lunes, 20 de agosto de 2018

Maniobras Satelitales en la Oscuridad: la Casa Blanca y el satélite militar ruso Kosmos 2519
por Daniel Marín



El 23 de junio de 2017 las Fuerzas Aeroespaciales de Rusia efectuaron un lanzamiento aparentemente rutinario de un cohete Soyuz-2.1v desde el cosmódromo de Plesetsk. La carga era el satélite militar secreto Kosmos 2519. Como suele ser habitual en el caso de satélites clasificados, el gobierno ruso no dio ningún detalle sobre el diseño del vehículo, aunque debido a las prestaciones del lanzador debía tratarse de un objeto de pequeñas dimensiones. Sin embargo, el 23 de agosto un subsatélite, que posteriormente recibió la denominación Kosmos 2521, se separó del Kosmos 2519. No era la primera vez que un satélite militar ruso «aparecía de la nada», pero la sorpresa fue mayúscula cuanto el 31 de agosto se incorporó al grupo un tercer satélite. El recién llegado sería reconocido por el gobierno ruso con posterioridad como el Kosmos 2523. Donde inicialmente había uno, ahora eran tres los satélites militares rusos dando vueltas alrededor de la Tierra.


Plataforma Karat 200 de NPO Lávochkin y su subsatélite. Se cree que los misteriosos Kosmos 2519 y 2521 están relacionados con este proyecto (NPO Lávochkin).

El misterioso trío de satélites ha proseguido con sus extrañas maniobras lejos de la atención del gran público, hasta que la semana pasada el Departamento de Estado emitió un comunicado quejándose de la militarización del espacio por parte de Rusia que los ha puesto bajo los focos de los medios de comunicación. La polémica sobre los satélites rusos aparece en un momento clave en el que en Estados Unidos se discute sobre la idoneidad de crear unas Fuerzas Espaciales como sexta rama del ejército.


Lanzamiento del Kosmos 2519 mediante un Soyuz-2.1v desde Plesetsk (REN TV).

El Kosmos 2519 fue lanzado en una órbita polar de 98º de inclinación y unos 660 kilómetros de altura, aunque no en la típica órbita heliosíncrona característica de muchos satélites para la observación de la Tierra civiles y militares, pero por muy poco. En una declaración que el tiempo ha demostrado ser bastante sincera, los militares rusos dijeron en su momento que —atención al último párrafo— se trataba «de una plataforma espacial en la que se pueden instalar varios tipos de equipamiento dotada de una carga útil para observar la Tierra y otros objetos en el espacio». Los rumores apuntaban a que el Kosmos 2519 podría tratarse de un nuevo tipo de satélite conocido como Nivelir-ZU o Napryazhenie («tensión» o «voltaje» en ruso) con el indicador 14F150. También se sugirió que su objetivo sería llevar a cabo algún tipo de investigaciones geodésicas, una función distinta a la publicitada por las autoridades rusas.

Sea como sea, el Kosmos 2519 maniobró para cambiar lentamente su plano orbital y la altura de su órbita. Los observadores aficionados de satélites pronto se dieron cuenta de que el plano de la órbita del Kosmos 2519 casi coincidía con la de otro satélite militar ruso, el Kosmos 2486. La posibilidad de que el Kosmos 2519 fuera algún tipo de «satélite inspector» como decían los militares rusos se vio reforzada. De ser así, el Kosmos 2486 sería el «blanco» de sus observaciones, aunque es importante señalar que es imposible saber si esta hipótesis es cierta. Cuando el Kosmos 2521 se separó del Kosmos 2519 los observadores comprobaron que la separación inicial entre los dos satélites era muy pequeña. Entre septiembre y octubre del año pasado el Kosmos 2521 se alejó del Kosmos 2519 hasta 300 kilómetros antes de regresar en dos ocasiones a las proximidades de su nave nodriza a una distancia mínima de 10 kilómetros. Entre el 15 y el 31 de octubre la distancia entre ambos satélites fue constante y no excedió los 15 kilómetros.

A partir del despliegue del Kosmos 2523 las órbitas del Kosmos 2519 y el Kosmos 2521 fueron divergiendo como ocurre con dos objetos que no efectúan ninguna maniobra de corrección. Hasta la fecha no se ha detectado ninguna maniobra por parte del Kosmos 2523. En octubre de 2017 el objetivo del Kosmos 2521 quedó bastante claro cuando el periódico Izvestia publicó que «las Fuerzas Aeroespaciales rusas habían efectuado una prueba de un satélite inspector capaz de volar hacia otros vehículos». No está claro si el segundo subsatélite, el Kosmos 2523, se separó del Kosmos 2519 o del 2521 —todo indica que fue del segundo—, pero en cualquier caso las autoridades rusas guardan silencio sobre su propósito. En diciembre de 2017 el Kosmos 2519 volvió a maniobrar para reducir la distancia con el Kosmos 2521 hasta solo 7 kilómetros. Desde entonces y hasta el pasado julio los Kosmos 2519 y 2521 han efectuado varias maniobras adicionales, llegando a acercarse en febrero y marzo de este año a menos de un kilómetro.

La verdadera naturaleza de estos satélites es desconocida, pero en el foro Novosti Kosmonavtiki se apunta a una posible relación con la plataforma Karat 200 de la empresa NPO Lávochkin. De acuerdo con esta empresa el diseño de la plataforma Karat 200 permite fotografiar otros satélites situados a una distancia comprendida entre 4.000 y 18.000 kilómetros. Karat 200 dispone también de la posibilidad de desplegar un subsatélite capaz de inspeccionar otros vehículos a distancias de entre 100 y 400 kilómetros. No obstante, Lávochkin no ha hecho público si Karat 200 puede llevar más de un subsatélite, como es el caso del Kosmos 2519, y oficialmente la relación entre el Kosmos 2519 y la plataforma Karat 200 no deja de ser una conjetura.

Por otro lado, desde 2014 Rusia ha lanzado otros tres satélites misteriosos, denominados Kosmos 2491, Kosmos 2499 y Kosmos 2504, que también poseen capacidad para inspeccionar otros satélites. Estos tres vehículos fueron lanzados como un cuarto pasajero en misiones regulares del cohete Rokot destinadas a poner en órbita satélites de comunicaciones Strelá o Gonets. Los tres satélites, cuya masa no debe ser superior a unos pocos centenares de kilogramos, realizaron maniobras para acercarse a la etapa superior Briz-KM con fines desconocidos. Es tentador vincular estos tres satélites inspectores, con el código 14F153, con el Kosmos 2519 y sus dos subsatélites, pero evidentemente son vehículos diferentes (el Kosmos 2519 y sus «hijos» es más grande, con una masa total máxima de unos 1400 kg). Pero lógicamente es más que razonable pensar que comparten tecnologías y objetivos comunes.


Satélite Yubileyny en el que supuestamente están basados los satélites inspectores rusos Kosmos 2491, 2499 y 2504.

Y así llegamos a la reciente queja del Departamento de Estado de EEUU sobre un satélite ruso que «podría ser un arma». El comunicado no menciona ningún satélite en concreto, pero proporciona el dato de que «fue lanzado en octubre de 2017». El único satélite militar ruso que coincide con esa fecha es el subsatélite Kosmos 2523, el más misterioso de los dos subsatélites que se separaron del Kosmos 2519. La Casa Blanca no ha dado más detalles del «arma», es decir, del Kosmos 2523. Pero si es cierto que se trata de algún tipo de arma antisatélite estaríamos ante un vehículo de naturaleza distinta a la pareja Kosmos 2519 y 2521. Además, su tamaño y, por tanto, sus prestaciones deben ser muy limitadas, ya que salvo que emplee algún tipo de propulsión súperavanzada, la capacidad de una nave para acercarse a otra depende directamente de sus reservas de combustible.

Lo llamativo del asunto es que Estados Unidos, Rusia y China tienen en servicio o están desarrollando varios tipos de sistemas antisatélites (ASAT), así que incluso si el Kosmos 2523 fuese un satélite ofensivo no estaríamos ante ninguna novedad (y eso sin tener en cuenta los numerosos proyectos ASAT de las pasadas décadas). Recordemos que, independientemente de lo que pensemos de estas actividades, los tratados internacionales no prohiben desplegar sistemas ASAT en el espacio, solo armas nucleares (por supuesto, tampoco permiten que una nación ataque el satélite de otra, lo que en cualquier caso no deja de ser una acción hostil que podría considerarse casus belli).


Posible aspecto de los satélites GSSAP estadounidenses para espiar otros satélites en órbita geoestacionaria (Orbital ATK).

Algunos medios han puesto el énfasis en las maniobras de los Kosmos 2519 y 2521, así como las de los otros tres satélites inspectores rusos lanzados previamente, como ejemplos de la mala fe de los militares rusos, pero el comunicado oficial no habla para nada de estos satélites, así que probablemente se trate de una confusión. Al fin y al cabo, sería muy sorprendente que Estados Unidos se queje de la existencia de satélites militares enemigos que maniobran en secreto cuando el Pentágono tiene en estos momentos satélites en órbita como el X-37B, por no hablar de los numerosos satélites militares clasificados «de toda la vida». El caso del Kosmos 2523 recuerda al del satélite ruso Olimp-K, que en 2014 y 2015 se acercó a los satélites geoestacionarios Intelsat 7, Intelsat 901 e Intelsat 905 con el supuesto propósito de espiar sus comunicaciones. El comportamiento del Olimp-K, fabricado por ISS Reshetniov, también suscitó las protestas de Estados Unidos a pesar de que este país ha desplegado desde 2014 cuatro satélites GSSAP destinados a espiar a otros satélites en órbita geoestacionaria —en teoría ópticamente—, aunque bien es cierto que, que sepamos, por ahora no se han aproximado a ningún satélite ruso. Tampoco podemos olvidarnos del reciente incidente del satélite militar estadounidense NROL-76 y su misterioso encuentro con la ISS el año pasado.

Lo que está claro es que tanto Rusia como Estados Unidos son bastante hipócritas al alertar de la militarización del espacio al mismo tiempo que desarrollan y lanzan nuevos sistemas militares en órbita, un hecho que, por otro lado, supongo que no sorprenderá a nadie. En este sentido, las protestas de la Casa Blanca tienen toda la pinta de ser un simple balón de oxígeno para justificar la creación de la polémica Fuerza Espacial, uno de los proyectos favoritos de Trump. Claro que, ahora que sabemos que el Kosmos 2523 es un «arma», nos hemos quedado con ganas de saber más detalles del proyecto.



Fuente:  danielmarin.naukas.com

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