viernes, 4 de septiembre de 2009

Brasil: US$ 8.500 millones en submarinos y helicópteros

Se los comprará a Francia. Lula anticipó que podrían agregar 34 cazabombarderos

Por: Eleonora Gosman


El parlamento brasileño autorizó a Lula da Silva a gastar 8.500 millones de dólares (6.080 millones de euros) para adquirir en Francia 5 submarinos, uno de ellos nuclear, y 50 helicópteros. Lula anticipó ayer que podría cerrar un tercer negocio con el presidente Nicolás Sarkozy, quien visitará Brasilia el domingo y lunes próximos. Se trata de la compra de 36 aviones cazas por otros 4.000 millones de dólares. En este último caso, todo va a depender de que la empresa francesa Dassault, fabricante del Rafale, acepte transferir tecnología, tal como ya se pactó en los otros dos encargos.


Los helicópteros serán provistos por el consorcio Helibras y Eurocopter entre 2010 y 2016. En cuanto a los submarinos, el proyecto prevé la construcción de un Scorpene nuclear cuya carcasa e instrumental de precisión serán franceses y la planta atómica propulsión brasileña. En los cazas, Dassault compite por ahora con aviones Gripen de la sueca Saab y el F/A18 Super Hornet de la norteamericana Boeing. Según declaró Lula, Brasil decidirá las compras de armas sofisticadas en función de las transferencias tecnológicas que permitan fabricar partes y piezas en empresas brasileñas. Dijo que hasta ahora "Francia es el único país importante dispuesto a discutir ese tema con nosotros".

Esta preferencia brasileña por Francia se consolidó durante la visita de Sarkozy a Brasil a fines del año pasado, cuando se firmó un acuerdo para una asociación estratégica en defensa.

La disponibilidad de los recursos fue votada en tiempo record por el Senado: fue antes de ayer y en apenas 48 horas. La financiación para los submarinos proviene de un consorcio de bancos franceses conformados por el BNP Paribas, por el Societé Générale, por el Calyon, el Credit Industriel et Commercial, el Natixis y el español Santander. La presencia de este último se debe a que partes del Scorpene son fabricadas en España.

Cuando se lee la historia de la participación brasileña en la Segunda Guerra Mundial se puede entender por qué la insistencia de contar con submarinos que patrullen el extenso litoral atlántico. Brasil entró en guerra con el Eje en enero de 1942 . Fue Getulio Vargas quien promovió la ruptura de la neutralidad a favor de EE.UU. a pesar de la oposición de dos vecinos importantes: Argentina y Chile y de los generales brasileños que sabían que Brasil no contaba con el equipamiento necesario para enfrentar a la alianza alemana e italiana que actuaba en el Atlántico. La promesa de ayuda del norteamericano Roosevelt se demoró mucho y decenas de cargueros brasileños fueron hundidos por la marina germánica.

Las épocas son bien diferentes. Y las necesidades también. Pero en las decisiones militares hay raíces históricas. Hoy tienen objetivos precisos. Uno de ellos es, justamente, preservar de una eventual actitud "invasora" sobre las cantidades enormes de petróleo (estimadas como mínimo en 14.000 millones de barriles de crudo de la mejor calidad) distribuidas en la costa que va desde San Pablo a Espírito Santo. Petrobras ha dicho que esa línea de reservorios continúa más al sur del estado paulista. Incluso, se habla de cuencas en la plataforma marina uruguaya y argentina. De ahí la preocupación de Brasil por las bases militares en Colombia. Eso explica la celeridad del Congreso en resolver la cuestión financiera que permita equipar la Marina, la Aeronáutica y el Ejército del país. En ese marco se incluye el nuevo negocio en ciernes: el de los cazabombarderos. La preferencia por Francia no es una cuestión de alianza geopolítica: para ambas partes implica un negocio. En un caso es dinero y en el otro es militar. Lula fue clarísimo en las declaraciones dadas a la francesa TV5, en una entrevista exclusiva a la que indicó que su país, por el tamaño que tiene (y las consecuentes necesidades de defensa), aspira a contar con la tecnología armamentística más avanzada. Eso sólo se hace con transferencias de conocimientos.

Fuente: Clarin.com

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