La guerra de Estados Unidos e Israel contra Irán
El mito de la guerra limitada
| Traducido del inglés para Rebelión por Christine Lewis Carroll y revisado por Caty R. |
Introducción
La
amenaza creciente de un ataque militar de Estados Unidos e Israel
contra Irán se basa en varios factores que incluyen: (1) la reciente
historia militar de los dos países en la región, (2) las declaraciones
públicas de los dirigentes políticos estadounidenses e israelíes, (3)
los ataques recientes y en curso contra Líbano y Siria, aliados
destacados de Irán, (4) los asesinatos de científicos y funcionarios de
seguridad iraníes por parte de grupos terroristas y/o comisionados, bajo
el control de Estados Unidos o el Mossad, (5) el fracaso de las
sanciones económicas y la coacción diplomática, (6) la intensificación
de la histeria y las demandas extremas para que Irán ponga fin al
enriquecimiento de uranio destinado al uso civil, (7) los ‘ejercicios’
militares de provocación en las fronteras de Irán y los juegos de guerra
destinados a intimidar y hacer un ensayo general de un ataque
preventivo, (8) los poderosos grupos de presión belicistas tanto en
Washington como en Tel Aviv, lo que incluye los principales partidos
políticos israelíes y el poderoso AIPAC [ Comité de Asuntos Públicos Estados Unidos-Israel], y por último (9) la 2012 National Defense Authorization Act (el decreto de emergencia de Obama, propio de Orwell, del 16 de marzo).
La
guerra propagandística de Estados Unidos opera por dos vías: (1) el
mensaje primordial es la proximidad de la guerra y la voluntad de
Estados Unidos de utilizar la fuerza y la violencia. Este mensaje se
dirige a Irán y coincide con las declaraciones israelíes sobre los
preparativos bélicos, (2) la segunda vía tiene como objetivo el ‘público
liberal’, lo que incluye a un puñado de ‘académicos sabios’ (o los
‘progresistas’ del Departamento del Estado) que subestima la amenaza de
guerra y argumenta que los diseñadores de políticas ‘sensatos’ en Tel
Aviv y Washington saben que Irán no posee armas nucleares ni capacidad
de fabricarlas ahora ni en el futuro cercano. El propósito de este
‘cambio de opinión liberal’ es confundir y menospreciar la opinión
pública mayoritaria, contraria a más preparativos bélicos, y hacer que
descarrile el floreciente movimiento antibelicista.
Huelga
decir que los militaristas ‘racionales’ utilizan un ‘doble discurso’ al
despachar con ligereza todas las pruebas empíricas e históricas que
demuestran lo contrario. Cuando Estados Unidos e Israel hablan de
guerra, la preparan y la provocan, es porque quieren la guerra, igual
que en 2003 contra Irak. Bajo las actuales condiciones políticas y
militares internacionales, un ataque contra Irán, en principio por parte
de Israel con el apoyo de Estados Unidos, es altamente probable,
incluso aunque las condiciones económicas mundiales aconsejen lo
contrario y las consecuencias estratégicas negativas repercutan en todo
el mundo durante décadas.
Los cálculos militares de Estados Unidos e Israel sobre el potencial de Irán
Los
diseñadores de las políticas estratégicas estadounidenses e israelíes
no se ponen de acuerdo sobre las consecuencias de un contraataque por
parte de Irán. Los dirigentes israelíes minimizan la capacidad militar
de Irán para atacar e infligir daños al Estado judío, que es su única
preocupación. Confían en la distancia, en su escudo antimisiles y en la
protección de las fuerzas aéreas y navales estadounidenses situadas en
el Golfo que cubrirían su ataque furtivo. Y por parte de Estados Unidos
los estrategas militares saben que los iraníes son capaces de infligir
bajas considerables a los buques de guerra estadounidenses, que tendrían
que atacar las instalaciones costeras iraníes con el fin de apoyar o
proteger a los israelíes.
La inteligencia
israelí es famosa por su capacidad de organizar el asesinato de personas
por todo el mundo: el Mossad ha organizado con éxito actos terroristas
en el extranjero contra dirigentes palestinos, sirios y libaneses. Por
otra parte la inteligencia israelí tiene un historial muy pobre en
cuanto a sus cálculos sobre las grandes empresas militares y políticas.
Infravaloraron gravemente el apoyo popular, la fuerza militar y la
capacidad de organización de Hizbulá durante la guerra de 2006 en
Líbano. Asimismo la inteligencia de Israel no entendió la fuerza y
capacidad del movimiento democrático popular egipcio cuando se sublevó y
derrocó el aliado regional estratégico de Tel Aviv, es decir la
dictadura de Mubarak. Mientras los dirigentes israelíes ‘fingen
paranoia’ -al lanzar tópicos sobre las ‘amenazas existenciales’- les
ciegan su arrogancia y racismo narcisistas y subestiman repetidamente la
pericia técnica y la sofisticación política de sus adversarios
islámicos regionales y árabes. La prueba irrefutable de esto es cómo
menosprecian la capacidad de Irán para responder a un ataque aéreo
planificado por parte de Israel.
El gobierno
de Estados Unidos ya se ha comprometido abiertamente con Israel a
apoyar un ataque contra Irán cuando suceda. Washington afirma
específicamente que defenderá a Israel ‘incondicionalmente’ si le
atacan. ¿Cómo pretende Israel evitar un ataque si sus aviones bombardean
y disparan misiles sobre las instalaciones, las defensas militares y
los sistemas de apoyo de Irán, sin mencionar las ciudades, los puertos y
la infraestructura estratégica iraníes? Por otra parte, teniendo en
cuenta la colaboración del Pentágono y los sistemas de inteligencia
coordinados con las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), su papel en la
identificación de objetivos, rutas y la trayectoria de misiles, el
suministro de armas y las cadenas de abastecimiento serán críticos en
caso de un ataque de las FDI. No hay ninguna posibilidad de que los
Estados Unidos se disocien de la guerra del Estado judío contra Irán una
vez que el ataque haya empezado.
Los mitos de la ‘guerra limitada’: la geografía
Washington
y Tel Aviv alegan y parecen creer que su ataque planificado contra Irán
será una ‘guerra limitada’ con objetivos limitados, que durará pocos
días o semanas y no tendrá graves consecuencias.
Nos
dicen que los generales eminentes de Israel han identificado todas las
instalaciones de investigación nuclear críticas que sus ataques aéreos
‘quirúrgicos’ eliminarán sin los horrorosos daños colaterales para la
población de los alrededores. Cuando el supuesto programa de ‘armas
nucleares’ esté destruido, todos los israelíes podrán seguir con sus
vidas con la seguridad de que se ha eliminado otra amenaza
‘existencial’. La noción israelí de una guerra limitada en el ‘tiempo y
en el espacio’ es absurda y peligrosa y subraya la arrogancia, la
estupidez y el racismo de sus autores.
Para
acercarse a las instalaciones nucleares de Irán las fuerzas
estadounidenses e israelíes se enfrentarán a bases bien equipadas y
defendidas, instalaciones de misiles, defensas marítimas y
fortificaciones a gran escala dirigidas por los Guardias Revolucionarios
y las Fuerzas Armadas Iraníes. Además los sistemas de defensa que
protegen las instalaciones nucleares están conectados por carreteras,
aeródromos y puertos civiles dentro de una infraestructura tanto civil
como militar que incluye refinerías de petróleo y una gran red de
oficinas administrativas. La ‘eliminación’ de los supuestos
emplazamientos nucleares requerirá la extensión del alcance geográfico
de la guerra. La capacidad científica-tecnológica del programa nuclear
civil de Irán implica un gran abanico de instalaciones de investigación,
lo que incluye universidades, laboratorios, emplazamientos fabriles y
centros de diseño. La destrucción del programa nuclear civil de Irán
requeriría que Israel (y por tanto Estados Unidos) atacase mucho más que
las instalaciones de investigación o los laboratorios escondidos debajo
de una montaña remota. Requeriría ataques generalizados y múltiples
contra objetivos por todo el país, es decir una guerra generalizada.
El
líder supremo de Irán, el ayatolá Alí Jamenei, ha declarado que Irán
responderá con una ‘guerra equivalente’. Irán igualará la amplitud y el
alcance de cualquier ataque. “Les atacaremos al mismo nivel que nos
ataquen a nosotros”. Eso significa que Irán no limitará su respuesta al
derribo de los bombarderos estadounidenses e israelíes que entren su
espacio aéreo o al lanzamiento de misiles contra los buques de guerra
estadounidenses que se encuentren en sus aguas, sino que extenderá la
guerra a objetivos equivalentes en Israel y los países ocupados por
Estados Unidos en las proximidades del Golfo. La ‘guerra limitada’ de
Israel se convertirá en una guerra generalizada y se extenderá más allá
de Oriente Próximo.
El actual fetiche
ilusorio de Israel acerca de su minucioso sistema defensivo antimisiles
se desenmascarará cuando se lancen cientos de misiles de gran potencia
desde Teherán, el sur de Líbano y los Altos de Golán.
Los mitos de la ‘guerra limitada’: los tiempos
Los
‘expertos’ militares israelíes prevén acabar con los objetivos iraníes
en pocos días -algunos piensan en un solo fin de semana- y quizá sin la
pérdida de un solo piloto. Anticipan que el Estado judío celebrará su
brillante victoria en las calles de Tel Aviv y Washington. Su propio
sentido de superioridad les engaña. Irán no luchó en una guerra brutal
que duró una década contra los invasores iraquíes apoyados por Estados
Unidos y los asesores militares occidentales e israelíes para someterse
ahora a unos cuantos ataques aéreos y de misiles por parte de Israel.
Irán es una sociedad joven, educada y movilizada, que puede recurrir a
millones de reservistas dentro de un espectro político, étnico, de
género y religioso impulsado a actuar a favor de su nación bajo ataque.
En una guerra para defender la patria todas las diferencias internas
desaparecerían con el fin de hacer frente al ataque no provocado de
Israel y Estados Unidos que amenazaría toda su civilización y la cultura
y tradiciones de 5.000 años, además de los modernos avances y
organizaciones científicos conseguidos. La primera ola de ataques por
parte de Estados Unidos e Israel conducirá a unas represalias feroces
que no se limitarán a las zonas originales del conflicto ni terminarán
con los ataques israelíes, incluso en el caso de que se destruyan las
instalaciones de investigación nuclear de Irán o maten a algunos de sus
científicos, técnicos y trabajadores cualificados. La guerra continuará
en el tiempo y se extenderá geográficamente.
Múltiples puntos de conflicto
De
la misma manera que un ataque por parte de Estados Unidos e Israel
contra Irán involucraría muchos objetivos, los militares iraníes también
tendrían una plétora de objetivos estratégicos de fácil acceso. Aunque
sea difícil predecir exactamente dónde y cómo respondería Irán, una cosa
es segura: responderá al ataque inicial de Estados Unidos e Israel.
Dada
la supremacía de Israel y Estados Unidos en fuerza marítima y aérea de
medio y largo alcance, Irán se concentrará seguramente en objetivos de
corto alcance. Éstos incluirían instalaciones militares estadounidenses y
las rutas de suministro en tierras de Irak, Kuwait y Afganistán y
objetivos israelíes con misiles lanzados desde el sur de Líbano y
posiblemente desde Siria. En el caso de que algunos misiles iraníes de
largo alcance esquiven el ‘escudo antimisiles’ tan alardeado del Estado
israelí, los pueblos y ciudades israelíes podrían pagar cara la
imprudencia y arrogancia de sus dirigentes.
El
contraataque iraní llevará a un recrudecimiento [bélico] por parte de
las fuerzas estadounidenses e israelíes mediante la expansión e
intensificación de la guerra aérea y marítima a todo el sistema iraní de
seguridad nacional, lo que incluye bases militares, puertos, sistemas
de comunicación, puestos de mando y centros gubernamentales de
administración, muchos de los cuales se ubican en ciudades densamente
pobladas. Irán contraatacará mediante el lanzamiento de su mayor activo
estratégico: un ataque coordinado por tierra por parte de la Guardia Revolucionaria
junto con sus aliados de las tropas chiíes iraquíes que luchan contra
las fuerzas estadounidenses en Irak. Irán coordinará los ataques a las
instalaciones estadounidenses en Afganistán y Pakistán junto con la
creciente resistencia armada nacionalista islámica.
El
conflicto inicial, centrado en los llamados objetivos militares
(instalaciones de investigación científica), se extenderá rápidamente a
objetivos económicos, lo que llaman los estrategas militares
estadounidenses e israelíes los objetivos ambivalentes civiles y
militares. Esto incluiría campos de petróleo, carreteras, fábricas,
redes de comunicación, emisoras de televisión, instalaciones de
tratamiento de agua, embalses, centrales eléctricas y oficinas
administrativas, como el Ministerio de Defensa y el cuartel general de la Guardia Republicana.
Irán, ante la destrucción inminente de su economía e infraestructura
(lo que ocurrió en el vecino Irak con ocasión de la invasión no
provocada por parte de Estados Unidos en 2003), respondería con el
bloqueo del Estrecho de Ormuz y el envío de misiles de corto alcance a
los principales campos y refinerías de petróleo de los Estados del
golfo, como Kuwait y Arabia Saudí, a una distancia de sólo diez minutos,
lo que inhabilitaría el flujo de petróleo hacia Europa, Asia y Estados
Unidos y hundiría la economía mundial en una depresión profunda.
No
se debe olvidar que los iraníes son probablemente los más conscientes
dentro de la región de la desolación total de la que han sido víctimas
los iraquíes después de la invasión de Estados Unidos, que hundió la
nación en un caos total y devastó su infraestructura avanzada y el
sistema administrativo civil, sin mencionar la aniquilación sistemática
de su altamente cualificada elite científica y técnica. Las olas de
asesinatos patrocinados por el Mossad de científicos, académicos e
ingenieros iraníes sólo son un anticipo de lo que tienen en mente los
israelíes para los científicos e intelectuales destacados y los
trabajadores altamente cualificados de Irán. Los iraníes no deben tener
ninguna duda de la pretensión de los estadounidenses e israelíes de
enterrarlos brutalmente en la edad oscura de Afganistán e Irak. No
tendrán ningún papel en el Irán desolado, de la misma manera que no lo
tuvieron los iraquíes en el Irak posterior a Sadam.
De
acuerdo con el General estadounidense Mathis que está a cargo de las
fuerzas estadounidenses en el Oriente Próximo, el Golfo Pérsico y Asia
occidental, ‘el primer ataque israelí probablemente tendrá espantosas
consecuencias en toda la región y para [los destacamentos de] Estados
Unidos allí’ (New York Times, 19/3/2012). El cálculo ‘espantoso’
del General Mathis sólo tiene en cuenta las bajas militares
estadounidenses, es decir varios centenares de marines en los buques de
guerra dentro del alcance de los misiles de los artilleros iraníes.
Sin
embargo la valoración más ilusoria e interesada respecto al resultado y
las consecuencias de un ataque aéreo israelí contra Irán procede de los
principales dirigentes, académicos y expertos en inteligencia
israelíes, que reivindican para sí mismos una inteligencia superior,
unas defensas superiores y una comprensión superior (si no racista) de
la ‘mente iraní’. El Ministro de Defensa israelí Barak se jacta de que
cualquier respuesta iraní infligiría, como mucho, bajas mínimas en la
población israelí.
La visión israelí
interesada de reordenar el equilibrio del poder en la zona, predominante
en los principales círculos belicistas israelíes, pasa por alto la
probabilidad de que ni los ataques aéreos ni las defensas antimisiles
israelíes sean determinantes en la guerra. Los misiles de Irán no se
podrán contener, sobre todo si llegan al ritmo de varios centenares por
minuto desde tres direcciones: Irán, Líbano, Siria y posiblemente desde
submarinos iraníes. En segundo lugar, el colapso de las importaciones de
petróleo asolará la economía energética israelí, altamente dependiente.
En tercer lugar, los principales aliados de Israel, especialmente
Estados Unidos y la Unión Europea,
sufrirán una tensión severa a medida que se les arrastra a participar
en la guerra de Israel y se encuentran defendiendo el Estrecho de Ormuz,
las guarniciones del ejército en Irak y Afganistán y los campos de
petróleo y las bases militares en el Golfo. Un conflicto de este tipo
movilizaría a las mayorías chiíes en Bahréin y en las provincias
estratégicas ricas en petróleo de Arabia Saudí. La guerra generalizada
tendrá un efecto devastador en el precio del petróleo y en la economía
mundial. Provocará la furia de consumidores y trabajadores en todas
partes causada por el cierre de fábricas, y la conmoción que ocasionaría
en el frágil sistema financiero tendría como consecuencia una depresión
mundial.
El ‘complejo de superioridad’
patológico de Israel da como resultado que sus dirigentes racistas
sobrevaloran sistemáticamente sus propias capacidades militares,
técnicas e intelectuales, mientras infravaloran el conocimiento, la
capacidad y la valentía de sus adversarios (en este caso iraníes)
islámicos regionales. Hacen caso omiso de la capacidad probada de Irán
para mantener una guerra defensiva, compleja, prolongada y de múltiples
frentes, para recuperarse de un ataque inicial y desarrollar las armas
modernas apropiadas para infligir graves daños a sus atacantes. Irán
contará con el apoyo activo e incondicional de la población musulmana
mundial y quizá con el apoyo diplomático de Rusia y China, que
obviamente considerarán un ataque contra Irán como otro ensayo general
para contener su creciente poder.
Conclusión
Una
guerra de Israel y Estados Unidos contra Irán está vinculada
indisolublemente a la asimétrica relación estadounidense-israelí, que
margina y censura cualquier análisis crítico de políticos y militares
estadounidenses. Dado que la actual configuración del poder sionista en
Estados Unidos puede aprovechar el poder militar estadounidense en apoyo
del impulso israelí de dominio regional, los dirigentes israelíes y la
mayoría de sus militares se sienten libres para emprender las más
atroces aventuras militares destructivas, y saben muy bien que pueden
confiar en Estados Unidos para apoyarlos con sangre y dinero
estadounidenses. Pero después de toda esta servidumbre grotesca a un
país aislado y racista, ¿quién rescatará a los Estados Unidos? ¿Quién
impedirá el hundimiento de sus buques en el Golfo y la muerte y
mutilación de centenares de marines y miles de soldados? ¿Y dónde
estarán los israelíes y los sionistas estadounidenses cuando las tropas
de elite iraníes y sus aliados chiíes invadan Irak y tenga lugar un
levantamiento generalizado en Afganistán?
Los
egoístas diseñadores israelíes de la política pasan por alto el colapso
probable del suministro mundial de petróleo debido a su guerra
planificada contra Irán. ¿Se dan cuenta los agentes sionistas en Estados
Unidos de que a consecuencia de arrastrar a Estados Unidos a participar
en la guerra de Israel, la nación iraní se verá obligada a incendiar
los campos de petróleo del Golfo Pérsico?
¿Tan
barato ha llegado a ser ‘comprar una guerra’ en Estados Unidos? Por
unos pocos millones de dólares en contribuciones a las campañas de
políticos corruptos, mediante la infiltración deliberada de agentes que
defienden que ‘Israel es lo primero’, académicos y políticos en la
maquinaria belicista del gobierno estadounidense y gracias a la cobardía
moral y la autocensura de los principales críticos, escritores y
periodistas que se niegan a señalar que Israel y sus agentes deciden la
política de nuestro país en Oriente Próximo, nos encaminamos
directamente a una guerra mucho más allá de cualquier conflagración
militar regional, al colapso de la economía mundial y al empobrecimiento
brutal de centenares de millones de personas en todo el mundo: norte,
sur, este y oeste.
Fuente: Rebelion.org


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