sábado, 20 de octubre de 2018

Nuevos planes y nuevos problemas con el cohete SLS de la NASA
por Daniel Marín



Todos los proyectos espaciales tripulados de la NASA para las próximas décadas tienen un elemento en común: el cohete SLS y la nave Orión. De estos dos elementos depende la futura estación lunar Gateway y la nebulosa propuesta de viaje tripulado a Marte a partir de 2030. Impuesto por el Congreso a la administración Obama tras la cancelación del Ares V del Programa Constelación, el SLS (Space Launch System) no había acumulado demasiados retrasos en su, por otro lado, lento y costoso desarrollo. Pero en los últimos años el término SLS se ha convertido en sinónimo de retrasos y sobrecostes. Primero se barajó 2017 como fecha para el primer lanzamiento, pero poco después se retrasó a 2018 y luego a finales de 2019. Actualmente nadie espera que despegue antes de comienzos de 2021, aunque la NASA sigue manteniendo oficialmente la fecha de junio de 2020 de cara al público.


El SLS Block 1 (NASA).

A mediados de este año la NASA también decidió confirmar el cambio en las fechas de introducción de las diferentes versiones del SLS. Recordemos que este cohete viene en tres variantes: la Block 1, capaz de situar un mínimo de 70 toneladas en órbita baja, la Block 1B, con capacidad para 105 toneladas, y la Block 2, que podrá situar hasta 130 toneladas en LEO. La diferencia entre la Block 1 y la Block 1B es que la primera usa como segunda etapa la ICPS (Interim Cryogenic Propulsion Stage), mientras que el Block 1B debe hacer uso de la EUS (Exploration Upper Stage). En principio la versión Block 1 solo debía emplearse en la primera misión del SLS, la EM-1 (Exploration Mission 1), que lanzará a la Orión alrededor de la Luna. No obstante, la NASA ha cambiado de opinión y la usará en al menos dos misiones más, incluyendo la primera misión tripulada del sistema, la EM-2.


Variantes del SLS (NASA OIG).


Cohete SLS Block 1 (NASA).

Esta decisión tiene como objetivo dar más tiempo a mejorar y aligerar la EUS, que ya estaba empezando a acumular retrasos de forma peligrosa, y, de paso, también le da más tiempo a la agencia para construir una segunda torre de servicio. La torre que está actualmente en construcción causó un pequeño terremoto político el pasado febrero cuando se supo que costaría más de 900 millones de dólares y que las obras para hacerla compatible con la versión Block 1B obligarían a retrasar el lanzamiento de la segunda misión del SLS varios años. El gobierno autorizó la pasada primavera la construcción de la segunda torre que permitirá lanzar el SLS Block 1B desde la rampa 39B del Centro Espacial Kennedy, por lo que ya no será necesario modificar la torre actual para las misiones de esta versión. El problema es que ahora hay que certificar la etapa ICPS para vuelos tripulados de cara a la misión EM-2, lo que va a suponer más quebraderos de cabeza.


Etapa Cryogenic Propulsion Stage (ICPS) para el SLS basada en la segunda etapa del Delta IV Heavy (NASA).


Modificaciones de la torre para la versión Block 1B (derecha) (NASA).

Sea como sea, la NASA planea llevar a cabo la segunda misión del SLS Block 1 en 2022. En esta misión se lanzará la sonda Europa Clipper a Júpiter, mientras que en 2023 despegará el tercer Block 1 en la misión EM-2, que llevará a cuatro astronautas alrededor de la Luna a bordo de la nave Orión. La versión Block 1B dotada de la etapa EUS debutará en 2024 en la misión EM-3, que lanzará una Orión tripulada junto con dos módulos de la estación lunar Gateway. Estos módulos (el módulo de utilización de la NASA y el módulo europeo SPRIT) se acoplarán al módulo de propulsión PPE que habrá sido previamente lanzado en 2022 mediante un vector convencional. El nuevo calendario de la NASA permite desarrollar una EUS más ligera que será capaz de aumentar la carga útil de una trayectoria lunar en una dos toneladas aproximadamente. A cambio, este nuevo esquema obliga a lanzar la EUS en una misión tripulada sin que haya sido probada antes.


Misión EM-1 (NASA).

Emblema de la EM-1 (NASA).

Pero si la NASA pensaba que con este nuevo plan iban a desaparecer los problemas del programa se equivocaba. En una reciente auditoría se critica muy duramente la gestión de la NASA y el papel del contratista principal del SLS, que no es otro que Boeing. El informe culpa a la multinacional de los principales retrasos y sobrecostes, incluyendo episodios bochornosos como la instalación defectuosa de la mayor máquina de soldadura del mundo —para la etapa central del SLS— en la que no se tuvieron en cuenta las características del suelo donde se colocó. La auditoría es demoledora con Boeing en cuanto a su papel en la construcción de la etapa central («We found Boeing’s poor performance is the main reason for the significant cost increases and schedule delays to developing the SLS Core Stage»), pero también critica otros aspectos que son responsabilidad de la NASA.


Este es por ahora el único elemento terminado de la etapa central del SLS de la misión EM-1 (NASA).

El caso es que la NASA lleva gastados 11.900 millones de dólares en el SLS. Y Boeing deberá gastar un total de 8.900 millones hasta 2021 para que el sistema sea operativo. Es decir, el doble de la cifra inicialmente prevista. Y eso sin contar los retrasos y problemas asociados a la nave Orión, que no son precisamente pocos. La gestión del SLS parece estar fuera de control, pero nadie se plantea la cancelación del proyecto, que ya es demasiado importante como para dejarlo caer. Sin embargo, la NASA deberá tomar medidas drásticas sino quiere que la primera misión del SLS esté por siempre a tres años en el futuro.

Misiones previstas del SLS:
  • Principios de 2022 (oficialmente junio de 2021): misión EM-1 del SLS Block 1 con una nave Orión sin tripulación alrededor de la Luna.
  • 2022: misión de carga del SLS Block 1 con la sonda Europa Clipper.
  • 2023: misión EM-2 en un SLS Block 1. Primera misión tripulada del sistema.
  • 2024: misión tripulada EM-3 con elementos de la estación Gateway. Primer vuelo de la versión Block 1B con la etapa EUS.


Fuente:  danielmarin.naukas.com

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