La economía china se reforma
El Tercer Plenario del Comité Central del PCCh, se celebró entre los días 9 y 12 de noviembre. Las decisiones tomadas son importantes, porque apuntan a una remodelación del modelo económico, político y social, lo que debe permitir mantener el crecimiento experimentado por la sociedad china en las últimas décadas.1 La transcendencia del proyecto político chino es que constituye un Estado nacional que claramente se orienta hacia el socialismo en la coyuntura actual, y gracias a ello –hay quien dirá ‘a pesar de ello’- se presenta como la próxima potencia hegemónica en el siglo XXI.
Intentaré
justificar estas afirmaciones. La afirmación nominal, en la
Constitución y el aparato legal, de que el Estado se orienta hacia el
socialismo, no es una garantía de que la evolución real se corresponda
con esos buenos deseos. El caso de la URSS es suficientemente elocuente
al respecto. Allí el marxismo sirvió para la construcción de una
sociedad de clases, con una burocracia dominante que acabó
transformándose en burguesía capitalista. La palabra ideología significa
precisamente esa falsificación de la realidad a través de un discurso
preñado de valores humanos. Pero desde el punto de vista científico, el
PCCh tiene la ventaja de no haber nunca denominado a su sociedad con el
título de socialista, ni mucho menos de comunista como llegó a hacer
Breznev en un ataque de locura ideológica. La República Popular China
siempre se ha definido como un capitalismo de estado en vías de
construir el socialismo.
La cuestión no es, por tanto, si China
es socialista o no; sino esta otra: si está orientada correctamente
hacia el socialismo o no. Para lo cual, primero habrá que saber qué
significa socialismo. Desde el punto de vista de la teoría marxista
clásica, el socialismo es un modo de producción que requiere para
constituirse un elevado desarrollo de las fuerzas productivas. Esto es
lo que está haciendo la República Popular China de nuestros días, así
que por este lado podemos estar tranquilos.
Claro que hemos de
entender el socialismo de un modo más estricto en sentido igualitario,
como modo de producción donde desaparecen las clases sociales, tanto
como sistema que proporciona mayor libertad social e individual, y sin
olvidar la necesaria fraternidad entre todos los seres humanos; entonces
los datos que nos ofrece la sociedad china pueden generar más dudas. La
sociedad china contiene en su seno profundos desequilibrios económicos
entre los poderosos miembros del partido, muchos de ellos grandes
empresarios al mismo tiempo, y los desposeídos trabajadores de a pie.
Desposeídos, en este caso, por el Estado.
Por otro lado, la
dificultad para evaluar el desarrollo chino estriba en que los datos que
nos llegan son confusos; lo que en se debe a que el debate está muy
politizado, y también a que se trata de una cultura completamente
diferente y ajena a nuestros parámetros culturales de carácter liberal.
Esas confusiones son causa de los obstáculos que encuentra la opinión
occidental para tener una opinión equilibrada sobre China, teniendo en
cuenta además que el avance hacia el socialismo ha sido rechazado por
las poblaciones del mundo desarrollado.
Hay quien afirma que el
75% de la producción económica china es privada. Otros dan como válida
la cifra de entre un 35-50% de producción pública en la economía china.
Finalmente resulta que la mayoría de las gigantescas empresas chinas con
estatales, y la mayor empresa privada, Huawey, se encuentra relegada al
puesto 39. Las empresas estatales detentan determinados monopolios que
les permiten obtener grandes beneficios. Éstos se reinvierten en el
crecimiento económico en parte, una importante cantidad se desvía hacia
la corrupción, y entre un 5-15% se destina a mejorar el bienestar
social.
Lo más interesante es conocer el motivo por el cual el
Estado chino permite la empresa privada: siendo empresas mucho más
pequeñas, la privada en su conjunto proporciona el 80% de nuevos
productos, el 75% de las innovaciones tecnológicas y el 65% de las
patentes.2
La combinación de producción pública e iniciativa privada resulta de
ese modo tremendamente eficaz. Por otro lado, la propiedad de la tierra
es nominalmente estatal, pero se encuentra arrendada o cedido a
campesinos y municipios, de manera que existe un cierto derecho de
propiedad particular sobre el territorio.
¿Cómo va intervenir la reforma propuesta en la economía china?
- Incrementando
la lucha contra la corrupción, lo que permite aumentar al mismo tiempo
hasta un 30% la tasa de beneficios en las empresas estatales que se
dedican al bienestar social.
- Modernización de los sectores monopólicos, introduciendo márgenes para un sector privatizado que permita la innovación.
- Redistribución
de la riqueza desde la ciudad hacia el campo, otorgando a los
campesinos la posibilidad de compra-venta de los derechos de propiedad
de la tierra.
- Al mismo tiempo modifica la política de
hijo único, flexibilizando la posibilidad de tener dos hijos, sin
temor a que esa medida vaya a disparar el crecimiento de la población.
Parece una buena propuesta
para reequilibrar la economía china, al menos en el papel. Veremos si el
pueblo puede conseguirlo. La próxima década será decisiva para el
desarrollo chino, y despejará las dudas acerca del objetivo fundamental
de la humanidad moderna: alcanzar el socialismo superando la sociedad de
clases como una fase transitoria y trágica de la historia humana.
Notas:
1 Tomo los datos del artículo de la página Zai China que publica la Universidad de Barcelona, http://www.zaichina.net/2013/11/19/las-diez-reformas-mas-importantes-de-xi-jinping/
2
Mientras que la mayor empresa estatal china, Sinotep, goza de un
capital de 1.969 billones de remimbi, la mayor empresa privada, Huawey,
dispone tan solo de 185 billones de remimbi, la décima parte, http://www.zaichina.net/2013/06/06/se-atrevera-el-nuevo-gobierno-chino-con-los-monopolios-estatales/
Fuente: Rebelion.org
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