miércoles, 25 de junio de 2014

Defensa e industrias aeronáutica y satelital
Si bien las industrias tecnológicas de vanguardia y su vinculación con la defensa nacional no han alcanzado aún en la Argentina la importancia esperada, no son pocos los logros que ya se están cosechando. 
Por Mirta Iriondo



La formulación de una política de ciencia y tecnología para la defensa y su relación con la soberanía nacional es un tema que no termina de asumirse adecuadamente tanto por la academia, la política o la industria, a pesar de su enorme trascendencia.

Por primera vez desde el advenimiento de la democracia, con la llegada de Nilda Garré al Ministerio de Defensa en 2005 el poder político comenzó a ejercer una verdadera conducción civil de la defensa y, en consecuencia, pasó de ser un simple administrador del sistema militar a determinar las políticas a seguir y participar en su diseño.

Se suele afirmar que el diseño de un sistema de defensa que sirva a los intereses de la nación sólo puede pensarse en términos de capacidades a alcanzar y de la optimización de los recursos de todo tipo para lograr dichas capacidades. Para entender esta afirmación en todas sus implicancias se hace necesario desenmarañar la trama de los conceptos que relacionan la soberanía nacional en términos de soberanía tecnológica y los escenarios estratégicos nacionales y regionales de las próximas décadas.

El escenario para el cual prepararse

Podríamos decir que el escenario actual –y el que viene– es altamente no-lineal y de naturaleza casi caótica. Los que desde las ciencias exactas estamos familiarizados con teorías no lineales y del caos sabemos de la importancia de esta afirmación. Pero estos conceptos también han comenzado a ser utilizados en las ciencias sociales, muchas veces con gran éxito. Los rasgos principales de estos tipos de escenarios son: la impredecibilidad, los desbalances y la enorme velocidad con que ocurren los cambios, a lo que se le añade el hecho de que la humanidad entró de lleno a la era tecnológica y del conocimiento. Nunca antes en la historia de la tecnología de la defensa los cambios han sido tan dramáticos.

Si pensamos que el diseño metalúrgico y funcional de la espada, una vez alcanzada su perfección técnica, se mantuvo vigente durante siglos mientras que hoy un sistema de guerra electrónica es solo adecuado por años, ni siquiera décadas, se tiene una clara dimensión de lo vertiginoso de las transformaciones. Por ende, un país que pretenda ejercer su soberanía en el ámbito de la defensa únicamente podrá alcanzar este objetivo teniendo capacidad tecnológica para el desarrollo y la innovación constante, adquiriendo de este modo dicha capacidad tecnológica un carácter estratégico. Además, la provisión de los elementos críticos para la defensa nacional, su integración adecuada dentro de la política de defensa y el uso racional de los recursos disponibles solo será una contribución real a la defensa nacional si estos elementos se generan en el país. 
Hasta el 2017 la empresa FADEA planea construir 40 unidades del avión Pampa III de tipo IA-63 para sumar a la flota de la Fuerza Aérea Argentina.

Huelga decir que el desarrollo propio de los sistemas de defensa no solo tiene un impacto en las áreas productivas, tecnológicas y educativas, sino también en la sociedad como un todo, ya que ésta percibirá que participa activamente en la defensa, algo que antes solo estaba destinado como misión a las Fuerzas Armadas (FFAA).

En el pasado ya hubo ocasiones en donde la producción para la defensa concitó amplios consensos, como ocurrió con las fábricas militares argentinas durante algunos momentos brillantes de sus historias, en las cuales gran parte de la sociedad apoyó entusiasta las iniciativas que en ellas se llevaban a cabo. Esas organizaciones fueron adecuadas dentro del contexto del proceso de industrialización del país, pero ahora es preciso dar un salto cualitativo llevando la capacidad productiva a la era del conocimiento. Este es un desafío nuevo, pero hay ejemplos promisorios en el país que prueban que es posible situarse, en múltiples áreas, en las proximidades de la frontera tecnológica; satélites, radares y la existencia de la empresa estatal rionegrina INVAP, así lo muestran.

Los logros en curso

Podemos mencionar entre los logros relacionados con la defensa puestos en marcha por el Estado Nacional en los últimos años los vinculados al área aeroespacial, dado el grado de intensividad en el uso de la tecnología que aquella posee. Incluiremos en nuestra escueta reseña al plan de satélites argentinos que, si bien es un programa para usos pacíficos, implica dos dimensiones de enorme trascendencia: primero, la ocupación efectiva de la “frontera” superior del planeta; segundo, el desarrollo de tecnologías críticas duales de avanzada con múltiples empleos.

*Plan de satélites argentinos

- Satélite SAC-D/Aquarius: puesto en órbita el 10 de junio de 2011. Desarrollado y construido por INVAP por encargo de la CONAE. Tiene como misión observar la Tierra con el fin de obtener nueva información sobre el fenómeno del cambio climático principalmente a través de la primera medición de la salinidad superficial de los mares a escala global. Cabe destacar que esta tarea se realiza por medio del Aquarius (un radiómetro de microondas con escaterómetro integrado), un equipo de la NASA de más de 200 millones de dólares de costo, que la mítica agencia espacial estadounidense no tuvo ningún inconveniente en instalar en una plataforma concebida y construida en Argentina, signo del prestigio y confianza internacional de la que goza INVAP. EL SAC-D también porta instrumentos de medición de Canadá, Francia e Italia. 
Satélite SAC-D/Aquarius: puesto en órbita el 10 de junio de 2011. Desarrollado y construido por INVAP por encargo de la CONAE.

- Satélites geoestacionarios: ARSAT-1, ARSAT-2 y ARSAT-3: brindarán servicios de comunicaciones a la Argentina y al Cono Sur. Los satélites son gerenciados por AR-SAT S.A., empresa dependiente del Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios de la Nación y desarrollados y construidos por INVAP. El plan prevé la puesta en órbita del ARSAT-1 para mediados de 2014, siguiéndole posteriormente el ARSAT-2 y el ARSAT-3.

- Satélites de órbita baja. Proyecto de la CONAE cuyo contratista principal es INVAP S.E.

- Misiones satelitales SAOCOM 1A y 1B: en fase de desarrollo para ser lanzados a partir de 2015. Son satélites de observación de la Tierra destinados al monitoreo y prevención de catástrofes con la utilización de un radar de apertura sintética (SAR) polarimétrico banda L.

*Plan de radarización

El ex presidente Néstor Kirchner, por Decreto N° 1.407 de 2004, aprobó el plan de radarización del país denominado SINVICA (Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial), el cual contempla la incorporación de radares secundarios comerciales y primarios militares de banda L y S. Para esta tarea optó por el desarrollo y producción nacional seleccionando como contratista principal del programa a INVAP.

De los radares secundarios se han previsto 22, de los cuales, INVAP ya ha fabricado e instalado cerca de 18 a lo largo de todo el país. El proyecto, que comenzó en 2006 fue originalmente gerenciado por el Ministerio de Defensa y luego traspasado a la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC).

En 2007 Fabricaciones Militares (FF.MM) le encargó a INVAP el desarrollo y producción de un radar tridimensional banda L. Estos son equipos de uso típicamente militar, ya que no requieren, como los secundarios, de la colaboración del objetivo para la determinación de su altitud, distancia y azimut. Logrado el prototipo, el Ministerio de Defensa firmó también con INVAP un contrato para la fabricación en serie de 6 radares primarios, los que actualmente están en proceso de producción, instalación y homologación. Una versión transportable, y de menor potencia, de estos artefactos, denominada RAME (Radar de Alcance Medio Experimental), opera actualmente desde Santiago del Estero en el marco del operativo Fortín II detectando tráfico aéreo ilegal (TAI). 
El plan de radarización del país SINVICA (Sistema Nacional de Vigilancia y Control Aeroespacial) optó por el desarrollo y producción nacional.

Asimismo, el Ministerio de Defensa le ha encargado a INVAP la modernización de los vetustos radares móviles de la Fuerza Aérea Argentina, Westinghouse AN-TPS-43/W-430 banda S, cuyo prototipo ya ha sido finalizado y que le está permitiendo a la empresa rionegrina adquirir conocimientos y experiencia en otra tecnología de radares, imprescindible para el desarrollo y producción de equipos más pequeños y transportables.

*Recuperación industrial en el área aeronáutica

A lo expuesto debemos agregar la recuperación de la Fabrica Argentina de Aviones “Brigadier San Martin” (FAdeA), vía reestatización en 2009, cuyo objetivo estratégico ha sido la recuperación de la industria aeronáutica, el fortalecimiento de su rol como proveedor de la defensa y el aprovechamiento de la existencia de cientos de PYMES tecnológicas argentinas con capacidades reconocidas a nivel local, regional y global, que permiten augurar que, contando con una empresa “ancla” que traccione a todo el sector, es posible afrontar el desafío de recuperar la industria aeronáutica con altas posibilidades de éxito.

Los pasos a seguir

Se nos presenta, entonces, la necesidad de definir, aparte de las áreas ya en vía de consolidación, como son radares y satélites, otros nichos tecnológicos en los que aún nos sea posible ser un actor relevante, y desde donde podamos acceder al desarrollo, con recursos propios, de sistemas críticos para la defensa y, por ende, superar la alta dependencia estratégica de proveedores foráneos que tenemos actualmente. Con esta meta por delante debemos promover:

(i) Una fuerte inversión en I+D

(ii) Una integración exitosa entre los distintos organismos del Estado, la industria pública y privada y los sectores académicos

(iii) La experimentación continua entre la industria y los sectores académicos con los operadores militares

(iv) La unificación de requerimientos para evitar la repetición de esfuerzos

(v) La cooperación e integración regional / internacional

(vi) La formación de recursos humanos con planes a mediano y largo plazo

(vii) El desarrollo de logística y mantenimiento integrados de los sistemas

(viii) Presupuestos acorde a las necesidades y sostenibilidad en el tiempo de los mismos.

Estas metas requieren la elaboración de planes nacionales soportados sobre la base científica, tecnológica e industrial del país con lineamientos claros y precisos de los objetivos y de los medios para alcanzarlos. Los proyectos que tengan cabida en la planificación postulada tendrán que estar diseñados para brindar resultados en una triple dimensión temporal, el corto, el mediano y el largo plazo. Una de las prácticas a desterrar es el desarrollo de proyectos que nunca son medidos por el grado de realización que alcanzan, y en el ámbito de la defensa, esa realización no se logra obteniendo algún prototipo o un demostrador tecnológico, sino proveyendo un bien o un servicio que pueda equipar operativamente a nuestras Fuerzas Armadas, y que incluso quede en condiciones de ser ofrecido al mercado regional y mundial.


Tronador II es un cohete multietapa de un solo uso, proyectado para colocar satélites en órbita. Por su alcance y bajo costo, sera capaz de realizar entre 5 y 10 lanzamientos al año.

Los planes de modernización de sistemas de armas, de incorporación de nuevas fuentes de energía, nuevos sistemas de guiado y control, o sistemas robóticos para vigilancia, como el Sistema Aéreo Robótico Argentino (SARA) elaborado entre el 2010-2012 en el seno de la entonces Subsecretaría de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico (SsICyDT) del Ministerio de Defensa, entre otros; nos tienen que permitir delinear cursos de acción que, además de satisfacer las condiciones que mencionábamos en el párrafo anterior, promuevan la formación de recursos humanos, tanto técnicos como operativos, y devengan en programas que entusiasmen a nuestros jóvenes ya que son ellos quienes aportarán la alegría, la tenacidad y el compromiso tan necesarios para llegar a los objetivos propuestos.

Precisamos recursos humanos que abracen proyectos y le den continuidad a estas tareas estratégicas. Los pasos orientados a la formación de especialistas en diversas disciplinas como la Maestría en Sistema de Radar e Instrumentación que la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (FAMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) dicta en asociación con el Instituto Universitario Aeronáutico (IUA) e INVAP, así como la implementación a partir de 2008 de un programa de becas y subsidios para el desarrollo de proyectos vinculados a la defensa (PIDDEF – Programa de Investigación y Desarrollo para la Defensa) o la revitalización del Régimen del Personal de Investigación y Desarrollo de las Fuerzas Armadas (RPIDFA), que nuclea a investigadores y tecnólogos civiles y militares del sector; son iniciativas promisorias pero no suficientes.

Por último, es importantísimo conocer lo que hacemos para valorarlo, y proyectar el futuro para tener un horizonte, pero tan vital como aquello, es sostener el esfuerzo en forma permanente, evitando caer en la tentación de la falta de continuidad, tan arraigada en la idiosincrasia argentina y que muchas veces aqueja aún a los que pertenecen a un mismo proyecto político. Sin continuidad no hay talento o esfuerzo que rinda frutos perdurables y abundantes, y sin ellos, no conseguiremos nunca la Patria que anhelamos, la cual, se juega en cada área del trabajo y del conocimiento que conforma la vida moderna de pueblos, hombres y mujeres. 
Mirta Iriondo es doctora en Física y Matemática. Docente de la Facultad de Matemática, Astronomía y Física (FAMAF) de la Universidad Nacional de Córdoba e investigadora del CONICET. Ex Directora General de Planificación Industrial y de Servicios para la Defensa y ex Subsecretaria de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico del Ministerio de Defensa. 
Fuente: unsam.edu.ar/tss

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