Bosnia: wahabismo, antecedentes y evolución
Eurasian Hub
28 de octubre: Mevlid Jašarević se pasea armado con un fusil de asalto, en pleno centro de Sarajevo, tras haber disparado contra la Embajada delos Estados Unidos en la capital bosnia. El incidente duró cuarenta minutos hasta que fundamentalista, procedente del Sandzak, fue herido por la policía en una pierna, y detenido. En el articulo que sigue a continuación, el historiador italiano Alfredo Sasso, especializado en movimientos políticos bosnios, hace un análisis sobre la situación del wahabismo en esa república, quees traducción del original, publicado en EaST Journal. Alfredo Sasso es miembro de Eurasian Hub y el Grup de Recerca en Història Actual (GReHA) de la UAB

El
ataque a la embajada de EE.UU. en Sarajevo ha llamado la atención sobre
el papel del Islam radical en Bosnia y la amenaza que puede comportar, a
día de hoy, para la estabilidad política y la convivencia pacífica.
Vale la pena mencionar los dos principales antecedentes: el bombardeo de
los cuarteles de Bugojno, ciudad del centro-oeste de Bosnia, donde en
junio de 2010 una bomba mató a un policía; la violenta agresión contra
le Queer Sarajevo Festival en septiembre de 2008, cuando exponentes
wahabitas hirieron y amenazaron a los anfitriones de la QSF. La Agencia
de Seguridad e Inteligencia (OSA) cree que los wahabíes en Bosnia son
unos 3.000. Algunos, como el experto antiterrorista Dževad Galijašević,
consideran que esta cifra deberá ser revisado al alza. Sin embargo, la
presencia local y la capacidad para coordinar estos movimientos aún
parecen, en la actualidad, relativamente pequeñas y no justifican las
simplificaciones y la paranoia mediática, siempre en boga en los medios de comunicación occidentales sobre una posible deriva fundamentalista en Bosnia-Herzegovina.
Lo
que preocupa a los analistas y la opinión pública, en lugar de la
eficacia real, es el potencial de crecimiento del islam radical en
Bosnia. Hay dos factores principales de alarma; la primera, la relativa
facilidad para encontrar armas y material para llevar a cabo posibles
ataques terroristas en la bosnia de la posguerra; y el segundo, la
capacidad de abrir brecha entre los jóvenes, ofreciéndoles un.aparente
remedio a su frustración a través del adoctrinamiento, la militancia y
las prácticas sociales de tipo fundamentalista. El protagonista del
ataque de la embajada de EE.UU., Mevlid Jašarević,sólo tiene 23 años. Al
igual que muchos jóvenes que frecuentan Gornja Maoća, base de
operaciones del islam radical en Bosnia.
Las fuerzas de seguridad
bosnias ya habían hecho indagaciones sobre los wahabíes: la primera
operación policial en Gornja Maoća se remonta a febrero de 2010
, una intervención de gran estilo, con la inusual participación
conjunto de la policía de las dos entidades (la República Srpska y la
Federación de Bosnia y Herzegovina). Sin embargo, las investigaciones y
la prevención fueron cualquier cosa menos eficaces: sólo cuatro meses
más tarde tuvo lugar el atentado en Bugojno. Lo mismo puede decirse en
el caso de Jasarevic, cuyo perfil personal, contactos y movimientos eran archiconocidos por la policía, lo cual no impidió que el muchacho se presentara armado y sin ser molestado frente a la embajada estadounidense.
Sobre
la eficacia en las investigaciones influye negativamente la dispersión
de la información y la coordinación entre los diversos servicios de
seguridad bosnios: la OSA (Agencia para la Seguridad y de Inteligencia) y
el SIPA (Agencia Estatal de Investigación y Protección), sin contar a
la policía de las diversas entidades, cantonal y de frontera. Es
característica la confusión sobre factor particular, esencial para el
desarrollo de la investigación de la Embajada: la información acerca de
cuándo tuvo lugar la entrada de Jašarević en Bosnia. De acuerdo con el
Director de la OEA, esto ocurrió en la mañana del mismo día del ataque,
pero el subdirector de la Policía de Fronteras lo negó, diciendo que el
atacante estaba en territorio bosnio desde agosto.
Es obvio y
casi trillado desrtacar que el radicalismo encuentra terreno fértil en
el clima de fanatismo permanente propagado por los partidos
nacionalistas y la mayoría de las élites políticas bosnias. Sin embargo,
el extremismo religioso es sólo una de las válvulas de escape de las
dificultades económicas y sociales. Vlado Azinović, profesor de Estudios
de Seguridad de la Universidad de Sarajevo, advierte sobre tres factores de desestabilización:
los ataques de grupos extremistas, los enfrentamientos entre grupos
ultras y las amenazas a ex refugiados que regresan después de la guerra.
En el último mes ya se ha materializado las dos primeras condiciones:
los primeros enfrentamientos graves entre grupos ultras
en Banja Luka, Mostar y Sarajevo; a continuación, el ataque a la
Embajada de EE.UU.. En ausencia de indagaciones policiales y respuestas
políticas a estas amenazas pueden llegar a ser algo más que meramente
potenciales.
Fuente: Rebelion.org


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