domingo, 24 de marzo de 2013

Lavalle: Un algarrobo de 250 años, testigo del desierto
Algarrobo Histórico es un sitio patrimonial del departamento. Allí exhibirán objetos arqueológicos hallados en el lugar que revelan la historia de la capilla que se erigió en 1863 y dio origen a la antigua villa cabecera.

Carla Romanello - cromanello@losandes.com.ar

Un algarrobo de 250 años, testigo del desierto
Con quincha y adobe, Lavalle construye un “eco-museo” en la zona de Algarrobo Histórico. (Claudio Gutiérrez)

La copa del árbol, que tiene unos 250 años, invita a reposar debajo de su sombra, tal como seguramente lo hicieron los habitantes de Lavalle hace más de 100 años. Se trata de Algarrobo Histórico, un sitio patrimonial de ese departamento -ubicado a 4 kilómetros de la plaza central- que debe su nombre al enorme ejemplar que allí se encuentra y en el que próximamente se abrirá un Eco-Museo y Centro de Interpretación que contará la historia de su pueblo.

El mismo forma parte de un proyecto planteado por un grupo de especialistas en 1992 para poner en valor el lugar donde antiguamente funcionó la villa cabecera lavallina.

La primera etapa consistió en una serie de excavaciones arqueológicas que arrojaron como resultado el descubrimiento del suelo de la capilla que allí se erigió en 1863, y que actuó como eje de la vida del paraje; también distintas piezas de losas y los restos de cinco bebés de menos de un año que luego se volvieron a enterrar.

En el lugar ya puede contemplarse el estado avanzado del museo, que seguramente se convertirá en un gran atractivo turístico para la zona.

"Este sitio tiene una connotación cultural fuerte para la comunidad lavallina, ya que por ser histórico ellos mismos pedían que no se perdiera", destacó Ana María Castillo, jefa del área de Turismo de la comuna.

La mujer, que también se desempeña como arquitecta, guió a Los Andes en un recorrido por las instalaciones que recuperarán técnicas constructivas que se utilizaban antiguamente y se siguen implementando en el secano. "Quisimos utilizar quincha y adobe para mostrar, además de la cultura, el trabajo de esta tierra", remarcó.

La edificación, que tiene 180 metros cuadrados y se extiende en un predio de 2.000, consta de dos bloques: el primero, realizado en quincha, albergará la recepción y una oficina de información turística; el segundo, de adobe, consta de galerías abiertas donde se expondrán las piezas arqueológicas y una terraza con mirador para observar el entorno.

"Se consiguió traer un helicóptero a escala para tomar fotografías aéreas y allí nos dimos cuenta de que desde arriba se veía mucho mejor, por lo que cambiamos el plano original y le añadimos un mirador", narró Castillo, y comentó que se incluirán sanitarios realizados con ladrillos para evitar filtraciones.

Valiosa arqueología

Si bien hoy en el lugar se realizan solamente visitas estudiantiles, próximamente el público en general tendrá la posibilidad de conocer interesantes detalles históricos sobre Lavalle.

El arqueólogo Guillermo Campos, responsable de las excavaciones del proyecto, adelantó algunos de los datos que allí se darán a conocer. "La capilla que está al lado del algarrobo comenzó a levantarse en 1863 pero demoró unos 10 años en finalizarse. Encontramos baldosas de diferentes tamaños por lo que suponemos que la gente colaboraba con lo que tenía", relató el experto.

Fue el terremoto de 1920 -que tuvo epicentro en Lavalle- el que destruyó parcialmente el edificio religioso. "Después de 1920 quedó en el olvido, no se restauró, pasó por distintos dueños y se fue desmantelando", comentó Campos.

Para mejorarlo, el equipo de trabajadores volvió a colocar los cimientos y pegó las baldosas que hallaron en las inmediaciones con la técnica original.

Tal como aseguró el especialista, durante las excavaciones encontraron material arqueológico de gran valor: "Encontramos losa francesa, holandesa, inglesa, restos de cerámica indígena, cerámica colonial, entre otros".

Pero para él el hallazgo "estrella" fueron los restos de cinco menores de aproximadamente 100 años de antigüedad, próximos a lo que anteriormente fue el altar de la iglesia: "Luego de investigar esa coincidencia averiguamos que antes no se bautizaba a los chicos hasta pasado el año, entonces se los enterraba pegados al altar para que estuvieran más cerca de Dios. Se supone que murieron en las epidemias de cólera", explicó.

Un aspecto fundamental para el arqueólogo es que estos restos se volvieron a enterrar: "Queríamos tener una política de respeto, por lo que nos pareció lo mejor devolverlos donde estaban. Para acompañar el proceso se hizo una misa en su honor", recordó.

Del proyecto al museo

El primer relevamiento que se hizo en Algarrobo Histórico lo encaró en 1992 Clara Abal, actual directora del museo Cornelio Moyano, ya que anteriormente estaba prácticamente abandonado. Pero recién en 2007 se acordó trabajar en conjunto entre el Cornelio Moyano, la Municipalidad de Lavalle y el Ministerio de Cultura de la Provincia para poner en valor ese importante sitio.

Actualmente ya se concluyeron las primeras dos etapas del proyecto y resta la tercera, que tiene un presupuesto aproximado de $ 300.000 y prevé la iluminación, la terminación en cerámicos de los baños, el guión museológico y la ambientación final. 

Los años del algarrobo

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La arquitecta Ana María Castillo y el arqueólogo Guillermo Campos frente a la construcción del museo, que abriría sus puertas el año que viene. (Claudio Gutiérrez)

Durante los trabajos que se hicieron en Algarrobo Histórico, se intentó determinar la edad del ejemplar de algarrobo blanco (Prosopis chilensis) que le da nombre al sitio.

Para ello se trabajó con un equipo del Cricyt para realizarle el estudio dendrocronológico, que cuenta los anillos del tronco para contar los años del árbol. Sin embargo, sólo se logró una estimación que quedó calculada en 250 años, ya que por la forma de su tronco, que tiene una bifurcación, no permitió tomar una muestra para concretar la investigación.

Un material antisísmico

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Campos toma muestras del suelo al pie del algarrobo, de 250 años. (Claudio Gutiérrez)

La jefa del área de Turismo de la comuna de Lavalle y arquitecta, Ana María Castillo, destacó la propiedad antisísmica de la quincha y su capacidad de aislación: "La quincha es totalmente antisísmica porque va toda trabajada con cimientos".

La misma tiene una estructura que está hecha con palos, tensores y cañas que se van colocando cada 20 centímetros y en el medio se le introduce chilca o distintas plantas de la zona. Luego se la recubre con capas de barro y se finaliza con otra muy suave que queda como un enlucido fino. "Es importante darle tiempo suficiente al secado a cada capa", señaló Castillo.

Los barros que se utilizan también tienen su proceso, ya que dependiendo de la temperatura ambiente hay que dejarlos macerar entre 5 y 13 días.
 
Fuente: Los Andes Online

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