por Vladimir Hernández
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Obreros argentinos en las islas Georgia del Sur.
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El próximo 2 de abril se
conmemoran 30 años del inicio de la Guerra de Malvinas/Falklands entre
Argentina y Reino Unido. Pero ese conflicto bélico no empezó ni en dicha
fecha o dicho lugar.
Todo comenzó dos semanas antes, un 19 de marzo, y
en unas remotas y escasamente habitadas islas del Atlántico Sur, sin
aeropuerto y a varios días de navegación de Malvinas/Falklands: las
islas Georgia del Sur.
Efectivamente, un barco propiedad del empresario argentino Constantino
Davidoff llegó al puerto de Leith, en las Georgias del Sur.
En el sitio había (y aún hay) una base
científica, con personal militar, del British Antartic Survey (BAS). Las
islas eran y siguen siendo consideradas parte del territorio británico
de ultramar.
Davidoff había logrado un contrato para
desmantelar unas antiguas estaciones balleneras en las islas y el buque
llevaba a los trabajadores que había contratado para dicha tarea.
Sin embargo, los 29 obreros que descendieron de
la nave habrían izado la bandera argentina una vez en tierra, y además
efectuaron algunos disparos, para cazar un reno según se supo después.
Y el gobierno de Malvinas/Falklands también le
solicitó en ese momento a la cancillería británica el envío de refuerzos
militares a la zona, en caso de que fuese un intento de Argentina por
quedarse en el lugar como parte del reclamo por las islas del Atlántico
Sur.
Al día siguiente Londres autorizó el envío del
HMS Endurance a las Georgias del Sur, como una forma de disuadir a los
trabajadores a quedarse o volver a izar la bandera.
Y pocos días después la junta militar que gobernaba Argentina en ese momento respondió.
El gobierno de Leopoldo Galtieri aprobó el
despliegue de un escuadrón de fuerzas especiales -comandado por el ahora
tristemente celebre capitán Alfredo Astiz, quien años después fue
condenado por crímenes de lesa humanidad entre 1976 y 1983- a las islas
Georgias para proteger a los operarios.
Lo que empezó como un incidente menor comenzó a
escalar hasta que aceleró el programa que ya venían ideando los
gobernantes militares argentinos: recuperar Malvinas.
Ensayo
"Lo de las Georgia del Sur fue como un tubo de ensayo para Malvinas. Según fuentes argentinas y británicas existe la idea de que hubo un incidente provocado que los militares argentinos aprovecharon", señaló a BBC Mundo el historiador Federico Lorenz, autor de varios publicaciones sobre la guerra entre Argentina y Reino Unido.
Y esto lo confirma un informe/auditoría
elaborado por Oliver Franks (Lord Franks), a pedido del gobierno
británico, tras la guerra.
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El izamiento de una bandera argentina en las islas hizo subir la tensión.
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"Los informes de inteligencia disponibles nos
indican que cuando el incidente (en las Georgias del Sur) se fue
poniendo más serio, la junta militar (argentina) fue escalando la la
situación hasta invadir las Falklands", señala el informe de Franks.
Para algunos historiadores y ex funcionarios
británicos el objetivo era medir cómo reaccionaría Reino Unido ante la
toma de un territorio similar a Malvinas/Falklands, antes de que se
diese luz verde a la invasión.
"De hecho, las fuerzas argentinas ya había
probado algo similar en 1976, en Thule, una pequeña isla de las Sandwich
del Sur (también en el Atlántico Sur), donde intentaron instalar una
base supuestamente científica, con personal militar (pese a ser un
territorio británico de ultramar)", dice Lorenz.
Informes del gobierno británico dan cuenta del
incidente en Thule, mantenido secreto hasta 1978, cuando se filtró al
público a través de los medios.
Misterio
En el caso de las Georgias del Sur el incidente
se produjo cuando los trabajadores chatarreros contratados por Davidoff
decidieron izar la bandera argentina. La pregunta, aún sin respuesta, es
por qué lo hicieron.
"Hay mucha especulación sobre si habían
militares entre los operarios que iban con la intención de provocar un
incidente diplomático", dice Lorenz.
Nicholas Henderson, el ex embajador británico en
Washington en ese entonces, afirma que el secretario de Estado de
Estados Unidos en 1983, Alexander Haig, le dijo que "los trabajadores
chatarreros eran personal militar disfrazado enviado a las Georgias para
provocar algo".
Al ser consultado sobre si su personal incluía a
militares, Davidoff es tajante: "no había ni un solo militar. Yo no iba
a permitir que fuese un militar junto a mis trabajadores y que esto
luego me arruinase, como efectivamente sucedió".
Al estallar la guerra entre ambas naciones dos
semanas después del incidente en las Georgias, Davidoff no pudo más
nunca acceder a las estaciones balleneras que buscaba desmantelar,
perdiendo la inversión que había hecho y sufriendo severas pérdidas
económicas.
"Yo tengo un documento de la Cruz Roja que
certifica que mis operarios eran todos civiles, ya que ellos quedan
retenidos en las islas hasta que son evacuados como refugiados de guerra
semanas después", afirma Davidoff.
No obstante, en 1981 Davidoff había visitado
personalmente las Georgias para inspeccionar las estaciones balleneras,
pero sin autorización según Londres. Este hecho -según se lee en
documentos hechos públicos por el gobierno británico- estuvo a punto de
crear un conflicto diplomático, que sin embargo no pasó a mayores.
Pero sí quedó como precedente para explicar
por qué apenas se produce el incidente con los operarios un año después,
la autoridad de Malvnas/Falklands opta inmediatamente por el envío de un
barco de guerra.
"Ahora con la pronta desclasificación del
Informe Rattenbach (una auditoría efectuada por Argentina tras la guerra
y que se mantuvo secreta hasta este año) quizás se revele si
efectívamente entre los obreros de Davidoff había militares", señaló
Lorenz.
Astiz
Un testigo excepcional de todo el incidente en 1982 es el cineasta francés Serge Briez.
Briez, junto a dos compatriotas suyos, navegaban
rumbo a Antártida a filmar un documental, cuando una tormenta los forzó
a atracar en las Georgias, pocos días antes de la llegada del personal
de Davidoff.
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Actualmente Astiz cumple cadena perpetua.
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Una vez que llegó el contingente argentino Briez
y sus paisanos establecieron relaciones -cenaban juntos casi todos los
días- y luego incluso fueron testigos de la llegada de las fuerzas
especiales argentinas.
"Los comandos militares golpean nuestro velero
cuando atracan (el 25 de marzo) en Leith. Tremendo susto nos dieron", le
dijo Briez a BBC Mundo.
"Era difícil en ese momento saber quiénes eran
militares o civiles, porque todos llevaban más o menos el mismo tipo de
abrigo de invierno", recuerda.
De hecho, en los primeros informes que hace el BAS se describe a los argentinos con "uniformes como de militares".
Sin embargo, para Davidoff "eso no prueba nada, es una declaración confusa".
Durante los días que estuvo en las Georgias del
Sur, Briez no sólo conoció a operarios y militares, sino que filmó y
fotografió el izamiento de la bandera argentina el 3 de abril, cuando ya
se había producido la invasión a las Malvinas/Falklands.
"Incluso conocí a Astiz. Un personaje muy
astuto, que se adapataba a todas las situaciones muy bien. Entendí todo
esto una vez que volví a Francia y supe de su historial cuando lo
servicios de inteligencia franceses, británicos y suecos me interrogaron
para saber de él", dice Briez.
Astiz es solicitado por el asesinato de varios
ciudadanos europeos durante la ola de represión del entonces gobierno
militar argentino, entre los que se incluye una adolescente sueca y dos
monjas francesas.
Hoy en día las Georgias forman parte del reclamo argentino por Malvinas/Falklands, además de las Sandwich del Sur.
En el lugar continúa funcionando la base científica británica con poco personal.
Las islas son consideradas un punto estratégico para acceso a la Antártica y un importante reservorio de flora y fauna.
Salida y fin
Horacio Bicaín era el comandante del
submarino argentino Sante Fe, durante la Guerra de Malvinas, y fue
testigo presencial del fin de la presencia argentina en las Gerogia del
Sur, el 25 de abril de 1982.
"Había ido ahí el 24 de abril
llevando reabastecimiento de tropas y provisiones. Logré entrar a una
caleta en Gryvitken de noche, tratando de evitar el submarino nuclear
británico que vigilaba la bahía", le dice Bicain a BBC Mundo.
Sin embargo, un helicóptero británico los divisó en la mañana del 25 de abril y fue el principio del fin.
"Nos empezó a bombardear y nosotros, al estar en superficie, sólo podíamos responder con fusiles", dice el militar retirado.
Poco después la marina británica
lanzó un ataque de artillería feroz sobre la posición argentina en
tierra, que si bien no dejó muertos obligó a las horas a que los
argentinos se rindiesen.
"Nuestras órdenes eran provocar un
enfrentamiento pero no muertes innecesarias. Y cuando nos rendimos nos
dimos cuenta que pudo haber sido peor porque los británicos ya habían
desembarcado y estaban escondidos a 300 metros de nosotros", señala
Bicaín.
Los prisioneros argentinos fueron
llevados primero a un buque y luego a la isla de Ascensión, hasta que
finalmente se los devolvió a Argentina tras la guerra.
En tanto, el submarino Santa Fe -un
veterano de la Segunda Guerra Mundial cuando formaba parte de la marina
estadounidense- quedó en las islas Georgia del Sur hasta que fue
remolcado y dejado hundir en el Atlántico Sur en 1985, al considerarse
ya una embarcación obsoleta.
Fuente: bbc.co.uk





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