martes, 30 de julio de 2024

La canadiense Candu Energy confirmó su interés en el agua pesada que se produce en Neuquén
El CEO de la compañía, Gary Rose, visitó la Planta Industrial de Agua Pesada que abastece a las centrales nucleares de Atucha: «Necesitaremos agua pesada y Argentina tiene una planta y Canadá no».


El CEO de CANDU Energy, Gary Rose, confirmó su interés en el agua pesada que desarrolla Neuquén.

La visita de Gary Rose y la comitiva de la empresa Candu Energy, de Canadá, a la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), de Neuquén, abrió nuevas expectativas por una posible reactivación del complejo que se mantiene paralizado desde el 2017, y que abastece a las centrales nucleares de Atucha y Embalse.

Una comitiva de la firma que es dueña de los derechos comerciales de la tecnología CANDU, que utilizan las centrales nucleares del país, recorrió las instalaciones el miércoles y adelantó el interés de iniciar una colaboración mutua con Argentina.

Fue la primera visita que realizan potenciales compradores de agua pesada y se dio como parte del plan de reactivación que hizo el gobierno provincial, junto a las autoridades de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

De la recorrida participó, además de la comitiva de Candu Energy, el manager de la PIAP, Alejandro Avaca, y el technology head de la planta, José Luis Aprea.

Etcheverry contó que la firma de Canadá necesita abastecerse de agua pesada para llenar una central para el 2032 y podrían estar en condiciones de «emitir una orden compromiso de compra a la PIAP en 2025», aunque son cautelosos.

Los empresarios también visitaron, en su recorrida por Argentina, la central de Embalse, en Córdoba, y en Buenos Aires se reunieron con la canciller Diana Mondino.

En una entrevista con el sitio especializado en energía, Econojournal, el CEO de Candu Energy, Gary Rose, detalló los planes de la empresa para los próximos años y la necesidad de agua pesada que demandarán los proyectos.

«Estamos aquí para hablar sobre cómo Argentina y Canadá pueden colaborar en beneficio de las futuras extensiones de vida (de centrales nucleares) y nuevas construcciones de CANDU», sostuvo.

Tecnología CANDU

CANDU es la tecnología de las tres centrales del país, que utilizan uranio natural como combustible nuclear y agua pesada como refrigerante. La cuarta central nuclear de Argentina, en cambio, se haría con otra tecnología, de uranio enriquecido y agua liviana.

En la entrevista con Econojounal, se le consultó a Rose si Candu Energy quiere comprar agua pesada o está buscando una asociación estratégica, a lo que contestó que «es demasiado pronto para comentar lo que haremos».

«Esta fue la primera reunión. Queríamos entender la naturaleza de la tecnología, entender cómo funciona y ahora tendremos conversaciones sobre lo que podríamos hacer juntos y si eso implica apoyarnos mutuamente o si es algo más grande que eso. Pero volvemos a este punto clave: si vamos a planificar y construir nuevos reactores necesitaremos agua pesada. El hecho es que Argentina tiene una planta de agua pesada y Canadá no», evaluó.

Afirmó que ve a la Argentina y su industria nuclear como un socio probable y que están analizando cómo colaborar y, «en última instancia, asociarnos con los proveedores de agua pesada, con Nucleoeléctrica y su capacidad en ingeniería».



lunes, 29 de julio de 2024

Argentina busca exportar servicios satelitales
Al igual que lo hizo durante más de una década, la estación satelital terrena que funciona en el seno del área de Telecomunicaciones del Centro Atómico Bariloche apunta a continuar brindando servicios a satélites de órbita baja de India. El proyecto había surgido a partir de una cooperación internacional entre las agencias espaciales, empresas del sector y la Comisión Nacional de Energía Atómica.
Por Matías Alonso



Tal como se hizo en el pasado, la Argentina buscará dar servicios satelitales a India, un intercambio que comenzó hace más de una década fruto de una cooperación internacional entre la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO), la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE), la empresa india Kepler Aerospace y la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).

Durante la etapa de lanzamiento, los satélites tienen que ubicarse en su órbita y poder apuntar sus antenas a la Tierra. Pero, una vez que las estaciones de India pierden de vista a los satélites por su rotación –y no pueden establecer comunicación– ahí es adonde entra en juego la posibilidad de brindar servicios desde el sur del continente americano. La estación satelital terrena que la Argentina tiene en Bariloche, en Río Negro, puede recibir la información del satélite y enviarle instrucciones, lo que permite mantener la comunicación, bajar el riesgo de las misiones y garantizar que puedan acomodar en su órbita y tener continuidad en su servicio.

Cuando se creó la empresa argentina Satellogic, en el año 2010, fue incubada en la rionegrina INVAP y luego se independizó y mudó sus oficinas a Buenos Aires. Al momento de lanzar sus satélites encontraron que muchas horas no tendrían visibilidad por lo que, gracias a la relación que habían establecido con profesionales que trabajaban tanto en el Instituto Balseiro como en la CNEA y el Centro Atómico Bariloche, impulsaron la instalación de una estación terrena para mantener la comunicación con los satélites durante la etapa de lanzamiento y puesta en en órbita.


«La agencia espacial india quería darle servicio a unos satélites chicos que lanzaron desde allá y no los veían durante muchas horas. Así se inició el convenio y ampliamos la base terrena», recuerda Costanzo Caso.

El jefe del Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones del Centro Atómico Bariloche, Pablo Costanzo Caso, recordó esos momentos y le dijo a TSS: “Hace algo más de una década hubo todo un movimiento de inversiones del Estado y de los privados en desarrollo de satélites, que dio el pie para la creación de la Carrera en Telecomunicaciones del Instituto Balseiro y la estación terrena de Bariloche. Cuando Satellogic era una empresa chiquita, que lanzaba sus primero satélites desde China, no tenían visibilidad desde Buenos Aires de la primera etapa del vuelo del satélite, por lo que nos pidieron si podíamos hacer una estación terrena para tener comunicación con ellos. Así fue como empezamos a bajar esa información acá en Bariloche y la retransmitíamos a Buenos Aires. Eso nos puso en contacto con la CONAE porque la agencia espacial india quería darle servicio a unos satélites chicos que lanzaron desde allá y no los veían durante muchas horas. Así se inició el convenio y ampliamos la base terrena, ya que no solo necesitábamos recibir la información, sino también trasmitir comandos”.

El trabajo del seguimiento de estos satélites indios finalizó en enero de 2023 pero se sigue dando soporte cuando entran en emergencia por algún problema y ya hubo contactos para repetir esta experiencia con otro satélite que está en desarrollo. “Fue un trabajo muy interesante porque estábamos trabajando con una empresa y horarios del otro lado del mundo, a contrarreloj. Nos llevó mucho tiempo hacer los convenios y el satélite ya tenía fecha de lanzamiento. Todo funcionó muy bien, el satélite está en órbita y gracias a eso tenemos un precedente para cuando lancen el próximo, ya que la idea es dar el mismo servicio”, explicó Costanzo Caso.

A diferencia de las estaciones terrenas para satélites geoestacionarios, que están a 36.000 kilómetros de distancia de la Tierra, la estación de la CNEA es para comunicación con satélites pequeños que están en una órbita más baja y por eso van a más velocidad: dan cuatro o cinco vueltas a la Tierra por día. Por lo general, no son de comunicaciones, sino de observación o de aficionados, y tienen una vida útil más corta que los primeros.


«Estamos trabajando en una solución para hacer el enlace de satélites de órbita baja con uno de órbita geoestacionaria», dice Costanzo Caso.

A través de un trabajo que realizó el Departamento de Ingeniería en Telecomunicaciones del Balseiro para el diseño de la Red Troncal de Fibra Óptica de la provincia de Río Negro, el grupo de investigación que dirige Costanzo Caso entró en contacto con la empresa Slyloom, en Estados Unidos. “Para trabajos de comunicaciones ópticas nos relacionamos con esta empresa que está fundada por argentinos, que busca que los satélites se puedan comunicar entre ellos por láser y que luego la información sea retransmitida a la Tierra. El problema de los satélites de órbita baja es que dan muchas vueltas terrestres y entonces la visibilidad que tienen para las estaciones es de un tiempo corto. En cambio, todo el tiempo pueden estar viendo a un satélite geoestacionario con el que se podrían comunicar y así poder dar cobertura en forma continua. Entonces, trabajamos en una solución con esta empresa para hacer el enlace de satélites de órbita baja con uno de órbita geoestacionaria. Desarrollamos un prototipo que emula ese enlace en el laboratorio, con una transmisión de información de 20 gigabits por segundo. No está hecha la aplicación todavía porque hay muchos aspectos que ver antes de poder ponerlo en un satélite, como solucionar problemas de vibración, de apuntado y demás. Nosotros trabajamos con el hardware y la parte física más que con los protocolos. Usamos luz infrarroja de banda C y vamos variando la frecuencia, la fase, la polarización y así podemos enviar más información en menos tiempo. Todavía es un prototipo de laboratorio”, dijo Costanzo Caso.

Y agregó: “Cuando uno piensa en una solución óptica para un satélite es porque se necesita transmitir mucha información, pero se agregan otras dificultades. El haz de un láser debe estar apuntado con mucha precisión y la comunicación entre dos satélites que se están moviendo y no tienen alguien para apuntarlos, implica una dificultad muy grande. Pero si el proyecto lo amerita y justifica, su precio es muy eficiente porque toda la energía que genera un láser es recibida por el otro satélite. Cuando uno usa una antena para transmitir información no necesita apuntar tan bien pero pierde mucha energía que no es aprovechada”.

El mismo grupo de investigación de la CNEA también desarrolla chips fotónicos. En este tipo de microchips, en lugar de enviar la información por un pulso eléctrico, es decir, por electrones, se envía a través de la luz, por fotones. “En el grupo estamos trabajando en estos dispositivos con una aplicación muy concreta, como filtros con conversores que procesen la luz para asistir a la electrónica ya desarrollada, de manera que se puedan liberar los requerimientos que hay sobre la electrónica, que está el límite de su velocidad”, dijo Costanzo Caso.



miércoles, 17 de julio de 2024

LeoLabs seleccionado para respaldar el primer satélite de inteligencia, vigilancia y reconocimiento del Reino Unido en órbita terrestre baja
La compañía prestará servicios de conciencia de la situación espacial para el Proyecto Tyche del Comando Espacial del Reino Unido, la primera adquisición de satélites en el marco del programa ISTARI.




MENLO PARK, California, 17 de julio de 2024 /PRNewswire/ -- LeoLabs, el proveedor líder de soluciones integradas que monitorean persistentemente la actividad en el espacio para revelar amenazas a la seguridad, anunció hoy que fue seleccionado para respaldar el lanzamiento y las operaciones del Proyecto Tyche del Comando Espacial del Reino Unido mediante la prestación de servicios de seguimiento y monitorización espacial y de prevención de colisiones.

Tyche, cuyo lanzamiento está previsto para este verano, es un concepto de investigación y desarrollo de 150 kilogramos que se está construyendo en el marco del programa ISTARI. Este proyecto tiene como objetivo probar y demostrar tecnologías que formarán la primera constelación multisatélite de inteligencia, vigilancia y reconocimiento (ISR) ISTARI del Comando Espacial del Reino Unido en órbita terrestre baja (LEO). Tyche es el primer satélite conceptual que se lanza en el marco de este programa.

Además de proporcionar servicios de conciencia de la situación espacial (SSA) para Tyche, LeoLabs también proporcionará al Comando Espacial del Reino Unido servicios de conciencia del dominio espacial (SDA), incluido el monitoreo persistente de objetos seleccionados de alto interés.

"LeoLabs se enorgullece de apoyar al Comando Espacial del Reino Unido y al Ministerio de Defensa del Reino Unido en este importante paso hacia el desarrollo de la primera constelación de satélites ISR en órbita terrestre baja del Reino Unido", dijo Tony Frazier, director ejecutivo de LeoLabs. "Esperamos actuar como un socio de misión crítica para el Reino Unido y sus aliados para esta y futuras misiones, permitiendo la seguridad continua del espacio".

Acerca de LeoLabs (www.leolabs.space):

LeoLabs es el proveedor líder de soluciones integradas que monitorean persistentemente la actividad en el espacio para revelar amenazas a la seguridad. A través de nuestra exclusiva red de radar global y nuestra plataforma de análisis de datos basada en IA, recopilamos millones de mediciones por día en más de 20 000 objetos para mantener un mapa vivo del tráfico orbital. LeoLabs está transformando la forma en que los operadores de satélites comerciales, los proveedores de lanzamiento y las agencias gubernamentales ven, comprenden y actúan sobre las oportunidades para proteger y defender sus activos en el espacio.



martes, 9 de julio de 2024

Más detalles de la estación espacial india BAS y el cohete NGLV
Por Daniel Marín



Desde el año pasado India tiene oficialmente dos grandes objetivos para su programa espacial tripulado: tener lista una estación espacial para 2035 y poner un astronauta en la Luna en 2040. La estación, conocida por el momento de forma genérica como BAS (Bharatiya Antariksh Station), o sea, «estación espacial india», ha evolucionado en este último año. De ser una estación modesta, con una masa de apenas 25 toneladas y dos módulos principales, ahora estará formada por unos cinco módulos principales y su masa alcanzará las 52 toneladas. O sea, la estación india ha aumentado el número de módulos que la forman y, por tanto, su periodo de construcción, aunque la fecha de entrada en servicio se mantiene, por lo que el primer módulo podría despegar antes, en 2028.


Recreación de la estación india Bharatiya Antariksh Station con 5 módulos de gran tamaño y varias naves Gaganyaan acopladas (ISRO).

BAS tendrá unas dimensiones de 27 x 20 metros y estará situada en una órbita con una inclinación de 51,6º, como la ISS y la futura estación de Axiom. Esta inclinación garantiza que todas las potencias espaciales con naves tripuladas, incluso China, sean capaces de lanzar vehículos a la misma. No obstante, es una inclinación un poco extraña para una estación india, pues el centro espacial Satish Dhawan está situado a unos 13,7º. Esto significa que con una inclinación más baja, de hasta 14º, se podría aprovechar mejor la capacidad de carga de los lanzadores indios. Si la agencia espacial de India, la ISRO, quiere que BAS pueda ser visitada por naves estadounidenses lanzadas desde Florida, basta con que su inclinación sea de 28º. Una inclinación de 51,6º permite que Rusia también pueda lanzar naves Oriol o Soyuz hacia BAS. Si además de la inclinación de 51,6º, BAS se lanza en el mismo plano orbital que la ISS o la estación de Axiom, cabe la posibilidad de que haya transferencia de naves, personas y equipos entre estaciones (no obstante, recordemos que la ISS debe ser retirada en 2030).


Datos actuales de la BAS (el diseño de los módulos no es preciso, pues se han usado imágenes de módulos DOS soviéticos) (ISRO).

Diseño del año pasado de la estación espacial india en 2035 (ISRO).

Otros detalles de la estación son que usará paneles solares flexibles de tipo ROSA —como la Estación Espacial China— y un sistema de acoplamiento andrógino, aunque está por ver si será compatible con el estándar NDS (NASA Docking System) empleado en el segmento estadounidense de la ISS (tanto el NDS como el sistema de acoplamiento de la Estación Espacial China se basan en el APAS-89 soviético, pero no son compatibles entre sí por ligeras diferencias de diseño). El diseño de BAS gira alrededor de módulos de unas 10 toneladas cada uno, una gran diferencia con respecto a la Estación Espacial China, cuyos tres módulos principales tienen unas 23 toneladas cada uno, formando una estación de unas 70 toneladas en la actualidad (a las que hay que sumar las aproximadamente 22 toneladas de las naves Tianzhou y Shenzhou acopladas en un momento dado). Esto se debe a que el cohete más potente de India es el LVM3 —antes denominado GSLV Mark III—, que puede situar en órbita baja (LEO) un máximo de 10 toneladas, menos de la mitad que un Falcon 9 desechable. Aunque BAS debe estar lista para 2035, su construcción comenzaría antes, quizás en una fecha tan temprana como 2028. Los astronautas indios viajarán a BAS a bordo de la nave Gaganyaan, que debe realizar su primer vuelo con astronautas en 2026 y que también empleará el LVM3.


Posible diseño del primer módulo de BAS (Vikranth Jonna X: @VikranthJonna).

Detalle de la nave tripulada Gaganyaan con su sistema de acoplamiento andrógino (ISRO).

La ISRO está desarrollando un nuevo lanzador, el NGLV (Next Generation Launch Vehicle), también conocido como Soorya (por el momento es una denominación interna, pero no está claro si terminará por ser el nombre oficial del vector). El NGLV es un cohete de metano y oxígeno líquido con un diseño similar al del Falcon 9 que será capaz de colocar 23 toneladas en órbita en versión desechable (un incremento de 6 toneladas con respecto a las especificaciones del año pasado que lo asemejan más al vector de SpaceX). Tendrá tres etapas y una masa al lanzamiento de 687 toneladas. La primera etapa LM450 empleará nueve motores de metano de 1150 kilonewton de empuje reutilizables hasta veinte veces, mientras que la segunda etapa LM120 tendrá un único motor (una vez más, siguiendo el ejemplo de la distribución de motores Merlin 1D en el Falcon 9).


Cohete de metano NGL (ISRO).

A partir del NGLV/Soorya básico, la ISRO quiere desarrollar una familia de lanzadores más potentes. El NGLV con dos aceleradores S160 podrá colocar 32 toneladas en LEO. Previamente se habían anunciado dos versiones capaces de colocar 28 y 48 toneladas mediante el uso de cuatro aceleradores de combustible sólido S120 o cuatro etapas LM450, pero estas cifras eran para una capacidad básica de 17 toneladas, por lo que estas futuras variantes, de desarrollarse, tendrían una capacidad superior a las 30 y 50 toneladas, respectivamente. Un NGLV que pueda lanzar 30 o 50 toneladas en LEO es un paso fundamental para la ISRO y, sin duda, podrá jugar un papel esencial en la construcción de la BAS añadiendo módulos más pesados. De cara a una misión tripulada a la Luna, es factible imaginar un esquema de misión con tres o cuatro lanzamientos del NGLV pesado, una arquitectura algo más compleja que la que necesitará China, con dos lanzamientos del CZ-10 (en cualquier caso, la ISRO ha apuntado que podría desarrollar un superlanzador pesado derivado del NGLV).


Versiones pesadas del NGLV (Vikranth Jonna X: @VikranthJonna).

Variantes pesadas del NGLV con 28 y 48 toneladas de capacidad en LEO (ISRO).

Variantes de carga, tripulada y pesada del NGLV (ISRO).

El esquema elegido para BAS por la ISRO es único. Mientras la URSS, EE.UU. y China optaron por lanzar estaciones monobloque antes de apostar por estaciones multimodulares, India ha decidido saltarse esta parte del aprendizaje e ir directamente a por una estación espacial permanente formada por varios módulos, aunque más pequeños (solo las Tiangong 1 y 2 chinas, de 8,5 toneladas cada una, se parecen al esquema indio). Teniendo en cuenta que India todavía debe poner en servicio la nave Gaganyaan y practicar acoplamientos en el espacio, no es una apuesta trivial. Esperemos que les salga bien.


Planes espaciales de India en el espacio (ISRO).



Un microsatélite, una de las herramientas clave para la resistencia de Ucrania



Excepto la aparición de un suceso inesperado, en febrero de 2025 la guerra entre Rusia y Ucrania cumplirá tres años.

En un principio, se creía que Moscú obtendría un rápido triunfo ante Kiev. Sin embargo, Ucrania ha resistido mucho más de lo esperado.

En este sentido, entre muchas de las herramientas gracias a las que Ucrania está resistiendo se destaca un satélite financiado por crowdfunding que le está permitiendo a la inteligencia militar de Kiev observar a los rusos desde el espacio, detectar a sus tropas y destruir sus armas.

El país de Volodímir Zelenski le compró el microsatélite a la empresa finlandesa ICEYE, lo que le permitió destruir miles de objetivos militares, incluido el submarino Rostov del Don y el gran buque de desembarco de Minsk, entre otros.



Específicamente, Kiev adquirió la unidad en agosto de 2022 y, desde ese momento, tiene acceso a la base de datos de ICEYE.

Hasta esa fecha, Ucrania no contaba con satélites propios, por lo que el acceso a la tecnología ICEYE le permitió recibir imágenes exclusivas en cualquier condición meteorológica, a pesar de la lluvia, la nieve, la niebla, el polvo, de día y de noche.

Los satélites en miniatura de ICEYE utilizan tecnología de radar de apertura sintética (SAR, por sus siglas en inglés), como los SAOCOM, que recopila imágenes detalladas, mirando a través de las nubes, el follaje e incluso la noche al reflejar las ondas de radio de la superficie de nuestro planeta.

Por su parte, para Rusia esto implica que sea enormemente dificultoso esconder sus tanques o tropas.

Gracias a este satélite, combinado con el acceso a la base de datos ICEYE, Ucrania ha tenido acceso a más de 4.700 fotografías de objetivos militares rusos, incluidos 370 aeródromos, 238 posiciones de defensa aérea e inteligencia técnica de radio, 153 depósitos de petróleo y almacenes de combustible, 147 almacenes de misiles, armas de aviación y municiones, y 17 bases navales.

Según Kiev, el 38% de los datos obtenidos gracias a ICEYE se utilizaron para preparar ataques contra el enemigo.



Son argentinos, crearon un cohete innovador y triunfaron en el "Mundial" de Estados Unidos
Un equipo de estudiantes del ITBA diseñó una nave de más de 3 metros de altura, con propulsión híbrida, e hizo historia al finalizar en el podio de un certamen internacional.
por Matías Rufino



Trabajo y perseverancia son dos palabras que describen a la perfección a los estudiantes de ingeniería del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), quienes lograron un hito en la historia aeroespacial de la Argentina.

En poco más de nueve meses, plantearon un proyecto para construir un cohete, apodado "Lanín I" (relacionado con el nombre del volcán, ubicado en el sur del país), y participaron de uno de los certámenes más complejos en Estados Unidos, el Spaceport America Cup.

De esta manera, un equipo de aproximadamente 50 alumnos argentinos alcanzó el podio en la competencia, donde la precisión y la altura (tres kilómetros para su categoría) eran los principales lineamientos.


Estudiantes del ITBA marcaron un antes y un después en la historia aeroespacial del país

En diálogo con El Cronista, afirmaron que "siempre hay una gota de suerte como en cualquier competencia", pero destacaron que la propulsión híbrida, que involucra sustancias líquidas y gaseosas, fue el diferencial que los llevó a ser los pioneros en Latinoamérica en diseñar un motor de estas características.

A pesar de ya haber participado en 2023 con el cohete Theros III, este año lograron acaparar la atención de las autoridades del Spaceport America Cup. "El motor híbrido generó un impacto bastante grande en los jueces, más que nada porque no hay una cultura de lo aeroespacial en Argentina", explicó Juan Bautista Valero, director del proyecto y estudiante del ITBA.

Cohete Lanín I: cómo iniciaron el proyecto los estudiantes del ITBA

Dos años atrás, eran 10 estudiantes que desarrollaban cohetes muy pequeños. Ahora, con el correr del tiempo, el interés dentro de la facultad creció y ya agrupan a más de 50 alumnos, con la ayuda de profesores y profesionales.

"Es un proyecto bastante transversal, abarca a todas las carreras y años. Somos un equipo que desarrolla ingeniería aeroespacial y la universidad en sí es el principal sponsor (alrededor del 90% de los fondos). También utilizamos las sedes y laboratorios", detalló Valero.

Sin embargo, como líder del proyecto de "Lanín I", que mide 3,30 metros de altura y tiene 15 centímetros de diámetro, considera que este año fueron "más lejos desde el nivel tecnológico", ya que "la primera vez que participamos arrancamos con un lanzador hecho por nosotros, pero con un motor comprado".


Fases de diseño del cohete Lanín I

Con un motor híbrido diseñado por los estudiantes, más el desarrollo de tanques y válvulas, dieron un salto muy grande. "Solo ocho de los equipos, de un total de 150, presentaron este tipo de propulsión", señaló.

Debido a ello, en la categoría "Student Researched and Designed (SRAD)", el equipo argentino fue uno de los dos que lograron lanzar el cohete. A raíz de ello, Felipe Ranftl, también integrante del proyecto, celebró haber tenido la "oportunidad de competir en un certamen de esta índole".

Spaceport America Cup: cómo es el diseño del cohete Lanín I

Comenzaron con la idea del certamen en octubre, recibieron la aprobación en noviembre y se presentaron a competir en el Spaceport America Cup en junio. Así fue la acelerada travesía que llevaron a cabo los estudiantes del ITBA.

Se enfrentaron a un sinfín de proyectos, provenientes de universidades en Europa, Asia, Estados Unidos y otros países de Latinoamérica. Para ello, además de la gran injerencia económica de la universidad, también recibieron apoyo por parte LIA Aerospace y el Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa, entre otros. Además, otros sponsors brindaron materiales.

No obstante, el test final no pudo hacerse en el país. "El cohete en ningún momento lo pudimos lanzar acá. Lo hicimos en Estados Unidos", contó Fabrizio Iezzi, alumno y parte del equipo argentino.


Parte del equipo de trabajo del ITBA, quienes aseguraron que volverán a competir en 2025

Sin embargo, previo al viaje hacia los Estados Unidos, tuvieron que pasar una serie de fases preliminares para ingresar al certamen internacional. Así lo indicó Juan Bautista Valero, quien remarcó que "la competencia es de ingeniería" y, previamente, "se pretende chequear el paso del desarrollo".

Para ello, primero hay que presentar la propuesta y esperar la selección final. "Una vez que eligen a los equipos, se realiza una revisión preliminar de diseño, que sea algo lógico desde lo conceptual, luego una revisión crítica (seguridad del cohete) y, por último, antes de ir y con el cohete armado, se entrega en paralelo un documento que se llama technical report", reveló a El Cronista.

No obstante, se sinceró y explicó que en la competencia "uno gana por la performance, pero también por la calidad y la ingeniería de diseño, incluida en ese documento".

Estudiantes del ITBA: cómo sigue el proyecto sobre el cohete Lanín I

Los estudiantes del ITBA finalizaron entre los tres primeros equipos del Spaceport America Cup. A la espera del puntaje final, que determinará su ubicación en el podio, Lorenzo Colace, otro estudiante que integró el proyecto, aseguró que fueron "uno de los pocos en lanzar y recuperar el cohete, dentro de una de las categorías más desafiantes".

Teniendo en cuenta que el cohete fue 100% desarrollado en la facultad, Juan Bautista Valero ratificó que son los primeros (alumnos universitarios) en diseñar un proyecto de este calibre en la historia de Argentina. "Hay cosas que son infinitamente más fáciles de comprar en el exterior que acá", expresó.

Algunos de los estudiantes, con los que El Cronista conversó, no pueden dimensionar semejante logro. "Lo repetís y no parece cierto que hayamos participado en el Mundial de Cohetería", describió Felipe Ranftl.


Lanín I tiene más de 3 metros de altura y tiene 15 centímetros de diámetro.

Asimismo, confirmaron que el proyecto no queda en "stand by", dado que volverán a competir el próximo año y atenderán otro tipo de cuestiones.

"Aunque nos fue bien, no llegamos a la altura estipulada, nos quedamos un poco por debajo de los 3.000 metros. El cohete voló un poco más bajo de lo esperado por algunas cuestiones de la combustión, pero los objetivos del proyecto los cumplimos al 100%", confesó Santiago Ponte, quien valoró la iniciativa y afirmó que se dedicarán a refinar la propulsión de cara al 2025.



jueves, 4 de julio de 2024

La ONU condena la interferencia satelital rusa en Ucrania




La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), dependiente de la ONU, condenó una serie de incidentes que calificó como interferencia rusa en los sistemas de satélites de países europeos.

En el marco de la guerra en Ucrania, la UIT revisó la semana pasada una serie de quejas de Kiev y cuatro países de la Unión Europea (Francia, Países Bajos, Suecia y Luxemburgo), sobre interferencias satelitales en los últimos meses.

Según los denunciantes, los incidentes han interferido las señales de GPS, poniendo en peligro el control del tráfico aéreo, e interrumpiendo los canales de televisión infantiles para mostrar imágenes violentas de la guerra.



“La Junta expresó su grave preocupación por el uso de señales para causar interferencias dañinas intencionales”, expresó la Junta del Reglamento de Radiocomunicaciones de la UIT, con sede en Ginebra.

Además, dijo que las interrupciones en las redes de satélites de Francia y Suecia “parecían originarse en estaciones terrenas ubicadas en las áreas de Moscú, Kaliningrado y Pavlovka”, calificándolas de “extremadamente preocupantes e inaceptables”.

Por ello, instó a Moscú a cesar inmediatamente sus acciones y convocó una reunión entre los países afectados y Rusia para resolver los casos y evitar que se repitan.

Moscú, que niega haber violado las reglas de la UIT, también se había quejado de la supuesta interferencia satelital por parte de los países de la OTAN, aunque esto no fue tratado por el organismo.

Conformada por 193 Estados miembros, la UIT es responsable de regular y coordinar el sistema mundial de satélites: su constitución le encomienda la coordinación de los esfuerzos para eliminar las interferencias perjudiciales.