido reprimidas con violencia
y esto ha producido la muerte de una persona así como cientos de
heridos. El pueblo jordano ha salido a las calles para reclamar mejores
condiciones de vida y pedir que se luche contra la corrupción y cambios
políticos.
El reino de Jordania, independiente desde 1946, es una
monarquía constitucional gobernada por la dinastía hachemita, de origen
saudí, aceptada tibiamente por las tribus jordanas. El reino es el
único país árabe, junto con Egipto, que mantiene relaciones con Israel y
su estabilidad se considera fundamental para mantener el orden en la
región. Tras la creación de Israel en 1948 y el éxodo palestino, la
población está compuesta por los súbditos jordanos y los habitantes de
origen palestino, entre un 40 y un 60%del total.
Sin embargo, muchos jordanos no están a favor de las buenas relaciones del país con Israel.
El 26 de octubre, 17 aniversario de la firma del acuerdo de paz de
Jordania con Israel, cientos de personas se manifestaron para pedir el
final de este acuerdo.Para el Comité Nacional para Enfrentar la
Normalización con Israel, formado por una coalición de partidos de la
oposición, es necesario poner fin a las buenas relaciones con el país
vecino porque “el tratado fue el resultado de las presiones sionistas y
estadounidenses tras la guerra del Golfo”.
Crecen las protestas
Aunque oficialmente Jordania es una monarquía parlamentaria, no existe una verdadera separación de poderes
y estos recaen, en mayor o menor medida, en la figura del rey. Así,
gobernadores, senadores, primer ministro y Gobierno son elegidos por el
rey. Éste tiene, además, autoridad para disolver el Parlamento. Es
también jefe del Ejército y los servicios de inteligencia e interfiere
en el poder judicial, como demuestra el indulto masivo aplicado en junio
para ganar apoyo popular ante las protestas.
El régimen, que se
siente acorralado por las protestas, ha anunciado a primeros de
noviembre que va a poner en libertad a todos los presos políticos. Estas
estrategias responden a la presión social y a la crisis política,
aunque la monarquía ha intentado aparentar que se están llevando a cabo cambios.
Así, en enero, el monarca destituyó al Gobierno para, a continuación,
solicitar al nuevo ejecutivo “un período nuevo”. Además, incluyó también
a los islamistas en la agenda política, populares pero tradicionalmente
menospreciados. Pese a ello, el descontento con la monarquía es
creciente. Al malestar causado por la falta de democracia y las
precarias condiciones de vida, se suma la frustración que provocan los
numerosos casos de corrupción que afectan a miembros tan cercanos al rey
como la propia reina Rania de Jordania.
Las protestas no son una novedad en un país de casi 30 millones de habitantes, con un índice de paro del 14% y grandes desigualdades sociales.
La política de privatizaciones, muy intensa en la última década, que
afectó a los fosfatos, transportes, agua, electricidad o
telecomunicaciones, ha generado constantes reivindicaciones populares.
Una
de las mayores protestas, que se saldó con 17 heridos, tuvo lugar el 15
de julio. La marcha, a la que se unieron los periodistas de los
principales medios del país, se convocó en respuesta a la presentación
de la ley anticorrupción. El artículo 23 de dicha ley impone multas de
entre 30.000 y 60.000 euros a cualquier acusación de corrupción no
contrastada con “pruebas sólidas”. Tal y como denuncia Mohamed Abdel
Dayem, coordinador del Comité de Defensa de Periodistas en la región,
“la aprobación de la ley reduciría drásticamente la posibilidad de los
periodistas de exponer los casos de corrupción”.
Otro aspecto que
llevó a cabo el destituido Gobierno de Al-Bakhit fue la modificación de
la Carta Magna. El rey Abdallá presentó en agosto un paquete de 42
enmiendas a la Constitución. Sin embargo, los opositores recriminan que
éstas apenas aplican recortes a los poderes reales y que ignoran una de
sus peticiones principales: que sea el Congreso y no el rey el encargado
de nombrar al Gobierno. Naseem Tarawnah, conocido bloguero y activista
jordano, escribe sobre las enmiendas: “gran parte de la euforia sobre
estas enmiendas se parece a darle un hueso a un perro hambriento;
convencerle de que es un filete no es un gran problema”.
De nuevo,
hace tan sólo unas semanas, el anuncio de la nueva ley electoral
provocaba el corte de carreteras y nuevos altercados. El Frente de
Acción Islámico (rama de los Hermanos Musulmanes en Jordania) y otros
partidos de izquierda ya han declarado que boicotearán las elecciones
municipales del 27 de diciembre.
Los indignados de Jordania
En
el nuevo contexto las demandas han ganado intensidad y han asumido un
cariz más político. Ése es el caso de los jóvenes que han creado el
Movimiento 24 de Marzo, grupo que lleva el nombre de la primea gran
manifestación en la Plaza Abd-il-Nasser, en Ammán, durante la cual una
persona murió debido a la represión policial. En su intento de emular
las manifestaciones de El Cairo, el Movimiento 24 de Marzo ha tomado dos veces esa céntrica plaza de la capital.
En torno al grupo 24 de Marzo hay también jóvenes sin filiación
política y por primera vez participan palestinos junto a jordanos en las
manifestaciones contra el Gobierno, si bien no se han posicionado
contra el rey.
El viernes 4 de noviembre se celebraron en la
capital y en varias ciudades manifestaciones simultáneas, en su mayoría
del Movimiento 24 de Marzo, para pedir democracia. En la capital un
grupo promonarquía atacó a los manifestantes y la policía aprovechó el
caos para cargar con fuerza.
Un foro por la ”estabilidad”
Con
las protestas por la precariedad social y la falta de democracia de
fondo, Jordania celebró, del 21 al 23 de octubre, el Foro Económico
Mundial para “impulsar el sector privado en el área”. Cerca de mil
delegados de 50 países fueron arropados por los reyes Abdalá II y Rania.
Entre los asistentes estaban el jefe del Consejo Nacional de Transición
libio, Mahmud Jibril, el primer ministro de Catar, la ex secretaria de
Estado de EE UU Madeleine Albright, miembros del G8, empresarios de todo
elmundo y el rey Juan Carlos que pidieron “estabilidad” en la zona, en
referencia a la situación de Israel-Paslestina. El foro recibió críticas
en la red bajo los hasthags #WEF y #OccupyWEF.
Fuente: Rebelion.org


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