lunes, 18 de julio de 2016

Argentina: El Gobierno refuerza la seguridad en todas las fronteras
Habrá un mayor apoyo de Interpol, nuevos chequeos de pasajeros y un esquema de radarización más amplio

por Martín Dinatale

 Patricia Bullrich, de patrulla con la Gendarmería en Aguas Blancas, Salta. Foto: Archivo

En línea con la nueva imagen de la Argentina que Mauricio Macri quiere mostrar al mundo, el Gobierno decidió desplegar un mayor control en las fronteras y reforzar los mecanismos de seguridad en todos los puestos de ingreso y egreso del país.

El plan de "fronteras seguras", como lo denominan en la Casa Rosada, ya se puso en marcha y es coordinado por los ministerios de Seguridad y del Interior, la Cancillería y la Jefatura de Gabinete. La estrategia oficial busca combatir el narcotráfico, la trata de personas y eventuales casos de terrorismo en la Argentina.

El plan incluye un mayor apoyo de Interpol y un chequeo más riguroso de los pasajeros que ingresan al país. Además, aumentará los sistemas de radarización en las zonas limítrofes, reforzará los controles migratorios en los pasos críticos de frontera terrestre y agilizará los sistemas de ingreso y egreso de ciudadanos. Con esto se busca adecuar el país a las reglas de seguridad de las naciones desarrolladas.

Tanto en el Ministerio de Seguridad como en la Cancillería y en Interior confirmaron a LA NACION que el plan que se puso en marcha busca ajustar a la Argentina a requisitos que exigen los países desarrollados que forman parte de la OCDE.

Desde hoy regirá en todos los aeropuertos del país un nuevo sistema de seguridad informática integrado con Interpol para detectar a personas que tienen captura internacional en todo el mundo. Hasta ahora, la Dirección de Migraciones contaba con una base de datos de Interpol de aquellas personas que sólo eran buscadas por la justicia argentina. Esta red no sólo será más amplia, sino que estará online con la base de Interpol de la sede central de Lyon.

"Buscamos que haya una visión global del delito para avanzar en la lucha contra la trata de personas, el narcotráfico y el terrorismo", explicó a LA NACION el director de Migraciones, Horacio García, que desde el Ministerio del Interior coordina con el Ministerio de Seguridad el plan de "fronteras seguras".

La instrumentación de la nueva base de datos de Interpol ya se aplicó en un plan piloto en la terminal de Buquebus del puerto de Buenos Aires. Sobre unos 4000 casos registrados en una semana se detectó al menos 14 personas con "antecedentes críticos". Según confiaron en el Ministerio de Seguridad, en América latina este sistema de red de Interpol ampliado sólo lo tienen México, Colombia y Chile.

A la vez, el Ministerio de Seguridad ya ultimó todos los detalles para que el 10 de agosto se activen las 24 horas buena parte de los radares de frontera. Hasta ahora esos radares funcionaban intermitentemente y en muchos casos se detectaron aviones de narcotraficantes que pasaban las fronteras en horarios con radares desactivados. Para ello se aumentará el personal. "Desde hace más de 30 años que el Estado no hacía nada por tener fronteras seguras y luchar de verdad contra el trafico ilegal de mercaderías y de personas en los pasos fronterizos", dijo a LA NACION el secretario de Fronteras del Ministerio de Seguridad, Luis Green.

Por otra parte, el Gobierno instrumentará en noviembre un sistema de información anticipada de pasajeros. Este es un acuerdo que se estableció con todas las companías aéreas que llegan a la Argentina a fin de que informen con antelación la identidad de todos los pasajeros que saquen pasajes hacia el país. El sistema permite chequear con tiempo no sólo la identidad de los pasajeros que ingresarán en la Argentina antes de las 32 horas, sino que también detalla con quiénes viajan, qué tipo de comida pide en el vuelo y otras características del pasajero.

El esquema de profundización de los controles fronterizos que se diagramó en los últimos meses y que ya empieza a ser aplicado prevé también un sistema de controles móviles que reforzarán los puestos fronterizos críticos del país. Este sistema coordinado por Migraciones junto con Seguridad, la Aduana, la AFIP, la Cancillería y el Senasa buscará oferecer más tecnología y personal a los pasos de frontera donde hoy existe un amplio caudal de gente e insuficientes controles. Se estima que no habrá un refuerzo de este tipo de vigilancia en la totalidad de los 156 pasos fronterizos que hay en lo 7000 kilómetros de fronteras terrestres. Pero la idea es avanzar en puestos fronterizos clave como el de Triple Frontera, Clorinda, Iguazú, Paso de los Libres, Jujuy y Salta.



Las oficinas móviles que se montarán contarán con la tecnología necesaria para chequear información de los ingresantes y servirá de sustento hasta que se pongan en marcha nuevas obras de infraestructura previstas para el año que viene. El nuevo sistema permitirá también realizar un rediseño del control de mercaderías. Este es un plan momentáneo ya que la idea del Gobierno es instalar 20 nuevos centros de frontera equipados con la ultima tecnología en 2017.

En el Ministerio de Seguridad y en la Cancillería expresaron a LA NACION que algunos de estos planes para imponer un mayor control fronterizo cuentan con el aval y la cooperacón de países desarrollados de Europa y de Estados Unidos, entre otros países. La intención del Gobierno es establecer parámetros de control fronterizo nivelados a los sistemas de naciones desarrolladas para así poder aumentar la calificación del país a la hora de fijar metas de inversión extranjera y seguridad internacional. De hecho ya se firmaron convenios con algunos países para la provisión de equipamientos relacionados con cámaras de vigilancia de última generación, radares, drones y globos aeroestáticos de control fronterizo. 

Instalarán puertas biométricas

El plan de fronteras seguras que se impuso como meta el Gobierno también prevé instalar un nuevo sistema de "puerta biométrica". Este mecanismo funcionará con una máquina que controla electrónicamente el pasaporte y las huellas dactilares de un pasajero. Así, se instalarán computadoras para agilizar los trámites de migraciones en los aeropuertos. Por ahora, está previsto instalar desde noviembre una veintena de máquinas en el aeropuertos de Ezeiza y el Aeroparque. Por otra parte, el Gobierno instrumentará un sistema de permisos con sellado de escribanos en red para los viajeros que lleven autorizaciones de menores.


Volverán a enviar a las embajadas agregados de las fuerzas de seguridad
Buscan afianzar los vínculos con países por los que pasan rutas argentinas del narcotráfico; destinarán a gendarmes, prefectos y policías

por Daniel Gallo



El Gobierno decidió incrementar los contactos internacionales en cuestiones de seguridad. Regresó primero la capacitación policial en los Estados Unidos -interrumpida por el episodio de la incautación de material en Ezeiza encabezada por el ex canciller Héctor Timerman- y se avanzó también en acuerdos para entrenamientos con Israel. Otro paso se dará a partir de la próxima semana: se reabrirán las agregadurías de las fuerzas de seguridad en el exterior.

Hace dos años se decidió empezar a replegar a los oficiales de fuerzas de seguridad destinados en embajadas y el año pasado directamente se cancelaron esas misiones. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, firmó ahora la resolución para el retorno del personal a su cargo a varias representaciones diplomáticas. Bullrich consideró que se trata de una tarea importante frente al esfuerzo gubernamental colocado en poner freno al narcotráfico.

En principio volverán a habilitarse las agregadurías que la Gendarmería tenía antes del bloqueo de contactos impuesto por el kirchnerismo. Comandantes de la Gendarmería tendrán nuevamente responsabilidades oficiales en Paraguay, Bolivia, Chile, Perú, Colombia, Francia, China y en el edificio central de las Naciones Unidas. La Prefectura, en tanto, mantendrá su delegación en Londres y compartirá con los gendarmes algunos lugares, como Paraguay.

Después de muchos años, en cambio, la Policía Federal tendrá también destinos en el exterior, más allá de su representación natural en Interpol. Comisarios serán agregados de seguridad en Brasil, el principal socio comercial de la Argentina y con muchos temas en común sobre delitos transnacionales. El trabajo de la Policía Federal en algunas villas de la ciudad de Buenos Aires, como la 31, replica el modelo de "pacificadores" empleado en favelas de Río de Janeiro.

La Policía Federal asumirá también la representación de seguridad en dos países clave en las rutas del narcotráfico que cruzan por la Argentina: México y España.

Quienes conocen bien el trabajo de los agregados de seguridad afirman que es vital contar con esa red de contactos formales e informales. Muchas alertas sobre casos en desarrollo pueden llegar más rápido con la presencia en el exterior de un referente nacional en temas de seguridad, indican aquellos que están al tanto de los argumentos que llevaron a la ministra Bullrich a impulsar esta medida.

Entre los destinos otorgados nuevamente a la Gendarmería también figuran países de la región con importantes rutas de drogas, como Paraguay, Colombia, Bolivia y Perú. Otros dos países, Chile y Francia, tienen fuerzas de seguridad militarizadas, que comparten varios puntos de formación en común con la Gendarmería. Es más, en Francia los gendarmes volverán a participar de la mesa de trabajo que integran fuerzas de seguridad militarizadas del sur de Europa y el norte de África.

Una misión similar le espera al agregado de seguridad de la Gendarmería en Colombia, pues en ese caso será también el representante argentino en Ameripol, el mecanismo hemisférico de cooperación que tiene sede en Bogotá.

La presencia de agregados de la Gendarmería en China -por lo menos se contará con dos ubicaciones fijas- tiene que ver con la verificación de documentos y antecedentes en zonas con una importante migración hacia la Argentina. Ese contacto con las fuerzas de seguridad chinas se incrementó en los últimos meses con colaboraciones sobre rutas de tráfico de cocaína con destino al segundo destino comercial de las exportaciones argentinas.

En la sede de la ONU en Nueva York, la agregaduría de seguridad será el enlace con el departamento internacional de misiones de paz. La Gendarmería tiene personal desplegado bajo órdenes de la ONU en Haití y Sudán. Dos comandantes -y entre tres y cinco subalternos, en principio- están alistados para integrarse en la próxima misión de observadores del proceso de paz en Colombia.

Otras agregadurías de seguridad podrían sumarse a las que serán activadas en los próximos días. Por lo pronto, la Policía Federal estableció contactos fluidos con la BKA, la Oficina Federal de Investigación Criminal de Alemania, a partir de casos de tráfico de drogas sintéticas, mientras que la cooperación se incrementó mucho este año con Israel y los Estados Unidos (el FBI colabora en la instalación de centros regionales contra el narcotráfico y se habilitó un intercambio de información online sobre seguridad en aeropuertos).

La ministra Bullrich y el secretario de Seguridad, Eugenio Burzaco, visitaron este año los Estados Unidos en procura de fomentar ese intercambio de datos y de retomar la capacitación de agentes.
En paralelo

El trabajo de las agregadurías de seguridad funcionará en forma separada de las tareas que desarrollan los representantes de las Fuerzas Armadas en las sedes diplomáticas. Las misiones de los enviados de la Gendarmería, la Prefectura y la Policía Federal tienen que ver específicamente con las relaciones con sus pares de los países anfitriones. Esos contactos, formales e informales, están fuera de las asignaciones que se reservan para los militares.

Por otra parte, a pedido de la Cancillería se reforzará en breve la seguridad en algunas embajadas. Al trabajo que se realiza en la representación diplomática argentina en Haití, gendarmes darán protección adicional a la sedes nacionales en Nigeria, Paquistán y Venezuela.

En esos casos no serán enviados agregados, sino que directamente se contará con un grupo de oficiales y suboficiales en capacidad de defender a la delegación diplomática, al embajador y al personal civil desplegado en esos países. 


En busca de la mejor estrategia antinarco
por Daniel Gallo


El diagnóstico inicial del Gobierno determinó que la lucha contra el narcotráfico debía darse en la frontera norte. Buscar la forma de bloquear el punto de ingreso de la droga fue el foco de los primeros seis meses de gestión. Refuerzo de tecnología y personal resultó entonces el eje a seguir. Pero los funcionarios también conocieron que la frontera no es sólo una línea estática establecida por tratados, sino un complicado engranaje de relaciones humanas en esas zonas alejadas de los centros de poder político. El Gobierno ya sabe que apelando nada más que a drones y a gendarmes no solucionará un problema que requiere a la vez de un trabajo de base social. Miles de familias viven del contrabando. Funcionarios nacionales y provinciales escucharon esa realidad en la voz de los propios agentes de seguridad, aduanas o migraciones, cuyos hijos van a las mismas escuelas que los hijos de quienes no tienen todos los papeles en regla.

El desarrollo económico y humano de esos pueblos postergados representa allí una línea de trabajo estratégico más perdurable para la seguridad. Mientras tanto el enfoque táctico también es importante. El Ministerio de Seguridad notó, en conversaciones en los propios puestos de frontera, que cada posición tiene al menos un 30% menos de personal que el necesario. Pero tampoco se puede resignar la vigilancia en los grandes centros urbano, con niveles de violencia urbana en aumento. Por eso se procura sacar más réditos de los recursos humanos con el aporte de tecnología e inteligencia.

Dentro del replanteo del Operativo Fronteras habrá un mayor peso de los militares como sistema de apoyo a las Fuerzas de Seguridad. Eso no significará un compromiso directo en la lucha contra las drogas, al menos en principio. El Ministerio de Defensa no quiere ese rol y los militares tampoco desean verse envueltos en una situación de seguridad, menos cuando el momento actual de las bandas narcos en la Argentina no demandaría hoy el uso directo del potencial castrense. Si, en cambio, habrá mucha más actividad visible de unidades militares como sostén logístico de las patrullas de Gendarmería y de Prefectura. En especial en las zonas limítrofes de Misiones y Corrientes.

Los militares brasileños hacen dos veces al año megaoperativos de control en las fronteras, con decenas de miles de efectivos movilizados. Los vecinos no cuentan con fuerzas de seguridad intermedias, con capacidades tanto policiales como militares, como la Gendarmería, y por eso recuerren a sus tropas en enfrentamientos tácticos con los narcos. Aquí la realidad fronteriza es diferente. En general, es zona de paso sin que aparezcan grupos con armamento digno de destacar. Diferente problema empieza a encontrarse en ciudades.

Uno de los mayores retos del narcotráfico local se da en las zonas de venta en las ciudades. La Argentina no es país de tránsito como para pensar sólo en las puertas de entrada y de salida. El consumo es elevado. Es un mercado redituable y consolidado. Y esos pequeños grupos narcos territoriales comienzan a contar con fusiles para defender sus áreas de influencia. El narcomenudeo es observado por algunos jueces y analistas como un derivado menor del tráfico internacional de drogas y, en consecuencia, cuestión de poca importancia. Quizá sea ese un error. Esos pequeños grupos son hoy los que elevan la violencia en las calles. En las ciudades. También en esos barrios es necesaria una estrategia de desarrollo.  



Fuente: La Nación

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