Un "silencio solar" está desconcertando a los científicos, debido a que en este momento el Sol debería estar muy activo.
Ha llegado a su máxima solar, el punto cumbre de la actividad en su ciclo de 11 años.
Esta bola gigante de plasma debería estar acribillada con manchas
solares, explotando con destellos y arrojando al espacio inmensas nubes
cargadas de partículas en forma de eyecciones de masa coronal.
Pero, aparte de algunas recientes erupciones solares, ha estado muy
calmado. Y este escuálido máximo viene después de un mínimo solar -el
período en que la actividad solar llega a su punto mínimo- que fue más
largo y bajo de lo que esperaban los científicos.
"Tanto a mí como a muchos otros científicos solares nos ha tomado
completamente por sorpresa", comenta la doctora Lucie Green, del
laboratorio de ciencia espacial de la University College London.
La caída en la actividad está ocurriendo sorprendentemente rápido, y
científicos la están siguiendo muy de cerca para ver si continuará
desplomándose.
"Podría significar que se convierta en una estrella muy, pero muy
inactiva. Se sentiría como si el Sol está dormido... una bola de gas
inactiva en el centro de nuestro sistema solar", explica Green.
Esta no sería la primera vez que sucedería. Durante la segunda mitad
del siglo XVII, el Sol se sumió en una fase extremadamente calma, un
período conocido como el mínimo de Maunder.
Los registros históricos muestran que las manchas solares prácticamente desaparecieron durante este tiempo.
"Existen indicios muy fuertes de que ahora el Sol está actuando de la
misma forma que cuando ocurrió en el mínimo de Maunder", señala Green.
Mike Lockwood, profesor de física ambiental espacial, de la
Universidad de Reading, piensa que hay una seria posibilidad de que el
Sol esté cada vez menos activo.
Un análisis del núcleo de hielo, que tiene un registro a largo plazo
de la actividad solar, sugiere que esta disminución de la actividad es
la más rápida que se ha visto en 10.000 años.
"Es una disminución rápida inusual", explica Lockwood.
"Estimamos que en los próximos 40 años hay entre un 10% a 20% -más
cerca del 20%- de probabilidades de regresar a las condiciones del
mínimo Maunder".
La era de inactividad solar en el siglo XVII coincidió con un período de inviernos amargamente fríos en Europa.
Los londinenses disfrutaron haciendo ferias sobre el congelado río
Támesis, aumentó la cubierta de nieve en todo el continente y hubo una
helada sobre el mar Báltico. Las condiciones eran tan duras que algunos
lo describieron como una mini Edad de Hielo.
Lockwood cree que este efecto regional pudo en parte haber ocurrido
por la falta de actividad en el Sol, y puede volver a ocurrir si nuestra
estrella continúa silenciándose.
"Por el momento es un tema muy activo de investigación, pero creemos
que existe un mecanismo en Europa en el que debemos esperar inviernos
más fríos cuando la actividad solar está baja", agrega.
El especialista considera que este efecto local ocurre porque la
cantidad de luz ultravioleta radiante del Sol disminuye cuando la
actividad solar decae.
Esto significa que menos radiación UV golpea la estratósfera -la capa
de aire que se encuentra en lo alto de la Tierra- y esto a su vez
alimenta una corriente en chorro -la corriente de aire que fluye rápido
en la super atmósfera, que puede determinar el clima-.
Fuente: MDZ Online
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