El ex jefe de la patronal promueve la creación de un partido euroescéptico
¿Tendrá Alemania su Tea Party?
La Vanguardia
¿Llegará a madurar en Alemania algo
parecido al Tea Party estadounidense? Muchos creen que algo similar ya
está germinando y que su terreno no es otro que el rechazo a los
créditos y salvamentos destinados a países europeos endeudados. De lo
que no hay duda es de que si ese rechazo llegara a concretarse
políticamente, el ex jefe de la patronal Hans-Olaf Henkel será la
persona clave.
Con un pasado de alto ejecutivo de IBM, consultor y
banquero de inversión, Henkel fue, entre 1995 y 2000, presidente de la
patronal BDI, uno de los grandes poderes fácticos de Alemania, contra el
cual no se puede gobernar. Hoy es consejero de media docena de grandes
empresas alemanas y el segundo tertuliano más presente en programas de
televisión y radio.
Henkel apoya con pocos matices las tesis del
ex consejero del Bundesbank Thilo Sarrazin sobre la degeneración de
Alemania a causa de la afluencia de emigrantes, que son descritos como
culturalmente tarados para la eficacia y la honradez. El año pasado
publicó un libro titulado Salvar nuestro dinero, cuyo subtítulo era La
euroestafa amenaza nuestro bienestar. Desde entonces propone la creación
de dos euros en Europa. Los países serios del norte –alemanes,
finlandeses y holandeses– tendrían un euro duro, mientras que a los
"alegres gastadores" e incapaces de disciplinarse meridionales, con
Francia a la cabeza, les correspondería un euro blando.
Organizado
en las iniciativas Zivile Koalition y Abgeordnetencheck.de (control del
diputado), Henkel está sembrando su discurso eurófobo por los medios de
comunicación y en charlas de pago realizadas por toda Alemania, que,
según sus organizadores, encuentran un público numeroso y entusiasta. El
discurso conecta con la opinión pública, a la que, por falta de coraje y
seguidismo populista, el Gobierno alemán no ha explicado la simple
realidad: que Alemania no sólo fue la inventora y gran beneficiaria del
euro, sino que tiene mucho que perder si el euro se rompe.
El 29
de septiembre, durante la votación para ratificar el Fondo Europeo de
Estabilidad Financiera (FEEF) en el Bundestag, la canciller Merkel sudó
tinta para mantener la disciplina de voto en su partido sin perder la
mayoría. Se rebelaron diez diputados, más otros cinco de los liberales
del FDP, pero era en la calle donde la brecha era, y es, verdaderamente
crítica: un 19% de los ciudadanos aprueba la ampliación del FEEF
mientras que un 75% lo rechazaba, señalaron las encuestas.
Recoger
políticamente ese descontento puede resultar muy tentador,
especialmente para partidos que van de capa caída. Es el caso del FDP,
convertido en extraparlamentario al no superar el 5% de los votos en
diversas elecciones regionales de este año.
La meta de Zivile
Koalition es impedir la Transferunion, la anatemizada "unión de
transferencias" en el seno de la UE, en la que los más boyantes
transfieren fondos a los menos, como los fondos de compensación y
nivelación que funcionan entre las regiones de cualquier país, Alemania
incluida. Un lema de Henkel es la afirmación de que no son críticas como
las que él formula las que dividen a Europa, sino que es el euro quien
está dividiendo a la Unión Europea. La organización
Abgeordneten-check.de ha enviado más de 200.000 mensajes euroescépticos a
los diputados. Euroescépticos notorios como el diputado liberal Frank
Schäffler, uno de los que votaron en contra el día 29 en el Bundestag, o
el jurista Albrecht Schachtschneider, especialista en pleitear contra
el euro ante el Tribunal Constitucional, se han unido a Henkel.
El
proyecto del ex jefe de la patronal es intentar arrastrar al FDP hacia
una decisión radicalmente adversa a todo fondo de estabilidad del euro,
cosa que podría decidirse en un referéndum interno del partido en los
próximos meses. Si eso no se consiguiera, entonces habría que crear una
fuerza política nueva, dice Henkel. La Fundación de Empresas Familiares,
otra importante organización de pequeñas y medianas empresas, con
200.000 afiliados y próxima a la CDU, el partido de la canciller, ha
calificado de "desastrosa e irresponsable" la política del Gobierno de
Angela Merkel en la crisis griega. El nerviosismo ante este escenario se
palpa en la CDU.
El ministro de la Cancillería y mano derecha de
Merkel, Ronald Pofalla, tuvo la semana pasada palabras inusualmente
groseras contra su colega de partido Wolfgang Bosbach, jefe de filas de
los euroescépticos en la CDU. "Estás volviendo loca a la gente con toda
esa mierda", le dijo. El no haber explicado las cosas a tiempo en su día
por miedo al desgaste podría cobrarse ahora una factura mucho mayor.
La réplica británica se prepara para tomar las calles
El
país del té ya tiene su Tea Party. No tan poderoso ni mucho menos como
el de EE.UU., pero con 55.000 seguidores y una agenda perfectamente
definida: que haya que pagar los menos impuestos posibles. La llamada
Alianza de los contribuyentes (Taxpayers Alliance) está en contacto con
el movimiento norteamericano y diversos lobbies ultraconservadores de
Washington –como Freedom Works– y Europa para desarrollar "mecanismos de
protesta masiva" que lleven su causa a las calles británicas. "Ha
llegado nuestra hora", dice Matthew Elliot, fundador de la organización.
Menos presión fiscal y un gobierno más pequeño son el leitmotiv de la
versión inglesa del Tea Party, que, a diferencia de su hermano mayor
del otro lado del Atlántico, no pone énfasis en las cuestiones
religiosas y culturales, vuelca todo su peso en las económicas y aprueba
la política de drásticos recortes presupuestarios de David Cameron para
regular las finanzas nacionales. En cambio, discrepa del primer
ministro en su decisión de no bajar por el momento los impuestos.
Fuente: Rebelion.org
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