jueves, 28 de septiembre de 2017

Rusia y Estados Unidos acuerdan colaborar en la estación lunar Deep Space Gateway
por Daniel Marín


Muchos lo veían como un imposible, pero al final ha sucedido. Aprovechando el congreso internacional de astronáutica IAC que se celebra en Australia, Roscosmos y la NASA han anunciado que colaborarán en el proyecto de estación espacial lunar Deep Space Gateway (DSG). Eso sí, antes de que nadie se entusiasme demasiado conviene señalar que el proyecto no ha sido todavía oficialmente aprobado en los EE UU y cabe la posibilidad de que nunca lo sea. Pese a las tensas relaciones existentes entre ambos países, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca abrió la puerta a un acuerdo que finalmente se ha producido. ¿Pero cómo hemos llegado hasta aquí?

Propuesta de estación lunar Deep Space Gateway de Boeing de 2017, con un módulo PPB de propulsión y electricidad, un módulo hábitat, un módulo logístico y una esclusa (Boeing).

Para entenderlo debemos remontarnos a 2010. Una de las primeras decisiones del presidente Obama fue cancelar el ambicioso Programa Constelación para volver a la Luna. Estados Unidos se quedaba sin la nave Orión que debía sustituir al transbordador y sin el cohete gigante Ares V. Pero el Congreso se revolvió contra esta decisión e impuso el desarrollo del cohete SLS —una especie de Ares V light— y resucitó la cápsula Orión. La cuestión era qué hacer con estos vehículos. Sin presupuesto para aterrizar en la superficie de nuestro satélite no había muchos proyectos alternativos. Y así surgió la propuesta de estación Gateway —«portal»— alrededor de la Luna o, mejor dicho, en una órbita de halo alrededor del punto de Lagrange EML2 del sistema Tierra-Luna. Es decir, una estación espacial situada sobre la cara oculta de nuestro satélite.

Estación Gateway de 2012 con la nave Orión, dos módulos de la NASA y un gran módulo ruso de veinte toneladas (Boeing).


El nombre no surgió de la nada, pues hacía referencia a varios estudios del mismo nombre de principios de siglo que analizaban la idoneidad de colocar una estación en los puntos L1 o L2 sobre la Luna. Para reducir los costes de semejante proyecto desde un primer momento se contempló la participación de Rusia, que en principio debía suministrar el módulo principal donde viviría la tripulación. Curiosamente, los contactos bilaterales se produjeron principalmente a nivel empresarial, entre Boeing, contratista principal de la ISS y el SLS, y RKK Energía, fabricante de las naves Soyuz y los nuevos módulos rusos de la estación espacial. Según el proyecto Gateway de 2012, Energía acordó aportar un módulo de 22 toneladas denominado SPM (Scientific Power Module) similar al Zvezdá de la ISS. El SPM sería el primer módulo en ser lanzado y a él se acoplarían posteriormente dos módulos estadounidenses de 25 toneladas cada uno: un nodo con seis puertos de atraque y un módulo logístico. Por entonces Gateway no era más que un apodo informal del proyecto ISS-EP (International Space Station-Exploration Platform).

Otra vista de la propuesta Gateway de 2012 (Boeing).


Sin embargo la administración Obama se opuso ferozmente a la estación Gateway por ser un proyecto que prometía reforzar el programa SLS/Orión, algo inaceptable para el presidente. Aunque contaba con el apoyo de la cúpula de la NASA y estuvo a punto de ser aprobada en 2012, Obama la canceló sin miramientos antes de nacer. Teniendo en cuenta la dependencia norteamericana de Rusia en la ISS, la participación de este país en Gateway era vista como una gran desventaja en vez de un punto a favor del proyecto. El progresivo deterioro de las relaciones entre ambas naciones, que culminó con el conflicto ucraniano en 2014, se tradujo en un rechazo aún mayor si cabe de Obama hacia Gateway.

Tras el fiasco de 2012 la NASA decidió seguir trabajando en el proyecto, pero con un perfil mucho más bajo. Al mismo tiempo se redujo la participación rusa hasta eliminarla en algunas versiones y se logro atraer al resto de socios de la NASA que actualmente participan en la ISS, o sea, Europa, Japón y Canadá. Europa suministrará el módulo de servicio de la nave Orión, mientras que Japón propuso colaborar con un módulo hábitat. Canadá, como es lógico, participaría con una versión de su brazo robot Canadarm. En 2016 el proyecto recibió un nuevo impulso con la salida prevista de Obama de la Casa Blanca. El año pasado el diseño de la estación Gateway contaba con dos módulos hábitat —construidos conjuntamente por Europa, Japón y EE UU— y el módulo estadounidense de propulsión y generación de electricidad PPE (Power and Propulsion Element) o PPB (Power and Propulsion Bus), todos ellos módulos de unas diez toneladas lanzados por el cohete SLS como carga secundaria junto con la Orión. Rusia se vio marginada en las negociaciones y presionó con el fin de que les dejasen participar al menos con una pequeña esclusa para paseos espaciales similar a los módulos Pirs o Poisk de la ISS, además de contribuir con naves de carga. En el futuro la nave tripulada Federatsia podría complementar a la Orión de la NASA.

Estación lunar Gateway sugerida por la NASA (izquierda) y por la empresa rusa RKK Energía en el verano de 2016. La estación tendría un módulo energético norteamericano y las tripulaciones viajarían hasta la misma a bordo de la nave Orión (RKK Energía).

Módulos hábitat construidos por la NASA, Europa y Japón para la estación lunar (RKK Energía).

A principios de 2017 el proyecto se concretó y recibió el nuevo nombre de Deep Space Gateway o DSG (recordemos que hasta ese momento Gateway había sido un apodo oficioso). Ahora la estación ya no estará situada en el punto EML-2 ni en una órbita DRO (Distant Retrograde Orbit), sino en una curiosa órbita lunar NRHO (Near Rectilinear Halo Orbit). Este tipo de órbita, altamente excéntrica (1.500 x 70.000 kilómetros), permite evitar la sombra de la Luna y garantiza una comunicación constante con la Tierra. Esto quiere decir que durante la mayor parte del tiempo los astronautas que vivan a bordo de DSG verán la Luna desde una distancia enorme. Según el plan oficial de la NASA de marzo de este año, el primero hecho público, Deep Space Gateway estaría formada por cuatro módulos de unas diez toneladas: el PPE (de 8 toneladas y quizás con propulsión SEP), un módulo hábitat, un módulo logístico y una esclusa. A estos módulos habría que añadir posibles naves de carga que se acoplarían con la estación DSG de tanto en cuanto o algún que otro módulo adicional suministrado por Japón o Europa.

Propuesta de estación Deep Space Gateway de Lockheed-Martin de 2017 (LM).

El módulo PPE según Lockheed-Martin (LM).

Órbitas NRHO en la que estará situada la estación Gateway (NASA).


Los módulos serían lanzados junto con naves Orión tripuladas por cuatro astronautas entre 2022 y 2026 en las misiones EM-2, EM-3, EM-4 y EM-5 del SLS (EM significa ‘Exploration Mission’). A partir del acoplamiento del módulo hábitat cada tripulación de la Orión podría pasar entre 26 y 42 días en la estación DSG (la intención nunca fue garantizar una tripulación permanente). La frecuencia de vuelos sería muy baja, de uno o dos al año, lo que serviría para contener los costes y, de paso, evitar unas dosis muy elevadas de radiación para unos astronautas que vivirían fuera de la protección del campo magnético terrestre.

La estación Deep Space Gateway (izquierda) de marzo de 2017 y una nave Orión. La estación está formada por un módulo energético y de propulsión, un hábitat, un módulo logístico y una esclusa, además de un brazo robot (NASA).

Misiones del SLS/Orión para construir la Deep Space Gateway según el plan de la NASA de marzo de 2017 (NASA).

Configuración de lanzamiento del módulo PPE en el cohete SLS durante la misión EM-2 en 2022 (NASA).


Estos últimos años la posición rusa en materia de colaboraciones internacionales ha sido un tanto esquizofrénica. Al mismo tiempo que amenazaban con abandonar la ISS antes de 2024 y anunciaban su intención de separar los módulos rusos de la ISS para crear una estación propia a partir de esa fecha, Roscosmos negociaba con la NASA para seguir colaborando en la estación Gateway a pesar de ser un proyecto en el que serían participantes de segunda categoría. Pero mientras tanto también ha iniciado toda una serie de negociaciones al más alto nivel con China para llevar a cabo varios proyectos espaciales conjuntos. ¿Significa eso que, de salir adelante Gateway, Rusia dejaría tirada a China para continuar colaborando con la NASA? Pues muy probablemente, de ahí que en el anuncio de hoy de la colaboración entre Roscosmos y la NASA los medios rusos hayan insistido en que el acuerdo abre la puerta a la participación de China y otros países como Brasil o India en Gateway. No hace falta ser analista de la política estadounidense para saber que al Congreso de EE UU no le va a gustar nada esta posibilidad (hoy en día China tiene vetada cualquier colaboración de alto nivel en el espacio con Estados Unidos).

Otro diseño de DSG (NASA).


Ahora queda por ver si la NASA puede convencer al Congreso para que apruebe la estación lunar Gateway. Si la agencia quiere lanzar el primer módulo en la misión EM-2 de 2022 es necesario dar el visto bueno cuanto antes. El proyecto tiene la ventaja de dar un objetivo continuado al programa SLS/Orión durante la próxima década y de contar, ahora sí, con una sólida participación internacional. Desde el punto de vista estratégico su utilidad es válida siempre y cuanto sirva como punto de apoyo para otras misiones más ambiciosas a la superficie lunar, los asteroides o Marte (el Deep Space Transport). En cuanto al punto de vista científico, mejor no hablamos. ¿Son condiciones suficientes para sacar adelante este proyecto?



Fuente:  danielmarin.naukas.com

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