sábado, 25 de marzo de 2017

La empresa de Río Cuarto que llegó al espacio 
Crean tecnología aeroespacial de Argentina hacia el mundo y llegaron a operar un satélite con la NASA. Su historia.
Por Muriel Balbi



Surgieron del "interior del Interior" del país y siguen allí para crear tecnología aeroespacial al mundo. Llegaron a operar un satélite con la NASA. Son un ejemplo de cómo el estado puede promover actividades que ayuden a los científicos e ingenieros argentinos a convertirse en empresarios que desarrollen tecnología de avanzada, hecha en el país.

Todos los fundadores se conocieron en los claustros trabajando en un proyecto universitario. Un día, se animaron a dar el salto que los convirtió en empresarios tecnológicos de una compañía que juega en las primeras ligas en materia aeroespacial. Infobae entrevistó en Córdoba a Esteban Carranza, director ejecutivo de Ascentio Technologies, quien compartió los detalles de este caso de éxito y orgullo nacional.


-¿Cómo se les ocurrió armar una empresa dedicada al diseño, desarrollo y operación de sistemas críticos, en una ciudad del sur de Córdoba?

Nosotros nacimos como la extensión de un grupo de la Universidad Nacional de Río Cuarto, facultad de Ingeniería. En el año 2004 participamos en una actividad de extensión universitaria que nos vinculaba con la CONAE (Comisión Nacional de Actividades Espaciales) en Falda Del Carmen, Córdoba. Ahí fue cuando empezamos a descubrir el apasionante mundo de la ingeniería y la actividad aeroespacial. Fue la etapa en la que nos conocimos todos los socios y empezamos a intercambiar ideas para imaginar sueños. Luego le pusimos color a esos sueños, hasta finalmente pudimos darle forma de realidad y dimos el paso hacia el sector privado, ya que sentíamos que nos contenía más como proyecto. Así nació Ascentio Technologies, con 12 personas de las cuales tres somos los socios. Con mucho trabajo logramos llegar hasta acá.

-¿Cuáles fueron sus casos de éxitos?

Varios, pero la estrella, el más mimado por nosotros, fue la misión SAC-D Aquarius que hicimos en conjunto con la CONAE y la NASA. El objetivo fue poner en órbita un satélite que llevaba un instrumento construido por la NASA. Tuvimos la posibilidad de estar en todas las fases del proyecto. La primera fase es donde se definieron los requerimientos de los objetivos a desarrollar. También participamos en el desarrollo del sistema en lo que hace a la aceptación del sistema en otra parte del mundo. Luego, desarrollamos las operaciones y tuvimos la suerte de operar la misión durante cinco años. La verdad es que al final uno puede hacer una lección aprendida de todo el ciclo que termina siendo muy rica porque va desde el diseño hasta la concreción de la misión. Eso implica que todos y cada uno de los pasos tienen que haber estado perfectamente pensados y elaborados como para poder alcanzar el éxito.

-¿Qué sentiste durante el lanzamiento?

Viví dos. Ambos fueron con absoluta inconsciencia. Pude darme cuenta cinco minutos después del lanzamiento de que estábamos formando parte de algo histórico. La verdad es que es un momento muy complejo, escuchar gente en Italia que decía que ya había cumplido con el desarrollo del satélite, que el lanzador lo había puesto en órbita y que todo dependía de que nosotros cumpliéramos. Ahí pensé: 'mirá a donde estamos' y el susto llegó en ese momento.

-¿Se puede estar al nivel de esa grandes agencias espaciales internacionales?

Sabés si estás al nivel solamente después de haberte auto-probado. La forma en la que podés demostrar los resultados obtenidos y medirte es "en la cancha", viendo cómo trabajan los demás. En mi caso, solamente seis años después de un lanzamiento, cuando ya había terminado la fase operativa del satélite, hice el recuerdo mental para atrás, revisé los informes que nos hizo la NASA destacando la ausencia total de errores por parte nuestra y pude sentirme satisfecho. Es lindo poder tener el ejercicio de, cada tanto, parar y reflexionar sobre lo que uno está haciendo y logrando, pero lo cierto es que el ritmo del día a día y el desafío del mañana y del pasado mañana no te lo permiten.

-¿Resulta complicado pasar del ámbito a académico al universo de las empresas?

Creo que la brecha entre la academia y el mundo privado aún es grande. Yo me desempeñé en ambos lados, era profesor de la universidad y al mismo tiempo llevaba adelante una actividad privada. Aprendí que, a pesar de que el mundo privado es complejo, es sólo cuestión de aprender a manejarlo. Yo, como ingeniero, tuve que hacer un curso acelerado de empresario. Lo primero que noté es que te consume muchísimo tiempo y energía. No terminas nunca y siempre seguís aprendiendo en "el hacer". En el mundo de los ingenieros, cada uno conoce en detalle los aspectos técnicos y alejarte de ese contacto directo no es fácil de aceptar. Tuve que hacer un duelo muy intenso para resignarme y entender que debía pasar a ocuparme de asuntos más organizacionales de la empresa. Fue difícil para mí pasar a tomar decisiones basadas en el análisis de otras personas y no en el estudio propio.

-¿Cómo hiciste para convertirte en un empresario?

Recibimos mucha ayuda de distintas personas y de organizaciones, como Endeavour. Ellos nos cambiaron completamente la cabeza y nos pusieron la vista en otro nivel, fue un desafío. El mensaje es que es difícil, que hay mucho por aprender, pero se puede. Como emprendedor, si uno viene de otras profesiones, tiene que aprender también sobre negocios porque es un mix que hace falta si se quiere llevar adelante una empresa.

-¿Se puede crecer profesionalmente y volverse global desde "el interior del interior" del país?

Sí, de hecho yo nunca me fui de Río Cuarto, y es algo que me gusta resaltar, al igual que decir que los egresados de las universidades nacionales del interior del país están a la altura de cualquier profesional del mundo. Luego juega el factor de estar en el lugar y en el momento adecuados y ser impulsado por personas que puedan hacerte crecer. En nuestro caso, que venimos de la academia, pudimos pasar de las aulas a la empresa gracias a un proceso de incubación que tiene asimilada en su política interna la CONAE. Para ellos es fundamental promover el desarrollo de proveedores tecnológicos para este mundo del espacio. Eso lleva a que te den oportunidades, te instruyan, te demanden y que luego tipifiquen cómo trabajas. Es muy interesante lo que ocurre con CONAE porque es un ejemplo del impulso que el Estado puede dar para promover este tipo de actividades que nos desarrollan como país.

Como resumen, habría que reclamar al Estado que utilice su potencial de compra para fomentar este tipo de emprendimientos en lugar de comprar en el exterior. Es importante apostar a una buena política de transferencia tecnológica y que el Estado compre bienes de avanzada tecnología desarrollados por científicos e ingenieros de nuestro país. A esto se suma otro aspecto más que es lo que nosotros llamamos el 'derrame tecnológico' que deviene de la cooperación e intercambio con las grandes agencias internacionales. Para nosotros fue muy enriquecedor compartir trabajos con la agencia espacial italiana, con INVAP y con la NASA porque aprendés, te conectás y recibís la transferencia de su conocimientos, experiencia y el Know-how ("saber cómo""trabajan y llevan adelante sus proyectos y actividades).

El estado puede utilizar su posición para generar estos intercambios que resultan siendo beneficiosos para el desarrollo tecnológico del país.

Ascentio se focaliza en el segmento terreno de Misiones Espaciales. Cubre áreas: como centros de control de misión con los servicios de planificación inteligentes, sistemas de control orbital, catalogación y tratamiento de los datos de satélites, simulación y herramientas de soporte y operaciones de logística (ILS&OPS), entre otros. 



Fuente: infobae.com

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