viernes, 9 de junio de 2017

El misterioso satélite militar NROL 76 y su encuentro con la ISS
por Daniel Marín



El pasado 3 de junio de 2017 tuvo lugar un suceso insólito. Ese día el satélite militar NROL 76 se acercó a tan solo seis kilómetros de la estación espacial internacional (ISS). La aproximación tuvo lugar alrededor de las 14:00 UTC y se prolongó durante cerca de una hora antes de que el satélite se alejase de la estación siguiendo su órbita. La velocidad relativa de los dos satélites era de unos 1.800 km/h, no especialmente elevada para unos objetos de que se mueven a cerca de 28.000 km/h con respecto a la superficie terrestre. Ante el silencio del Pentágono, los rumores se han disparado. ¿Se trató de un acercamiento casual o los militares estadounidenses han decidido usar la estación espacial como blanco para sus pruebas orbitales?


El encuentro entre el NROL 76 y la ISS del 3 de junio (Marco Langbroek).


Pongámonos en situación. El NROL 76, también conocido como USA 276, fue lanzado el 1 de mayo usando un cohete Falcon 9 de SpaceX. Al ser un satélite militar secreto nada se sabe sobre la misión o características del satélite, aunque hay algunas pruebas que apuntan a que ha sido construido por Ball Aerospace, una empresa famosa por sus satélites de observación de la Tierra. Por este motivo se ha sugerido que el NROL 76 podría ser un satélite de reconocimiento óptico de tamaño medio, parecido al WorldView 3. De ser así sería una especie de complemento de bajo coste a los enormes y carísimos KH-11 Crystal, que son básicamente grandes telescopios espaciales como el Hubble, pero apuntando en la dirección ‘equivocada’. 


Lanzamiento del NROL 76 mediante un Falcon 9 (SpaceX).


Pero todo esto son especulaciones. Lo que sí sabemos —gracias al trabajo de decenas de observadores aficionados repartidos por todo el mundo— son los parámetros orbitales del NROL 76. En concreto, el satélite militar fue puesto en una órbita baja con una inclinación de 50,0º. Aquí tenemos el primer dato a tener en cuenta, ya que la ISS está situada en un plano de 51,6º. Sin embargo, y aunque esta diferencia ya evita que los dos objetos puedan acoplarse o volar en formación durante mucho tiempo, lo realmente llamativo es que las dos órbitas son casi coplanares. Es decir, a pesar de la diferencia en inclinación, el NROL 76 fue lanzado de tal forma que su órbita y la de la ISS casi están en el mismo plano. Y esto es lo verdaderamente llamativo, ya que si el satélite hubiese sido lanzado poco antes o poco después su órbita no coincidiría para nada con el plano de la órbita de la ISS. ¿Casualidad? Poco probable, aunque no imposible.

Pero incluso si las órbitas son prácticamente coplanares un encuentro cercano con la ISS es un suceso muy raro. Basta con cambiar ligeramente la altura del perigeo o el apogeo de la órbita del NROL 76 para descartar este acercamiento (la altura de la órbita de la ISS es de 400 x 410 kilómetros aproximadamente). Por todos estos motivos, el encuentro del 3 de junio parece todo menos casual. Gracias a la labor de observadores de satélites como Marco Langbroek y Ted Molczan ha quedado patente que esta maniobra tiene toda la pinta de ser intencionada.

Emblema de la misión del NROL 76, Su lema es ‘explorar, descubrir, conocer’ (NRO).


Ahora bien, ¿no se supone que la ISS puede maniobrar si un satélite se aproxima mucho para evitar una colisión? Efectivamente, pero solo si se acerca dentro de unos límites formados por una caja imaginaria de 4 x 4 x 10 kilómetros centrada en la estación. Y, aparentemente, el NROL 76 no llegó tan cerca. Por otro lado, en contra de la intencionalidad del encuentro tenemos el hecho, apuntado por Ted Molczan, de que el NROL 76 debía despegar originalmente el 16 de abril y, posteriormente, el 30 de abril. Si se hubiera lanzado uno de esos días a la hora prevista su órbita no hubiera sido coplanar con la ISS y el encuentro no se habría producido. Esto podría indicar que, o bien la aproximación fue casual, o que ha sido una decisión de última hora y que no es un elemento principal de la misión del NROL 76, cualquiera que sea esta. Además, el NROL 76 parece que no ha maniobrado desde que fue descubierto por los aficionados el 24 de mayo (quizá lo hizo antes), mientras que la ISS sí lo hizo el 17 de mayo, pero bajo supervisión rusa (cuesta creer que el Kremlin y el Pentágono se hayan puesto de acuerdo para permitir el sobrevuelo de un satélite militar). En esta línea debemos añadir que las órbitas de los dos objetos no permanecerán coplanares. Los planos de las dos órbitas se separan 0,2º al día, así que esta aproximación no se volverá a producir (salvo que el NROL 76 maniobre, claro está).

Trayectoria alrededor de la ISS del NROL 76 durante el encuentro del 3 de junio. El gráfico puede llevar a engaño porque está centrado en la ISS, pero para describir esta trayectoria no es necesario que el satélite maniobre (Marco Langbroek).


Pero si ha sido un hecho intencionado queda por aclarar por qué. Evidentemente, de ser a propósito, este acercamiento solo puede entenderse como una prueba de sistemas o sensores de algún tipo a bordo del NROL 76. La ISS es un ‘blanco’ grande y de sobras conocido, por lo que sería ideal para el calibrado de los instrumentos del satélite. Marco Langbroek ha sugerido que quizás el satélite militar también pudo ser observado por el instrumento RAVEN a bordo de la ISS. RAVEN es un conjunto de sensores ópticos experimentales para probar técnicas de pilotaje autónomo de naves espacialaes. La posible conexión entre el NROL 76 y RAVEN es demasiado golosa para no tenerla en cuenta.

Otro factor muy importante son las repercusiones políticas del incidente. Independientemente de cuál sea la misión real del NROL 76, se trata de un satélite militar de EE UU. Involucrar a la estación espacial internacional en objetivos militares, por inocuos que sean, sería una gravísima violación de los principios fundacionales del proyecto de la ISS. Eso por no hablar de la falta de respeto que supondría al resto de países socios del programa. A este respecto llama la atención el silencio de los astronautas —que en teoría pudieron atisbar el objeto a simple vista o con prismáticos— y, especialmente, de Rusia, que no se ha pronunciado sobre el tema. ¿Quizá por algún tipo de acuerdo bajo la mesa con la administración Trump o simplemente porque el incidente fue casual? Por ahora no hay una respuesta clara. 



Fuente:  danielmarin.naukas.com

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