El ataque a Malvinas/Falklands "sorprendió" a Thatcher
por Peter Biles
por Peter Biles
![]() |
Thatcher dijo que el ataque argentino la había tomado por sorpresa.
|
La invasión de las islas
Malvinas o Falklands en abril de 1982 por parte de Argentina tomó a la
entonces primera ministra británica, Margaret Thatcher, por sorpresa,
según revelan documentos oficiales que acaban de difundirse.
Thatcher sólo consideró probable que el ataque
se produjese, tras recibir informes de inteligencia dos días antes del
desembarco argentino.
Una serie de documentos
desclasificados, como lo establecen los reglamentos británicos al
cumplirse 30 años de su elaboración, muestran que a la primera ministra
le preocupaba bastante la recuperación de las islas.
Según el historiador Peter John Hennessy, estos
documentos figuran entre los "más reveladores" de los que se han
desclasificado en las tres últimas décadas.
"Habían pasado sólo tres meses del final de la guerra, de modo que son muy vívidos. El conflicto aún recorre las venas".
En octubre de 1982, pocos meses después de acabado la guerra, Thatcher compareció a puerta cerrada ante el Falkland Islands Review Committee (Comité de Análisis de las Islas Malvinas) que presidía el funcionario y filósofo Oliver Franks.
La transcripción de ese dramático testimonio
acaba de ser publicada por primera vez: "Nunca, nunca esperé que
Argentina invadiese las Falklands/Malvinas frontalmente. Era algo
estúpido, tal y cómo se desarrollaron los hechos, algo estúpido incluso
plantearse hacerlo", sostuvo ante el comité.
Reino Unido había hecho algunos planes de contingencia el mes antes del ataque argentino.
El 26 de marzo de 1982, funcionarios del
Ministerio de Defensa se presentaron ante Thatcher con un plan para
impedir una invasión a gran escala.
Una frase le llamó especialmente la atención y
la anotó en su diario: "Es más, si se enfrenta a la ocupación argentina a
su llegada, no hay certeza de que esa fuerza pueda retomar la
dependencia".
"Pueden imaginar que fue como un cuchillo clavado en mi corazón", escribió Thatcher.
"Absurdo y ridículo"
No obstante, en su declaración oral, resaltó que
consideraba el ataque improbable: "Vuelvo a recalcar que pensé que
sería absurdo y ridículo que invadieran las Malvinas / Falklands y que
no pensé que fuera a suceder. Sin embargo, uno debe tener siempre planes
de contingencia y poco después ocurrió el incidente de Georgia del
Sur".
El panorama cambió el 31 de marzo de 1982 cuando
a Thatcher le mostraron información de inteligencia que sugería que la
acción argentina era inminente y lo describió como el peor momento de su
vida.
"Aquella noche nadie podía decirme si seríamos
capaces de retomar el control de las Falklands/Malvinas, nadie. No
sabíamos, no sabíamos", dijo Thatcher después ante el comité.
El canciller británico de aquel momento, Lord
Carrington, declaró ante el Comité Franks donde también defendió la idea
de que Argentina no iba a atacar a las Malvinas/Falklands.
"He sido acusado y fui acusado violentamente
después del 2 de abril en la Cámara de los Comunes, en la prensa y en
otros lugares de haber ignorado deliberadamente señales, declaraciones y
evidencias. Puedo decir francamente que no hice nada de de eso...
simplemente no había (señales de invasión)", afirmó entonces Carrington.
El 5 de abril, el funcionario dimitió como
canciller, lo que provocó esta reacción de Thatcher: "Tenía mucha
confianza en Peter Carrington y su pérdida me pareció un golpe
devastador para Reino Unido".
Documento poderoso
El historiador Hennessy sostiene que la
declaración de Thatcher sobre la guerra de las Malvinas/Falklands es uno
de los documentos más poderosos en ser desclasificado por los Archivos
Nacionales Británicos en los últimos treinta años.
"Apenas habían pasado tres meses desde el final de la guerra", señaló.
"Ella también tiene una gran capacidad de expresión", añadió Hennessy.
El ataque argentino a las islas puede haber sido
una sorpresa para Thatcher y sus ministros, pero los documentos
gubernamentales revelan otros aspectos interesantes.
Desde 1977 había una evaluación de la
inteligencia británica indicando que la acción militar argentina era
posible si las conversaciones sobre las islas no avanzaban bien.
Al final de ese año, el gobierno británico decidió enviar un submarino y dos fragatas al Atlántico Sur.
Sin embargo, los movimientos de los navíos se mantuvieron en secreto.
De hecho, no hubo presencia naval británica en el Atlántico Sur en los cinco años anteriores a la guerra.
Es posible que eso hubiese llevado a Argentina a
pensar que el Reino Unido no lanzaría un ataque para retomar las islas
en abril de 1982.
También, el embajador británico en Buenos Aires
en 1982, Anthony Williams, sintió que algunas de sus advertencias
enviadas a Londres habían sido simplemente ignoradas.
"Argentina no es apenas otra república bananera,
un país de hojalata gobernado por un dictador de hojalata", escribió en
su despacho final en junio de 1982.
"Argentina tiene sus vándalos, hooligans y hombres rudos. Pero esa no es toda la historia, y la toma de las islas no fue un simple acto de robo".
Papeles secretos Chile-Reino Unido: los generales fantasma de Pinochet en Londres
por Constanza Hola Chamy
por Constanza Hola Chamy

"A título privado" y "con ropa
de civil". Venía a comprar unos libros en Foyles –la conocida librería
británica- y a visitar amigos que dejó tras su paso por la ciudad como
agregado de la Fuerza Aérea.
Esos eran los objetivos oficiales del viaje a
Londres del general Fernando Matthei, Comandante en Jefe de la Fuerza
Aérea y miembro de la Junta Militar chilena, en febrero de 1982.
"También mencionó que espera
contactarse con el Ministerio de Defensa (ventas) para tratar los
próximos requerimientos de aviones Hunter". Pero eso no había que
contárselo a nadie.
Sólo lo sabían los ministerios de Relaciones
Exteriores y de Defensa, a los cuales el embajador británico en Chile
les envió un oficio confidencial anunciando la visita, como consta en un
documento desclasificado recientemente por el gobierno del Reino Unido
(del que proviene la cita anterior).
Fin del bloqueo
![]() |
Thatcher fue una de las principales defensoras de Augusto Pinochet cuando fue detenido en Londres.
|
En 1980 y tras la llegada de Margaret Thatcher
al poder, Reino Unido levantó el bloqueo de venta de armas a Chile
vigente desde inicios del gobierno de facto de Pinochet.
"La llegada de Thatcher fue un cambio
fundamental en las relaciones entre Chile y Reino Unido", explica
Francisco Panizza, profesor de la London School of Economics (LSE) y
experto en política latinoamericana.
A pesar de que oficialmente Londres intentó
mantener de bajo perfil sus relaciones con el gobierno de Augusto
Pinochet, éstas no sólo existían, sino que implicaron el cierre de
negocios concretos.
Desde que se levantó el embargo en 1980 hasta
fines de abril de 1982, Chile le había comprado armamento al Reino Unido
por valor de £21 millones, que equivaldrían a unos 110 millones hoy
(cerca de US$160 millones).
Buques, aviones, cañones y equipos de
comunicación fueron algunos de los productos vendidos en transacciones
guardadas bajo siete llaves.
Quedaron respaldadas, eso sí, en los archivos secretos consultados por BBC Mundo.
Matrimonio por conveniencia
Uno de los buques, que zarpó a fines de marzo,
fue desviado como apoyo en la guerra de las Falklands/Malvinas, desatada
apenas dos semanas después de que dejara Reino Unido.
La transacción por el segundo buque fue
realizada el 6 de abril, cuatro días después de que Argentina invadiera
las Falklands/Malvinas.
"El conflicto permitió consolidar ciertas
afinidades e intereses comunes evidentes entre los dos gobiernos (de
Chile y Reino Unido)", le explica Panizza a BBC Mundo.
Chile fue precisamente el principal aliado
estratégico de Reino Unido en la recuperación de las islas del Atlántico
sur. Y Matthei, uno de sus principales interlocutores.
"Decidí hablar con los ingleses, pero ellos
tomaron la iniciativa. Llegó a Chile por aquel entonces el comandante
Sidney Edwards y negociamos la entrega de aviones, misiles antiaéreos y
radares a cambio de información (…) Los apoyamos con monitoreo
permanente, radares y escuchas con dispositivos electrónicos", contó
Matthei en una entrevista a la prensa chilena en 2005.
Entonces no habló de que las conversaciones existían desde mucho antes, según consta en el archivo desclasificado.
BBC Mundo intentó comunicarse con el general (r), sin embargo no obtuvo respuesta al cierre de esta nota.
El "turista" Matthei
Un mes y medio antes de que estallara la guerra
entre Argentina y Reino Unido, la embajada chilena le informaba al
ministerio de Relaciones Exteriores británico el número de vuelo, hotel y
duración de la estadía de Matthei: del 21 al 26 de febrero.
"Como miembro de la actual Junta, el general
Matthei es una figura muy controversial. A pesar de que su visita no es
oficial, no podemos asegurar que no se haga pública. Si eso pasa,
cualquier reunión con miembros de alto cargo del gabinete británico será
sin duda fuertemente criticada por las agrupaciones de Derechos
Humanos", advertía un memo confidencial del ministerio de Relaciones
Exteriores.
La instrucción era clara: ningún ministro o alto
cargo de gobierno podía participar en actividades sociales o reuniones
con Matthei.
"Sin embargo, no se debe objetar la
participación de funcionarios de segunda línea del ministerio de Defensa
u oficiales de alto mando en reuniones para discutir ventas de
defensa", advertía el comunicado.
"El gobierno británico siempre ha sido bastante
reacio a mezclar las relaciones económicas con las políticas. Lo que
importa son los intereses, no las ideologías", le dice Panizza a BBC
Mundo.
Visitas no tan ilustres
![]() |
Varios de los hombres fuertes de Augusto Pinochet visitaron la capital británica de incógnito.
|
Matthei no era el primero en planear una visita de "incógnito" a Reino Unido.
"La posición es similar a las pasadas visitas a
Londres del General Benavides, exministro de Defensa y hoy miembro de la
Junta y creo que también del Almirante (José) Merino, la cual entiendo
que se realizó antes de que yo asumiera", concluía el informe
confidencial del embajador británico en Chile a sus superiores.
Es decir, Matthei era, al menos, el tercer
miembro de la Junta Militar en visitar territorio inglés como mando
activo del gobierno de facto liderado por Pinochet.
Pero el historial de visitas extraoficiales de altos mandos de la era Pinochet se remonta a mucho antes.
Hacia julio de 1977, en plena administración
laborista de James Callaghan, cuatro ministros de Pinochet habían pasado
por Reino Unido en visitas "privadas", según consta en un documento
restringido de la época del Ministerio de Relaciones Exteriores.
Sergio Fernández, ministro del Trabajo, pasó dos
días a mediados de febrero. Su par de Relaciones Exteriores, el
almirante Patricio Carvajal, estuvo entre el 3 y el 8 de marzo, de
vuelta de una conferencia en Ginebra.
Otro que usó Londres como parada a la vuelta de
una conferencia en París fue el ministro de Minería Enrique Valenzuela.
Por entonces la capital británica no era escala para ningún vuelo
comercial –o privado, según la explicación de las visitas- con Chile.
Pero el más polémico fue el ministro de
Hacienda, Sergio Castro, quien visitó la capital inglesa entre el 29 de
junio y el 3 de julio, en busca de inversionistas interesados en poner
su dinero en ese boyante y neoliberal país del fin del mundo llamado
Chile.
En plena crisis económica, Castro visitó Bonn,
París, Bruselas y Londres, donde se reunión con altos ejecutivos de la
banca y la industria privada.
Incluso Canning House –organismo encargado de
fortalecer las relaciones entre el mundo hispano y Reino Unido- ofreció
un almuerzo en su honor. "Privado" y no oficial, según se apresuraba a
explicar el ministerio de Relaciones Exteriores.
También fueron tratadas en secreto las visitas de los ministros de Economía y Agricultura.
Fuente: bbc.co.uk
No hay comentarios:
Publicar un comentario