martes, 31 de diciembre de 2013

Nuevo atentado en Rusia: 14 muertos

Un artefacto explosivo fue detonado por su portador en un trolebús en Volgogrado, donde el domingo una mujer kamikaze mató a 16 personas en la estación de trenes. Hubo al menos 28 heridos. Las autoridades vinculan ambos ataques.

Agencia AFP

Nuevo atentado en Rusia: 14 muertos
Las ambulancias paran frente al trolebús en el que un kamikaze hizo estallar un explosivo, matando al menos a 14 personas en Volgogrado. (AP)
Al menos 14 personas perecieron en la explosión registrada la mañana de ayer en un trolebús en Volgogrado, suroeste de Rusia, donde un atentado suicida dejó 16 muertos el domingo en esta ciudad vecina al inestable Cáucaso Norte. "El número de muertos aumentó a 14 y el de heridos a 28", dijo el portavoz del ministerio, Oleg Salatai, citado por las agencias rusas. El balance oficial anterior era de 10 muertos y 15 heridos.

El atentado fue perpetrado por un terrorista suicida, según los investigadores, que señalaron que algunas pistas vinculan los dos ataques.

Las primeras investigaciones indican que "el artefacto explosivo fue detonado por un kamikaze", precisó el comité de investigación ruso en un comunicado.

Los explosivos utilizados en el atentado tienen elementos "idénticos" a los utilizados en el atentado del domingo, lo que "confirma la versión de un vínculo entre los dos atentados", agregó este organismo encargado de las principales investigaciones en Rusia.

El presidente ruso, Vladimir Putin, por su parte, ordenó que se refuerce la seguridad en todo el país ante esta ola de atentados, que se produce a menos de seis semanas de los Juegos Olímpicos de invierno en Sochi (del 7 al 23 de febrero).

Putin "dio al Comité Nacional de Antiterrorismo una serie de instrucciones para reforzar la seguridad en el conjunto del territorio de la Federación de Rusia", declaró un portavoz del comité citado por las agencias rusas.

La explosión tuvo lugar poco antes de las 8.30 (1.30 argentina) en una parada próxima del centro de Volgogrado, ciudad situada a unos 1.000 kilómetros al sur de Moscú.

Según las imágenes mostradas por la televisión rusa, la potente explosión destruyó por completo el trolebús.

"En un primer momento no supe si se trataba realmente de un trolebús, por el estado en el que quedó", señaló una mujer a la televisión pública rusa.

El ministerio de Situaciones de Emergencia indicó que se desplegaron más de 450 efectivos de las fuerzas del orden y 120 miembros de los servicios técnicos.

El gobernador de la región de Volgogrado, Serguey Bojenov, anunció una reunión de urgencia del gobierno regional y un refuerzo de las medidas de seguridad.

El Kremlin informó por su parte que Putin abordó la situación en una reunión junto al ministro del Interior, Vladimir Kolokoltsev, y al director de los servicios secretos, Alexander Bortnikov. Este último deberá acudir a Volgogrado.

Otro atentado atribuido a una kamikaze causó 16 muertos el domingo en la misma ciudad, muy frecuentada, en particular en estas fiestas.

El atentado alimentó los temores sobre la seguridad de los Juegos Olímpicos de invierno organizados en febrero en Sochi, estación balnearia situada al pie del Cáucaso.

El ministro del Interior anunció la intensificación de las medidas de seguridad en todas las estaciones y principales aeropuertos del país. 

La amenaza de las “viudas negras”

elpais.com

Las llaman las shahidkas, por los shahid, los mártires por el Islam. Las mujeres terroristas, como la responsable del atentado contra la estación de ferrocarril de Volgogrado y también se sospecha de que el ataque contra el trolebús fuera otra han golpeado Rusia desde que, en junio de 2000, Java Barayeva y Luiza Magomadova condujeran un camión cargado de explosivos a la puerta de un cuartel en Chechenia.

Solo en Rusia, al menos 20 mujeres se han dejado la vida desde entonces, causando la muerte de casi 800 personas, según fuentes oficiales rusas. Vistas con circunspección por el islamismo más tradicional, los movimientos terroristas del Cáucaso han hecho de las mujeres suicidas una de sus armas más potentes.

Detrás del reclutamiento de mujeres para la causa islamista estuvo, sobre todo, Shamil Basáyev, el Bin Laden del Cáucaso, que encabezó con puño de hierro la guerrilla islamista chechena hasta su muerte en 2006. Basáyev, responsable por la masacre en la escuela de Beslan(Osetia del Norte), donde murieron más de 200 rehenes -la mayoría niños- declaró haber entrenado personalmente a 50 viudas negras.

El líder terrorista utilizó a su ejército de mujeres en otra acción sonada: de los 49 terroristas que participaron en el asalto y toma de rehenes en un abarrotado teatro de Moscú en 2002 -donde murieron más de 150 personas- 19 eran mujeres. La menor de ellas, según la policía rusa, tenía 16 años.

Desde entonces, los atentados suicidas protagonizados por mujeres se han sucedido.

En 2003, dos jóvenes chechenas se inmolaron en un control a la entrada de un concierto de rock a las afueras de Moscú: 14 personas murieron. El 24 de agosto de 2004, dos aviones salidos del aeropuerto moscovita de Domodédovo, uno de ellos con destino Sochi -sede de los Juegos Olímpicos de Invierno del próximo febrero-estallaron en pleno vuelo. Cada uno de los aparatos llevaba a bordo una terrorista suicida chechena.

En 2010, Zenet Abdurajmánova y Marja Ustarjánova, de 17 y 20 años respectivamente, hicieron detonar sendos cinturones explosivos en dos abarrotadas estaciones del metro de la capital rusa: al menos 38 personas perdieron la vida.

Las mujeres son menos sospechosas porque no encajan en el estereotipo del terrorista suicida.

Reclutar a mujeres para realizar atentados suicidas ha sido mortalmente efectivo para el integrismo caucásico. “Las mujeres no encajan en el estereotipo del terrorista suicida, al menos en las primeras fases de un conflicto”, señala Lindsey O'Rourke en un artículo publicado por el proyecto de Estudios sobre el Terrorismo de la Universidad de Chicago.

En 2003, una semana después de un intento fallido de atentado suicida en un café de Moscú, una periodista de la revistaKommersant-Vlast, vestida con un velo integral (niqab), cargando una mochila y aparentando nerviosismo, consiguió recorrer el mismo camino y lograr mesa en el mismo café sin ser preguntada por nadie.

En los atentados de Domodédovo, el jefe de seguridad del aeropuerto fue condenado a cinco años de prisión por negligencia al limitarse a pedir los documentos de identidad de las terroristas y no someterlas a una inspección integral.

Fuente: Los Andes Online

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