No hay negocio como el de la guerra
Asia Times Online
| Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens | 
Mentira, hipocresía y programas secretos. De eso no habló el presidente de EE.UU., Barack Obama, cuando explicó su doctrina libia a EE.UU. y al mundo. La mente se aturde con tantos agujeros negros que engullen esta espléndida guerrita que no es una guerra (una “acción militar, limitada en el tiempo, limitada en su alcance”, según la Casa Blanca), combinada con la incapacidad del pensamiento progresista de condenar, al mismo tiempo, la inclemencia del régimen de Gadafi y los bombardeos “humanitarios” anglo-franceses-estadounidenses.
La Resolución 1973 del Consejo de  Seguridad de las Naciones Unidas ha funcionado como un caballo de Troya,  al permitir que el consorcio anglo-francés-estadounidense –y la OTAN–  se convirtieran en la fuerza aérea de la ONU en apoyo a un levantamiento  armado. Aparte de no tener nada que ver con la protección de civiles,  esta acción es absolutamente ilegal según el derecho internacional. La  fase final incorporada, como ya lo saben incluso niños africanos  desnutridos, pero que nunca ha sido reconocida, es el cambio de régimen.  
El teniente general Charles Bouchard de Canadá, comandante de la  OTAN para Libia, podrá insistir todo lo que quiera en que la misión  sólo se propone proteger civiles. Pero esos “civiles inocentes” que  operan tanques y disparan Kalashnikovs como parte de un salvaje montón  variopinto son en realidad soldados en una guerra civil, y el enfoque  debe ser si la OTAN seguirá siendo desde ahora su fuerza aérea,  siguiendo los pasos del consorcio anglo-francés-estadounidense. A  propósito, la “coalición de los dispuestos” que combate contra Libia  consiste únicamente en 12 de los 28 miembros de la OTAN más Qatar. No  tiene absolutamente nada que ver con una “comunidad internacional”. 
El  veredicto final sobre la zona de exclusión aérea acordada por la ONU  tendrá que esperar a la emergencia de un gobierno “rebelde” y al final  de la guerra civil (si termina pronto). Entonces será posible analizar  cómo se llegó a justificar el disparo de Tomahawks y los bombardeos; por  qué se "protegió" a los civiles de Cirenaica mientras se atacaba a los  de Trípoli con Tomahawks; qué tipo de grupo abigarrado de “rebeldes” era  “salvado”; si todo el asunto fue legal para comenzar; cómo la  resolución fue una cobertura para cambio de régimen; cómo el amorío  entre los “revolucionarios” libios y Occidente podría terminar en un  sangriento divorcio (recordad Afganistán); y qué protagonistas  occidentales se pueden beneficiar inmensamente de la riqueza de una  nueva Libia unificada (o balcanizada). 
Por el momento por lo menos, es fácil identificar a los logreros: 
El Pentágono
El  jerarca del Pentágono Robert Gates dijo este fin de semana, manteniendo  una cara seria, que sólo hay tres regímenes opresivos en todo Medio  Oriente: Irán, Siria y Libia. El Pentágono está eliminando al eslabón  débil, Libia. Los otros fueron siempre partes cruciales de la lista de  eliminación de los malvados de los neoconservadores. Arabia Saudí,  Yemen, Bahréin, etc., son modelos de democracia. 
En cuando a esta  guerra “ahora la ves, ahora no la ves”, el Pentágono se las arregla  para librarla no una vez, sino dos. Comenzó con Africom establecido bajo  el gobierno de George W Bush, reforzado con Obama y rechazado por  numerosos gobiernos africanos, eruditos y organizaciones de derechos  humanos. Ahora la guerra pasa a la OTAN, que es esencialmente la  dirección del Pentágono sobre sus acólitos europeos. 
Es la  primera guerra africana de Africom, realizada hasta ahora por el general  Carter Ham desde su cuartel en el no tan africano Stuttgart. Africom,  como lo describe Horace Campbell, profesor de estudios estadounidenses  africanos y de ciencias políticas en la Universidad Syracuse, es un  engaño: “fundamentalmente es una fachada para contratistas militares de  EE.UU. como Dyncorp, MPRI y KBR que operan en África. Los planificadores  militares estadounidenses que se benefician con la puerta giratoria de  la privatización de la guerra están deleitados por la oportunidad de  otorgar credibilidad a Africom bajo la fachada de la intervención en  Libia.” 
Los Tomahawks de Africom también alcanzan  –metafóricamente– a la Unión Africana (UA) que, a diferencia de la Liga  Árabe, no puede ser comprada fácilmente por Occidente. Las  petromonarquías del Golfo Árabe aclamaron todas el bombardeo, pero no  Egipto y Túnez. Sólo cinco países africanos no están subordinados a  Africom; Libia es uno de ellos, junto con Sudán, Costa de Marfil,  Eritrea y Zimbabue. 
OTAN
El plan general de la OTAN  es controlar el Mediterráneo como un lago de la OTAN. Desde esta  “óptica” (jerga del Pentágono) el Mediterráneo es infinitamente más  importante actualmente como teatro de operaciones bélicas que AfPak. 
Solo  tres de las 20 naciones del Mediterráneo no son miembros plenos de la  OTAN o aliados de sus programas de “cooperación”: Libia, el Líbano y  Siria. Que no quepa la menor duda: ahora le toca a Siria. El Líbano ya  está sometido a un bloqueo de la OTAN desde 2006. Ahora también se  aplica un bloqueo a Libia. EE.UU. –a través de la OTAN– está a punto de  lograr la cuadratura del círculo. 
Arabia Saudí
Perfecto.  El rey Abdullah se libra de su eterno enemigo Gadafi. La Casa de Saud  –a su abyecta menera característica– hace lo imposible por beneficiar a  Occidente. La atención de la opinión pública mundial es desviada de la  invasión de Bahréin por los saudíes para aplastar un movimiento de  protesta pacífico pro democracia. 
La Casa de Saud vendió la  ficción de que “la Liga Árabe” en su conjunto votó por una zona de  exclusión aérea. Es mentira: de 22 miembros, sólo hubo 11 presentes en  la votación; seis son miembros del Consejo de Cooperación del Golfo  (GCC), en el cual Arabia Saudí es el mandamás. La Casa de Saud sólo  necesitó presionar a tres más. Siria y Argelia estaban en contra.  Traducción: Sólo nueve de los 22 países árabes votaron por la zona de  exclusión aérea.
Ahora Arabia Saudí incluso puede ordenar al jefe  del GCC, Abdulrahman al-Attiyah, que diga con cara seria: “el sistema  libio ha perdido su legitimidad”. En cuando a la “legítima” Casa de Saud  y los al-Khalifa en Bahréin, alguien debiera incorporarlos al Salón de  la Fama Humanitaria. 
Qatar
Los anfitriones de la  Copa del Mundo de Fútbol de 2022 son expertos en cerrar un negocio. Sus  Mirage ayudan a bombardear Libia mientras Doha se prepara para vender el  petróleo de Libia oriental. Qatar se convirtió rápidamente en la  primera nación árabe en reconocer a los “rebeldes” libios como único  gobierno legítimo del país sólo un día después de asegurarse el negocio  de la venta del petróleo. 
Los ‘rebeldes’
A pesar de  todas las dignas aspiraciones democráticas del movimiento juvenil libio,  sucede que el grupo de oposición más organizado es el Frente Nacional  por la Salvación de Libia –financiado durante años por la Casa de Saud,  la CIA y los servicios de inteligencia franceses-. El “Consejo Nacional  de Transición Interino” rebelde es poco más que el buen Frente Nacional  más unos pocos desertores militares. Es la elite de los “civiles  inocentes” que la “coalición” está “protegiendo”. 
En el momento  justo, el “Consejo Nacional de Transición Interino” consiguió un nuevo  ministro de Finanzas, el economista educado en EE.UU. Ali Tarhouni.  Reveló que un grupo de países occidentales les dio crédito respaldado  por el fondo soberano de Libia y los británicos les permitieron tener  acceso a 1.100 millones de dólares de los fondos de Gadafi. Esto  significa que el consorcio anglo-francés-estadounidense –y ahora la  OTAN– sólo tendrán que pagar las bombas. En cuanto a timos bélicos éste  es invaluable; Occidente utiliza el propio dinero de Libia para  financiar a un montón de rebeldes oportunistas libios para combatir al  gobierno libio. Y para colmo los estadounidenses, británicos y franceses  sienten el amor por todos esos bombardeos. Los neoconservadores deben  estarse pateando: ¿por qué al ex secretario adjunto de defensa de  EE.UU., Paul Wolfowitz, no se le ocurrió algo semejante para Iraq 2003? 
Los franceses
Oh  la la, esto podría ser material para una novela de Proust. La principal  pasarela de primavera en París es el desfile de modas del presidente  Nicolas Sarkozy –un modelo de zona de exclusión aérea con accesorios de  ataques aéreos Mirage/Rafale-. Este desfile de modas fue ideado por  Nouri Mesmari, ex jefe de protocolo de Gadafi, quien desertó a Francia  en octubre de 2010. El servicio secreto italiano filtró a medios  noticiosos seleccionados cómo lo hizo. El papel de la DGSE, el servicio  secreto francés, lo ha explicado más o menos en el sitio pagado en la  web Maghreb Confidential. 
Esencialmente el coq au vin  de la revuelta en Bengasi había estado hirviendo a fuego lento desde  noviembre de 2010. Los cocineros fueron Mesmari, el coronel de la fuerza  aérea Abdullah Gehani y el servicio secreto francés. A Mesmari le  llamaban “el WikiLeak libio”, porque virtualmente reveló todos los  secretos militares de Gadafi. Sarkozy lo adoró –furioso porque Gadafi  había anulado jugosos contratos para comprar Rafales (para reemplazar  sus Mirage que ahora se bombardean) y plantas francesas de energía  nuclear. 
Eso explica por qué Sarkozy se ha mostrado tan agresivo  para presentarse como el nuevo libertador árabe, fue el primer dirigente  de una potencia europea que reconoció a los “rebeldes” (para molestia  de muchos en la Unión Europea) y fue el primero que bombardeó a las  fuerzas de Gadafi. 
Esto deja al desnudo el papel del  desvergonzado filósofo y especialista del autobombo, Bernard Henri-Levy,  quien ahora se vanagloria frenéticamente en los medios del mundo de que  llamó a Sarkozy desde Bengasi y despertó su vena humanitaria. O Levy es  un mentecato o es una conveniente guinda “intelectual” agregada al  pastel de bombas prefabricado. 
El terminator Sarkozy es  incontenible. Acaba de advertir a todos y cada uno de los gobernantes  árabes que se enfrentarán a bombardeos al estilo de Libia si reprimen a  los manifestantes. Incluso dijo que “el próximo” es el de la Costa de  Marfil. Exceptuando, claro está, a Bahréin y Yemen. En cuanto a EE.UU.,  de nuevo está apoyando un golpe militar (no funcionó con Omar “Jeque  al-Tortura” Suleimán en Egipto, tal vez funcione en Libia). 
Al-Qaida
Y  vuelve a aparecer el tan conveniente espantajo. El consorcio  anglo-francés-estadounidense –y ahora la OTAN– están (de nuevo)  combatiendo junto a al-Qaida, representado por al-Qaida en el Magreb  (AQM). 
El dirigente rebelde libio Abdel-Hakim al-Hasidi –quien  combatió junto a los talibanes en Afganistán– confirmó ampliamente a los  medios italianos que reclutó personalmente a “unos 25” yihadistas del  área de Derna en Libia oriental para combatir contra EE.UU. en Iraq;  “ahora están en las primeras líneas en Adjabiya". 
Esto después de  que el presidente de Chad, Idriss Deby, subrayara que AQM había atacado  arsenales militares en Cirenaica y que ahora posee bastantes misiles  tierra-aire. A principios de marzo, AQM apoyó públicamente a los  “rebeldes”. El fantasma de Osama bin Laden debe de estar sonriendo de  oreja a oreja; una vez más consigue que el Pentágono haga su trabajo. 
Los privatizadores del agua
Es  posible que poca gente en Occidente sepa que Libia –junto con Egipto–  se encuentra sobre el Sistema Acuífero de Piedra Arenisca de Nubia; es  decir, un océano de agua fresca extremadamente valiosa. De modo que sí,  esta guerra “ahora la ves ahora no la ves” es una guerra crucial por el  agua. El control del acuífero es invaluable, como el “rescate” de  valiosos recursos naturales de los “salvajes”. 
Este Ductistán del  Agua –enterrado en lo profundo del desierto a lo largo de 4.000  kilómetros– es el Gran Proyecto Fluvial Hecho por el Hombre (GMMRP) que  Gadafi construyó por 25.000 millones de dólares sin pedir un solo  centavo al FMI o al Banco Mundial (¡qué pésimo ejemplo para el mundo en  desarrollo!). El GMMRP provee a Trípoli, Bengasi y a toda la costa  libia. Los científicos calculan que la cantidad de agua es el  equivalente al agua que fluye por el Nilo en 200 años. 
Hay que  comparar esto con las denominadas tres hermanas –Veolia (antes Vivendi),  Suez Ondeo (antes Generale des Eaux) y Saur– las compañías francesas  que controlan más de un 40% del mercado mundial del agua. Todos los ojos  deben concentrarse imperativamente en si se bombardean estos acueductos  son bombardeados. Un panorama extremadamente posible es que si lo son,  los jugosos contratos “de reconstrucción” beneficiarán a Francia. Será  el paso final para privatizar toda esa agua, por el momento gratuita. De  la doctrina del shock a la doctrina del agua. 
Bueno, ha sido  sólo una breve lista de logreros. Nadie sabe quién acabará obteniendo el  petróleo, y el gas natural. Mientras tanto el espectáculo (de los  bombardeos) tiene que continuar. No hay negocio como el de la guerra. 
Pepe Escobar es autor de “Globalistan: How the Globalized World is Dissolving into Liquid War” (Nimble Books, 2007) y “Red Zone Blues: a snapshot of Baghdad during the surge”. Su último libro es “Obama does Globalistan” (Nimble Books, 2009). Puede contactarse con él en: pepeasia@yahoo.com.
 Fuente: Rebelion.org
 
 


 
           
 
      





 
 
 
 
 
 
 
 
