viernes, 7 de septiembre de 2012

La sonda Voyager 1 se acerca al infinito

A 18 mil millones de kilómetros de la Tierra, está a punto de ser el primer objeto fabricado por el hombre en salir del Sistema Solar.

La sonda Voyager 1 se acerca al infinito
Fabricadas en los ‘70, las Voyager no son de gran tamaño.(AP)

A más de 18.000 millones de km de nuestro planeta, la sonda estadounidense Voyager 1 -lanzada el 5 de setiembre de 1977- se adentra en un mundo hasta ahora inexplorado, ampliando los límites de nuestra comprensión del sistema solar, 35 años después de haber dejado la Tierra.

Varios equipos analizan los datos transmitidos por la sonda, que aportan informaciones inéditas sobre los confines de nuestro sistema solar, como explica un artículo publicado el miércoles en la revista británica Nature sobre una “región de transición” en la frontera con el espacio interestelar, “la heliopausa”.

El programa de exploración Voyager de la NASA (Voyager 2 fue lanzada con un mes de intervalo y en otra trayectoria) tenía como objetivo el estudio de los planetas más alejados del Sistema Solar: Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno.

Desde entonces, las sondas viajan hacia los confines del sistema solar y Voyager 1 está a punto de convertirse en el primer objeto de fabricación humana que franqueará este límite, para alcanzar el espacio interestelar.

Se sabe que Voyager 1 debe salir en algún momento de la zona de influencia del Sol (helioesfera), para entrar en el gas interestelar o galáctico, a partir del cual se forman las estrellas.

Pero lo que los científicos no pueden predecir con exactitud es el momento en que la sonda franqueará la zona límite entre los dos medios, la heliopausa, cuya localización precisa, seguramente fluctuante, se ignora.

El equipo de Robert Decker (Laboratorio de Física Aplicada de la Universidad Johns Hopkins, Maryland) muestra en la revista que Voyager 1 entró, desde marzo de 2010, en lo que ellos llaman una “región de transición”.

Contra toda previsión, los flujos de viento solar medidos en esta región de transición fueron prácticamente inexistentes.

Podría estar ya “rozando el límite” del espacio interestelar, declaró el martes Ed Stone, responsable científico de Voyager en el Instituto de Tecnología de California. Pero podrían pasar “días, meses o años” antes de que la sonda entrara en el espacio interestelar.
Los científicos estiman que las sondas podrán continuar recopilando y transmitiendo datos hasta 2020 y puede que hasta 2025.

Quizás nadie en la Tierra disfrutará tanto el momento como Stone, de 76 años de edad, quien ha trabajado en el proyecto desde el principio. “Estamos ansiosos por salir y encontrar lo que hay ahí fuera”, dijo.

Hacia una nueva frontera


Cuando Voyager 1 y Voyager salieron disparados de la Tierra en 1977, nadie sabía cuánto tiempo iban a sobrevivir. Hoy son las naves que más tiempo han permanecido en operación y las más distantes, a miles de millones de kilómetros de la órbita terrestre, pero en direcciones diferentes.

El miércoles se cumplió el 35° aniversario del lanzamiento de Voyager 1 a Júpiter y Saturno. En la actualidad revolotea alrededor de la periferia del Sistema Solar, que está envuelto en una burbuja de plasma gigante. Esta zona caliente y turbulenta se produce por una corriente de partículas cargadas procedentes del Sol.

Más allá de la burbuja se halla una nueva frontera en la Vía Láctea: el espacio entre las estrellas. Una vez que se abra camino a través de esta zona, los científicos esperan un ambiente, en comparación, más tranquilo.

Las sondas Voyager todavía funcionan a pesar de ser reliquias de los primeros tiempos de la era espacial.

Sólo tienen 68 kilobytes de memoria en sus computadoras. Para poner esto en perspectiva, el iPod más pequeño -un iPod Nano de 8GB- es 100.000 veces más potente. Cada una también tiene una grabadora de cinta de ocho pistas, mientras que las naves espaciales de hoy utilizan memoria digital.

En la actualidad, un grupo de diligentes ingenieros escuchan a las Voyager en un campus satélite no muy lejos del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, que construyó las sondas.

La sala de control, con sus cubículos y alfombrado, podría confundirse con una compañía de seguros de no ser por un letrero azul que dice “controlador de la misión” y una advertencia en un computador: “Hardware fundamental de la misión Voyager. ¡Por favor no tocar!”

Ya no quedan científicos asignados a tiempo completo a la misión, pero 20 trabajan a tiempo parcial para analizar los datos que envían. Dado que las naves están tan lejos, se necesitan 17 horas para que una señal de radio del Voyager 1 llegue hasta la Tierra. En el caso del Voyager 2, toma cerca de 13 horas.

Las cámaras a bordo de los Voyager se apagaron hace mucho tiempo. Las naves de propulsión nuclear, del tamaño aproximado de un automóvil compacto, todavía cuentan con cinco instrumentos para estudiar los campos magnéticos, los rayos cósmicos y las partículas cargadas del Sol conocidas como viento solar.

Tienen también discos dorados que contienen saludos en varios idiomas, música e imágenes, por la remota posibilidad de que se encuentren con especies inteligentes.

La “gran gira” solar

A pesar de lo ambiciosa que es, la misión Voyager fue reducida. El plan original era enviar un cuarteto de naves espaciales a Júpiter, Urano, Neptuno y Plutón en lo que era considerado como la “gran gira” del Sistema Solar. Sin embargo, el plan fue rechazado, y los científicos se ajustaron a la misión Voyager actual.

Las cámaras a bordo de las Voyager se apagaron hace mucho tiempo. Las naves de propulsión nuclear, del tamaño aproximado de un automóvil compacto, todavía cuentan con cinco instrumentos para estudiar los campos magnéticos, los rayos cósmicos y las partículas cargadas del Sol conocidas como viento solar.

Tienen también discos dorados que contienen saludos en varios idiomas, música e imágenes, por la remota posibilidad de que se encuentren con especies inteligentes.

La misión doble hasta el momento ha costado 983 millones de dólares de 1977, lo que se traduce en 3.700 millones de dólares de hoy. La nave tiene suficiente combustible para funcionar más o menos hasta el año 2020.

Para ese momento, los científicos esperan que Voyager 1 ya esté flotando entre las estrellas. 

Fuente: Los Andes Online

No hay comentarios:

Publicar un comentario