La elección de hoy en la región alemana de Renania del Norte-Westfalia es clave por su contexto europeo
Europa se la juega en el Rin
La Vanguardia
Hoy se vota en
Renania del Norte-Westfalia. No es una elección regional alemana
cualquiera. Es la mayor región del país, 18 millones de habitantes, y
principal espejo de Alemania en su conjunto. Lo que pasa allí suele
tener repercusión en Berlín. Y se espera un nuevo retroceso de la
coalición de Merkel, doce puntos por detrás de socialdemócratas y verdes
en el último sondeo.
La coalición conservadora perdió el gobierno de esa región hace dos
años, cuando Merkel retrasaba la ayuda a Grecia para abonar su imagen de
“canciller de hierro” ante los alemanes. Si entonces no funcionó, ahora
es mucho peor. Su Europa de la austeridad hace aguas. En Holanda
pierde a su principal aliado europeo. Con Hollande aparece un político
de la única nación capacitada para parar los pies a una Alemania
dominante y obcecada en una receta que no funciona.
No funciona en Grecia, donde el 66% ha votado contra ella sin querer
salir del euro. No funciona en España y Portugal, donde se acumulan los
problemas. De Italia se espera que entre en erupción un día u otro. Por
doquier más paro, más deuda y brutal caída de la renta media: una caída
del 25% en Grecia en sólo un año.
El gran ganador de las elecciones helenas, la izquierda de Syriza,
fue la fuerza más votada en las tres principales ciudades del país:
Atenas, Tesalonica y Pireo, donde la gente está más informada y sufre
más la crisis. Su programa de cuatro puntos propone: paralización del
ajuste, abolición de la inmunidad de los parlamentarios, reforma de la
ley electoral y una moratoria en el servicio de la deuda -es decir,
dejar de pagar los multimillonarios intereses- hasta que una auditoria
internacional establezca el origen de la deuda, es decir saber a qué se
debe su calvario.
Este ejercicio de soberanía y transparencia es visto en Berlín como
un peligroso desafío, quizá porque una auditoria podría dejar en muy mal
lugar, no sólo a los grandes partidos griegos sino también a los bancos
franceses, alemanes y las exportaciones de armas de ambos países.
Berlín y Bruselas han respondido con brutalidad. Los ministros alemanes
de exteriores y finanzas, así como el presidente de la asociación de
bancos alemanes, han amenazado a Grecia con echarla del euro. Bruselas
ha retenido el pago de mil millones de su última transferencia de 5.200
millones. “Quien vota radical, debe contar con consecuencias radicales”,
señalaba ayer un comentarista del primer canal de televisión.
Parece como si cuanto más comprometido está el pacto fiscal de
Merkel, más inflexible y dura se muestra Alemania. Gana enteros la
impresión del pasado marzo de que con dicho pacto Europa entró en una
crisis política que se suma a la económica. Incluso en Alemania hay
dudas sobre la constitucionalidad de esa especie de estado de excepción
que impone una receta que priva a los países de toda soberanía
presupuestaria y macroeconómica, es decir del principal atributo de los
parlamentos. Ese es el contexto de las elecciones de hoy en Renania del
Norte-Westfalia. Su resultado podría hacer un poco más decididos a los
socialdemócratas alemanes.
Fuente: Rebelion.org


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