La guerra del ciberespacio
Página 12
Hay gobiernos que trinan y no precisamente con dulzura. Japón sufre ciberataques varios: la Cámara de Diputados y aun algunas embajadas en el exterior han recibido e-mails con virus que infiltraron el Ministerio de Relaciones Exteriores. El Ministerio de Industria y Comercio fue espiado (www.wsj.com, 27-10-11). La policía investiga, pero Tokio está preocupado por la vulnerabilidad de sus sistemas cibernéticos. También Israel.
El domingo 6, los dominios de Internet del Shin Bet, el Mossad y de
los Ministerios del Interior y Salud Pública fueron inaccesibles para
quien quisiera “visitarlos”. Dos días antes, el grupo Anonymous había
amenazado con hackearlos porque la marina israelí interceptó dos naves
portadoras de ayuda para Gaza (www.jpost.com,
6-11-11). La voz de un video que el grupo subió a YouTube acusó a
Israel de “piratería en alta mar” y señaló que “no había otra
alternativa” que atacar si el gobierno israelí mantenía el cerco de
Gaza. El verbo “atacar” suele formar parte del glosario bélico. En este
caso, sin bombardeos, cañonazos o invasiones terrestres.
El desasosiego es mayor y más explícito en Gran Bretaña y EE.UU. “El
volumen de los delitos y ataques por e-mail al gobierno y a la
industria sigue siendo perturbador”, señaló Iain Lobban, director de la
oficina de espionaje de las comunicaciones del Foreign Office. “Puedo
dar testimonio –agregó– de los intentos de robar ideas y diseños
británicos en los sectores de la defensa, energía, tecnología,
ingeniería y otras industrias para obtener ventajas comerciales o
aprovechar el conocimiento de arreglos contractuales secretos” (www.timesplus.co.uk, 31-10-11). Lobban lanzó un alerta: todo ello es una amenaza a la economía del país.
Una reciente investigación del Anti-Phi-shing Working Group revela
que el número de dominios, falsos o reales, dedicados al espionaje
cibernético, así como el de sus ataques, se incrementa en todo el mundo a
pasos acelerados. En el período que se extiende de 2009 al primer
semestre de este año, la cantidad de robos informáticos pasó de 55.698 a
115.472, y la de dominios, simulados o no, de 34.513 a 94.383 (www.fiercegovernmentit.com,
8-11-11). Los phishers han encontrado métodos para infectar “decenas,
centenares y hasta miles de sitios a la vez, dependiendo del servidor”,
subraya el estudio.
Un informe del Ejecutivo Nacional de Cointrainteligencia de EE.UU.
destaca que el espionaje cibernético es la amenaza principal que se
cierne sobre la economía estadounidense (www.odni.gov,
octubre 2011). Indica que los servicios de inteligencia, las empresas
privadas, las instituciones académicas y de investigación y ciudadanos
de numerosos países saquean la información económica y tecnológica del
país. Desde adversarios persistentes como China y Rusia hasta “algunos
aliados... que gozan de un amplio acceso a los organismos del gobierno”.
Lo hacen mediante todas las técnicas de espionaje conocidas (Humint) y
con métodos cibernéticos de vanguardia, como Rusia.
Las consecuencias de esta situación pueden ser catastróficas, según
Richard Clarke, ex asesor de tres presidentes y ex jefe de los servicios
de seguridad cibernética de EE.UU. Aseguró que, si continuara en su
cargo, “aconsejaría al presidente que se abstuviera de atacar
(militarmente) a otros países, porque mucho de ellos, incluidos China,
Corea del Norte, Irán y Rusia, podrían responder con ataques
cibernéticos que devastarían plantas de energía, redes bancarias o
sistemas de transporte... Todo el sistema económico estadounidense
podría ser aplastado, porque no tenemos hoy la manera de defenderlo” (www.nytimes.com, 7-11-11).
Hay quienes han propuesto métodos para evitar esos desastres
eventuales. El ingeniero ruso Eugenio Kaspersky, especializado en
seguridad antivirus, explica que “todo el mundo debería tener una
identificación, un pasaporte de Internet” (www.theregister.co.uk,
7-11-11). Sería un excelente instrumento para detectar y clausurar las
críticas a los gobiernos que los blogs y las redes sociales difunden.
China anunció nuevos ajustes en la materia: el número de participantes
en esos medios ascendió a 195 millones de personas a fines de junio, el
triple de medio año atrás (www.guardian.co.uk, 26-10-11).
Días después, el subsecretario del Departamento de Seguridad
Interior de EE.UU., Caryn Wagner, “declaró que el gobierno teme una
inquietud social como la de Túnez en diciembre pasado y que desea
utilizar los servicios de los medios sociales como Twitter para
monitorear a su propia población” (www.corbettreport.com,
10-11-11). El premier británico David Cameron habló ya de la necesidad
de establecer un equilibrio entre la ciberseguridad y la libertad de
palabra (www.theregister.co.uk, 1-11-11). No hace falta mucha especulación para saber adónde esto conduce.
Fuente: Rebelion.org


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