Indignados, productores e interclasistas: esta es la China que se rebela
china-files.com
Traducción Susana Merino |
Estos son los
indignados con características chinas. Occidente - acostumbrado a
proyectar la imagen de sí mismo en todo el mundo, como si representara
el todo y no una parte – los esperaba pero tal vez bajo la forma de
disidencia política. China plantea en cambio a su modo, totalmente
materialista, una lucha común a nivel global contra el capital
financiero que primero promete y luego hambrea.
Actualizado el 29 de octubre
Esta
mañana fue oficializado el bloque de aumentos de impuestos previsto
antes de los disturbios que se han producido en los alrededores de
Huzhou.
El South China Mornig Post ha incluido algunos
testimonios: “Mi jefe me ha ordenado volver mañana al trabajo, de lo
contrario me pondrá en una lista negra” dijo un trabajador agregando que
muchos habían rechazado este tipo de órdenes. “No quiero ir a trabajar
porque el gobierno está creando una atmósfera de tensión con el envío de
policías armados. Esos gestos solo consiguen aumentar el
resentimiento”.
El trabajador entrevistado confirma la mención de
que existen posibles muertos en las refriegas; “he visto a dos
trabajadores inmigrantes desmayarse después de haber sido golpeados por
la policía armada, pero las autoridades locales afirman que no ha habido
ningún muerto”
La crónica
El South China
Morning Post ha definido hoy -28 de octubre – a los indignados chinos.
No tienen “hastag” en Twitter, stickers stilosi y voceros conocidos pero
están enfurecidos: se trata de propietarios de pequeñas empresas y de
sus trabajadores. Luego de un período de crisis ocasionado por la falta
de créditos bancarios, se volcaron ayer a las calles para protestar por
el aumento de los impuestos. Una novedad absoluta en China: pequeños
patrones y trabajadores juntos contra la autoridad.
Sucedió en
Huzhou, en Zhejiang, considerada la capital mundial de la ropa para
niños, en donde se fabrica toda la ropa para los pequeños chinos y
occidentales, en donde se ha iniciado una nueva etapa de protestas en
China.. Después de haber rechazado el pago de impuestos, la protesta se
inició en una pequeña fábrica de ropa que llevó a los propietarios y a
sus trabajadores a destruir estructuras públicas y a volcar e incendiar
vehículos. Se trata de un fenómeno nuevo en China, que por primera vez
ve a los pequeños empresarios y a los trabajadores en una lucha
común.
Esta situación, en una región que constituye el pulmón económico
del país, ha vivido así un aumento de la tensión. Luego de la fuga de
muchos empresarios, acosados por los usureros y la quiebra de pequeñas y
medianas empresas, la protesta ha desembocado en choques. Serían 28 los
detenidos. Mientras las fuerzas del orden tratan de devolver la calma a
la ciudad. El descontento, sin embargo, no se limitaría a Huzhou, toda
la región se halla en estado de fibrilación, en espera de las nuevas
intervenciones del gobierno central. Xinhua ha referido que varios
agentes de policía y funcionarios de la administración ciudadana han
sido heridos cuando otros 100 manifestantes se dirigieron a la sede del
gobierno, arrojando piedras contra los edificios y destruyendo farolas y
anuncios.
Siempre según la agencia oficial china, la violencia
se habría desencadenado el miércoles cuando una gran cantidad de
manifestantes bloqueó la calle principal y un vehículo atropelló a diez
manifestantes. Según lo informado por los medios locales, la turba de
manifestantes habría abandonado las oficinas del gobierno en la noche
del miércoles, pero reuniéndose en las primeras luces del jueves 27 de
octubre habrían asaltado nuevamente el palacio destruyendo por lo menos
diez autos estacionados en las cercanías y otros edificios públicos.
Según
comentaron algunos habitantes de la zona a través de Weibo, el Twitter
chino, los manifestantes serían miles en realidad, mientras que no se
conoce aún la cantidad de heridos entre los manifestantes. El incidente
ha sido el último de una serie de sublevaciones en masa que han golpeado
a las regiones meridionales en los últimos meses. En setiembre
centenares de residentes habían bloqueado una calle y tomado la estación
de policía del pueblo de Wukan, para protestar contra la presunta
cesión de un criadero de cerdos de propiedad colectiva. Según algunos
bloggers la ira habría sido provocada por el aumento de los impuestos,
como fue el caso de una fábrica a la que le fueron aumentados los
impuestos sobre las propias máquinas de coser.
El comentario
Entre
el miércoles y el jueves, centenares (según Xinhua) o millares (según
testimonios locales) de pequeños empresarios y sus empleados se
dirigieron a la plaza de Huzhou, en Zhejiang, y asaltaron edificios
públicos e incendiaron automóviles en protesta contra el aumento de los
impuestos locales. La rebelión transversal, una verdadera alianza
entre las clases productivas, pone en la mira a los símbolos del poder
político y desciende directamente desde el ahogamiento crediticio a
las pequeñas empresas, impuesto desde el gobierno para frenar la
inflación, estrangulando de hecho al sector que ha sido la columna
vertebral del boom chino. Fin de la financiación, aumento de los
impuestos, disminución de las órdenes (de compra) internacionales,
aumento de la inflación, una mezcla letal para una pequeña industria que
a través de la exportación ha remolcado al país a lo largo de treinta
años.
El South China Morning Post los ha llamado “indignados”: ¿un
caso? Si se quiere, se trata de una protesta que se parece más a las
decadencias italianas que a la conciencia mostrada por el movimiento en
el resto del mundo. Pero las imágenes no engañan: si entre nosotros el
resultado violento ha sido provocado por un empujón ideológico – la
premeditada acción del Black Bloc que no se sabe cuando se infiltró –
que se parece a millares de “incidentes” que se verifican anualmente, y
también esto nos recuerda un poco a China.La ausencia de los llamados
“cuerpos intermedios” y de un cumplido estado de derecho no deja más
que una salida: la explosión. Luego de esto, será el mismo poder
político quién intente introducir en el sistema lo que pueda reforzarlo
y hacerlo progresar, reprimiendo lo indigerible, lo que podría
convertirse en un cáncer que lo consuma internamente.
Si no se logra
sobrevendrá el caos, el desorden, la idea que más aterra a toda China.
Lo que esta revuelta tiene de común con el resto del mundo es el
enemigo: la economía financiera que traiciona las expectativas y hace
recaer en los trabajadores los costos de su fracaso. Lo nuevo y
específico es la inédita alianza entre productores.Y lo de Huzhou, más
emparentado si se quiere con las manifestaciones de la clase media en
Dalian, contra el establecimiento químico que contamina el aire, que a
las recurrentes revueltas de los campesinos de tierras expropiadas nos
recordará tal vez el contexto de la Revolución Francesa, cuando las
nuevas clases burguesas emergentes no encontraron ya más en el antiguo
Régimen el humus que podía garantizarles su crecimiento futuro. Y lo
decapitaron. Lo que parece leerse entre líneas –con todos los beneficios
de inventario que esta sorprendente China nos ofrece – es una siempre
mayor dificultad para el poder político en cuanto a prever estos
inéditos acontecimientos.
En Pekin se dan muy bien cuenta de ello: en las
provincias las autoridades locales, actúan a distancia de su mirada, a
menudo en condiciones de emergencia financiera que las obligan a vender
tierras a los especuladores edilicios o como en este caso a aumentar
los impuestos. Y cuando tales medidas se suman a otras resoluciones del
gobierno central, como por ejemplo la reducción del crédito, el efecto
destructivo se multiplica y se debilita el control. Es como si el centro
y la periferia se ignorasen. El próximo cambio podría ser por lo tanto
el del propio poder político y de su organización territorial.
Obviamente “según las características chinas”
Fuente: Rebelion.org
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