Por qué Catar quiere invadir Siria
Asia Times Online
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens |
Que no quepa duda; al emir de Catar le va bastante bien.
¡Qué
llegada a la Asamblea General de la ONU en Nueva York! Jeque Hamad bin
Khalifa al-Thani llamó a una invasión de Siria por una coalición árabe
al estilo de los dispuestos, nada menos [1].
Según el
emir: “Es mejor que los propios países árabes intervengan por sus
deberes nacionales, humanitarios, políticos y militares, y que hagan lo
que sea necesario para detener el derramamiento de sangre en Siria”.
Subrayó que los países árabes tienen el “deber militar” de invadir.
Lo
que quiere decir al hablar de “países árabes” son las petro-monarquías
del Club Contrarrevolucionario del Golfo (CCG), previamente conocido
como Consejo de Cooperación del Golfo, con ayuda implícita de Turquía,
con la cual el CCG tiene un amplio acuerdo estratégico. Cada casa de shisha en
Medio Oriente sabe que Doha, Riad y Ankara han estado
armando/financiando/suministrando ayuda logística a diferentes
tendencias de la oposición armada siria involucrada en el cambio de
régimen.
El emir incluso citó un “precedente similar” de
una invasión, cuando “fuerzas árabes intervinieron en Líbano” en los
años setenta. A propósito, durante gran parte de los años setenta el
propio emir estuvo involucrado en intervenciones más mundanas, como
desinhibirse junto a otros miembros de las familias reales del Golfo en
exclusivos destinos del Club Med.
¿Por lo tanto el emir
predica ahora una versión árabe de R2P (“responsabilidad de proteger”),
doctrina avanzada por las Tres Gracias de la Intervención Humanitaria
(Hillary Clinton, Susan Rice y Samantha Power)?
Ciertamente
será bien recibida en Washington, –para no hablar de Ankara e incluso
París, considerando que el presidente francés François Hollande acaba de
pedir la protección de la ONU para las “zonas liberadas” en Siria.
En
cuanto al precedente libanés del emir, no es exactamente edificante,
para decir lo menos. La llamada Fuerza Árabe de Disuasión de 20.000
soldados que entró a Líbano para tratar de contener la guerra civil se
quedó más de siete años y se convirtió en una ocupación militar siria
del norte de Líbano; se fue oficialmente en 1982 y la guerra civil
continuó desenfrenadamente.
Imaginad un escenario similar en Siria – con esteroides.
“Un sujeto bastante influyente”
En
cuanto al ardor humanitario –para no decir democrático– del emir, es
instructivo comprobar lo que piensa al respecto el presidente Barack
Obama de EE.UU. –quien define al emir como un “sujeto bastante
influyente”– parece implicar que a pesar de que “él mismo no reforma
significativamente” y que “no hay una gran acción hacia la democracia en
Catar”, solo porque el ingreso per cápita en el emirato es enorme, una
acción hacia la democracia no es tan urgente.
Asumamos,
por lo tanto, que el emir no está exactamente interesado en convertir
Siria en Escandinavia. Eso abre el camino a un motivo inevitable
conectado a, qué iba a ser, Ductistán.
Vijay Prashad, autor del reciente Arab Spring, Libya Winter, escribe actualmente una serie sobre el Grupo de Contacto para Siria para Asia Times Online.
Recibió un llamado telefónico de un experto en energía que lo instó a
investigar “la ambición catarí de llevar sus gasoductos hacia Europa”.
Según esa fuente: “la ruta propuesta pasaría por Irak y Turquía. El
primer país de tránsito plantea un problema. Es mucho más fácil ir por
el norte (Catar ya ha prometido gas gratuito a Jordania)”.
Incluso
antes de que Prashad concluya su investigación, es obvio a qué apunta
Catar: destruir el gasoducto de 10.000 millones de dólares
Irán-Irak-Siria, un acuerdo que fue sellado incluso después del inicio
del levantamiento en Siria [2].
En este caso vemos a Catar
en competencia tanto con Irán (como productor) y Siria (como destino), y
en menor grado Irak (como país de tránsito). Es útil recordar que
Teherán y Bagdad se oponen enérgicamente al cambio de régimen en
Damasco.
El gas provendrá de la misma base
geográfica/geológica, South Pars, el mayor yacimiento de gas del mundo,
compartido por Irán y Catar. El gasoducto Irán-Irak-Siria –si se llga a
construir– solidificaría un eje predominantemente chií mediante un
cordón umbilical económico, de acero.
Catar, por otra
parte, preferiría construir su gasoducto de modo que no fuera de “media
luna chií”, con Jordania como destino; las exportaciones saldrían del
Golfo de Aqaba al Golfo de Suez y luego al Mediterráneo. Sería el plan B
ideal mientras las negociaciones con Bagdad se hacen cada vez más
complicadas (fuera del hecho de que la ruta a través de Irak y Turquía
es mucho más larga).
Washington –y presumiblemente los
clientes europeos– estarían más que contentos con una crucial jugada de
Ductistán que soslaye el Gasoducto Islámico.
Y, desde
luego, si hay cambio de régimen en Siria –ayudado por la invasión
propuesta por Catar– las cosas se facilitarían considerablemente en
términos del Ductistán. Un más que probable régimen post Asad de la
Hermandad Musulmana (HM) vería con satisfacción un gasoducto catarí. Y
eso facilitaría una extensión a Turquía.
Ankara y
Washington ganarían. Ankara porque el objetivo estratégico de Turquía es
convertirse en la principal encrucijada energética desde Medio
Oriente/Asia Central a Europa (y el Gasoducto Islámico pasa por un
lado). Washington porque toda su estrategia energética en el Sudoeste de
Asia desde el gobierno de Clinton ha sido dejar de lado, aislar y
perjudicar a Irán por todos los medios [3].
Ese tambaleante trono hachemita
Todo
esto apunta a Jordania como un peón esencial en la audaz maniobra
geopolítica/energética de Catar. Jordania ha sido invitada a formar
parte del CCG, aunque no se encuentra exactamente en el Golfo Pérsico
(¿A quién le importa? Es una monarquía).
Uno de los
pilares de la política exterior de Catar es su irrestricto apoyo a la
HM, no importa la latitud. La HM ya ha conquistado la presidencia en
Egipto. Es fuerte en Libia. Puede convertirse en la fuerza dominante si
hay cambio de régimen en Siria. Eso nos lleva a la ayuda de Catar a la
HM en Jordania.
Por el momento, la monarquía hachemita de Jordania se tambalea, y es una subestimación trascendental.
Hay
una continua llegada de refugiados sirios. Se complica con los
refugiados palestinos que llegaron en olas durante las fases cruciales
de la guerra árabe-israelí, en 1948, 1967 y 1973. Luego hay que agregar
un sólido contingente de salafistas-yihadistas que combaten a Damasco.
Hace solo unos días fue arrestado un cierto Abu Usseid. Su tío no era
otro que Abu Musab al-Zarqaui, el infame jefe de al Qaida en Irak,
muerto en 2006. Usseid estaba a punto de cruzar el desierto de Jordania a
Siria.
Amman ha estado enzarzada en protestas desde enero
de 2011, incluso antes de la propagación de la Primavera Árabe. El rey
Abdullah, también conocido como Rey Playstation, y su fotogénica reina
Rania, adorada por Washington/Hollywood, no se han salvado.
La
HM en Jordania no es el único protagonista en la ola de protesta;
sindicatos y movimientos sociales también son activos. La mayoría de los
manifestantes son jordanos, que históricamente han tenido el control de
todos los niveles de burocracia estatal. Pero el neoliberalismo los
redujo a víctimas de la carretera; Jordania pasó por una salvaje ola de
privatización durante los años noventa. El empobrecido reino depende
ahora del FMI y de dádivas adicionales de EE.UU., el CCG, e incluso de
la UE.
El parlamento es un chiste dominado por la
afiliación tribal y la devoción a la monarquía. Las reformas no son ni
siquiera cosméticas. Un primer ministro fue cambiado en abril y la
mayoría de la gente ni siquiera se dio cuenta. En una situación clásica
del mundo árabe, el régimen combate las demandas de cambio mediante un
aumento de la represión.
En este cenagal aparece Catar.
Doha quiere que el Rey Playstation acepte a Hamás. Catar fue el que
promovió la reunión de enero entre el rey y el líder de Hamás Khaled
Meshaal, quien había sido expulsado de Jordania en 1999. Eso hizo que
los jordanos indígenas se preguntaran si el reino sería inundado por
otra ola de refugiados palestinos.
Los medios árabes
–controlados en su mayoría por la Casa de Saud– han estado repletos de
historias y editoriales prediciendo que después de que la HM ascienda al
poder en Damasco, Amman será el siguiente. Catar, sin embargo, está
esperando el momento oportuno. La HM quiere que Jordania se convierta en
una monarquía constitucional; entonces se hará cargo políticamente
después de una reforma electoral contra la cual el rey Abdullah ha
estado luchando durante años.
Ahora la HM incluso puede
contar con el apoyo de tribus beduinas, cuya lealtad tradicional al
trono hachemita nunca ha sido más inestable. El régimen lo ha ignorado a
su propio riesgo. La HM ha llamado a una manifestación de masas contra
el rey para el 10 de octubre. El trono hachemita caerá, tarde o
temprano.
No está claro cómo reaccionará Obama, fuera de
orar para que nada sustancial suceda antes del 6 de noviembre. En cuanto
al emir de Catar, tiene todo el tiempo del mundo. Tantos regímenes que
caerán, y se convertirán en Hermanos Musulmanes; tantos gasoductos que
construir.
Notas:
1. Qatar's emir calls for Arab-led intervention in Syria , The National, Sep 26, 2012.
2. Syria's Pipelineistan war , Al Jazeera, Aug 6, 2012.
3. Qatar: Rich and Dangerous , Oilprice.com, Sep 17, 2012.
Pepe Escobar es autor de Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War (Nimble Books, 2007) y de Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge. Su libro más reciente es Obama does Globalistan (Nimble Books, 2009). Contacto: pepeasia@yahoo.com
Fuente: Rebelion.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario