Cataluña, ¿hacia un proceso constituyente? (II)
Catalunya lluita per una República Catalana,
per una República Espanyola creada
per la unió lliure de les Repúbliques, iguals en drets.
Joan Comorera
El proceso
El
proceso democrático en Cataluña es imparable. Todas las estaciones de
la línea reformista, por unas razones u otras han quedado atrás y
bloqueadas. Los comunistas debemos participar en ese proceso desde
nuestros planteamientos. Participar y sumar realmente, no sobre el papel
para salvar las apariencias pero nada más. El proceso catalán puede ser
el catalizador para una ruptura con el régimen borbónico en una
perspectiva democrático-republicana.
Defendemos el planteamiento de la República Catalana que lanzó EUiA en septiembre del 2013 *(http://www.euia.cat/pagina.php?idp=7172).
Creemos en la justeza de la propuesta y consideramos que la unión libre
y fraternal con el resto de pueblos y naciones del Estado español seria
un marco idóneo para desarrollar un proyecto político adecuado para el
pueblo de Cataluña. Una Cataluña plenamente soberana. Asimismo, los
procesos tienen sus desarrollos propios y característicos. Si finalmente
la dicotomía se reduce a preservar el régimen monárquico junto a
PP-PSOE o la ruptura democrática que supone la independencia, no nos
queda duda al respecto de que camino debemos tomar los comunistas, tanto
españoles como catalanes. Si en un futuro es posible la coordinación
fraternal entre Cataluña y otros pueblos y naciones de la Península
Ibérica, será momento entonces de volver a plantearlo. Bajo el régimen
borbónico de 1978, solo nos queda combatirlo hasta sus últimas
consecuencias en alianza con las izquierdas, tanto las federales,
confederales como independentistas.
¿Un proceso constituyente propio para Cataluña?
Creemos
de muy acertada la reflexión de Fidel Lora en la mesa redonda de “La
Festa” (6 de julio de 2013). Realmente, el proceso constituyente en
Cataluña ya ha empezado. El problema real es que lo han empezado las
derechas nacionales, estatales y europeas. Conviene no olvidarlo.
Dependerá
de nosotros y de nuestra capacidad de organizar y de organizarnos como
clase social el futuro de nuestro país. Marcar unos objetivos tácticos y
estratégicos, desarrollar un nuevo proyecto y un nuevo espacio para
todos los comunistas es una oportunidad de plantear un proceso
constituyente alternativo a la oligarquía y a su casta política. Debemos
recuperar la capacidad de ilusionar, ¡demos un paso adelante!
¿Un proceso constituyente democrático dentro de la UE?
Plantear
la soberanía nacional de Cataluña en el marco de la actual Unión
Europea constituye una gran contradicción y los comunistas deberíamos
incidir aquí tenazmente. No se trata únicamente que la derecha catalana
quiera redefinir con el Estado español su “trozo del pastel” para poder
privatizarlo en su beneficio a costa de los servicios públicos, derechos
sociales y laborales etc. Sino que defiende el modelo periférico y por
tanto subsidiario que la UE plantea para nuestro país y evidentemente
esta conforme con su modelo antidemocrático y de pérdida de capacidad de
decisión de los Estados. La defensa del derecho a decidir “único”,
debemos vincularla a un derecho a decidir “permanente”. Debemos ampliar
la brecha en el statu quo que supone el gran movimiento democrático que
iniciamos los y las catalanas. En otro orden de cosas, pero relacionado,
en las elecciones europeas de mayo, tenemos oportunidad para dar un
paso adelante* (http://www.hoipoi.net/webs/nuet/?p=1640) y no el de contentarnos con repartir nuestro seguro crecimiento de apoyo popular entre partidos y federaciones-taifas.
Creemos
que el camino a seguir debe ser en primer lugar incidir en esta
contradicción y a la vez tejer -en primera instancia- una alianza entre
los pueblos periféricos de Europa que se ven condenados y lastrados por
un mismo modelo de construcción europea. Son nuestros principales
aliados. No tenemos como antaño, estados europeos en los que apoyarnos y
recibir su solidaridad. Son los pueblos de Europa los que deben volver a
crear una nueva Primavera de los Pueblos en el siglo XXI. Mientras
estemos instalados en lógicas pretéritas que jamás volverán, perderemos
cada vez más la posibilidad de situar un tema clave de lo que debe ser
nuestra lucha, la denuncia y el combate de la UE. Cuando el Partit dels
Comunistes de Catalunya se funda en 1982, un elemento básico de su
política es el rechazo al modelo imperante en la CEE. Actualizada,
debemos recuperar esta senda.
La Institución en el nuevo proceso
Verdaderamente,
estamos consternados después de comprobar que la inmensa mayoría de los
y las diputadas de la izquierda nacional en el Parlament, son personas
que ya participaban en las instituciones desde hacía años o que
directamente han ido saltando de puestos políticos en puestos políticos,
ya sea a nivel de aparato de partidos o en gobiernos municipales,
Generalitat…
Esta realidad –similar a la del resto del Estado
español- debe ser replanteada por los comunistas. Creemos que la lucha
institucional es un frente más –no el más importante- donde los
camaradas pueden y deben participar, pero que no se puede convertir en
el modus vivendi de nadie. Los comunistas debemos situar en las
instituciones a los elementos más aptos para el trabajo a realizar en
dicho frente, sean militantes con carné o sin carné. Estamos curados de
sectarismo –no toda la izquierda desgraciadamente lo esta- y asumimos
que se trata de defender un proyecto y una manera de hacer que
planteamos y defendemos para ayudar a empoderar al Pueblo, a la gente.
El Partido Comunista es y debe ser una herramienta para ayudar a la
clase trabajadora y a los sectores populares en su lucha por la
emancipación social y nacional.
Consideramos que los mandatarios
institucionales deben renovarse cada cierto y corto período de tiempo.
En la misma línea, se deben concentrar esfuerzos en que esos mandatarios
tengan unos mínimos en lo que respecta a su experiencia combativa en
las luchas de sociales así como en la capacidad comunicativa y en la
transparencia y austeridad. Asimismo, a pesar de los avances que se han
realizado *(carta financera codi etic euia) en este campo, siguen
resultando insuficientes. La crítica y la autocrítica así como el
control permanente y la posible revocación por parte de la militancia
son aspectos a desarrollar en el futuro.
No entendemos ni
compartimos cómo es posible que la izquierda nacional y de clase, este
formada por una gran mayoría de miembros de la clase obrera pero que
prácticamente no suceda nunca el relevo en este sentido por lo que
respecta a las instituciones. Debemos hacer una reflexión profunda y
analizar si realmente enviamos a nuestros mandatarios públicos a la
lucha institucional como reflejo de su capacidad combativa y de
organización del poder popular o son otros elementos los que influyen en
estas decisiones. Los y las diputadas que pasan desapercibidos para la
mayoría de las organizaciones populares y en definitiva para los
colectivos que pretendemos representar, a pesar de estar 2 o 3
legislaturas como mandatarios, deberían convertirse en un ejemplo a
superar y no a perdurar. No se trata de crear grandes aparatos
mediáticos -que la izquierda necesita por otra parte- sino de aprovechar
las brechas que existen para ocuparlas y ensancharlas. La mediocridad y
las componendas son obstáculos reales. En contraposición, la formación
de múltiples liderazgos en el marco del actual contexto de lucha de
clases en múltiples ámbitos, debería ayudarnos al debate y conformar una
propuesta más seria. Nuestros diputados deben estar dentro de las
instituciones y en contra de éstas.
Los altos salarios de los
representantes públicos tienen que financiar no sólo nuestras
organizaciones políticas sino que también se tiene que elaborar cierta
metodología para financiar proyectos sociales ajenos a las estructuras
de Partido clásico, dar un primer paso a que las capas populares de este
país se empoderen. Es necesaria la elaboración de una metodología de
funcionamiento al respecto.
En Cataluña, la coalición
La
coalición ICV-EUiA supuso un acierto. Normalizó la relación entre las
dos principales “almas” del extinto PSUC después de más de 30 años de
crisis, divisiones y acuerdos temporales. Si bien defendemos el avance
que supuso la formación de la coalición en el 2002, ahora es momento de
dar otro paso adelante en la formación de un nuevo espacio de la
izquierda nacional y de clase. Se esta dando este debate en el si de las
organizaciones y confiamos que lo aprobado por las respectivas
militancias se llevará a cabo. Si se impone la lógica de conformarse con
gestionar un 10% del electorado o incluso superior -al ocupar el
espacio de un PSC en barrena- frente a la apuesta por construir un
espacio de confluencia de la izquierda con los movimientos sociales y
las organizaciones de clase, cometeremos un error histórico y seremos
superados por los acontecimientos.
Debemos estar atentos a lo
que vaya sucediendo dentro de nuestro panorama social, tanto a nivel
externo como interno. Hay avances por lo que hace a la coalición con
propuestas como la de “Ara és Demà” (www.araesdema.cat) para el 1 de febrero o otras propuestas interesantes –a nivel externo- como la Trobada per la Unitat Popular (TUP) del 30 de noviembre (http://trobadaup.cat/) o el mismo Procés Constituent.
La
mayoría de ellos se postulan como la estructura perfecta para la
consecución del Frente de Izquierdas, de momento, todas esas propuestas
creemos que son un avance, pero insuficiente. Seguramente, será la
confluencia de éstas las que puedan conectar con la calle.
Catalanismo popular
Los
que se envuelven prácticamente como momias con banderas pretéritas pero
que pretenden hacerlas pasar como alternativas de futuro, no hacen sino
confundir lo que son elementos importantes en la constitución del
relato histórico por parte de la izquierda –necesario- con el
planteamiento de una alternativa real y capaz de sumar a las mayorías
sociales. Precisamente erróneo y fútil es situar en el eje de la
propuesta este elemento en Cataluña, donde la senyera siempre fue
el elemento vertebrador de la propuesta nacional de los comunistas,
ligada a los valores democráticos, antifascistas, culturales…
Nos
sentimos herederos de la mejor herencia del PSUC. De ese partido que
nació sin la aprobación del PCE ni de la Internacional Comunista, sino
sobre el fragor de la batalla en las calles de ciudades y pueblos de
Cataluña luchando codo a codo contra el alzamiento militar fascista de
1936. De ese PSUC donde convergieron leninistas, marxistas, socialistas
catalanistas e independentistas de izquierda. Del PSUC frentepopulista
catalán de Joan Comorera, del Partido de la lucha contra la dictadura
franquista y a favor de la democracia y el socialismo y de los miles y
miles de militantes, anónimos y históricos que lo dieron todo por un
país y un mundo mejor. Esa herencia no es una cuestión de recuperar unas
siglas, sino de continuar su ejemplo de dignidad y lucha, de un
proyecto nacional y de clase.
El Partido que los comunistas necesitamos para el proceso constituyente
Como comunistas, consideramos que existen dos “patas” que debemos reforzar de manera paralela para avanzar.
En
primer lugar, el Partido Comunista. Un partido comunista
marxista-leninista, nacional y de clase. Bien organizado internamente,
formador de cuadros y de revolucionarios, para poder ser un partido
abierto hacia “fuera”, útil a la mayoría social, capaz de crear
condiciones para que el pueblo pueda ser protagonista de su destino.
El
otro elemento, la otra “pata” clave es la política de alianzas, lo que
hasta ahora en el PCC y CJC hemos llamado el Front d’Esquerres. Urge
actualizar el Front d’Esquerres, siguiendo la misma lógica de
vertebración del poder popular en el campo cultural, económico y social,
dejando la institución como fiel reflejo de estos avances y subordinada
a ellos. Una propuesta para crear un bloque alternativo social sobre un
proyecto de construcción nacional, democrático, anti oligárquico, de
defensa de la soberanía nacional, por un cambio del modelo productivo y
por la organización del poder popular.
Sobre una propuesta
estratégica de programa y acción es sobre lo que debemos basar nuestra
actividad en todos los frentes. Los futuros pactos que puedan
desarrollarse en la institución deben responder a la asunción de nuestro
programa del Front d’Esquerres y desde la independencia de nuestra
organización. Debemos apoyar en la calle y en las instituciones las
políticas progresistas del mismo modo que debemos combatir en la calle y
en las instituciones las políticas reaccionarias. Nuestra experiencia
reciente nos ha demostrado la facilidad para desdibujar un proyecto de
la izquierda transformadora y convertirlo, al menos en varios aspectos
en una suerte de oportunismos y planteamientos reformistas como objetivo
final, perdiendo además nuestra soberanía organizativa. Los
entreguismos a derecha e izquierda evidencian una falta grave de
entendimiento de lo que originariamente era el Front d’Esquerres y del
proyecto defendido en él.
La realidad social catalana esta
cambiando de manera sensible y es evidente que esto tendrá su plasmación
en el mapa político. Lo que algunos llamaron el “bipartidismo a la
catalana” -formado por una CiU hegemónica en la Generalitat y un
PSC-PSOE imbatible en las elecciones municipales y generales-, imperante
durante la mayor parte de los años 80 y 90, así como la experiencia del
Tripartito, dejarán paso a un nuevo ciclo político que debe ser
cuidadosamente analizado por nuestra militancia para poder ser útiles a
la mayoría social.
También, vemos de vital importancia volcar el
Partido y la Juventud a la calle, trabajando desde distintos espacios
hacia una misma dirección. Siendo capaces de liderar y de incidir en
alternativas reales entorno, por ejemplo, al municipalismo.
Algo
más importante que el proyecto del Partido es el desarrollo de éste. Si
no somos capaces de plasmar en la calle lo que diseñamos
milimétricamente en informes de gestión, no tenemos función alguna de
transformación social. Para ello es necesaria la crítica y la
autocrítica sobre estas y otras estructuras de Partido. La necesidad de
ampliar la senda de la economía social, el desarrollo de proyectos
multipolares como el de la Red de Solidaridad Popular entre otras
iniciativas es prueba de que es posible.
Hem de prendre en les nostres
mans sense vacil·lacions i
reserves la bandera nacional.
Joan Comorera
David Moreno es miembro del Comité Nacional de la CJC-Joventut Comunista y militante de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA) Albert Medina es miembro del Comité Nacional de la CJC-Joventut Comunista y militante de Esquerra Unida i Alternativa (EUiA)
Fuente: Rebelion.org
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