jueves, 13 de agosto de 2015

La primera leche funcional argentina
Un consorcio conformado por el INTA, el INTI, la UNL y un conjunto de empresas desarrolló y comercializa una leche que contiene ácidos grasos benéficos para los sistemas cardiovascular e inmunológico. 
por Nadia Luna



La leche es un alimento que goza de buena reputación, especialmente para los más chicos. Sin embargo, los ácidos grasos (AG) que posee pueden tener tanto efectos benéficos como adversos para la salud. Así, en el grupo de los AG “malos”, están los llamados láurico, mirístico y palmístico. Este último es el más abundante y su consumo excesivo está fuertemente vinculado a un aumento en la concentración sanguínea de marcadores asociados al riesgo cardiovascular, como el colesterol. En tanto, del lado de los AG “buenos”, se encuentran los ácidos linoleicos conjugados (CLA), que poseen cualidades protectoras de los sistemas cardiovascular e inmunológico y están relacionados con la reducción de la incidencia de cáncer y diabetes.

Teniendo en cuenta esta disputa láctea, los investigadores del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Estación Experimental Agropecuaria Balcarce, decidieron tomar partido. Por los AG buenos, claro. Desde 2001, junto a colegas del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), trabajaron para modificar la composición de los ácidos grasos en la leche. Disminuyeron la concentración de los no saludables y aumentaron la de los CLA. De esta manera, lograron desarrollar la primera leche funcional de la Argentina, con propiedades para la prevención de enfermedades crónicas no transmisibles y que ya está disponible en las góndolas de las provincias de Buenos Aires y Neuquén.

Un aspecto relevante del desarrollo es que la leche funcional se obtiene de manera natural, sin agregar aditivos y simplemente modificando la alimentación del ganado.

“Conseguimos reducir lo que los médicos llaman fracción hipercolesterolémica de los lácteos hasta en un 40 por ciento. Al mismo tiempo, hicimos que aumente la concentración de los ácidos linoleicos conjugados (CLA), particularmente el ácido ruménico, que tiene propiedades cardioprotectoras y, también, muy promisorias propiedades anti-cáncer, demostradas en modelos experimentales en animales y en células humanas cancerígenas cultivadas in vitro”, cuenta a TSS el ingeniero agrónomo Gerardo Gagliostro, del INTA Balcarce.

Para poder avanzar en el desarrollo, los investigadores del INTA y del INTI armaron un consorcio público-privado junto con la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y tres pymes: Prodeo (localizada en Buenos Aires y productora de los primeros quesos funcionales del país, que se comercializan desde hace tres años bajo el nombre Mamá Mecha), Estancia Nuestra Señora de Itatí (Corrientes) y Lácteos Rocío del Campo (Santa Fe).

En 2012, el consorcio obtuvo un subsidio del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC), otorgado por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Posteriormente, con el objetivo de aumentar la escala de producción, se incorporó la empresa Verónica. Actualmente, hay unos 340.000 cartones de leche Verónica CLA larga vida distribuidos en supermercados.

Un aspecto relevante del desarrollo es que la leche funcional se obtiene de manera natural, sin agregar aditivos y simplemente modificando la alimentación del ganado. “Son lácteos naturales: no hay moléculas ni compuestos exógenos que se agreguen a la leche al momento de ser industrializada”, asegura Gagliostro. Y agrega: “No es un alimento terapéutico, sino uno que en conjunto con una vida sana y una alimentación correcta puede contribuir a una mejor salud pública”.

La primera leche funcional de la Argentina ya está disponible en las góndolas de las provincias de Buenos Aires y Neuquén.

El ingeniero explica que la alimentación estratégica del ganado consiste en el suministro de aceites vegetales poliinsaturados que, al ingresar en el rumen (primera parte del estómago de los animales rumiantes, como vacas y búfalos), son utilizados por las bacterias ruminales para aumentar entre dos y cuatro veces la producción de los CLA e inhibir la síntesis mamaria de los tres ácidos grasos hipercolesterolémicos. “Hemos desarrollado un producto sólido de fácil implementación para el productor, especialmente en los tambos que producen a gran escala. En el caso de las vacas, con una dosis de 700 a 800 gramos por día se puede conseguir el efecto deseado”, indica Gagliostro.

Mientras los investigadores continúan ajustando y optimizando las propiedades benéficas de la leche funcional a través de distintas investigaciones, mediante el aporte de tesis de maestría y doctorales, ya están recibiendo pedidos de colegas de Brasil y Uruguay para la transferencia de esta tecnología. “La Argentina es un país líder en la transferencia de este tipo de tecnología innovadora al mercado. Porque, en definitiva, cuando una investigación finalmente se traduce en un producto disponible para el consumidor, esa es la verdadera innovación”, concluye el ingeniero. 


Fuente: Agencia TSS

No hay comentarios:

Publicar un comentario