¿Quién está matando a los periodistas en México?
Truthout
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
México está
sufriendo un continuo ataque contra los periodistas, incluyendo el
asesinato en los últimos años de por lo menos 45 reporteros y
fotógrafos, según el cálculo de Mike O’Connor de CPJ [Comité para la
Protección de los Periodistas]. Sin embargo, O’Connor, quien informa
desde México, explicó a Truthout que la cifra puede ser baja porque el
CPJ tiene estándares rigurosos para identificar quién es un periodista
activo. Además, debido a la falta de investigaciones policiales en la
vasta mayoría de los casos de asesinato, no está claro cuántos
periodistas fueron asesinados por lo que apareció en la prensa y
cuántos solo por tener demasiada información. O’Connor debe investigar
gran parte de los escasos detalles disponibles sobre los asesinatos en
sí. Aún así, a menudo persisten dudas en cuanto al motivo del asesinato
de un periodista o un fotógrafo.
La información sobre asesinatos y corrupción en México puede ser letal
Los
periodistas son asesinados, heridos y amenazados en cantidades
alarmantes en México desde que la guerra estadounidense/mexicana contra
las drogas aceleró hacia un baño de sangre de muertes, heridas y
torturas a partir del año 2006.
¿Cuál es el impacto de este brutal intento de reprimir la información sobre la violencia y el crimen en México?
Tomemos por ejemplo el periódico El Mañana
publicado en Nuevo Laredo. Sin que se mencionara en los periódicos
estadounidenses en la medida en que Truthout pudo determinarlo, El Mañana
escribió un editorial el 13 de mayo diciendo que ya no informará sobre
el crimen en la ciudad (que está justo al otro lado del Río Grande desde
Laredo, Texas):
…este periódico apelando a la comprensión de la opinión pública se abstendrá, por el tiempo necesario, de publicar cualquier información que se derive de las disputas violentas que sufre nuestra ciudad y otras regiones del país.
El Consejo Editorial y de Administración de esta empresa ha llegado a esta lamentable decisión, obligado por las circunstancias que todos conocemos, y por la falta de condiciones para el libre ejercicio del periodismo.
El editorial fue publicado dos días después de que la oficina de El Mañana fuera ametrallada durante el turno de noche, aunque nadie resultó herido.
No es el primer ataque contra los periodistas en Nuevo Laredo
No era el primer ataque al periódico de Nuevo Laredo. Según una estación de televisión de Laredo, Texas, El Mañana
fue atacado a tiros y algunos periodistas resultaron heridos en 2006.
Roberto Mora García, editor del periódico, fue asesinado en 2004.
Ha
habido otros ataques en Nuevo Laredo contra los periodistas, incluido
el asesinato de Maria Elizabeth Macías Castro. Su asesinato por
decapitación fue, según CPJ: “el primero documentado por CPJ en todo el
mundo que tenía relación directa con el periodismo de los medios
sociales”.
Antes del renuente anuncio de El Mañana de
que ya no informará sobre el crimen, Nuevo Laredo vivió una macabra
demostración del bárbaro coste de la guerra contra la droga. Como
informó The Washington Post:
"En una audaz exhibición de la violencia de bandas que arrasa el norte de México, los residentes de la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo despertaron el viernes de madrugada para encontrar nueve cadáveres de hombres y mujeres colgados de un puente en una concurrida intersección a solo 10 minutos en coche de Texas.
Unas horas después, las autoridades descubrieron 14 cuerpos decapitados envueltos en bolsas de plástico, apretujados en un todoterreno frente a una agencia de la aduana mexicana. Las 14 cabezas fueron posteriormente colocadas en hieleras de espuma de plástico y abandonadas por hombres armados en un cruce de calles al lado de la municipalidad, según el procurador general en el Estado Tamaulipas".
Se ignora la cantidad real de periodistas muertos, heridos y torturados en México
Además,
lógicamente, la cantidad de periodistas heridos probablemente excede la
cifra de periodistas y fotógrafos que asesinados, pero en los medios no
hay estadísticas de supervivientes de los ataques en México. Tampoco
está claro a cuántos periódicos o periodistas les han disparado o
intimidado sin que hayan sufrido heridas, como en el reciente caso de El Mañana.
Como
informó el CPJ en su “Índice de impunidad: saliendo impune de los
asesinatos”: “La impunidad es el oxígeno de los ataques contra la prensa
y el motor de los que tratan de silenciar a los medios”, dijo Javier
Garza, subdirector editorial del periódico mexicano El Siglo de Torreón.
Los pistoleros han atacado las oficinas de su diario en Coahuila dos
veces en los últimos cuatro años y aunque no hubo fatalidades, tampoco
se ha arrestado a nadie. “Estos ataques nos dejan claro que no podemos
confiar en la protección de las autoridades”.
Lo que esto causa
es que mientras los periódicos y periodistas autocensuran sus
informaciones sobre la violencia para proteger sus vidas (y las de sus
familias), la comunidad no está informada de la dimensión del crimen en
sus ciudades. Los asesinatos y la intimidación de periodistas ocultan el
horror de la guerra contra las drogas y ayudan a silenciar un llamado
al castigo por los actos de violencia.
Periodista de Juárez: “La mayor parte del tiempo ni siquiera sabemos de dónde proviene la amenaza”
En
Juárez, lejos de Nuevo Laredo al oeste, en el lado mexicano de la
frontera con Texas, Sandra Rodríguez Nieto sigue informando
valerosamente de la corrupción y una cultura distópica para el periódico
El Diario. En 2011 fue recibió el Premio Knight de Periodismo
Internacional (también otorgado a su colega Rocío Idalia Gallegos
Rodríguez). En su discurso de aceptación dijo “La mayor parte del tiempo
ni siquiera sabemos de dónde proviene la amenaza. A veces es de los
narcotraficantes, otras veces es de agentes de la policía, soldados o
políticos vinculados con el crimen organizado”.
Dos de los
colegas de Rodríguez fueron asesinados en los últimos años. En Juárez
los asesinatos en Juárez llegaron a más de 3.000 en 2010 (aunque han
estado disminuyendo algo desde entonces). Pero mientras muchos de los
periodistas estadounidenses de la línea dominante corporativa juegan
confortablemente su papel de hacerse eco de los mensajes del gobierno y
se involucran en pronunciamientos de expertos generosamente remunerados,
Rodríguez arriesga a diario su vida.
“Los periodistas son
asesinados impunemente en nuestro país. Todos carecemos de protección en
una ciudad en la cual los asesinos no temen ser castigados”, dijo
Rodríguez en su discurso de aceptación del premio Knight. “También ha
sido difícil proteger nuestros corazones. El dolor colectivo es a veces
insoportable en nuestra ciudad. Pero seguimos informando porque es la
historia más importante de nuestras vidas”.
Incluso en los pocos
asesinatos que se han resuelto en algunas áreas, no está claro en
absoluto que la policía haya identificado al verdadero asesino. En el
caso del asesinato de uno de los periodistas de El Diario con
el que trabajó Rodríguez, el periódico investigó al presunto asesino y
estableció que la policía había torturado a un sospechoso improbable
para que “confesara” el crimen.
No importa si el periodista muerto es hombre o mujer, no hay que esperar justicia
The Houston Chronicle
informó del reciente asesinato de Regina Martínez Pérez, quien fue
hallada golpeada y estrangulada en su casa en Veracruz, una ciudad en el
Golfo de México. Martínez cubría los temas de crimen y corrupción para
el periódico El Proceso. The Chronicle reforzó la
teoría de que la corrupción, un sistema legal débil y el uso de un
monstruoso temor aseguran prácticamente que los “ataques” no se
castiguen: “Los asesinatos se resuelven pocas veces en México”. The Chronicle
volvió a mencionar la sospecha común, “y cuando lo son, hay muchas
dudas de que las autoridades hayan acusado a la persona correcta”.
Poco después del brutal asesinato de Martínez, más periodistas fueron asesinados en Veracruz.
Como
informa el Centro Knight para Periodismo en las Américas, “cinco de los
ocho periodistas asesinados en Veracruz en los últimos 10 meses
trabajaban para el periódico local Notiver , que dejó de
mencionar los nombres de los periodistas en historias relacionados con
el crimen y temas de seguridad, informó el periódico Diario de Juárez”.
El ataque al cuarto poder en México ha llegado a ser tan atrevido y
mortífero que, según se informa, los periódicos dijeron a los
periodistas que no asistieran a los funerales de sus colegas en
Veracruz.
El Centro Knight reveló además un detalle sobre el
trabajo de Martínez que podría dar una idea de por qué es bastante
probable que algunos de los asesinatos de periodistas provengan de
entidades gubernamentales, incluidos los militares. “En 2007, el
periódico local Política despidió a la periodista [Martínez]
por informar sobre una indígena que fue violada y asesinada por los
militares”, informó el Centro Knight. “Martínez desmintió la versión
oficial que señalaba que la mujer había muerto de causas naturales,
según el periódico Diario”.
Por lo tanto, Martínez no
solo sacó a la luz que probablemente los militares eran culpables de una
violación y asesinato, puede haber sido asesinada por revelar o indicar
regularmente semejantes verdades.
Existen muchas dudas sobre las
afirmaciones de que los cárteles de la droga están detrás de los
asesinatos. Según NPR, el congresista mexicano Manuel Clothier, cree
firmemente que “la mayoría de las agresiones a los periodistas,
provienen de los que están en el poder, no del crimen organizado”.
Un programa federal mexicano fracasado para proteger a los periodistas y una nueva enmienda constitucional
O’Connor
de CPJ escribe sobre un programa federal fracasado, llamado “mecanismo
de protección”, que supuestamente debía suministrar seguridad al estilo
del FBI a los periodistas en peligro. Terminó siendo una entidad falta
de personal e impotente. En lugar de un refugio, el programa puede haber
sido una trampa, ya que ningún periodista puede confiar información a
ningún nivel de gobierno que pueda conducir a su asesinato. En breve, la
iniciativa de protección de los periodistas del presidente Felipe
Calderón ha sido más bien un acto de relaciones públicas que un medio de
garantizar que los periodistas puedan difundir la verdad sin temer por
sus vidas.
El Senado mexicano aprobó recientemente una enmienda
constitucional que “modificaría el Artículo 73 de la Constitución
mexicana estableciendo que las autoridades federales tendrían
jurisdicción sobre cualquier crimen contra ‘periodistas, gente, o medios
que afecte, limite, o se inmiscuya en el derecho de información y la
libertad de expresión y de prensa’”. O’Connor y el CPJ presionaron a
favor de la enmienda, que ahora tiene que ser ratificada por la mayoría
simple de los Estados en México.
O’Connor se mantiene
cuidadosamente optimista sobre el futuro procesamiento federal de
crímenes contra los periodistas especificado en la enmienda, pero
reconoció que la nueva enmienda también podría no ser efectiva, incluso
si es aprobada por los Estados, si no se financia lo suficiente o si las
autoridades federales no reciben suficiente poder independiente de
demanda. México no tiene una historia agresiva de intervención
gubernamental en enjuiciamientos por asesinatos estatales y locales (que
llegan a ser solo 1% en algunos Estados y ciudades), y tampoco ha
mostrado siquiera mucho interés en hacerlo, y menos aún tiene mandato
legal para hacerlo, en la mayoría de los casos. Sigue existiendo la
pregunta adicional (mencionada anteriormente) de en qué medida algunos
altos funcionarios del gobierno (incluidos militares y policías), por
motivos de corrupción, no quieren que se resuelvan los asesinatos porque
están protegiendo a los asesinatos o podrían estar ellos mismos
involucrados con grupos que realizaron el asesinato.
Cuando el orden social se desintegra en una fábrica del crimen
Sandra Rodríguez, (también honrada como heroína de los medios por The Los Angeles Times en 2010) publicó recientemente un libro titulado “La fábrica del crimen”.
Trata de cómo la corrupción política, del mantenimiento del orden, de
los militares y de la droga, junto con las maquiladoras explotadoras
(plantas de montaje con bajos salarios que proliferaron después del
NAFTA) han creado un entorno que alimenta la brutalidad y los asesinatos
entre los jóvenes.
Rodríguez discutió su libro con un entrevistador de El País International:
"Cuando uno habla de cártel se refiere al traficante, al sicario, al
policía y a las autoridades. Si los grupos del narco son tan poderosos
es porque han contado desde el principio con la protección del
gobierno".
Si la mayoría de los periodistas y editores en México no son tan valerosos como Sandra Rodríguez, ¿quién puede culparlos?
Pero
sin gente como Rodríguez y su colega Gallegos, “el público no sabe lo
que sucede”, según O’Connor de CPJ. “La base de la democracia es un
público informado”.
Es obvio que los periodistas son elegidos
como objetivos de asesinato y tiroteos por gente que quiere permanecer
oculta; lo que no es evidente es quién ordena y realiza los asesinatos
de periodistas en México. En algunos casos, es muy probable que incluyan
a socios de EE.UU, en la calamitosa guerra contra las drogas.
“Se
supone que estamos haciendo esto”, dijo Rodríguez hablando de su
profesión en un vídeo que describe a ella y a Gallegos. “Vivo aquí. Soy
periodista. Amo este lugar. Esa es la tarea. Esas son las
circunstancias, y voy a rezar para no morir, no para que me maten”
Mark
Karlin es editor de BuzzFlash en Truthout. Sirvió como redactor y
editor de BuzzFlash durante diez años antes de unirse a Truthout en
2010. BuzzFlash ha obtenido cuatro Project Censored Awards.
Fuente: Rebelion.org
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