Entrevista con el politólogo ucraniano Mijaíl Pogrebinski
“Impedir una destructiva guerra civil”
La Vanguardia
Nacido en Kíev en 1946, el físico Mijáil Pogrebinski, director del
Centro de Investigaciones Políticas y de Conflictología de Kíev
(KCEPIK), es uno de los politólogos y analistas más respetados de
Ucrania. En esta entrevista aborda el diagnóstico sobre la crisis en ese
país, algunos interrogantes y pronósticos sobre su actual situación,
así como posibles vías para salir del enredo pacíficamente.
P-Desde el principio de esta crisis nuestro diario ha dicho que
Maidán contenía tres elementos 1) una revuelta popular, 2) un pulso
entre oligarcas y 3) un cambio de régimen auspiciado desde Occidente.
¿Cuál de estos tres elementos le parece más determinante?
Efectivamente los sucesos de Ucrania tienen varios componentes. El primero, el componente geopolítico: la confrontación entre Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea, con participación de China, por la influencia en el espacio postsoviético. El segundo, el componente oligárquico: la lucha del gran capital contra la ampliación de los poderes presidenciales de Viktor Yanukovich. El tercero, el componente regional: la aparición espontánea de la protesta social, en especial de parte de la población de las regiones económicamente débiles del Oeste y el centro del país. En cuarto lugar, el intento del espectro nacionalista ucraniano (los grupos ultraderechistas) por realizar una “revolución nacional” que con el apoyo de las regiones del Oeste y de Estados Unidos imponga al Sur y al Este de Ucrania su gobierno, su lengua, sus héroes y su interpretación de la historia en un espíritu fuertemente antirruso. En quinto lugar, el componente liberal: el intento de las capas medias por reducir el poder del gran capital y la gran burocracia con los eslóganes de la integración europea, hacer saltar el régimen de “democracia dirigida” y declarar su emancipación política. En sexto lugar, el derribo de los regímenes incómodos para Occidente mediante la exportación de “revoluciones coloreadas” utilizando el instrumentario acumulado en las experiencias con los países del tercer mundo y en el espacio postsoviético, creando un “caos dirigido” mediante la canalización de las energías revolucionarias de los liberales “pequeño burgueses” de clase media y de los radicales políticos en una protesta política prolongada y sostenida… Todos esos elementos son importantes y no es posible definir uno decisivo, ya que en las diferentes etapas del proceso unos han tomado la prioridad relevando a otros.
Efectivamente los sucesos de Ucrania tienen varios componentes. El primero, el componente geopolítico: la confrontación entre Estados Unidos, Rusia y la Unión Europea, con participación de China, por la influencia en el espacio postsoviético. El segundo, el componente oligárquico: la lucha del gran capital contra la ampliación de los poderes presidenciales de Viktor Yanukovich. El tercero, el componente regional: la aparición espontánea de la protesta social, en especial de parte de la población de las regiones económicamente débiles del Oeste y el centro del país. En cuarto lugar, el intento del espectro nacionalista ucraniano (los grupos ultraderechistas) por realizar una “revolución nacional” que con el apoyo de las regiones del Oeste y de Estados Unidos imponga al Sur y al Este de Ucrania su gobierno, su lengua, sus héroes y su interpretación de la historia en un espíritu fuertemente antirruso. En quinto lugar, el componente liberal: el intento de las capas medias por reducir el poder del gran capital y la gran burocracia con los eslóganes de la integración europea, hacer saltar el régimen de “democracia dirigida” y declarar su emancipación política. En sexto lugar, el derribo de los regímenes incómodos para Occidente mediante la exportación de “revoluciones coloreadas” utilizando el instrumentario acumulado en las experiencias con los países del tercer mundo y en el espacio postsoviético, creando un “caos dirigido” mediante la canalización de las energías revolucionarias de los liberales “pequeño burgueses” de clase media y de los radicales políticos en una protesta política prolongada y sostenida… Todos esos elementos son importantes y no es posible definir uno decisivo, ya que en las diferentes etapas del proceso unos han tomado la prioridad relevando a otros.
P-Países como Polonia, que antes no decidían nada en la política
de la Unión Europea, hoy son decisivos y tienen un gran papel. ¿Cómo
explica la mayor beligerancia y agresividad de la política europea hacia
Ucrania y Rusia?
Polonia representa el elemento más fuerte y exitoso de la “nueva Europa” orientada hacia la elite norteamericana y por ello interesada especialmente en la contención de Rusia. A ello se suma que la clase política polaca con su carácter tradicionalmente anti moscovita, mantiene su memoria histórica sobre la especial influencia ejercida por su país en Ucrania así como un miedo ante el rearme del ejército ruso. Además de eso, la particular actividad en el frente oriental a través del programa “Asociación Oriental” permite a Polonia incrementar su peso en la política europea.
Polonia representa el elemento más fuerte y exitoso de la “nueva Europa” orientada hacia la elite norteamericana y por ello interesada especialmente en la contención de Rusia. A ello se suma que la clase política polaca con su carácter tradicionalmente anti moscovita, mantiene su memoria histórica sobre la especial influencia ejercida por su país en Ucrania así como un miedo ante el rearme del ejército ruso. Además de eso, la particular actividad en el frente oriental a través del programa “Asociación Oriental” permite a Polonia incrementar su peso en la política europea.
Sobre la posición de la Unión Europea, recuerdo que en noviembre de
2010 hubo una reunión entre Merkel y Putin en la que se discutió la idea
rusa de crear una zona comercial conjunta de la UE y Rusia. Merkel
reaccionó positivamente, pero puso una condición: que la Unión aduanera
de Rusia con Kazajstán y Bielorrusia, sería un obstáculo para formar tal
zona comercial. Así que la diferencia consiste en que por un lado la
principal fuerza de la UE solo está de acuerdo en tal proyecto si se
realiza a nivel de relaciones bilaterales entre la UE y Rusia, y algunos
países postsoviéticos, y por el otro no se quiere reconocer a Moscú el
derecho a fortalecer su posición, bloqueando su integración económica
con Astaná, Minsk, etc. Algo parecido se practica a nivel de la
integración político-militar. Los expertos ucranianos se han dado cuenta
de que todos los miembros de la Organización del Acuerdo de Seguridad
Colectiva (ODKB, en sus siglas rusas) cooperan a nivel bilateral con la
OTAN, pero la OTAN no mantiene relaciones con la ODKB como tal
organización…
En estas condiciones, Ucrania ha sido víctima de la fuerte
competencia entre dos proyectos de organizar el espacio postsoviético en
sus relaciones con la Unión Europea. En ello, tanto la UE como Rusia le
exigían que se decidiera o por uno o por otro. Exigiéndole a Ucrania la
firma de su “Asociación Oriental”, Bruselas al mismo tiempo se opuso a
cualquier acercamiento de Ucrania con la Unión Aduanera (con Rusia).
Moscú intentaba atraer a Ucrania a la Unión Aduanera y luego a la Unión
Euroasiática, subrayando que Kíev no podría hacerlo si firmaba el
acuerdo de asociación con la UE… En la posición de Alemania (pleno
apoyo a Estados Unidos en la cuestión de Crimea), parece haber jugado
un papel importante el miedo de Merkel a que la anexión de Crimea por
Rusia pueda desestabilizar todo el proyecto europeo por mucho tiempo,
contrariando los esfuerzos de Alemania por afirmarse como centro en los
próximos años.
P-¿Entre el centenar de muertos del Maidán, cuantos fueron
policías? Yo tengo once nombres. Los medios de comunicación de Kíev hace
semanas que no mencionan ese dato. ¿Fueron más de once?
Ya el 21 de febrero el Ministerio del Interior ucraniano reconoció la
muerte de 16 agentes. Luego se informó de que algunas personas habían
muerto en los hospitales a consecuencia de las heridas recibidas. La
cifra exacta se desconoce y no se habla de ello porque para el nuevo
gobierno estos muertos no encajan con la mitología de los héroes de la
nueva Ucrania. Hay que decir que entre los muertos que se añaden a los
manifestantes caídos, hay, por ejemplo, un informático del Partido de
las Regiones (próximo al huido presidente Yanukovich) llamado Vladimir
Zajarov, asfixiado en un edificio incendiado por la protesta y que según
muchos testimonios fue golpeado por los asaltantes.
P-¿Cómo valora el asunto de los francotiradores?
No soy investigador ni experto judicial, pero para responder a esta
cuestión hay que responder en primer lugar a la pregunta de a quién
favoreció aquello. Es evidente que la maximización de las víctimas le
vino bien al Maidán para incrementar la presión de Occidente sobre el
gobierno ucraniano, lograr concesiones del presidente y reconfigurar la
composición del parlamento. Inmediatamente después de los primeros
muertos en la calle Grushevski, Occidente acusó de la violencia
exclusivamente al gobierno e incrementó su presión. Ya entonces se
expresaron fundadas sospechas de que aquellos tres muertos habían sido
víctimas de provocadores y no de la policía. Los francotiradores son un
medio de maximizar las víctimas. El 19 de febrero hubo muchas menos que
el día 18, y los francotiradores aparecen el día 20, precisamente cuando
llega la troika de ministros europeos. Por cierto, nadie niega que
dispararon contra ambos bandos. Esta historia debe ser cuidadosamente
investigada, pero parece que ni el nuevo gobierno ni Europa lo desean.
P-Es exagerado hablar de una caza de brujas y una ola de represión
contra los “separatistas” o “antimaidan” en ciudades como Kíev,
Donetsk, Lugansk, Jarkov…? ¿Cómo caracteriza la situación en Ucrania?
En buena medida lo que ocurre ahora en la Ucrania del Sur y del Este
es un espejo del Maidán. En Kíev se vio que si el gobierno no gustaba,
se podía tomar por asalto las sedes gubernamentales. Así que como no les
gusta el nuevo gobierno han decidido hacer lo mismo, con más razón
cuando ese gobierno ignora demostrativamente los intereses de la mitad
de la población del país, como se ve en los nombramientos de nuevas
autoridades. El nuevo gobierno ha empezado a utilizar todas las medidas
contempladas por la ley y a diferencia de lo que le ocurrió al anterior
gobierno, en Europa nadie lo critica…. Pero esto solo es una cara de la
medalla. Una cosa es que se anuncie que en un par de semanas se empezará
a castigar a la gente que toma por asalto las sedes gubernamentales (ha
ocurrido en ciudades del sur y del Este como Odesa, Lugansk, Donetsk y
Járkov, entre otras), y otra que se enjuicie al ex gobernador de Járkov,
Mijaíl Dobkin, solo por haberse manifestado en público a favor de la
federalización de Ucrania, es decir el modelo vigente en naciones como
Austria, Alemania, Bélgica y de hecho España. Si en los casos de Yulia
Timoshenko (ex primera ministra encarcelada por Yanukovich) y Yuri
Lutsenko (ministro del interior, igualmente represaliado) había una
evidente motivación política en su acusación penal, aquí es patente que
estamos ante un proceso político, pero Europa guarda silencio. Europa
exigía descentralización en los Balcanes –con Bosnia, Kosovo y
Macedonia- pero en Ucrania no dice que hay que dar más derechos a las
regiones, incluido el derecho a elegir a sus gobernadores. Considero que
el motivo es que eso fortalecería institucionalmente a la Ucrania
rusoparlante. Cuando se abre un proceso penal contra alguien por
defender una opinión así, se trata de un claro indicio de caza de
brujas. No sé cómo evolucionará el caso ni si lo que ha ocurrido es
resultado de un error. Y lo mismo puede decirse de la anulación de la
ley de lengua (que daba al ruso y a otras lenguas minoritarias una
cooficialidad regional) el primer día de trabajo del parlamento que se
recompuso bajo la sombra de las armas: ha sido un error del nuevo
gobierno. Pero más allá del “error”, esa anulación ha sido uno de los
principales postulados ideológicos de las fuerzas a las que el Maidán ha
llevado al poder.
P-¿Qué significa que la Fiscalía General esté en manos de gente
del partido “Svoboda”, o que el jefe del Consejo de Seguridad Nacional
sea un personaje como Andri Parubi? ¿Qué se puede esperar de ellos?
La oposición ha llegado al poder como consecuencia de un golpe de
estado, al que también puede llamarse “revuelta popular”, en cualquier
caso: no mediante elecciones. Por eso inevitablemente se han encontrado
con el problema de tener que controlar todo el sistema de poder del
Estado y neutralizar los restos de influencia de sus adversarios. El
control de los recursos de fuerza y financieros permite resolver ese
problema y por eso al frente de esos cometidos se ha colocado a personas
seguras en su lealtad a los nuevos dirigentes y que por su ideología no
pueden entrar en componendas con las anteriores autoridades. En segundo
lugar, la política de cuadros de las nuevas autoridades ha quedado
bastante limitada a las exigencias de la gente que participa en el
Maidán de Kíev. Seguramente en el futuro este factor perderá
importancia, pero en el momento actual las nuevas autoridades se
orientan a las exigencias del Maidán y usan su “cantera de cuadros”. Los
nuevos nombramientos deben demostrar la intención de acometer una
limpieza del antiguo gobierno y de exigir responsabilidades.
Precisamente por eso se ha puesto al frente de la Fiscalía General a un
representante de las fuerzas radicales. Respecto al antiguo comandante
del Maidán y nuevo secretario del Consejo de Seguridad Nacional, Andri
Parubi, su nombramiento, entre otras cosas otorga al gobierno cierto
control sobre los grupos de “autodefensa”, muchos de cuyos miembros
están armados. No creo que el jefe de la Fiscalía y Parubi lleven a cabo
alguna política separada del gobierno, pero la presencia de esas
personas en esos puestos indica que las nuevas autoridades tienen
intención de llevar a cabo una política dura.
P-Putin ha arriesgado mucho con la operación en Crimea. Es
evidente que esa operación no tiene marcha atrás. En cambio sí que tiene
terreno por delante; ¿es imaginable que el ejército ruso entre en el
Este y el Sur de Ucrania, como aventura el vicealmirante Igor Kabanenko?
Teóricamente no puede excluirse una intervención militar rusa en las
regiones del Este y el Sur del país, pero eso solo podría ocurrir en
determinadas circunstancias. En primer lugar si se intenta introducir
tropas ucranianas en Crimea para recuperar el control allá. Creo que la
posibilidad de algo así es mínima pero en ese caso Rusia podría optar
por una intervención en las regiones orientales para apoyar a sus
tropas…. En segundo lugar si en el Este se desencadena una amplia
resistencia ciudadana a las nuevas autoridades de Kíev, y si éstas
intentaran aplastar esa resistencia por la fuerza. En tal caso no puede
descartarse que Rusia decidiera prestar ayuda a los que protestasen.
Para que algo así ocurriera deberían darse unas condiciones que hicieran
evidente para la mayoría de la comunidad internacional que la vida de
las personas corre un grave peligro en esas regiones, lo que, de
momento, me parece poco probable.
P-¿Cómo impedir el conflicto e incluso una guerra civil en Ucrania?
Por desgracia el conflicto ya lo tenemos, aunque de momento ocurra
bajo el formato de “guerra fría”. De lo que se trata ahora es de impedir
su escalada y conversión en una destructiva guerra civil. Todavía hay
posibilidades para una solución pacífica de la crisis, pero el actual
gobierno está encogiendo dramáticamente el margen de maniobra. No ha
propuesto ningún plan para solucionar los problemas pacíficamente,
limitándose a vanas promesas de ampliar la autonomía de Crimea. Al mismo
tiempo ha reconocido su ausencia de recursos para resolver la situación
por medios de fuerza. Así que se ha optado por una tercera vía: apelar
en su defensa a jugadores externos, trasladando a esos países la
responsabilidad o por lo menos compartiéndola con ellos… Así que el
destino de Crimea y la estabilidad de Ucrania dependen ahora de si
Estados Unidos y Rusia se ponen de acuerdo sobre la cuestión ucraniana.
Ese acuerdo es, sin duda, muy importante.
P-¿En qué debería consistir?
Primero en establecer garantías para un estatuto de neutralidad de
Ucrania y su mantenimiento como socio amistoso económico-comercial de
Rusia. Además tendría que brindarse una garantía internacional para la
federalización de Ucrania que incluyera el derecho de las regiones a
elegir a sus gobernadores. Por su parte, Rusia y la UE deberían
comprometerse a renunciar al regreso a tratar a Ucrania bajo el
principio de “o tu o yo”. Merece especial atención el hecho de que hasta
expertos americanos tan principales como Henry Kissinger o Zbigniew
Brzezinsky, que tradicionalmente defendían posiciones diferentes sobre
las relaciones de Estados Unidos con Rusia, han llegado a la misma
conclusión en cuanto a la solución de la crisis ucraniana y proponen la
“finlandización” de Ucrania. En este caso eso significa, perseverar en
la orientación europea del país sin convertirse por ello en un país
hostil a Rusia. Las garantías de un estatuto neutral para Ucrania con
mantenimiento de su integridad territorial sería un paso hacia la
solución pacífica de de crisis internacional relacionada con los
acontecimientos de Crimea.
El problema es que en el orden del día ya emerge una crisis interna
ucraniana. El primer paso para resolverla sería hacer regresar el
proceso político de Ucrania a su marco legal. No creo que haya
posibilidades de volver al acuerdo firmado entre Yanukovich y la
oposición con participación europea el 21 de febrero, tal como propone
Rusia, sin embargo ahí dentro está el algoritmo general de salida de la
crisis interna al que sería razonable acogerse. Supone el desarme de los
grupos que la oposición creó a lo largo del enfrentamiento con las
autoridades, la preparación para adoptar una nueva constitución (estoy
convencido de que debería contemplar amplios derechos de las regiones
para reforzar los derechos culturales, religiosos y lingüísticos de los
ciudadanos así como el estatuto de neutralidad del país), elecciones
presidenciales y creación de un nuevo gobierno. A continuación estaría
bien realizar elecciones parlamentarias. Estoy convencido de que esta
línea es la única para evitar una confrontación que amenaza con sumir a
Ucrania en un cisma. Por desgracia las partes no están demostrando
predisposición a emprender la senda de la solución pacífica. Unos
quieren una revancha, otros no quieren perder la cara ante tal revancha y
algunos simplemente quieren castigar al adversario. Por todo eso la
situación suscita la mayor de las preocupaciones.
Fuente: Rebelion.org
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