viernes, 11 de noviembre de 2011

Revuelo por el plan para achicar la UE

Merkel desmintió los rumores sobre la posibilidad de crear un bloque de "dos velocidades"; Barroso lanzó un llamado a la unidad
Por Laura Lucchini
 
 
En los días más dramáticos de la crisis del euro, que dejaron en el centro de la escena a Italia, la canciller alemana, Angela Merkel, tuvo que desmentir ayer las especulaciones acerca de la posibilidad de crear una Europa "achicada" o de dos velocidades, encabezada por un "núcleo duro" de los países con mejor situación económica, y en su lugar apostó por una estabilización de la región.

Los rumores -filtrados en los últimos días por funcionarios y diplomáticos de Alemania y Francia- hicieron mella en los hipersensibles mercados financieros y, según una destacada fuente de la Comisión Europea, fueron más bien "una forma de meter presión" a países en dificultades -como Italia- para que aceleren la puesta en marcha de medidas de disciplina fiscal. Un default de Italia amenaza con arrastrar las grandes economías de la eurozona a una inexorable caída.

La noticia difundida anteayer por la agencia Reuters sobre que Francia y Alemania evaluarían la posibilidad de modificar la conformación de la eurozona, creando un "núcleo duro" de países "disciplinados", listos para una mayor integración política y fiscal, dio enseguida la vuelta al mundo y causó aún más incertidumbre sobre la crisis de la deuda.

Para despejar los nubarrones, Merkel se expresó ayer de manera muy clara a favor de la Unión Europea (UE) con los 27 países. "Alemania tiene un único fin: estabilizar la eurozona, tal y como es ahora", dijo la canciller.

Además, Merkel se mostró convencida de que la unión monetaria estaría en la situación de volver a "ganarse credibilidad".

Casi al mismo tiempo, a través de Twitter, el vocero de la canciller, Steffen Seibert, reforzó el mensaje. "Las informaciones de que Alemania persigue proyectos para una eurozona achicada son falsas. El gobierno quiere estabilizarla."

Sin embargo, un asesor del presidente francés, Nicolas Sarkozy, dijo anoche al diario El País que el proyecto de una Europa de dos velocidades estaba "sobre la mesa".

Reuters reveló anteayer que las discusiones entre políticos de alto nivel en París, Berlín y Bruselas plantearían la posibilidad de que uno o más países abandonen la eurozona, mientras el núcleo restante se mueva hacia una mayor integración.

La agencia citaba fuentes anónimas que habrían confirmado que "Francia y Alemania sostuvieron intensas consultas sobre este tema en el curso de los últimos meses".

Inoportuno

No era anteayer el momento más adecuado para hablar de divisiones en Europa. En particular, en Berlín, donde se celebraban los 22 años de la caída del Muro, una fecha que se considera también el comienzo del proceso de integración europeo.

Los rumores de una Europa de dos velocidades sorprendieron al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso. En un discurso en Berlín, aprovechó para lanzar un llamado a la unidad. "Una Europa dividida no funcionaría", dijo.

A su juicio, eso significaría transformar el bloque en "una unión con un núcleo integrado y una periferia desconectada; una unión dominada por un malsano equilibrio de poder o un tipo de directorio". Todas estas opciones serían, pues, inaceptables.

De manera parecida reaccionó el presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Junker. "El euro es un grupo sólido", aseguró.

Junker se dijo también "alérgico a tales estupideces difundidas por aquellos que quieren mostrar divisiones en el euro". Aun así, reconoció la gravedad de los problemas por el endeudamiento de algunos países, pero aseguró que la existencia de la moneda única no está en juego.

También manifestó su rechazo a la división de la zona euro el presidente del Consejo Europeo , Herman van Rompuy, que aseguró que "el objetivo es mantener unida la eurozona, con sus 17 miembros a bordo".

El telón de fondo de las especulaciones sobre una división de Europa fue la reciente decisión de la UE de dotarse de una nueva estructura en una serie de cumbres.

En agosto, Merkel y Sarkozy formularon en París la idea de dotar a la unión de un gobierno económico. El proyecto adquirió una forma más concreta en octubre, en Bruselas. Inicialmente se encontraron todos los países de la UE, pero en la cumbre final fueron excluidos las 10 naciones que no pertenecen al euro.

Por otra parte, Merkel volvió a defender la necesidad de modificar los tratados. "Los compromisos conjuntos del Pacto de Estabilidad y Crecimiento nos protegen a todos. Si no son cumplidos, una institución europea debe tener el derecho de poder intervenir en un presupuesto nacional que no ha cumplido", dijo.

Fuente: lanacion.com.ar

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