sábado, 21 de octubre de 2017

Primero Escocia, luego Cataluña… ¿y ahora? Milán y Venecia
Por Elisabetta Povoledo


En Milán, un cartel sobre el próximo referendo en el que Lombardía y Veneto decidirán el 22 de octubre si quieren que sus gobernantes busquen aumentar su autonomía. Credito Luca Bruno/Associated Press

Cataluña se ha visto azorada por debates y roces sobre el impulso independentista de España, pero una mañana reciente en Lombardía, que votará el domingo sobre si exigir o no mayor autonomía a Italia, el ánimo era pronunciadamente más relajado.

Hombres y mujeres que lucían como si acabaran de salir del aparador de una tienda de moda examinaban artículos elegantes. Los turistas se tomaban selfis frente a la fachada ricamente esculpida del Duomo, la catedral de Milán, ciudad capital de Lombardía. Los miembros de la muy bien vestida clase empresarial engullían paninis en los incontables locales gastronómicos que han surgido en el centro de la ciudad.

Si no fuera por la ocasional puerta de taxi que muestra el recordatorio para que los ciudadanos voten, o por los escasos anuncios espectaculares esparcidos por aquí y por allá, un visitante casual podría no enterarse de que está a punto de celebrarse un referendo.

La consulta de una sola pregunta que se postulará a los votantes de esta próspera región del norte de Italia es si quieren que sus representantes negocien con el gobierno central de Roma “condiciones particulares de autonomía” y medidas para obtener una mayor reinversión a partir de sus impuestos. Véneto, la región al noreste que incluye a Venecia, celebrará una votación similar el mismo domingo.

En contraste con Cataluña —donde decenas de miles de personas salieron a las calles a favor y en contra del referéndum del 1 de octubre y en algunos casos hubo roces violentos con la policía—, en Italia el estado de ánimo es mucho más calmado.

Hay menos en juego: los resultados del referéndum no serán vinculantes. Sin embargo, los gobiernos regionales están contando con que haya una participación sólida para fortalecerlos en sus intercambios con Roma.

“Cuanta más gente vote, mayor poder de negociación tendré”, dijo Roberto Maroni, el presidente de la región, cuyo partido, la Liga del Norte, alguna vez adoptó un lema separatista. Ahora se refiere a eso como una “fase revolucionaria” que no funcionó.

A solo unos días de la votación catalana, el referéndum de Lombardía y el de Véneto son una señal más de los conflictos locales que persisten en muchos de los Estados miembro de la Unión Europea. También hay movimientos separatistas fraguándose en el Reino Unido —donde los votantes de Escocia rechazaron la independencia en un referéndum celebrado en 2014, pero siguen discutiendo el asunto—, así como en Francia, Alemania, Bélgica y Rumania.

Aunque la votación no ha provocado muchas reacciones aquí en Milán, los partidos políticos ven una oportunidad de cara a las elecciones nacionales, que se espera sean a principios del próximo año.

El Partido Democrático que actualmente gobierna en Italia, el cual constituye la oposición en Lombardía, no respalda de manera abierta a ninguno de los dos bandos del referéndum. Sin embargo, muchos de los alcaldes regionales del partido han formado un comité a favor de la iniciativa, en una jugada que muchos consideran políticamente calculada puesto que se espera que el “sí” gane por un amplio margen.

El gobierno de Maroni ha identificado veintitrés sectores que quiere controlar, incluyendo los relacionados con la seguridad y la inmigración, la educación, la investigación científica y la protección ambiental. El gobierno regional calcula que envía 54.000 millones de euros más en impuestos a Roma de lo que obtiene de regreso, una ecuación que espera modificar.

“En una era de globalización, en la que las industrias de Lombardía compiten contra China e India, tenemos que reinvertir nuestros recursos en nuestro territorio”, dijo el secretario regional de la Liga del Norte, Paolo Grimoldi. “Es sentido común económico”.

Aunque el control de esos sectores le daría a Lombardía recursos y autonomía sustanciales, Maroni ha tenido el cuidado de aclarar que el voto no minaría la unidad italiana.

“Al igual que los catalanes, hemos decidido darle voz al pueblo”, dijo. “La diferencia es que lo que nosotros preguntamos está permitido por la Constitución de Italia”.

El movimiento catalán ha tenido eco en varios lugares de Italia. Un grupo de Véneto, Plebiscito.eu, emitió una declaración en la que comparó su efecto con “la caída del muro de Berlín para Europa Oriental”. El Movimiento por la Liberación de Tirol del Sur dio detalles momento a momento de las votaciones del 1 de octubre. Además, las páginas en redes sociales de algunos grupos de Sicilia y Véneto respaldaron el voto catalán.

“En Italia ha habido un resurgimiento de las energías separatistas”, dijo Antonio Rapisarda, quien ha dado seguimiento a los movimientos secesionistas para el periódico Il Tempo. “Desde Bolzano hasta Sicilia, pasando por Roma, hay ideas separatistas por toda Italia arraigadas en algunas de las personas que viven ahí”.

Italia apenas fue formalmente unificada hace 156 años y “continúa siendo una nación compleja”, añadió Rapisarda.

Algunos observadores ven posible que el efecto del referéndum en Lombardía y Véneto sea inesperado. Roberto D’Alimonte, profesor de ciencias políticas en la Universidad Luiss Guido Carli en Roma, dijo que la votación podría limitar las ambiciones que tiene la Liga del Norte de dejar de ser una fuerza motriz regional y transformarse en un partido nacional, en sintonía con la agenda de su atrevido y joven líder, Matteo Salvini.

“‘Queremos quedarnos con más dinero en el norte’ no es un mensaje nacional para el resto de Italia. Los sureños no van a responder bien a esto”, concluyó.

También hay dudas sobre el costo de la votación del domingo, que ronda los 40 millones de euros.

La región de Emilia-Romaña, gobernada por el Partido Democrático, ya entabló hace poco conversaciones autonómicas con el gobierno en Roma, sin que hubiera una consulta o referendo de por medio.

En una entrevista telefónica, el presidente regional Stefano Bonaccini dijo que respalda que haya votaciones como la del domingo.

“Un referendo realizado a pocos meses de elecciones nacionales que les pregunta a los votantes si quieren más autonomía es como preguntarles si quieren a sus madres: es un pedido legítimo y justo”, dijo. Pero también recalcó que, en el caso de Lombardía y Véneto, parecen ser intentos de apuntalar a la Liga del Norte.

“Después de la votación”, dijo, “todavía deberán ir a Roma a pedirle al gobierno que apruebe medidas autonómicas. El proceso no deja de ser complicado”.



Fuente:  nytimes.com

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