jueves, 30 de abril de 2015

En caso de apocalipsis tenga una idea. Innovar en las catástrofes
Linternas con mensajes, viviendas provisorias o redes de microvoluntariado hacen frente a terremotos e inundaciones
Por Sebastián Campanario


Emiliano Rodríguez Nuesch creó un cilindro que emite luz y manda mensajes, para usar en caso de derrumbe. Foto: Silvana Colombo


El 19 de septiembre de 1985 un terremoto de una magnitud de ocho grados en la escala de Richter dejó en el Distrito federal de México 10.000 muertos, escenas de devastación a menos de un año el inicio del Mundial en el que brilló Diego Maradona e historias de heroísmo conmovedoras. Algunas de ellas, protagonizadas por "los Topos de Tlatelolco", un grupo de rescatistas autoorganizados que por varios días, casi sin dormir, salvaron decenas de vidas en operaciones de rescate que no podía garantizar el Estado, desbordado y sin la preparación necesaria para tal catástrofe.

En los años siguientes, los Topos lograron fama mundial y participaron de salvatajes en Indonesia, Haití y Japón. No aceptan donaciones de empresas ni del Gobierno (sólo de particulares), son independientes y trabajan ad honórem. El argentino Emiliano Rodríguez Nuesch, un especialista en creatividad digital, fue a verlos entrenar y observó cómo le regalaban una linterna a un colaborador en agradecimiento por una donación. Los Topos le contaron que si se quedaba atrapado, tener luz, poder ver a su alrededor, aumentaba cinco veces las posibilidades de sobrevivir que si se quedaba a oscuras. "La luz ayuda psicológicamente, aporta para tomar mejores decisiones, da esperanzas", cuenta Rodríguez Nuesch, de 40 años, que vive en México y trabaja en la agencia Circus, fundada por Bruno Lambertini.

"Cuando vi eso, los quise ayudar, y con un equipo de ingenieros y diseñadores nos pusimos a crear una linterna que integrase tecnologías diversas, mensajes, formas de comunicarse en momentos en los que fallan las antenas de celular y que además les sirviera para recaudar fondos", continúa el creativo. Así surgió Amuleto, un cilindro rojo que, además de emitir luz, ayuda a captar las ondas de los sonares que utilizan los rescatistas, tiene conectividad y ofrece un mensaje grabado por un sobreviviente del terremoto del 85. Amuleto se lanzó meses atrás y ayudó a los Topos a recaudar plata y sumar voluntarios.

Las catástrofes existen desde que se formó el planeta, pero por motivos recientes su poder de destrucción está en ascenso, según el último Reporte Global de Desastres que publicó Naciones Unidas. Por un lado, el cambio climático está incrementando la frecuencia de eventos extremos. Por el otro, la tendencia a la urbanización hace que la mayor densidad de las ciudades suba el riesgo de que se lamenten víctimas. Es por eso que las iniciativas de innovación y creatividad para episodios catastróficos se volvieron una prioridad para gobiernos y organismos internacionales.

Los costos pueden llegar a ser astronómicos. Uno de los pocos economistas que trabajó a nivel global tratando de determinar las consecuencias macroeconómicas de estos sucesos extremos es el argentino Sebastián Galiani, que da clases e investiga en los Estados Unidos.

Galiani analizó cientos de catástrofes naturales de las últimas décadas, desde los terremotos de Chile y Haití en 2010 hasta el tsunami del océano Índico de 2004, pasando por el huracán Katrina y tormentas e inundaciones a gran escala. "Todos los esfuerzos de la academia están puestos en mejorar nuestra habilidad para predecir las catástrofes, pero hay muy poca investigación sobre el día después", cuenta Galiani.

Entre otras iniciativas de innovación para mitigar efectos de desastres aparece la idea de Nicolás García Mayor, un diseñador industrial que creó una solución habitacional provisoria para personas que pierden súbitamente su hogar. Mezcla de refugio y carpa, el sistema que inventó García Mayor ofrece, en sus palabras, "un techo que repare de la lluvia, un piso que no esté húmedo y frío y núcleos sanitarios para mantener la dignidad y sanidad de las poblaciones".

La inundación de abril de 2013 en La Plata costó decenas de vidas y pérdidas por más de 4000 millones de pesos. Esa semana, Mariana Kexel, maestra y experta en pedagogía, posteó un mensaje en Facebook: para aquellos que quisieran colaborar pero no tuvieran tiempo de acercar donaciones, ella les ofrecía pasar por sus casas a retirar la ayuda. La respuesta fue masiva, y a Kexel se le ocurrió armar Desde tu lugar, un proyecto que ya lleva 80 procesos de ayuda concretados y que apela al poder de las redes para solucionar lo que los economistas del comportamiento llaman problema de la última milla: "Hay miles de microvoluntades de hacer colaboraciones que no llegan a destino porque la gente no tiene tiempo de terminar de cerrar el círculo", dice Kexel.

Se puede donar desde un tuit de difusión hasta comprar paquetes de fideos extra en el supermercado. "Me encanta cuando las innovaciones surgen de manera espontánea -cuenta Nicolás Pimentel, experto en innovación de +Castro-. Desde tu lugar generó una disrupción en el mundo de la solidaridad con esta lógica de microvoluntariado".

Además de ser una prioridad de varios gobiernos y organismos, los preparativos para "el día después" de una catástrofe ganan protagonismo en la cultura popular. En la serie The Walking Dead aparecen doomsters (obsesionados con la posibilidad de una hecatombe). Hay una industria que los tiene como target de consumo, desde refugios antiatómicos hasta un revival de la charcutería: comida que aguanta meses sin heladera. De hecho, un 2% de la población estadounidense cree que el mundo se terminará con un apocalipsis zombie.

"La respuesta cultural varía entre países", explica Rodríguez Nuesch, que vivió en tres países sísmicos: Japón, Chile y México. De Japón rescata el enfoque tecnológico, que hace que cuando hay riesgo de un terremoto los televisores se enciendan solos y den la alarma. En Chile es ejemplar la construcción: con el terremoto de 2010 casi no hubo daños en Santiago. Y en México de dieron historias únicas de solidaridad.A partir de la experiencia de Amuleto, Rodríguez Nuesch lanzó junto con sus socios la start-up para catástrofes llamada Pacífico, que trabaja en un kit de emergencia para el celular y en mesas inteligentes: son el mueble que sobrevive a derrumbes, y se recomienda a la gente refugiarse debajo de ellas. En Pacífico están ideando también mesas con conectividad y comida por debajo, para sobrevivir varios días. Los doomsters no podrían estar más entusiasmados.
Fuente:  lanacion.com.ar

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