jueves, 31 de agosto de 2017

¿Qué fue del satélite ruso Mayak?
por Daniel Marín


El pasado julio un cohete Soyuz puso en órbita 73 satélites. Aunque la carga principal era el satélite de observación de la Tierra Kanopus-V-IK, la atención de los medios la acaparó un pequeño pasajero: el satélite Mayak (Маяк, «faro» en ruso), de apenas 4 kg de masa. La razón era que este pequeño satélite prometía alcanzar una magnitud de -10, convirtiéndose en casi una segunda luna (nuestro satélite tiene un brillo máximo de -13) sobre las zonas que se pudiese ver. La prensa se llenó de artículos sobre el satélite que iba a iluminar las noches. ¿Pero qué fue de él? Desgraciadamente —o afortunadamente, según se mire— Mayak no pudo desplegar su reflector y finalmente ha pasado sin pena ni gloria.

El satélite Mayak con los reflectores desplegados (CosmoMayak).


Mayak era un pequeño cubesat 3U de 3,63 kg con unas dimensiones de 34,05 x 10 x 10 centímetros y fue situado en una órbita baja de 585 x 605 kilómetros y 97,44º de inclinación. En un extremo incorporaba un reflector solar desplegable de forma tetraédrica formado por tres superficies triangulares de 3,9 metros cuadrados cada una. La luz solar debía incidir en la tela reflectora, haciéndola altamente visible al amanecer y al anochecer desde las regiones por las que sobrevolase el satélite. Aparte del espectáculo luminoso, los reflectores desplegables habrían aumentado la resistencia del satélite por el rozamiento con las capas más altas de la atmósfera.

Es decir, además de convertirse en el objeto más luminoso del cielo nocturno tras la Luna, Mayak tenía que probar una tecnología que se podría aplicar en el futuro para acelerar la reentrada de satélites en órbita baja una vez cumplida su vida útil y reducir así el problema de la basura espacial. El proyecto Mayak es una iniciativa privada de un grupo de jóvenes ingenieros y estudiantes de la Universidad Politécnica de Moscú y la Universidad Estatal Técnica Bauman de Moscú dirigido por Alexánder Shaenko. El proyecto Cosmo Mayak fue sufragado mediante crowdfunding a través de una iniciativa de Boomstarter, aunque también contó con apoyo económico del banco ruso Rocketbank. La iniciativa consiguió recaudar 2 millones de rublos, además de otros 1,9 millones aportados por Rocketbank. Sin embargo todo el proyecto ha salido por unos 5,1 millones. El equipo de Shaenko llegó a probar los sistemas de Mayak y el despliegue del reflector durante una prueba a bordo de un globo sonda estratosférico.

Alexánder Shaenko (centro) con otros miembros del proyecto y Mayak (CosmoMayak).

Partes del satélite (RT.com).

Satélite Mayak (CosmoMayak).


En los cuatro años de historia el proyecto ha sufrido muchos cambios. Inicialmente se contempló comprar una plaza en un lanzador comercial, de ahí la necesidad de recaudar dinero mediante crowdfunding, pero posteriormente Roscosmos accedió a lanzar el satélite prácticamente gratis a través de Glavkosmos. Para poder hacerse con el dinero necesario el equipo de Mayak inició una agresiva campaña de publicidad en los medios rusos a través de la agencia 12.Digital. La publicidad hablaba de que Mayak alcanzaría una magnitud de -10 en el cielo. Es mucho, sí, pero los satélites Iridium son famosos por proporcionar destellos de -8 así que tampoco es una cifra para echarse las manos a la cabeza. Un destello puntual de -10 sería llamativo, pero no es una segunda Luna. No obstante, varios analistas han revisado esta cifra y han concluido que no tenía base alguna. Incluso si Mayak hubiese desplegado sus reflectores correctamente lo máximo que podría haber alcanzado es una magnitud de -5.

Sistema de despliegue del reflector (CosmoMayak).

Tela reflectora del satélite (CosmoMayak).


Las diferencias entre Shaenko, y el jefe de la agencia de publicidad, Alexánder Panov, se saldaron con el control del proyecto de facto por parte de este último. Los críticos afirman que el dinero ha sido muy mal gestionado y que se ha dilapidado en una campaña de publicidad muy ambiciosa (se ha invertido más dinero en relaciones públicas que en el satélite y sus pruebas). Sea como sea, Mayak ya no será el objeto celeste más brillante (su brillo sin el reflector debe rondar ahora la magnitud 6 en condiciones ideales, casi invisible a simple vista). La causa del fallo no está clara y será casi imposible averiguarla, puesto que Mayak carece de cualquier tipo de telemetría o enlace de radio.

Podría haberse debido a un problema con el satélite o con el sistema de despliegue de la carga útil empleado en el lanzador Soyuz-2.1a/Fregat-M. Y es que, además de Mayak, otros cinco pequeños satélites lanzados ese día no responden a las señales de sus equipos o no están en la órbita prevista. El equipo de Mayak no tiene intenciones de construir un Mayak 2. Si algo nos enseña el affair Mayak es que hay que ser muy cautos con las campañas de publicidad ambiciosas y, quién nos lo habría dicho, que no debemos creernos a pies juntillas todo lo que aparece en Internet.



Fuente: danielmarin.naukas.com

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