El acoplamiento del satélite Shijian 21 con el Shijian 25 y el espionaje en órbita geoestacionaria entre China y EE. UU.
Por Daniel Marín
A 36000 kilómetros sobre el ecuador terrestre se encuentra la órbita geoestacionaria (GEO), la región alrededor de la Tierra más densamente poblada por satélites hasta que comenzó el despliegue de megaconstelaciones en órbita baja (LEO). Como es sabido, la razón de esta popularidad es que desde GEO el periodo orbital de un satélite coincide con el periodo de rotación de la Tierra, por lo que un satélite en esta orbita estará situado sobre la misma zona de la Tierra continuamente —vamos a obviar aquí las diferencias entre órbita geosíncrona y geoestacionaria—, una ventaja más que obvia para satélites de comunicaciones y meteorológicos… tanto civiles como militares. Y es que en los últimos años hemos asistido a un renovado interés en las actividades en GEO por parte de Estados Unidos, China y Rusia. Por un lado, el 25 de febrero de 2020 el satélite estadounidense MEV-1, fabricado por Northrop Grumman, se acopló con el satélite de comunicaciones Intelsat 901, aumentando así su vida útil.
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Prototipo de satélite para trasvase de propelentes de SAST que podría ser similar al Shijian 25 (SAST). |
Se trató del primer acoplamiento en órbita geoestacionaria, al menos, que sepamos (quizá ha habido acoplamientos de satélites militares con anterioridad). El MEV-1 estuvo unido al I-901 hasta hace poco, el 9 de abril de 2025, cuando se separó del mismo para proceder a prolongar la vida útil de otro satélite, en este caso el Optus D3, no sin antes dejar al Intelsat 901 en una órbita de cementerio (se llaman así a las órbitas ligeramente por dentro o por fuera de GEO que no interfieren con los satélites activos). Por otro lado, en estos años también hemos visto un curioso, por llamarlo de alguna manera, juego del gato y el ratón entre satélites chinos, estadounidenses y rusos para espiarse mutuamente en órbita geoestacionaria. En concreto, en septiembre de 2016 el GSSAP-4 (USA-271) se acercó a unos 15 kilómetros del satélite militar chino TJS-1 y en agosto de 2020 este mismo satélite comenzó a seguir al satélite chino Shijian 20, que «huyó» poco después de su perseguidor hacia otra zona de GEO.
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El Intelsat 901 visto desde el MEV-1 con la Tierra al fondo antes del acoplamiento (Northrop Grumman). |
No se trata de acciones aisladas, ni mucho menos. Solo entre 2020 y 2021 los GSSAP se acercaron a menos de 150 kilómetros —u «orbitaron» alrededor— de los satélites chinos Tianlian 2-01, Beidou-2 G8, Shijian 13, TJS-2, TJS-3 o TJS-5. Estados Unidos ha lanzado un total de seis satélites espías GSSAP (Geosynchronous Space Situational Awareness Program), también denominados Hornet, en tres tandas (2014, 2016 y 2022). Por lo que sea, los GSSAP comparten el mismo fabricante que el MEV-1: Northrop Grumman (antes Orbital ATK). Los detalles de los mismos son clasificados, pero analistas chinos creen que su carga principal es una cámara con un diámetro de unos 50 centímetros que le permite obtener fácilmente imágenes de alta resolución de los satélites chinos y rusos acercándose a una distancia de entre 10 y 100 kilómetros, aproximadamente (los GSSAP también se han usado para espiar satélites de fabricación rusa en GEO, entre ellos el Ekspress AM-8, el Luch —a su vez un satélite espía ruso—, el Paksat 1R, el Blagovest o los Ráduga 1 M2 y M3).
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Satélites espías GSSAP (Wang Jiulong et al.). |
En enero de 2022 el satélite Shijian 21 (SJ-21 o 实践二十一号) se acopló con el satélite de posicionamiento Beidou-2 G2 (Compass-2 G2) y lo movió 3000 kilómetros a una órbita de cementerio. El Beidou-2 G2 había sido lanzado el 14 de abril de 2009, pero dejó de funcionar en 2010. Por su parte, el Shijian 21, que fue lanzado el 24 de octubre de 2021 mediante un CZ-3B y tiene una masa inferior a las 5,5 toneladas, incorpora un sistema de acoplamiento, probablemente un tipo de brazo robot, que le permite acoplarse a otros satélites, incluso aunque estén inactivos (los detalles del SJ-21 son secretos y no se ha publicado ninguna imagen real del mismo). Con este acoplamiento, que tuvo lugar poco más de un año después del logrado por el MEV-1, China se convertía en el segundo país en realizar un acoplamiento en GEO y en el primero en retirar un satélite inactivo hacia una órbita cementerio. Sin embargo, el experimento de basura espacial también despertó el interés del Pentágono, pues obviamente la tecnología del Shijian 21 puede usarse para dejar fuera de servicio satélites de otros países (a pesar de que una acción de este tipo supondría un acto de guerra).
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Aproximación del SJ-21 al Beidou-2 G2 (ExoAnalytic Solutions). |
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Emblema de la misión Shijian 21, el remolcador chino de GEO (Weibo). |
En junio de 2022 EE. UU. decidió que era hora de volver a espiar a sus vecinos chinos y mandó el GSSAP-3 (USA-270) a las cercanías de los satélites Shiyan 12-01 y 12-02, lanzados conjuntamente en diciembre de 2021 mediante un CZ-7A. Sin embargo, la sorpresa del Pentágono fue mayúscula cuando estos maniobraron en direcciones opuestas para alejarse del «satélite acosador» estadounidense y luego uno de ellos regresó para espiar de cerca al satélite espía norteamericano por otra dirección con una iluminación más favorable. La estrategia da a entender que los chinos habían planeado desde el principio que el GSSAP se acercase primero a los Shiyan para luego aprovechar y espiarlo directamente sin que fuese el país asiático el que iniciase las maniobras hostiles, una suerte de «el cazador cazado», versión geoestacionaria. En marzo de este año el Shiyan 12-02 volvió a tomar la iniciativa y se acercó al GSSAP-4 (tanto la serie Shijian —实践, ‘práctica’ en mandarín— como la Shiyan —实验, ‘experimento’— se usan como «marcas blancas» genéricas para tanto satélites militares como experimentales… o militares y experimentales).
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Maniobra de aproximación del GSSAP-4 al Shijian 20 (Wang Jiulong et al.). |
Las maniobras «fisgonas» —algunos llamarían agresivas y contrarias a las normas internacionales— de los GSSAP han seguido ininterrumpidas: en mayo de 2024 el GSSAP-4 pasó cerca del TJS-9 y en abril de este año, el GSSAP-5 (USA-324) se acercó a menos de 20 kilómetros de los satélites militares chinos TJS-16 y TJS-17 (en esta ocasión, los satélites chinos no se movieron). El interés es lógico, pues los TJS-15, 16, 17 y 19 se han lanzado todos con pocos meses de diferencia este mismo año y parecen tener un mismo objetivo —¿espionaje electrónico desde GEO como los Orion del Pentágono?— teniendo en cuenta que comparten el mismo diseño de emblema de misión (sí, obviamente es una evidencia muy débil). Por cierto, lo has adivinado: la serie TJS (Tōngxìn Jìshù Shìyàn / 通信技术试验) o TJSW (Tōngxìn Jìshù Shìyàn Wèixīng / 通信技术试验卫星), ‘satélite experimental de comunicaciones’ en mandarín, es otra marca blanca para satélites militares, aunque la mayoría sí que parece que se usan para comunicaciones.
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Lanzamiento del Shijian 25 (CASC). |
El 6 de enero de este año entró en juego un nuevo actor cuando fue lanzado el Shijian 25 (SJ-25 o 实践二十五号) mediante un CZ-3B desde Xichang. A diferencia de las misiones anteriores, de las cuales apenas se publicaron detalles, los medios chinos anunciaron que el Shijian 25 había sido fabricado por la corporación estatal SAST y que su objetivo era experimentar el trasvase de propelentes en órbita geoestacionaria. En los últimos años, SAST ha hecho público el diseño de un satélite para repostar otros satélites en GEO, así que es de esperar que el SJ-25 se parezca a estos prototipos. Desde el principio se vio que la trayectoria del SJ-25 lo situaría cerca del Shijian 21 en GEO —longitud 127,5º este—, así que se esperaba que este sería el satélite objetivo. Recordemos que el SJ-21 fue el satélite que se acopló con el Beidou-2 G2 y lo remolcó fuera de GEO.
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Posible aspecto del Shijian 25 (o quizá el Shijian 21) (SAST). |
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Emblema de la misión Shijian 25 (CASC). |
El 11 de junio el Shijian 25 se acercó al Shijian 21 a menos de 50 kilómetros, reduciendo la distancia por debajo de 10 kilómetros al día siguiente. Luego fue el Shijian 21 el que maniobró hasta quedar a menos de 1 kilómetro del Shijian 25. El 13 de junio entre las 11:30 UTC y las 13:00 UTC los dos satélites se acercaron a escasa distancia, pero no está claro si llegaron a acoplarse. En cualquier caso, se separaron poco después hasta alejarse unos 150 kilómetros. Por fin, entre el 2 y el 6 de julio los dos satélites se acoplaron y, probablemente, el Shijian 25 procedió a trasvasar propelentes hipergólicos al Shijian 21, aunque se desconoce si la maniobra ha tenido éxito. Aunque se ha publicitado en algunos medios como el primer trasvase de propelentes en el espacio, no olvidemos que ese mérito corresponde a la nave de carga soviética Progress 1, que en enero de 1978 se acopló con la Salyut 6 y trasvasó propelentes a la estación espacial. Tampoco es el primer trasvase de propelentes en órbita para China, una maniobra que ejecutan las naves de carga Tianzhou desde 2017 ni el primer acoplamiento automático entre satélites no relacionados con una estación espacial, pues ya en 2013 el Shiyan 7 usó un brazo robot para acoplarse con un subsatélite en órbita baja.
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Situación del Shijian 21 y 25, además de los GSSAP-3 y 4 antes de las maniobras de proximidad (https://x.com/COMSPOC_OPS). |
No obstante, sí es el primer trasvase de propelentes en órbita geoestacionaria y, además, el primero que se realiza a un remolcador orbital como es el Shijian 21. Tras haber leído todo lo anterior, a nadie le puede extrañar que durante todo este proceso los GSSAP-3 y GSSAP-4 han estado cerca de ambos satélites (especialmente el primero). Sea como sea, y dejando las persecuciones orbitales a un lado, la combinación de remolcadores como el Shijian 21 y naves de repostaje como la Shijian 25 podrían eliminar el problema de la basura espacial en órbita geoestacionaria. En órbita baja el desafío es mucho mayor por una simple cuestión de velocidades relativas y planos orbitales, pero por algún lugar hay que empezar.
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