Putin asume su tercer mandato en Rusia
El ex espía de la KGB ya fue presidente entre 2000 y 2008, y primer ministro de 2008 a la actualidad. La oposición lo recibirá con fuertes protestas.
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Vladimir Putin (der.) gobernará en tándem con Dimitri Medvedev; de nuevo, primer ministro. (AP) |
Agencia AFP
El hombre fuerte de Rusia, Vladimir Putin,
vuelve al Kremlin mañana para iniciar un tercer mandato presidencial
tras un movimiento de protestas sin precedentes desde su llegada al
poder en 2000 y una oposición que teme el endurecimiento del régimen.
Vladimir Putin fue elegido el 4 de marzo con cerca del 64% de los votos tras una elección caracterizada por fraudes, según la oposición.
Putin jurará en la fastuosa ala de San Jorge del Kremlin, que había dejado en 2008 para convertirse en primer ministro debido a que constitucionalmente no podía hacer más de dos mandatos presidenciales consecutivos.
El ex-agente de la KGB dejó entonces el puesto de jefe de Estado a un subalterno, Dimitri Medvedev, que en los próximos días remplazará a Putin como jefe de gobierno, por lo que parece que su tándem se instalará de manera durable en el poder.
El regreso de Putin al Kremlin será celebrado con gran pompa con más de 2.000 invitados rusos y extranjeros, en especial el ex-presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi; el ex canciller alemán Gerhard Schröder, con los que el hombre fuerte de Rusia mantiene relaciones amistosas.
Mientras los ocho primeros años de la presidencia de Putin (2000-2008) estuvieron caracterizados por el retome del control del país y cierta estabilidad luego de los años liberales y caóticos del mandato de Boris Yeltsin, este tercer mandato, que será de seis años, se anuncia aún más difícil en una sociedad donde la sed de cambios nunca fue tan grande desde la caída de la URSS en 1991.
Tras adquirir un estatuto de "zar" intocable durante una década, Putin se enfrentó a fines de 2011 a una ola de protestas inéditas de la población, que salió en masa a la calle para denunciar la manipulación de las elecciones y la corrupción que infecta el país.
Las redes sociales desempeñaron un papel preponderante en esta protesta de un tipo y de una amplitud sin precedentes. El movimiento fue provocado por los fraudes enormes denunciados por observadores y la oposición en las legislativas ganadas en diciembre por el partido Rusia Unida, de Putin.
Luego de haber reunido decenas de miles de personas en varias manifestaciones en Moscú entre diciembre y marzo contra el retorno al Kremlin de Putin, el movimiento diverso inspirado en especial por el opositor y bloguero anti-corrupción Alexei Navalny perdió fuerza por la ausencia de líder y de verdadera estrategia, según analistas.
La oposición anti-Putin llamó de nuevo a una gran manifestación, denominada "marcha de millones", que mostrará su capacidad para movilizar en vísperas de la posesión del presidente electo.
Representantes de la oposición temen por otro lado un endurecimiento del régimen con el regreso al Kremlin de Putin, que tiene todavía un amplio apoyo en la población y criticó con virulencia a sus críticos, acusándolos de estar a sueldo del extranjero.
Frente a la protesta, Putin prometió alzas de salarios a maestros y médicos, y ayudas sociales importantes antes del fin de su mandato en 2018.
Anunció también un programa de rearme sin precedente del país de 590.000 millones de euros de aquí a 2020, y aumentos de hasta 300% del sueldo de los militares.
El costo de las medidas es astronómico y puede arruinar al país si todas son aplicadas, según expertos.
Putin prometió además luchar contra la baja demográfica del país y continuar una política exterior "equilibrada como en el pasado".
Pero al no responder a las aspiraciones de cambio de la sociedad rusa, Putin podría enfrentar serios problemas, según advierten los politólogos.
"Putin sigue los pasos de muchos conservadores rusos que siempre pidieron que les dieran tiempo. La experiencia prueba que la historia nunca dio ese tiempo a a nadie", advierte el analista Fiodor Lukianov, citado por la agencia Ria Novosti.
Vladimir Putin fue elegido el 4 de marzo con cerca del 64% de los votos tras una elección caracterizada por fraudes, según la oposición.
Putin jurará en la fastuosa ala de San Jorge del Kremlin, que había dejado en 2008 para convertirse en primer ministro debido a que constitucionalmente no podía hacer más de dos mandatos presidenciales consecutivos.
El ex-agente de la KGB dejó entonces el puesto de jefe de Estado a un subalterno, Dimitri Medvedev, que en los próximos días remplazará a Putin como jefe de gobierno, por lo que parece que su tándem se instalará de manera durable en el poder.
El regreso de Putin al Kremlin será celebrado con gran pompa con más de 2.000 invitados rusos y extranjeros, en especial el ex-presidente del Consejo italiano, Silvio Berlusconi; el ex canciller alemán Gerhard Schröder, con los que el hombre fuerte de Rusia mantiene relaciones amistosas.
Mientras los ocho primeros años de la presidencia de Putin (2000-2008) estuvieron caracterizados por el retome del control del país y cierta estabilidad luego de los años liberales y caóticos del mandato de Boris Yeltsin, este tercer mandato, que será de seis años, se anuncia aún más difícil en una sociedad donde la sed de cambios nunca fue tan grande desde la caída de la URSS en 1991.
Tras adquirir un estatuto de "zar" intocable durante una década, Putin se enfrentó a fines de 2011 a una ola de protestas inéditas de la población, que salió en masa a la calle para denunciar la manipulación de las elecciones y la corrupción que infecta el país.
Las redes sociales desempeñaron un papel preponderante en esta protesta de un tipo y de una amplitud sin precedentes. El movimiento fue provocado por los fraudes enormes denunciados por observadores y la oposición en las legislativas ganadas en diciembre por el partido Rusia Unida, de Putin.
Luego de haber reunido decenas de miles de personas en varias manifestaciones en Moscú entre diciembre y marzo contra el retorno al Kremlin de Putin, el movimiento diverso inspirado en especial por el opositor y bloguero anti-corrupción Alexei Navalny perdió fuerza por la ausencia de líder y de verdadera estrategia, según analistas.
La oposición anti-Putin llamó de nuevo a una gran manifestación, denominada "marcha de millones", que mostrará su capacidad para movilizar en vísperas de la posesión del presidente electo.
Representantes de la oposición temen por otro lado un endurecimiento del régimen con el regreso al Kremlin de Putin, que tiene todavía un amplio apoyo en la población y criticó con virulencia a sus críticos, acusándolos de estar a sueldo del extranjero.
Frente a la protesta, Putin prometió alzas de salarios a maestros y médicos, y ayudas sociales importantes antes del fin de su mandato en 2018.
Anunció también un programa de rearme sin precedente del país de 590.000 millones de euros de aquí a 2020, y aumentos de hasta 300% del sueldo de los militares.
El costo de las medidas es astronómico y puede arruinar al país si todas son aplicadas, según expertos.
Putin prometió además luchar contra la baja demográfica del país y continuar una política exterior "equilibrada como en el pasado".
Pero al no responder a las aspiraciones de cambio de la sociedad rusa, Putin podría enfrentar serios problemas, según advierten los politólogos.
"Putin sigue los pasos de muchos conservadores rusos que siempre pidieron que les dieran tiempo. La experiencia prueba que la historia nunca dio ese tiempo a a nadie", advierte el analista Fiodor Lukianov, citado por la agencia Ria Novosti.
Fuente: Los Andes Online



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