¿Se prepara un "Golfo de Tonkín" persa?
El portaaviones "USS Enterprise" como cebo
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
El portaaviones Enterprise ha llegado al Golfo Pérsico, aunque antiguo y lento es un pararrayos potencial en la guerra contra Irán. Como me dijo un marino retirado el mes pasado: “Un par de torpedos harían tambalear la cosa, y nos veríamos de nuevo ante el Álamo, el Maine, el Lusitania, Pearl Harbor, el Golfo de Tonkín y el 11-S, con Irán en el punto de mira”.
El
Enterprise se suma innecesariamente al grupo de ataque del portaaviones
Lincoln de 100.000 toneladas que ya está en el Golfo con su tripulación
de 3.200 personas. TV-Novosti informó el 10 de abril de que el
presidente Obama envió al Golfo en marzo su segundo grupo anfibio de
ataque. Esos barcos armados incluyen un submarino nuclear, un escuadrón
de helicópteros y más de 2.000 marines.
Con 51 años, el
Enterprise es el barco más antiguo de la Armada y ha estado en acción
desde la Crisis de los Misiles con Cuba en 1962. Desde el bombardeo de
Laos en 1973 y el bombardeo en 1986 de Libia, a los 360.000 kilos de
municiones que disparó sobre Afganistán en 2001, el Enterprise ha
ayudado a mantener una cadena de situaciones productoras de atrocidades
que no tiene fin a la vista.
La misión del Enterprise en el Golfo
será la última que haga, ya que se sacará del servicio activo en otoño
de este año. Pero no tiene ningún sentido como maquinaria bélica ya que
hay a disposición 11 portaaviones más nuevos y sofisticados. Por cierto,
el Enterprise es un inconveniente inmensamente costoso, un montón letal
de chatarra peligrosa. Sus reactores y desechos de combustible
ferozmente radiactivos requieren una eliminación peligrosa y costosa y
aislamiento de largo plazo de la ecosfera por ser material de desecho
nuclear.
Por lo tanto el Enterprise, el primer portaaviones
nuclear de la historia, ronda por el Golfo con montones de pólvora. Su
“grupo de ataque 12” consiste de: Ala Aérea de Portaaviones 1; crucero
de misiles teleguiados Vicksburg; y Escuadrón de Destructores 2, que
incluye los destructores de misiles teleguiados Nitze, Porter y James E.
Williams. El Enterprise mide 342 metros de largo, pesa 94.000
toneladas, tiene 8 reactores de propulsión, cuatro timones de 35
toneladas, dos gimnasios, una tripulación de 3.100 personas por lo
menos, una estación de televisión y –sin duda para demostrar una prensa
libre– un periódico diario.
El gobierno sabe que su pérdida en
alta mar sería más barata que retirarlo, y si puede amedrentar al país
para que haga otra guerra, nuestros fabricantes de municiones y
mercaderes de armas seguirán nadando en miles de millones de dólares de
los fondos públicos en defensa de la libertad y de la paz. En enero,
cuando el secretario de Defensa Leon Panetta dijo por primera vez que
mandaría el Enterprise al Golfo “para enviar un mensaje directo a Irán”,
el precio de la gasolina aumentó vertiginosamente y se mantuvo alto.
Casi se pensaría que a los gigantes petroleros les gusta la guerra. A
las corporaciones contratistas privadas del Departamento de Defensa
ciertamente les gusta.
Para lograr que la opinión pública y la
OTAN apoyen la guerra contra Irán, los partidarios de la guerra tienen
que dejar de lado nuestros síndromes de Vietnam, Iraq y Afganistán y
atemorizar a Rusia, China e India. ¿Qué sería mejor que aparentar
que Irán émpezó la guerra? El despliegue del Enterprise es escalofriante
en el contexto de anteriores provocaciones de “bandera falsa” en la
región. Como antes en el Affaire Lavon, cuando Israel realmente atacó al
barco espía estadounidense Liberty el 8 de junio de 1967 –utilizando
cazabombarderos jet sin identificación y torpedos– culpando inicialmente
a Egipto en un intento de involucrar a EE.UU. en la guerra. Israel
afirmó posteriormente que lo atacó porque pensó que era un barco
egipcio, pero no se acusó ni se castigó a nadie. Ward Boston, Abogado
Sénior de la Armada en el Tribunal de Investigación, dice en un afidávit
de 2002: “Tanto el [principal investigador] almirante [Isaac] Kidd y yo
creímos con certeza que este ataque, que costó la vida a 34 marineros e
hirió a 172, fue un esfuerzo deliberado de hundir un barco
estadounidense y de matar a toda su tripulación”.
Hoy en día el
Enterprise no tiene nada que hacer fuera de actuar como la más grasienta
presa fácil de la historia. Nadie debería creer que Irán es lo bastante
estúpido como para caer en la trampa.
John LaForge forma
parte del personal de Nukewatch, un grupo de Wisconsin contra la
guerra, y es el editor del informe trimestral.
Fuente: Rebelion.org
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